UN SUEÑO DE NAVIDAD (VIDEO)
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UN SUEÑO DE NAVIDAD
UN SUEÑO DE NAVIDAD
Eligio Palacio Roldán
Las manitos y la mirada del niño recorrían una y otra vez la fotografía del árbol de Navidad, sobre la cual el abuelo le contara historias extrañas y fascinantes sobre la nieve, en las lejanas tierras que habitaba Papá Noel. Inútilmente espichaba las bolas del árbol tratando de encontrar el túnel secreto que lo llevaría hasta allí, tal como había escuchado.
La temperatura era muy baja como era habitual, en aquella región, en tiempos de Navidad. Además del frío, llovía y la neblina trepaba desde el valle cubriéndolo todo. El niño creyó percibir en aquella escena la esencia de las fotografías de su abuelo y fascinado llegó hasta el árbol del jardín. Su visión limitada trató de recorrer cada lucecita hasta cerrar sus ojos por el cansancio. Entonces, sintió como si ascendiera por las nubes y llegara hasta el gran reloj del tiempo, de todos los tiempos. Aquél que marcaba el principio y el fin de los seres sobre la tierra.
El niño sintió un frio mucho mayor, pero distinto, al que había percibido hasta entonces. Alzó su pequeña cabeza y vislumbró un termómetro gigante que marcaba – 8°C… Fue entonces cuando vio los renos, en medio de la nieve, comiendo hojitas de los árboles y luego llevando en sus trineos a las gentes. También observó perros Husky Siberianos haciendo lo mismo.
La gente era feliz como en los diciembres que relatara su abuelo. De pronto, se sintió transportado en un trineo en medio de la nieve que lo cubría todo, hasta él mismo y sintió hacerse parte, del universo entero, en comunión con Dios.
Su emoción fue tan intensa que de sus ojos salieron lágrimas que pronto se convirtieron en hielo.
Aunque el paisaje era de un color blanco grisáceo y poco variado, a diferencia del de su tierra, le pareció hermoso.
Después, llegó a un pequeño poblado donde siempre era Navidad. Y, aunque había muchos regalos, éstos dejaron de interesarle al ver la belleza que le concedía la vida a sus sentidos.
Muy cansado llegó a dormir a un campamento de casitas de cristal, desde las cuales se disfrutaba el ver caer los copos de nieve al acostarse y al despertar.
Al otro día lo esperaría la magia del bosque encantado, donde encontraría varios animales como el oso polar.
En la noche disfrutó de un castillo de nieve, hasta donde las mesas y las camas eran heladas. No obstante no sintió más frio allí. Todo era felicidad.
El niño sonrió al tiempo que abría sus ojos, al sentir el calorcito del abrigo de su abuelo, que lo había buscado muy preocupado por el frío de la noche…
Y lo había encontrado allí, dormido, bajo el árbol iluminado del jardín, en medio de un hermoso sueño de Navidad.
AÑO NUEVO, VIDA…
AÑO NUEVO, VIDA…
Eligio Palacio Roldán
Lo simbólico se constituye en elemento lógico presente en el ser humano para comunicarse con el otro y tratar de comprenderse a sí mismo.
Más que la concreción del “espíritu navideño», los regalos del Niño Dios, o de Papá Noel son el símbolo de que lo imposible se hace posible y el comienzo de año hace lo propio al tenerse como emblema de renovación individual y colectiva. Sin embargo, al igual que los “traídos”, muy poca, o quizás ninguna verosimilitud tiene la sensación de cambio por el inicio de año.
Estos son algunos ejemplos de la poca o ninguna novedad, en los primeros días del año 2019, en diferentes sectores de la sociedad del siglo XXI, que nos tocó integrar, y de los hechos que genera:
- El narcotráfico que inunda, de dinero y muerte, campos y ciudades.
- Los delincuentes sanguinarios disfrazados de izquierda o derecha defendiendo sus feudos, asesinando y sometiendo a los humildes.
- Los guerrilleros de las Farc deslizándose a otras organizaciones subversivas cual políticos de turno, que transitan de partido en partido.
