CORRUPCIÓN: DEL PERDÓN A LA EXALTACIÓN SOCIAL

CORRUPCIÓN: DEL PERDÓN A LA EXALTACIÓN SOCIAL

Eligio Palacio Roldán

La Semana Santa fue una verdadera Semana de Pasión para el candidato Gustavo Petro luego de conocerse el acercamiento de su campaña a algunos de los personajes icónicos de la corrupción en Colombia, detenidos en las cárceles de nuestro país. Las críticas se acentuaron contra el candidato de “La Colombia Humana” y todo hacía suponer que los hechos descubiertos incidirían en la intención de voto de los colombianos. No fue así.

Las más recientes encuestas reflejan un incremento en la intención de voto por el candidato de “La Colombia Humana”, mientras baja la del candidato Federico Gutiérrez que quiso aprovechar las circunstancias para lanzar su plan anticorrupción.  Y es que, a estas alturas, en Colombia, son muy pocos los que se preocupan verdaderamente por la corrupción, aunque sean muchos los que se rasgan las vestiduras frente al tema.

De una vergüenza por ser señalado como corrupto se pasó a la exaltación de esa conducta. Por ello se reeligen alcaldes, gobernadores, concejales, diputados y congresistas que “a ojos vistos” se sabe se han enriquecido a costa del erario público; es más han compartido algunas migajas del botín con familia, amigos, comunidad o con uno mismo. Ahora el problema no es la corrupción, lo criticable es que yo, mi familia o mi comunidad no sea partícipe de los dineros obtenidos ilícitamente en desmedro del país y de la misma sociedad.

Hace poco algunos amigos me decían que había que votar por un candidato porque con él mi comunidad se favorecía, “no importa que se enriquezca” decían, “va a traer progreso para la zona” y es verdad, pero a qué precio. Hace 500 años el mundo se escandalizaba por las afirmaciones de Nicolás Maquiavelo en su obra “El Príncipe”, según las cuales “El Fin Justifica los Medios”, hoy es esto lo que pide la ciudadanía. Herencia del narcotráfico, digo yo, o la prueba de que la sociedad no ha evolucionado a pesar de los avances tecnológicos. Fracaso de la religión y de las ciencias sociales y humanas.

Apostarle a la honestidad en la Colombia del siglo XXI no vende, da más réditos negociar con la delincuencia, formalizar sus fortunas, dejar pasar, dejar hacer. En ese orden de ideas, quien está en sintonía con la sociedad de hoy es el candidato Petro y por eso seguramente saldrá electo como presidente de Colombia.

ANTES DEL FIN

Es tanta la corrupción en Colombia, tan desmotivantes sus dirigentes que no vislumbro un porvenir halagador para el país. Creo que ya no me tocó ver una Colombia unida en pro del bienestar de toda la sociedad; quizás lo logren las futuras generaciones, pero ya no estaré para contarlo; creo será imposible lograrlo antes de 50 años.

Impecable producción, macabra producción, la telenovela de Caracol “Las Villamizar”, otra prueba de que los colombianos no evolucionamos; seguimos en la misma horda violenta de hace doscientos años.

Tres meses le queda al incomprendido mandato del presidente Duque, al que espero la historia le dé el lugar que merece; aunque tal vez no lo haga como no la ha hecho con Andrés Pastrana.

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EL GOBIERNO… EN LOS TIEMPOS DEL CORONAVIRUS VIII

EL GOBIERNO… EN LOS TIEMPOS DEL CORONAVIRUS VIII

Eligio Palacio Roldán

“…parece estar destinado a ser recordado como el gobierno en el que la izquierda se tomó el país.”

Cada gobierno tiene una impronta que lo identifica, en el devenir de las naciones, de acuerdo con los hechos que enfrenta, la forma en que lo hace y en especial por la percepción de los generadores de opinión y/o de la ciudadanía sobre los mismos. No siempre esa percepción es correcta (ser objetivo es imposible) y mucho menos justa; entonces solo queda esperar que la historia la rectifique, pero casi nunca sucede así.

Bajo mi mirada está el gobierno de Ernesto Samper como el primero en el que se demostró el ingreso de dineros del narcotráfico a una campaña política; fue el del elefante “A mis espaldas” y si la familia del exdirigente Alvaro Gómez Hurtado consigue demostrarlo, el de un asesino. El de Andrés Pastrana, el de “La silla vacía”, como el de un país sometido a las guerrillas de las Farc; olvidando todos los méritos que tuvo al salvar la economía de una de las peores crisis de la historia y el Plan Colombia y la reorganización del ejército como el comienzo del fin de las Farc. Alvaro Uribe pasará la historia por marcar una nueva era: atrás quedaron los partidos políticos para dar paso a uribistas y antiuribistas. Ese hecho impide, hasta ahora, que muchos le reconozcan sus méritos en el exterminio de las Farc y en  devolverles la confianza a los colombianos en el país. Desaprovechó los años de “vacas gordas” de la economía y sobre todo la aceptación del pueblo, durante su primer período, para transformar el país; él como ninguno, en los últimos 50 años de vida política, pudo haberlo logrado.   El de Santos será el del final de las Farc y el del desarrollo vial del país. También el que acentuó la división alrededor de Uribe y el de “me acabo de enterar” que, al igual que Samper, sucumbió ante la premisa de que los fines justifican los medios; esta vez, la corrupción al servicio de Odebrecht.

