ERA PETRO: ENTRE EL TEMOR Y LA ESPERANZA

ERA PETRO: ENTRE EL TEMOR Y LA ESPERANZA

Eligio Palacio Roldán

Llegó la temida y ansiada era Petro, toda una vida dedicada a un proyecto que da sus frutos al llegar a la presidencia de la república de Colombia pero que comienza a transitar un duro trecho para lograr la continuidad de la izquierda en el poder. Trecho que puede ser a su vez la consolidación de una democracia madura o el paso hacia una dictadura hasta ahora desconocida en la historia del país.

Desde la presidencia de Samper, ahora aliado incondicional de Petro, no se veía un inicio de gobierno con la opinión tan dividida en relación con el mandatario de turno; por ello, el presidente electo tendrá que jugársela para lograr el apoyo de los 10.5 millones de colombianos que votaron en su contra y no decepcionar los 11.2 que lo hicieron a su favor; tarea bien difícil dada las expectativas que generó en uno u otro sector de la opinión pública.

Las primeras decisiones como presidente electo han inclinado la balanza hacia el primer propósito; sus alianzas con la clase política tradicional, a pesar de ser cuestionadas, y el nombramiento de reconocidas figuras de la dirigencia nacional en algunos ministerios generan confianza en los sectores que han dominado al país por centenares de años y desilusión en quienes confiaban en que todo iba a cambiar de la noche a la mañana y que los “nadies” iban a figurar en la escena nacional como nunca antes.

Petro, como ninguno, tendrá que ser un verdadero equilibrista y quizás por ello no tenga definidos los nombres para una gran cantidad de ministerios; las fichas que faltan por mover deben tener la capacidad de tranquilizar a unos y satisfacer los deseos de otros. Ya entre sus aliados, sin comenzar a gobernar, se escuchan voces de protesta por celos y por no seguir actuando como candidato a pesar de ser ya el presidente de todos los colombianos.

Habrá que darle tiempo al tiempo, pero creo que Petro seguirá la tendencia de los días previos a su posesión y poco a poco se irá acercando a la opinión pública tradicional e irá abandonando el lenguaje y las gentes que lo acompañaron en la oposición por más de treinta años.

Al nuevo presidente de Colombia hay que acompañarlo y apoyarlo en las iniciativas que generen bienestar y progreso económico y humano para sus gobernados; no se trata de oponerse por oponerse porque si a su gobierno le va bien nos irá bien a todos, y eso es lo importante.

ANTES DEL FIN:

Me gusta la arriesgada propuesta del presidente electo de “Paz Total”; es la misma de Álvaro Uribe en agosto del año pasado. Es una utopía, pero una utopía que sería la verdadera paz para Colombia: Perdón, olvido y un recomenzar.   Puede ver: ¡DE ACUERDO! AMNISTIA GENERAL https://eligiopalacio.com/2021/08/19/amnistia-general/.

La información sobre la posesión del presidente me lleva a evocar una manifestación, que presencié alguna vez en Argentina, a favor de la presidenta de ese país Cristina Fernández de Kirchner. Puede ver:   MARCHAS, TELENOVELAS Y “CORRIENTAZOS” https://eligiopalacio.com/2015/03/11/4724/

Bien hechos pero planos y sin mayores emociones los primeros capítulos de la novela inspirada en la historia de Vicente Fernández; su estilo evoca la miniserie sobre la vida del cantante argentino Sandro.

En el lugar equivocado los presentadores de La Voz Kids; no sé qué le ven a Laura Acuña pero como presentadora es desabrida.

Continúan las lluvias en el país. Impresiona el invierno que nos azota y las tragedias que genera.