- Los políticos engañando a un pueblo, que aspira a una vida mejor, sabiendo que no podrán cumplir con sus promesas una vez sean elegidos. Sin ningún atisbo de ideología coherente.
- Los defensores de paz que, solo, la amparan si está alineada con sus perversos intereses políticos y/o económicos.
- El presidente Duque, en cuerpo ajeno, una mezcla decadente de Santos, Uribe, Pastrana, Samper, Gaviria y todos sus predecesores. Similar a ellos en ineptitud y en la búsqueda del aplauso.
- La reforma tributaria estructural que se “hizo trizas”, como siempre, por la imposición del interés particular sobre el general.
- Las multinacionales que dominan gobiernos y fronteras en un retorno al sistema feudal: los tributos para los pobres.
- La corrupción que desangra las arcas del estado y las de cada uno de los habitantes de Colombia en una disputa por demostrar cual es el más hábil, a la hora de robar al otro.
- Las alzas en los precios, de cada comienzo de año, de los bienes y servicios de subsistencia.
- La crisis de la salud que nunca explota debido a la resignación del pueblo colombiano.
- La economía del rebusque que se dispersa por puertas, calles y barrios alejando a los ricos hacia las afueras de las grandes ciudades.
- La Venezuela hambrienta en una diáspora que recuerda pasajes de la historia universal, que no se superan.
- El periodismo como títere de los poderes que se reparten el país, a cambio de un plato de «lentejas”.
- La televisión sosa inmersa en la narrativa del narcotráfico y el chiste fácil.
- La radio que parece resignarse morir en manos de las nuevas tecnologías.
- Y yo que, luego de muchas incertidumbres y una dificultad inmensa para volver a escribir, regreso con mi “cantaleta” semanal.
ANTES DEL FIN
Pensando en la violencia que no cesa en nuestra Colombia, me encuentro con el Himno Nacional. Aquí algunas de sus frases:
- “¡En surcos de dolores el bien germina ya!” Y nada que germina.
- “¡Cesó la horrible noche!” Y nada que cesa
- “La libertad sublime”. ¿Cuál?
- “Se baña en sangre de héroes, la a tierra de Colón.” De héroes y ciudadanos del común.
- “Del Orinoco el cauce, Se colma de despojos; De sangre y llanto y un río. Se mira allí correr.” Ojalá fuese solo ese río, también el Magdalena, el cauca y cuanto riachuelo y arrollo recorre algún metro de tierra.
- “A orillas del Caribe hambriento un pueblo lucha…”. También del pacífico y de todo el interior del país.
Y yo que no creía en adivinos descubro en el expresidente Rafael Nuñez un verdadero profeta.
OTRA NAVIDAD
OTRA NAVIDAD
Eligio Palacio Roldan
No tengo muchos recuerdos de los días de navidad de mi infancia. Unas cuantas escenas de la vida de familia campesina, el olor a musgo y cardos del pesebre más no del pesebre en sí, y dos jingles que me llegan a lo profundo del alma: Los de Caracol y Todelar. Aún no logro dilucidar los motivos de los olvidos, más estoy seguro de que las vivencias de esos años, de la década del sesenta, están esculpidas en lo profundo de mi inconsciente. No en vano, desde finales del mes de octubre se apodera de mi ser una ansiedad que solo se calma después del 24 de diciembre.
Puede ver NAVIDAD https://eligiopalacio.com/navidad-2/
Esa ansiedad, que me despierta en las primeras horas de la madrugada, parece ser el resultado de los restos de los anhelos de los “traídos” del Niño Dios que aunque no fueran relevantes, dadas las restricciones económicas de esos tiempos, si tienen un valor simbólico definitivo para mi existencia: La certeza, de esos días, de que los milagros eran posibles. Certeza que con el paso de los años se convirtió en frustración y rabia. Hoy, sin embargo, puedo dar fe de que los milagros se dan como consecuencia de un trabajo consiente y una decisión firme frente a los propósitos de vida. Suerte, dirán algunos.