El de Iván Duque, muy parecido al de Pastrana, en mi sentir, con un muy buen equipo en la parte económica, tratando de sacar al país adelante, parece estar destinado a ser recordado como el gobierno en el que la izquierda se tomó el país. Ésta con un intrincado engranaje que incluye sindicatos; educadores de primaria, secundaria y universidades que alimentan el rencor de la ciudadanía, con generadores de opinión haciendo eco continuamente, asfixió por medio de protestas los primeros 18 meses de su mandato (Como el de Pastrana con las tomas guerrilleras). A diferencia de las Farc, que volcó al país en su contra, la izquierda de hoy conquistó jóvenes y gentes ingenuas que creen que el estado tiene la manera de atender todas las necesidades de la población, como si Colombia fuese un país rico.

Ahora, este gobierno, enfrenta la peor crisis en la historia del país: La pandemia del coronavirus. Y aunque lo ha hecho con inteligencia, sobriedad, dinamismo y alejado del populismo, los colombianos le pasan cuenta de cobro por el desgreño de varias décadas; el sistema de salud acumula las dificultades de más de veinte años y la corrupción hace metástasis en cada rincón de la patria, con una diseminación mucho más agresiva que la del COVID-19. Y no hago referencia a la corrupción tradicional de los políticos, sino a la de los colombianos de a pie: Los líderes de las comunidades ferian las ayudas que  el ejecutivo y los colombianos entregan solidariamente, los sistemas de información del estado muestran sus falencias y los recursos llegan a gentes que no los necesitan y éstas ni se ruborizan al recibirlas. El hambre cunde, el populismo también, y la izquierda completa su tarea desinformando y pretendiendo que el gobierno nacional cubra las necesidades de una población que se precipita hacia la pobreza.

El panorama es desolador y solo la solidaridad, desde el corazón, puede salvarnos. Mucho pedir, en una sociedad donde el otro no importa.

Puede leer: ¿DUQUE UN PRESIDENTE DISTINTO? https://eligiopalacio.com/2019/04/03/duque-un-presidente-distinto/

ANTES DEL FIN

Inesperado, por completo, este cambio en nuestra existencia originado por la pandemia del coronavirus. Estamos viviendo una etapa inimaginable. Un privilegio para quienes habitamos la tierra por estos tiempos  y si salimos de ella, en el futuro, será un referente obligatorio. Ojalá nos transformemos en mejores seres humanos.

¿DUQUE UN PRESIDENTE DISTINTO?

¿DUQUE UN PRESIDENTE DISTINTO?

Eligio Palacio Roldán

El presidente de Colombia, Iván Duque, se parece a los expresidentes Cesar Gaviria (1990–1994) por su juventud e inexperiencia, a Ernesto Samper (1994-1998) por no tener “luna de miel” con el electorado y por la oposición fortalecida a sus gobiernos, a Andrés Pastrana (1998-2002) en el rechazo injustificado de la prensa y en la falta de química con las gentes de menores recursos, a Uribe en algunas posiciones cavernícolas y en un gobierno diseñado para favorecer a los empresarios, a Santos en su falta de votos y una deuda con el mismo mentor: Uribe.

Tiene mucho de todos y una gran diferencia: “La mermelada”, que tiene y esparce con discreción, no ha sido suficiente para saciar la voracidad de una clase política, que no se satisface fácilmente como consecuencia de las concesiones que hicieron los dos anteriores mandatarios para mantenerse en el poder, por un segundo período consecutivo. Se suma a este panorama la crisis venezolana y una izquierda tan fortalecida y con métodos de lucha tan retrógrados como la de los años setenta, del siglo pasado.

Como resultado de las anteriores situaciones, realmente, por primera vez, desde el surgimiento del  Frente Nacional, a mediados del siglo pasado, se tiene en Colombia un Congreso que no le marcha a las iniciativas del ejecutivo, como respuesta a la “mermelada” y lo que para muchos es una catástrofe, podría ser el escenario perfecto para que se desarrollara por fin nuestra democracia y, en consecuencia, una bendición  para el país.