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GANAR Y PERDER EN LAS ELECCIONES PRESIDENCIALES 2022

GANAR Y PERDER EN LAS ELECCIONES PRESIDENCIALES 2022

Eligio Palacio Roldán

Terminó una de las elecciones más trascendentales del presente siglo; la más importante de nuestra historia dijo el presidente electo, Gustavo Petro, en la celebración de su victoria. En esta oportunidad, como siempre, se gana y se pierde. Veamos:

Gustavo Petro: Triunfó después de varios intentos y lo hace de manera transparente y con un gran respaldo popular. Su discurso logró convencer una sociedad esquiva a los discursos de izquierda. Su historia apenas comienza y tendrá que ser un buen gobernante por obligación, su oposición a los gobiernos democráticos del país desde 1.970 le implica un gran reto. Ahora está del otro lado y es de esperarse que sepa tolerar la oposición que seguramente será implacable con sus acciones y con su pasado.

La izquierda: Ganó por primera vez en la historia del país. Ese triunfo al igual que el de sus líderes, Petro y Francia Márquez, son la retribución a un esfuerzo de muchos años y un compromiso que marcará el futuro de la tendencia política. Al igual que Petro estará del otro lado y tendrá la oportunidad de demostrar que sus teorías son las acertadas para el bienestar de los colombianos. Gana la izquierda latinoamericana e internacional, especialmente el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela.

La derecha o el antipetrismo: Ganó con más de diez millones de votos a su favor. Esa cifra permite pensar que con estrategias coordinadas pueden volver al poder fácilmente. Obvio, con una figura unificadora que hasta el momento no se perfila en el horizonte porque la edad de Rodolfo Hernández no le ayuda. Perdió el poder, lo dejó ir de las manos por no saber administrarlo, por usarlo y abusarlo, por la corrupción. En la oposición tendrán la oportunidad de reinventarse y reivindicarse aunque seguramente se mimetizarán en el gobierno para hacer de las suyas de nuevo. No en vano, el presidente electo tendrá que «conquistarlos».

Campañas políticas: Pedieron el rumbo, se extraviaron en la forma de hacer política, en la bajeza de sus acciones.

Los marginados: Triunfan indígenas, negritudes, población Lgtbiq, las víctimas de los “falsos positivos” y la población de la Colombia alejada del centro del país. Su representación en el ejecutivo crecerá aún más, porque ya la tiene.

Julián Bedoya, Roy Barreras, Piedad Córdoba, Iván Cepeda, Ramiro Suárez, detenidos de La Picota, entre otros: A pesar de ser cuestionados por la opinión pública, su apoyo no opacó el triunfo de Gustavo Petro y ahora están en el poder. Seguramente continuarán en él y serán los directos beneficiarios del gobierno Petro.

Fecode: La Federación Colombiana de Trabajadores de la Educación, el poderoso sindicato de los profesores, que poco ha hecho por la educación en Colombia, ganó. Su discurso continuado, de muchos años, en contra del estado dio sus frutos. Sería deseable que ahora si trabajen ya que no tendrán que dedicarse a la oposición política.

Redes sociales: Ganaron como herramienta de propaganda política y estrategia electoral a pesar de las falsedades que difundieron y la mezquindad de los manipuladores de la opinión pública que las utilizaron.

Jóvenes: Impusieron su visión de país, cargada de mucho optimismo, en ocasiones ilusoria y con el desconocimiento generalizado de la historia de Colombia. Los mayores de cuarenta años perdimos y nuestra visión ya es retrógrada.

La democracia: La gran triunfadora de la jornada.  Se le demostró a Colombia y al mundo que se puede elegir libremente y en paz y que la izquierda ha tenido y tuvo todas las garantías para llegar al poder. Se desploma la falacia de que el poder era solo para las élites.

La Registraduría: A pesar de los cuestionamientos previos a las elecciones, demostró que tenía la capacidad de respuesta al compromiso con Colombia y el mundo.

El gobierno Duque: Perdió porque entregó el poder a la izquierda por primera vez en la historia de Colombia; ganó por lo mismo: demostró que tan democrático fue. Pasada la presión de la oposición, con el pasar de los días, ganará el reconocimiento nacional e internacional.

