LA GUERRA CONTRA EL CORONAVIRUS

LA GUERRA CONTRA EL CORONAVIRUS

Eligio Palacio Roldán

“La primera selección se hacía allí en el campo <<Éste lo cojo yo, ése lo coges tú>> Lo que parecía que podía salvarse aún, lo metían en el carro de los heridos; los trozos y los restos iban en el carro de los muertos, para recibir sepultura bendita; lo que ya no era ni siquiera un cadáver se lo dejaban de pasto a las cigüeñas… La segunda selección se hacía en el hospital. Tras la batalla, el hospital de campaña ofrecía un panorama aún más atroz que las propias batallas. En el suelo había una larga fila de camillas con los desventurados, y a su alrededor se ajetreaban los doctores… Muerto por muerto, hacían de todo para que cada cadáver volviera a la vida…” El Vizconde Demediado – Ítalo Calvino.

En este aparte del relato de Calvino, de “épocas remotas”, podrían actualizarse unos pocos datos para encontrar una descripción de la cruda guerra que libra la humanidad, contra el poderoso enemigo del coronavirus. Esta guerra deja un balance inquietante para los humanos: hasta el momento, 15 de abril de 2021, 138.340.920 infectados y 2.974.830 muertos. En Colombia 2.602.719 y 67.199, respectivamente.

Hemos escuchado desconocidos, médicos, amigos y familiares narrar aterradoras y dolorosas historias de esta guerra que según expertos se recrudecerá en los próximos días y que puede dejar una Colombia diezmada. También hemos presenciado el sufrimiento de las familias al dejar abandonados, a su suerte, a sus seres queridos en los centros hospitalarios y en las morgues de pueblos y ciudades, por varios días, en una prolongación inmensa e intensa del dolor.

Estamos en guerra. Una guerra contra un enemigo poderoso, un enemigo contra el cual solo se tienen como armas de defensa unas vacunas, esquivas para los países pobres del mundo, y el autocuidado que, también, se hace más complejo en estas regiones por la dificultad para generar ingresos y por la falta de educación de sus gentes para cumplir los protocolos indicados, por las autoridades sanitarias. En ésta como en todas las guerras los más afectados y los que más muertos pondrán serán los pueblos de menores recursos económicos.

A diferencia de las demás guerras de la humanidad, la del coronavirus es contra un enemigo invisible y a la hora de enfrentarlo no estará presente la exaltación y el placer que siente el guerrero, de que habla Calvino: “Nada gusta tanto a los hombres como tener enemigos y ver luego si son como se los han imaginado.” Y no estarán porque al campo de batalla estamos llegando derrotados.

La guerra contra el coronavirus significará una involución de la economía mundial. A tal punto, que muchos creen en el regreso a las economías agrícolas de subsistencia. Cierto o no, lejos, muy lejos está Colombia y la humanidad de regresar a la normalidad. La historia del coronavirus va para largo, las provisiones se agotan y el hambre llega… Y así, exhaustos, quizás, nos tocará luchar, en las guerras del hambre.

ANTES DEL FIN

La pandemia del coronavirus está dando al traste con tradiciones como la Semana Santa, la Navidad y con otras más cotidianas como los cumpleaños, el día de la madre… En fin, con todo lo que signifique estar reunidos. Y con otras, que ya venían en decadencia como la de las salas de velación y los funerales.

Invito a leer: ÁNIMAS SIN VELORIO https://eligiopalacio.com/2016/11/10/animas-sin-velorio/

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LAS NUEVAS GUERRAS POR EL PODER

LAS NUEVAS GUERRAS POR EL PODER

Eligio Palacio Roldán

Guerra y poder van de la mano. La primera es el sendero que conduce al segundo. Por alcanzar el poder la historia de la humanidad está plagada de muerte, la muerte de los más débiles.

El origen de la guerra está descrito en la mítica historia de Caín y Abel, en la que el primero mata al segundo por la envidia que le produce ganar en el afecto de Dios. Un privilegio. ¿Y qué es un privilegio? Una ventaja especial que te hace superior al otro. En síntesis, eso es el poder: un privilegio que no tienen los demás. Ser superior. Parecería que los humanos fueran incluso peor que la mayoría de los animales pues ellos, en muchos casos, no tienen esas luchas, por la dominación, entre miembros de la misma especie. Es más, algunos como las hormigas son ejemplo de solidaridad.

Las guerras han evolucionado enormemente desde el cuerpo a cuerpo de Caín y Abel hasta  las con armas mortales, sustancias químicas, bombas atómicas y las más sofisticadas estrategias de dominación sicológicas. Antes, la exterminación de unos cuantos enemigos generaba el temor en los demás que conducía a su dominación. Hoy, esa dominación es más sutil y aunque tiene los mismos efectos que la anterior genera menos víctimas mortales, aunque mayor alienación. Se podría decir que estamos llegando a la era de la esclavitud mental, generada por mensajes manipuladores en medio del desarrollo inimaginable de las tecnologías de la información.