Y lo puede ser, porque nuestra Carta Política está cimentada teóricamente en la división de los poderes. División que no funcionaba porque se absorbían entre si, haciendo un bloque que propiciaba y generaba corrupción.

El mejor ejemplo de cómo debe funcionar una democracia es la forma como se desarrolla la objeción del presidente a seis artículos de la Ley Estatutaria de la Jurisdicción Especial para la PAZ (JEP), objeción que el mandatario estaba en todo su derecho a hacer, si a bien lo consideraba, pues así lo indica nuestro ordenamiento jurídico; objeciones que el Congreso debe considerar y apoyar o no, si a bien lo considera y, si las apoya, la Corte Constitucional tendrá a bien declarar o no la constitucionalidad de lo aprobado en el Congreso, si a bien lo considera.

La situación es clara y es una oportunidad para enaltecer nuestra democracia si las tres ramas del poder público, a bien lo tienen.  Y ahí está el secreto: Tenerlo a bien. Es decir, que en sus actuaciones prime el análisis y las mejores intenciones por el futuro del país. Quien gane o quien pierda es secundario. Lo importante es que gane Colombia y eso se logra más fácil si hay independencia de poderes. Una independencia que alarma a una sociedad que no sabe que es eso, que se ha acostumbrado a la unanimidad, sin importar que haya sido conseguida corrompiendo las tres ramas del poder público. Y si al presidente Duque le niegan las objeciones o cualquier proyecto que presente al Congreso, no deberá sentirse derrotado sino con un presidente que defiende la democracia.

Obviamente se está pensando en que las decisiones de uno u otro órgano del poder público actúe pensando y luchando por el bienestar del país y eso, claro, pude ser utópico. Pero, creo, Duque está marcando la pauta correcta.

Ser vencido en franca lid no es una derrota.

ANTES DEL FIN

Una de las críticas más frecuentes al presidente Duque es su apoyo a la oposición al gobierno venezolano. Pareciera que sus opositores, en esta materia, no vivieran la realidad de hoy en Colombia: no hay ciudad ni poblado, por pequeño que sea, al que no hayan llegado venezolanos en búsqueda de trabajo. La diáspora venezolana arrasa con el empleo y la calidad del mismo para los colombianos. No sé por qué el Dane no registra aun lo que esto significa para el país, en cifras.

Los venezolanos están desplazando a los colombianos hasta en los buses, de nuestras ciudades, como cantantes.

AÑO NUEVO, VIDA…

AÑO NUEVO, VIDA…

Eligio Palacio Roldán

Lo simbólico se constituye en elemento lógico presente en el ser humano para comunicarse con el otro y tratar de comprenderse a sí mismo.

Más que la concreción del “espíritu navideño», los regalos del Niño Dios, o de Papá Noel son el símbolo de que lo imposible se hace posible y el comienzo de año hace lo propio al tenerse como emblema de renovación individual y colectiva. Sin embargo, al igual que los “traídos”, muy poca, o quizás ninguna verosimilitud tiene la sensación de cambio por el inicio de año.

Estos son algunos ejemplos de la poca o ninguna novedad, en los primeros días del año 2019, en diferentes sectores de la sociedad del siglo XXI, que nos tocó integrar, y de los hechos que genera:

  • El narcotráfico que inunda, de dinero y muerte, campos y ciudades.
  • Los delincuentes sanguinarios disfrazados de izquierda o derecha defendiendo sus feudos, asesinando y sometiendo a los humildes.
  • Los guerrilleros de las Farc deslizándose a otras organizaciones subversivas cual políticos de turno, que transitan de partido en partido.
  • Los políticos engañando a un pueblo, que aspira a una vida mejor, sabiendo que no podrán cumplir con sus promesas una vez sean elegidos. Sin ningún atisbo de ideología coherente.
  • Los defensores de paz que, solo, la amparan si está alineada con sus perversos intereses políticos y/o económicos.
  • El presidente Duque, en cuerpo ajeno, una mezcla decadente de Santos, Uribe, Pastrana, Samper, Gaviria y todos sus predecesores. Similar a ellos en ineptitud y en la búsqueda del aplauso.
  • La reforma tributaria estructural que se “hizo trizas”, como siempre, por la imposición del interés particular sobre el general.
  • Las multinacionales que dominan gobiernos y fronteras en un retorno al sistema feudal: los tributos para los pobres.
  • La corrupción que desangra las arcas del estado y las de cada uno de los habitantes de Colombia en una disputa por demostrar cual es el más hábil, a la hora de robar al otro.
  • Las alzas en los precios, de cada comienzo de año, de los bienes y servicios de subsistencia.
  • La crisis de la salud que nunca explota debido a la resignación del pueblo colombiano.
  • La economía del rebusque que se dispersa por puertas, calles y barrios alejando a los ricos hacia las afueras de las grandes ciudades.
  • La Venezuela hambrienta en una diáspora que recuerda pasajes de la historia universal, que no se superan.
  • El periodismo como títere de los poderes que se reparten el país, a cambio de un plato de «lentejas”.
  • La televisión sosa inmersa en la narrativa del narcotráfico y el chiste fácil.
  • La radio que parece resignarse morir en manos de las nuevas tecnologías.
  • Y yo que, luego de muchas incertidumbres y una dificultad inmensa para volver a escribir, regreso con mi “cantaleta” semanal.