Álvaro Uribe: Estas elecciones, su edad, desgaste y el rechazo por parte de una juventud mal informada hace que realmente su retiro sea el camino más seguro para el exmandatario. Ganó porque la presión sobre él disminuirá un poco. Su audiencia, ahora en la oposición, crecerá.

Alcaldes de Bogotá, Cali y Medellín: Otros triunfadores de la jornada electoral. La coincidencia de su tendencia política con el nuevo mandatario facilitará el desarrollo de sus iniciativas.

El periodismo: Su parcialización, ya conocida, lo dejó al desnudo. Se desmoronan figuras como Daniel Coronell, aunque su candidato llegue al poder, ahora se le pierde el filón con el que ha vivido los últimos veinte años: el Uribismo. Bueno, ya está encontrando otro: Jaime Gilinski. Igual suerte core María Jimena Duzán.

Medios de comunicación: Ganó el periodismo amarillista de las revistas Semana y Cambio, desafortunadamente. Perdió la radio que se quedó por debajo de las redes sociales; ganó la televisión, específicamente Caracol. La prensa quedó al margen.

Las Farc: Ganaron al igual que la izquierda. Bueno, siguen ganado desde el comienzo de las negociaciones del proceso de paz.

La corrupción: Quedó demostrado que los colombianos están “mamaos” de la corrupción y que hay una decisión de combatirla; claro, a la de la clase política solamente. Aunque hay muchos corruptos celebrando la llegada de Petro al poder, creo que no les será fácil reincidir.

La economía: Una incógnita. Por ahora pierde el sector minero energético por las decisiones del nuevo presidente sobre el sector.

Medio ambiente: Gana por la posición del presidente electo sobre el tema. No solo gana en Colombia sino el mundo entero.

Expresidentes: Ganan Samper y Santos -SANSAM-, pierden los demás.

Partidos políticos: Fueron borrados del mapa de Colombia. Tendrán que hacer un gran esfuerzo para resurgir.

Sergio Fajardo:  Ahí, como siempre, con su tibieza esperando una oportunidad dentro de cuatro años cuando llegue su cumpleaños número setenta.

Colombia: Al igual que Fajardo, ahí, aunque ganó con la limpieza de la jornada electoral; perdió por la radicalización de las tendencias políticas y la división del país.

Yo: Igual. A la expectativa por las promesas del presidente electo para el campo y de que no me expropien. Madrugando a las tres y treinta de la mañana a ordeñar las vaquitas.

ANTES DEL FIN

La mejor de las suertes para Colombia y los colombianos en esta nueva era, la era de la izquierda, la era Petro.

LOS RESULTADOS DE LA ELECCIONES

LOS RESULTADOS DE LA ELECCIONES

Eligio Palacio Roldán

“Cuánto gané, cuanto perdí…” canta Pablo Milanés, “Perder es ganar un poco” dice Maturana y entonces al final de la jornada es difícil hacer un balance; incluso diría que imposible porque todo depende de la mirada que se les dé a los hechos; y como lo he dicho tantas veces ser objetivo es una utopía.

Terminada la jornada electoral del pasado domingo todos ganamos y perdimos al mismo tiempo. Bueno, ganó Colombia y la democracia como sistema; sobre los protagonistas del debate tenemos:

Rodolfo Hernández: fue el gran ganador de la contienda electoral a pesar de obtener el segundo lugar en número de votos, encarnó el descontento de los colombianos con la clase política tradicional, a pesar de su edad conquistó a los jóvenes y con la derrota de Federico Gutiérrez tiene a su favor un gran caudal para conquistar.

Gustavo Petro:  marcó un hito con la votación obtenida por un candidato de izquierda en el país; sin embargo, no ganó “en primera” y le salió un contendor de peso para la segunda vuelta, además en su triunfo influyeron personajes de la vida pública nacional muy cuestionados como Ernesto Samper, Armando Benedetti, Roy Barreras y Piedad Córdoba entre otros que opacan su victoria.