En las demás navidades, de mi trasegar por este mundo, no ha sucedido nada trascendental, con excepción de los resultados académicos, entre ellos los grados de bachillerato. No obstante, un gran porcentaje de ellas ha sido alegre como creo lo son para la mayoría de los seres humanos de la cultura occidental. La música, los adornos y el ambiente festivo son ingredientes importantes para hacer de diciembre la mejor época del año. También, desde luego, la sociedad de consumo que inunda ciudades y poblados, en todo el mundo, aprovechándose de los mitos del Niño Jesús y Papá Noel.
Puede ver EN EL CIRCULO POLAR ARTICO https://eligiopalacio.com/2018/02/12/en-el-circulo-polar-artico/
La Navidad del 2018 pareciera ser la más triste de mi vida, hasta ahora, por la ausencia del ser que más he amado. Nunca imaginé como sería pero si la presentí (NOSTALGIA DEL FUTURO YA PASADO https://eligiopalacio.com/2018/11/22/nostalgia-del-futuro-ya-pasado/). Llegó el momento. Aquí estoy haciéndole frente.
Pienso en las personas cuyas vidas atraviesan momentos difíciles por estos días. Mi voz de solidaridad.
ANTES DEL FIN
Las novenas de Navidad son una tradición que se reinventa cada año y reúne a centenares de niños y adultos alrededor de nobles sentimientos. También la música decembrina de Rodolfo Aicardi. ¡Qué bien suena!
La radio, sin la dedicación de los profesionales de ayer, sigue siendo la compañía de los seres solitarios en la Navidad.
¿Cómo y cuáles son sus recuerdos de Navidad?
EN EL CIRCULO POLAR ARTICO
EN EL CIRCULO POLAR ARTICO
Eligio Palacio Roldán
Te levantas, en Rovaniemi, a las seis de la mañana sabiendo que aún quedan unas tres horas de oscuridad y al salir a la calle no queda otra opción que comparar con Ushuaia – Argentina. La segunda tiene el sabor alegre de los latinos y la primera el de la navidad. Los pequeños arbustos están decorados con luces blancas y los de las afueras son lo más parecido a los que se utilizan en el resto del mundo, en la época de fin año.
El grupo de turistas se dirige a una granja donde les suministran ropas adecuadas para las bajas temperaturas y calzado antideslizante para la nieve. Pocas cosas brindan más alegría que recrearse con la nieve, sentirla, sumergirse en ella. Allí se conocen y disfrutan los renos y los perros husky con sendas carreras en trineos, arrastrados por ellos, en un espectáculo de alegría y belleza de la naturaleza cubierta de nieve, en grandes extensiones que parecieran lagos.
Se cruza luego el Círculo Polar Ártico para llegar a La Aldea de Papá Noel, un sitio con toda la decoración alusiva a este personaje de Navidad de una manera real, que corresponde a la idealizada en todo el mundo: Reales son los árboles, real es el color blanco grisáceo del entorno y real es la nieve que se acumula en montículos, en los vehículos, la de los techos de las edificaciones, la del piso y la que cae sobre tu cuerpo en briznas mágicas y heladas. La música de fondo te ubica en la época más hermosa del año, en el resto del mundo, que aquí es eterna.
Como es de suponerse éste es un negocio más del capitalismo, y haces una larga fila para tomarte una fotografía con un Papá Noel similar al de los centros comerciales en Navidad, por cuarenta dólares. Obviamente, quien escribe estas líneas, carente de ídolos, no acepta el gasto.
Es el momento de disfrutar una buena taza de chocolate para combatir el inclemente frio y partir hacia el hotel. Esta noche nos sorprende la belleza de unos apartamentos al estilo iglú.
Es impactante la nieve pero sientes nostalgia de la multiplicidad de colores del trópico.
¿Por qué en Colombia no se ha se ha desarrollado la industria del cacao como en otras latitudes? Es más, ¿por qué está desapareciendo de nuestros desayunos?
Hay malas noticias: La fuerte nevada tal vez no permita disfrutar de la aurora boreal.