AÑO NUEVO, VIDA…
Eligio Palacio Roldán
Lo simbólico se constituye en elemento lógico presente en el ser humano para comunicarse con el otro y tratar de comprenderse a sí mismo.
Más que la concreción del “espíritu navideño», los regalos del Niño Dios, o de Papá Noel son el símbolo de que lo imposible se hace posible y el comienzo de año hace lo propio al tenerse como emblema de renovación individual y colectiva. Sin embargo, al igual que los “traídos”, muy poca, o quizás ninguna verosimilitud tiene la sensación de cambio por el inicio de año.
Estos son algunos ejemplos de la poca o ninguna novedad, en los primeros días del año 2019, en diferentes sectores de la sociedad del siglo XXI, que nos tocó integrar, y de los hechos que genera:
- El narcotráfico que inunda, de dinero y muerte, campos y ciudades.
- Los delincuentes sanguinarios disfrazados de izquierda o derecha defendiendo sus feudos, asesinando y sometiendo a los humildes.
- Los guerrilleros de las Farc deslizándose a otras organizaciones subversivas cual políticos de turno, que transitan de partido en partido.
- Los políticos engañando a un pueblo, que aspira a una vida mejor, sabiendo que no podrán cumplir con sus promesas una vez sean elegidos. Sin ningún atisbo de ideología coherente.
- Los defensores de paz que, solo, la amparan si está alineada con sus perversos intereses políticos y/o económicos.
- El presidente Duque, en cuerpo ajeno, una mezcla decadente de Santos, Uribe, Pastrana, Samper, Gaviria y todos sus predecesores. Similar a ellos en ineptitud y en la búsqueda del aplauso.
- La reforma tributaria estructural que se “hizo trizas”, como siempre, por la imposición del interés particular sobre el general.
- Las multinacionales que dominan gobiernos y fronteras en un retorno al sistema feudal: los tributos para los pobres.
- La corrupción que desangra las arcas del estado y las de cada uno de los habitantes de Colombia en una disputa por demostrar cual es el más hábil, a la hora de robar al otro.
- Las alzas en los precios, de cada comienzo de año, de los bienes y servicios de subsistencia.
- La crisis de la salud que nunca explota debido a la resignación del pueblo colombiano.
- La economía del rebusque que se dispersa por puertas, calles y barrios alejando a los ricos hacia las afueras de las grandes ciudades.
- La Venezuela hambrienta en una diáspora que recuerda pasajes de la historia universal, que no se superan.
- El periodismo como títere de los poderes que se reparten el país, a cambio de un plato de «lentejas”.
- La televisión sosa inmersa en la narrativa del narcotráfico y el chiste fácil.
- La radio que parece resignarse morir en manos de las nuevas tecnologías.
- Y yo que, luego de muchas incertidumbres y una dificultad inmensa para volver a escribir, regreso con mi “cantaleta” semanal.
ANTES DEL FIN
Pensando en la violencia que no cesa en nuestra Colombia, me encuentro con el Himno Nacional. Aquí algunas de sus frases:
- “¡En surcos de dolores el bien germina ya!” Y nada que germina.
- “¡Cesó la horrible noche!” Y nada que cesa
- “La libertad sublime”. ¿Cuál?
- “Se baña en sangre de héroes, la a tierra de Colón.” De héroes y ciudadanos del común.
- “Del Orinoco el cauce, Se colma de despojos; De sangre y llanto y un río. Se mira allí correr.” Ojalá fuese solo ese río, también el Magdalena, el cauca y cuanto riachuelo y arrollo recorre algún metro de tierra.
- “A orillas del Caribe hambriento un pueblo lucha…”. También del pacífico y de todo el interior del país.
Y yo que no creía en adivinos descubro en el expresidente Rafael Nuñez un verdadero profeta.