Federico Gutiérrez: perdió las elecciones, pero tuvo más de cinco millones de votos a pesar de ser poco conocido a nivel nacional, a mediano plazo se constituye en la figura joven de la derecha colombiana.

Sergio Fajardo: fue el gran perdedor de las elecciones, predecible su retiro de la política.

Ingrid Betancourt: ganó con su temprana adhesión a Roldolfo Hernández y con el fracaso de la coalición de centro.

Expresidentes: perdieron los de derecha: Uribe, Pastrana, Gaviria; ganaron los de izquierda: Santos, Samper

Puede ver: SANTOS Y SAMPER – SANSAM https://eligiopalacio.com/2021/02/25/santos-y-samper-sansam/

Iván Duque: perdió porque no supo sintonizar su gobierno con el sentimiento de los colombianos, hizo lo mismo de siempre cuando la población le pedía algo diferente y por ello cedió el poder a candidatos por fuera de los partidos tradicionales; ganó porque las elecciones fueron un ejemplo de democracia para el mundo.

Álvaro Uribe: perdió por primera vez en veinte años, la segunda vuelta será la primera en que no tenga participación directa en el presente siglo; ganó porque su legado sigue vivo a pesar de la férrea oposición que ha tenido. Sus seguidores podrían elegir presidente.

Juan Manuel Santos: ganó de la mano de Gustavo Petro y la derrota del Uribismo

Clase política: perdieron todos los partidos políticos tradicionales y en general quienes han manejado a Colombia en los últimos 50 años. Los que están al lado de Petro, al igual que Ingrid, supieron moverse a tiempo y ganaron; sin embargo, no está muy claro que su permanencia al lado del candidato de la Colombia Humana sea deseable en momentos en que hay un rechazo generalizado hacia la corrupción. La derrota de la clase política tradicional es una consecuencia lógica de su accionar que privilegió su deseo de enriquecerse a costa del erario público, frente a su obligación de trabajar por el país.

Corrupción: perdió. Si algo quedó claro en estas elecciones presidenciales es que hay un rechazo unánime hacia la corrupción que ojalá se traslade a las locales y regionales y en especial a las del Congreso. La corrupción siempre ha estado asociada a la derecha y por ello hay un giro a la izquierda en nuestro país y hacia la propuesta de lucha contra ella de Rodolfo Hernández, ojalá el elegido el próximo 19 de junio no defraude al país.

Puede ver: LAS TAREAS DE LA IZQUIERDA Y LA DERECHA https://eligiopalacio.com/2019/11/03/las-tareas-de-la-izquierda-y-la-derecha/

ANTES DEL FIN

Los próximos veinte días serán de infarto en la política e historia de Colombia. No habrá tema diferente en las conversaciones cotidianas.

LLEGÓ LA HORA DE ELEGIR

LLEGÓ LA HORA DE ELEGIR

Eligio Palacio Roldán

“Escoger o preferir a alguien o algo para un fin”

RAE

“Hacerse elegir es entonces el arte de mentir y de lograr que esas mentiras sean aceptadas como verdad.”

Como bien lo define la Real Academia de la Lengua Española, elegir es escoger a alguien o algo para un fin. Llegada la hora de hacerlo, lo primero es determinar para qué fin elijo y a partir de ahí determinar qué o quién conviene más a mis intereses y a los de la nación, si tengo algo de sensibilidad social que trascienda los intereses particulares.

Este domingo se desarrollará la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Colombia para el período 2022-2026 Cómo saber, en ese escenario, ¿quién le conviene a mis intereses y a los de mi comunidad? Sencillo, primero definir esos intereses y luego descubrir en cada una de las propuestas de los candidatos las que más se acercan a ellos y votar por quienes los encarnan, no de labios para afuera sino desde su ser interior.