ANTES DEL FIN

Pensando en la violencia que no cesa en nuestra Colombia, me encuentro con el Himno Nacional. Aquí algunas de sus frases:

  • “¡En surcos de dolores el bien germina ya!” Y nada que germina.
  • “¡Cesó la horrible noche!” Y nada que cesa
  • “La libertad sublime”. ¿Cuál?
  • “Se baña en sangre de héroes, la a tierra de Colón.” De héroes y ciudadanos del común.
  • “Del Orinoco el cauce, Se colma de despojos; De sangre y llanto y un río. Se mira allí correr.” Ojalá fuese solo ese río, también el Magdalena, el cauca y cuanto riachuelo y arrollo recorre algún metro de tierra.
  • “A orillas del Caribe hambriento un pueblo lucha…”. También del pacífico y de todo el interior del país.

Y yo que no creía en adivinos descubro en el expresidente Rafael Nuñez un verdadero profeta.

LAS PARADOJAS DE LA VIDA PUBLICA

LAS PARADOJAS DE LA VIDA PUBLICA

Eligio Palacio Roldán

Se dice que el secreto de la felicidad, en esta vida, está en ser coherente entre lo que se piensa, se dice y se hace. Observando las posiciones de los personajes públicos, en especial de los políticos, se podría pensar que, entonces, son seres desgraciados y que su vida debe ser un infierno. O, bueno, que cambian constantemente de manera de pensar, al estilo Juan Manuel Santos, para no ser imbéciles.

Aquí varios ejemplos:

  • Nestor Humberto Martínez, el hijo del inolvidable maestro del humor y la crítica política Humberto Martinez Salcedo, ha tenido que enfrentar la difícil situación de juzgar hechos en los que participó directa o indirectamente, como es el caso de Odebrecht. Por ello, muchos sectores de la opinión pública piden su renuncia pues creen tiene responsabilidad en uno de los mayores escándalos de la corrupción nuestra de cada día. No se debió arrimar a la candela, desde luego, pero esos son los riesgos del poder.
  • Gustavo Petro quien dice combatir la corrupción, fue ampliamente cuestionado por esta misma razón cuando ejerció la alcaldía de Bogotá y ahora se conoce que recibió dineros en circunstancias poco claras.
  • Darío Arismendi y otros destacados periodistas, también, critican la corrupción y pasan de agache con sus inversiones en paraísos fiscales.
  • El presidente Duque que se opuso al IVA a las gaseosas, en la anterior reforma tributaria, ahora trata de gravar la canasta familiar y presenta al Congreso un proyecto donde extiende el IVA a toda la cadena de distribución de las bebidas azucaradas.
  • El expresidente Uribe Vélez que desmejoró las condiciones laborales de la clase trabajadora, intenta “remediar” la difícil situación de los empleados con una prima adicional.
  • El expresidente Pastrana que negoció con las Farc, se dedicó luego a criticar el proceso de paz del gobierno Santos.
  • El expresidente Santos que se hizo de Uribista durante ocho años.
  • Los congresistas que se acomodan a la ideología del presidente de turno, sin vergüenza alguna. Bueno, más bien, muy sinvergüenzas.

Como se dice coloquialmente “no se puede patear la lonchera” y podrían ser entendibles estas paradojas y que se juegue en diferentes roles por necesidades económicas y/o de reconocimiento social, necesidades que son mayores entre los seres con menor autoestima  e inmadurez y que por supuesto tienen, también, mayores sufrimientos; pero siendo personaje público se debiera guardar discreción, en la medida de lo posible, y no hablar demasiado cuando se tiene rabo de paja porque es bien sabido que “Quien tiene rabo de paja no debe acercarse a la candela”.

ANTES DEL FIN

Llega otra navidad, la primera del gobierno Duque, un gobierno que parece naufragar en sus cuatro primeros meses. Ojalá para el próximo año tome un nuevo aire.

Es tan dramática la situación de la corrupción en Colombia que en esta navidad el villancico “Los Peces en el Río”, sonará así: “Roban, roban y vuelven a robar”.

No se pierda todo sobre la Navidad en NAVIDAD https://eligiopalacio.com/navidad-2/

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