El ejemplo más claro de guerra sicológica, en la búsqueda del poder, es la que se libra en Estados Unidos, en la era Trump: las Fake News, el desconocimiento de las reglas, el creerse poseedor de la verdad y la manipulación velada de la realidad son ejemplos claros de los peligros que se ciernen sobre la humanidad, en la primera mitad del siglo XXI.  Hoy fue elegido Joe Biden como presidente de ese país pero, como en Colombia, la guerra no termina y seguro le será muy difícil gobernar al nuevo mandatario en la era de la desinformación, así como le ha ocurrido a Duque en Colombia.

En nuestro país, la guerra por el poder se agrava cada día. Se miente por todo lado, se manipula y los movimientos políticos se convierten en sectas más peligrosas que las satánicas, que tanto temor despertaron en el pasado. La tolerancia se perdió y el contrincante es el enemigo. No se quiere ni ver, ni comprender y menos concluir dentro de la sana discusión, dentro de la lógica. Solo hay una realidad, la del líder que manipula a sus seguidores, también por medio de informaciones falsas que no se cuestionan y se asumen como ciertas, en la era de las redes sociales y con unos medios de comunicación cada vez más perdidos en el espectáculo de las noticias.

ANTES DEL FIN

Noviembre era el mes dedicado a la memoria de los seres que ya murieron, el mes de las ánimas. Noviembre ahora solo parece durar tres o cuatro días aplastado por la cada vez más extensa Navidad.

Puede ver historias y reflexiones sobre la muerte en https://eligiopalacio.com/tag/muerte/.

A propósito de la Navidad, como será la que nos espera. ¿En aislamiento? ¿Y el comercio y los tradicionales alumbrados y celebraciones navideñas? Todo un desafío para las autoridades. Todo un desafío para la cultura occidental que celebra está tradición.

…EN LOS TIEMPOS DEL CORONAVIRUS II

…EN LOS TIEMPOS DEL CORONAVIRUS II

Eligio Palacio Roldán

Desde que comencé a escribir, con continuidad, hace unos siete años, nunca había tenido tanto tiempo ni tantas cosas para escribir. Tampoco tanta falta de concentración. Y es que el coronavirus lo desbordó todo, hasta la imaginación.

La semana pasa escribí: …EN LOS TIEMPOS DEL CORONAVIRUS (https://eligiopalacio.com/2020/03/12/en-los-tiempos-del-coronavirus/), donde hacía una reflexión sobre la pandemia. Hoy solo quiero contarles como la he vivido:

Al comienzo de la semana estaba tranquilo, no creía fuera tan grave la situación. El martes, en una reunión temprana se me alertó sobre la gravedad del coronavirus, me advirtieron sobre un futuro incierto pero dramático: “El común de las gentes no ha dimensionado la crisis que nos llega en salud, economía y seguridad cuando el hambre empiece a hacer estragos”. Alarmado informé a quien pude. Algunos me criticaron por sensacionalista, pero el tiempo me daría la razón.

En el trabajo los días martes, miércoles y jueves fueron un verdadero “tobogán” de decisiones precipitadas pero acertadas. El jueves en las horas de la mañana la orden fue “trabajo en casa” y aislamiento preventivo. Mi decisión: retirarme en la finca. Sin embargo, de inmediato recibí críticas por quizás contagiar a otras gentes.

Esa crítica no la comprendí hasta emprender el viaje: Como pude traté de aislarme en el vehículo que me transportaba, un dolor persistente en la garganta me angustiaba. Una tarde de bruma acompañó mi recorrido por la vía San Pedro de los Milagros y volví a creer en el apocalipsis, solo faltaba la oscuridad total

Al llegar a Entrerríos ingresé a un supermercado y adquirí algo para mi alimentación, me encontré con una hermana que me tocó en el hombro: Sentí pánico de contagiarla. Luego tomé un vehículo y hui, en medio de la noche, con la sensación de haber cometido un delito. Al llegar a la finca se desató la gripa. ¿O el coronavirus?

El viernes, las redes sociales y los medios de comunicación alertaban sobre el desplazamiento masivo hacia Santafé de Antioquia. Acción muy criticable, al igual que la mía. Como en Italia las poblaciones serán más vulnerables no solo por la migración desde las grandes ciudades sino por la dificultad para controlar las reuniones; en especial en las áreas rurales. Ese día, en la noche, el Presidente de la República, Iván Duque, ordena la cuarentena en todo el país.