El mercadeo político, desde siempre, así no se le conociera como tal, ha tratado de identificar esos intereses, esos deseos, de la población para los candidatos acomodarse a ellos, convirtiéndose en productos consumibles por los electores cuyo pago es un voto, una elección.

El producto, candidato, de estas elecciones, si tiene verdadera “ambición” de poder, debe responder, entre otros, a los siguientes requerimientos.

  1. Ser anti uribista: decir que fue el peor presidente de Colombia en toda su historia, que es un criminal y que merece ser condenado.
  2. “Pasar de agache” ante los crímenes de las Farc, decir que no han cometido ningún delito y que si lo hicieron fue para defender a la población de la opresión.
  3. Condenar la clase política, tacharla de corrupta, así se encuentre inmerso en ella y haber sido protagonista de varios hechos de corrupción
  4. Hablar mal de los ricos y de los empresarios, sostener que son los culpables de su pobreza, y prometer que sobre ellos recaerá la carga tributaria.
  5. Prometer satisfacer las necesidades y los sueños de cada uno de los electores, así no existan los recursos necesarios para lograrlo.
  6. Aprovecharse de los resentimientos de todos y cada uno de los que por diversas circunstancias se han sentido excluidos: pobres de dinero y de espíritu, mujeres, campesinos, obreros, negros, población lgtbiq, etc.
  7. No censurar la idiosincrasia actual del pueblo colombiano, lleno de personas que se creen merecer todo sin hacer mayores esfuerzos, al estilo narcotraficante.
  8. Afirmar, que el narcotráfico es problema de Estados Unidos y que como víctimas no podemos hacer nada para combatirlo.
  9. Criticar al presidente Duque, endilgarle todos los problemas del país y no reconocerle ningún mérito.
  10. Decir que a partir del siete de agosto todo va a cambiar y que llegaremos a una etapa de prosperidad. Eso sí, sin dar mayores explicaciones de cómo lograrlo.

Además de responder a estos requerimientos, entre otros, el aspirante a gobernarnos tiene que lograr que le crean, así una vez en el gobierno se olvide de lo prometido o haga todo lo contrario a lo expuesto en campaña; a manera de ejemplo, ¿cuál de los presidentes de la historia reciente de Colombia, cuando candidato, no ha prometido que no incrementará los impuestos? Incluso, Juan Manuel Santos aseguró firmar esta promesa en piedra o en mármol, en un debate con Antanas Mockus, el 25 de mayo de 2010.

Hacerse elegir es entonces el arte de mentir y de lograr que esas mentiras sean aceptadas como verdad. Así que no crea en las promesas de ninguno de los candidatos. Para escoger por quien votar mire otros elementos como antecedentes, trayectoria, coherencia, liderazgo, razonabilidad de sus propuestas; pero sobre todo sus actos de vida.

ANTES DEL FIN

29 de mayo de 2022, una fecha trascendental en la historia de Colombia y de la de cada uno de los colombianos.

¡YA! PÁRENLA CON URIBE

¡YA! PÁRENLA CON URIBE

Eligio Palacio Roldán

Desde hace más de diez años los colombianos no hacen sino escuchar hablar mal del expresidente Alvaro Uribe, tanto que se le endilga todo lo negativo que ocurre en el país, en broma y en serio, sin importar que hace doce años dejó de gobernar y que por dos períodos estuvo en el poder el enemigo más grande que ha tenido: Juan Manuel Santos. Extraña manera de ver a un personaje público porque pareciera que Santos no estuvo en el poder pues se habla que el Uribismo ha gobernado a Colombia durante veinte años; es decir Santos y sus colaboradores no existen, no gobernaron y si lo hicieron fue en cuerpo ajeno porque para una gran cantidad de colombianos hay que acabar con dos décadas de uribismo.

Toda la bronca contra Uribe ha sido fruto de una tarea propiciada por sus enemigos, derrotados o diezmados durante sus ocho años de gobierno; delincuencia, guerrillas y paramilitares, de la mano de periodistas y generadores de opinión obsesivos como Daniel Coronell o Ramiro Bejarano, entre otros, fueron permeando las conciencias de un pueblo, culturalmente negativo, hasta conseguir configurar como símbolo de todo lo malo que sucede en el país al expresidente Uribe y forjar la ilusión de que, sin él, todo será una especie de paraíso en la tierra. La población se convirtió em una masa de gente ingenua e ilusa que, en muchas ocasiones, raya con la estupidez.

Uribe no fue el presidente que muchos quisimos, cometió errores graves como no sanear la clase política, no incentivar suficientemente la producción de bienes y servicios para el mercado local e internacional  y no controlar eficientemente los medios con los que sus subalternos lograban sus metas, léase falsos positivos; pero indudablemente hay que reconocerle el cambio que le dio al país, la capitulación del pesimismo, la trillada confianza inversionista, el surgimiento del turismo para nacionales y extranjeros como una de las fuentes principales de generación de riqueza para el país y la derrota de guerrillas de izquierda y de derecha.

El calificativo de asesino que quieren dejarle como legado para la historia al gobierno Uribe es un imposible legal, primero porque el expresidente es bastante inteligente para dejarse involucrar en unos hechos tan graves y segundo porque es evidente que después de casi veinte años de persecución política, sus enemigos, no han podido encontrar pruebas para acusarlo.  Olvidan sus críticos que los falsos positivos tuvieron su auge cuando fungió como Ministro de Defensa Juan Manuel Santos, tal como lo describe Wikipedia: “fue nombrado ministro de Defensa durante el gobierno de Álvaro Uribe desde el 19 de julio de 2006) hasta el 23 de mayo de 2009, periodo en la cual se dio el auge del fenómeno conocido como Falsos positivos en Colombia…”. Si alguien fue responsable de los falsos positivos fue Santos; a él le interesaba mostrar resultados para ganar el apoyo del presidente de entonces y para generar la imagen de político eficiente, frente a los colombianos, con miras a ganar las elecciones presidenciales, tal como sucedió posteriormente.

Puede ver DE LA ETICA DE LOS RESULTADOS A LA TRAGEDIA DE LOS FALSOS POSITIVOS https://eligiopalacio.com/2021/03/26/de-la-etica-de-los-resultados-a-la-tragedia-de-los-falsos-positivos/

En fin, con el pasar del tiempo, Uribe se ha convertido en algo así como el muchacho de la escuela al que culpan de todo y sobre el que se ejerce matoneo permanente; por eso pienso es tiempo de dejarlo tranquilo, en paz: ¡YA! PÁRENLA CON URIBE

ANTES DEL FIN

A raiz del paro decretado por las Autodefensas Gaitanistas de Colombia, un hermano me recordaba que las caravanas de vehículos para protegerse de las amenazas de las Farc, en las carreteras colombianas, las había ideado Álvaro Uribe en su gobierno. Colombia no tiene memoria y si la tiene es muy ingrata.

Hablando de culpas, los colombianos responsabilizan de la inflación al gobierno Duque, haciéndose los de la vista gorda ante el panorama internacional.

Estamos frente a una de las elecciones más trascendentales en la historia de Colombia. No siempre “La voz del pueblo es la voz de Dios”.

Colombia poco a poco se transforma: Entramos en la era de la energía solar.

¿POR QUIÉN VOTAR PARA EL SENADO?

¿POR QUIÉN VOTAR PARA EL SENADO?