El sábado recibo un angustioso llamado desde la Comuna 13: La situación es de hambre y no saben qué hacer. Me envían videos de lo que sucede. Entro en pánico: La información recibida el martes es real y lo que sucede corresponde a las advertencias hechas: Pronto se iniciará la guerra del hambre.

Creo que es tiempo de que todos los colombianos hagamos un esfuerzo adicional para atender las necesidades de los más afectados. El gobierno debe hacer un llamado a la comunidad para enfrentar la situación, también, desde lo económico y social.  ES URGENTE.

ANTES DEL FIN

Además del hambre de miles de colombianos enfrentamos la guerra contra el aburrimiento y el encierro. Cómo hacer felices estos tiempos es el gran reto. Los medios de comunicación: radio, televisión y nuevos medios digitales tienen una gran oportunidad.

AÑO NUEVO, VIDA…

AÑO NUEVO, VIDA…

Eligio Palacio Roldán

Lo simbólico se constituye en elemento lógico presente en el ser humano para comunicarse con el otro y tratar de comprenderse a sí mismo.

Más que la concreción del “espíritu navideño», los regalos del Niño Dios, o de Papá Noel son el símbolo de que lo imposible se hace posible y el comienzo de año hace lo propio al tenerse como emblema de renovación individual y colectiva. Sin embargo, al igual que los “traídos”, muy poca, o quizás ninguna verosimilitud tiene la sensación de cambio por el inicio de año.

Estos son algunos ejemplos de la poca o ninguna novedad, en los primeros días del año 2019, en diferentes sectores de la sociedad del siglo XXI, que nos tocó integrar, y de los hechos que genera:

  • El narcotráfico que inunda, de dinero y muerte, campos y ciudades.
  • Los delincuentes sanguinarios disfrazados de izquierda o derecha defendiendo sus feudos, asesinando y sometiendo a los humildes.
  • Los guerrilleros de las Farc deslizándose a otras organizaciones subversivas cual políticos de turno, que transitan de partido en partido.
  • Los políticos engañando a un pueblo, que aspira a una vida mejor, sabiendo que no podrán cumplir con sus promesas una vez sean elegidos. Sin ningún atisbo de ideología coherente.
  • Los defensores de paz que, solo, la amparan si está alineada con sus perversos intereses políticos y/o económicos.
  • El presidente Duque, en cuerpo ajeno, una mezcla decadente de Santos, Uribe, Pastrana, Samper, Gaviria y todos sus predecesores. Similar a ellos en ineptitud y en la búsqueda del aplauso.
  • La reforma tributaria estructural que se “hizo trizas”, como siempre, por la imposición del interés particular sobre el general.
  • Las multinacionales que dominan gobiernos y fronteras en un retorno al sistema feudal: los tributos para los pobres.
  • La corrupción que desangra las arcas del estado y las de cada uno de los habitantes de Colombia en una disputa por demostrar cual es el más hábil, a la hora de robar al otro.
  • Las alzas en los precios, de cada comienzo de año, de los bienes y servicios de subsistencia.
  • La crisis de la salud que nunca explota debido a la resignación del pueblo colombiano.
  • La economía del rebusque que se dispersa por puertas, calles y barrios alejando a los ricos hacia las afueras de las grandes ciudades.
  • La Venezuela hambrienta en una diáspora que recuerda pasajes de la historia universal, que no se superan.
  • El periodismo como títere de los poderes que se reparten el país, a cambio de un plato de «lentejas”.
  • La televisión sosa inmersa en la narrativa del narcotráfico y el chiste fácil.
  • La radio que parece resignarse morir en manos de las nuevas tecnologías.
  • Y yo que, luego de muchas incertidumbres y una dificultad inmensa para volver a escribir, regreso con mi “cantaleta” semanal.

ANTES DEL FIN

Pensando en la violencia que no cesa en nuestra Colombia, me encuentro con el Himno Nacional. Aquí algunas de sus frases:

  • “¡En surcos de dolores el bien germina ya!” Y nada que germina.
  • “¡Cesó la horrible noche!” Y nada que cesa
  • “La libertad sublime”. ¿Cuál?
  • “Se baña en sangre de héroes, la a tierra de Colón.” De héroes y ciudadanos del común.
  • “Del Orinoco el cauce, Se colma de despojos; De sangre y llanto y un río. Se mira allí correr.” Ojalá fuese solo ese río, también el Magdalena, el cauca y cuanto riachuelo y arrollo recorre algún metro de tierra.
  • “A orillas del Caribe hambriento un pueblo lucha…”. También del pacífico y de todo el interior del país.

Y yo que no creía en adivinos descubro en el expresidente Rafael Nuñez un verdadero profeta.

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