Eligio Palacio Roldán

Nacido en un hogar humilde, en las montañas de Antioquia, me he hecho un lugar en el mundo gracias a mi esfuerzo y persistencia y al apoyo de mi familia y del estado colombiano; no en vano, fui formado en las dos mejores universidades públicas del país (Nacional y de Antioquia) y he trabajado para el gobierno colombiano toda mi vida. Fruto del trabajo he podido realizar algunos viajes por el mundo; los dos últimos La Habana–Cuba y Alaska–Estados Unidos; en esos viajes he aprendido a diferenciar entre la estrambótica alegría de los norteamericanos, la sonrisa cálida de los latinoamericanos que pretenden salir adelante en el país del norte y la trágica amargura de los cubanos en su país y de los venezolanos que inundan las calles y los campos de nuestra Colombia.

Esa percepción ratifica mi creencia de que es mejor una democracia imperfecta como la colombiana o la de Estados Unidos a una dictadura como la de Cuba o Venezuela. Colombia comienza a repetir la historia del vecino país, pero como expresa el dicho “nadie experimenta por cabeza ajena” y todo indica que las próximas elecciones presidenciales cambiarán el rumbo de nuestra patria.

Hace veinte años cuando Colombia se rindió a los pies de Uribe, como lo hace hoy con el candidato Gustavo Petro, decidí votar por Jorge Enrique Robledo para el Senado de la República; lo hice, porque creí que en unas mayorías unánimes como las que existían alrededor del pensamiento del presidente era necesaria una voz recia, contundente y clara en la oposición. No me equivoqué, su labor ha sido muy buena en estos veinte años de la era Uribe y aunque ha tenido dos o tres salidas en falso su trayectoria es de admirar.  A pesar de las bondades del candidato Robledo, esta vez, no votaré por él y no lo haré porque ideológicamente está en el mismo lado del posible nuevo presidente de Colombia.

Siempre se ha dicho que en Colombia un gobierno de izquierda no podrá ser radical porque no tendría el apoyo de las Fuerzas Armadas y del Congreso. No hay tal, las primeras se dividieron en el gobierno Santos con la firma de los acuerdos de paz y es fácil seleccionar comandantes afines con el gobierno de turno y en cuanto a los congresistas, ¡pobre Colombia! son coaptados por el presidente de turno a cambio de prebendas; es más del candidato de turno con la simple expectativa de la triste, amarga y pegajosa “mermelada”.

En las elecciones del trece de marzo votaré, entonces, para el Senado por una persona del mismo perfil de Robledo, pero de derecha; esa persona debe tener los “calzones bien puestos” así sea una mujer; una mujer clara, frentera, sin pelos en la lengua y dispuesta a luchar por lo que hemos logrado a lo largo de la historia, sin dejarse manipular por el gobernante de turno y que pueda ser vocera del pueblo colombiano ante organismos internacionales.

ANTES DEL FIN

Muy triste la parcialización de los medios de comunicación en Colombia: mientras persiguen implacablemente a unos se hacen los de la vista gorda frente a los otros. Denigrante el publirreportaje que le hicieron esta semana a Piedad Córdoba en Caracol Radio.

Con récord de sintonía la telenovela sobre la vida de Arelys Henao demuestra que se puede utilizar este género televisivo para contar historias constructivas de gentes comunes y corrientes que son un ejemplo a seguir por las generaciones actuales y la demostración de que en Colombia se puede salir adelante. Gracias a Caracol Televisión.

Puede leer: ARELYS HENAO LA TELENOVELA https://eligiopalacio.com/2022/02/05/arelys-henao-la-telenovela/

EN DEFENSA DEL PRESIDENTE duque

EN DEFENSA DEL PRESIDENTE DUQUE

Eligio Palacio Roldán

Hablar bien del presidente Duque seguramente no generará ninguna posibilidad de lectura…

Tenía la percepción de que el periodismo que se lee, escucha o ve es en el que se habla mal del otro. Tuve la seguridad de ello cuando comencé a publicar mi opinión, hace ya ocho años. Mis columnas más leídas son las que hacen referencia a la corrupción, las tragedias o el mal desempeño de los gobernantes. Es tan rentable hablar mal de los demás que hasta las audiencias pagan para ello y se pueden tener “Columnas sin Techo”. Obvio que muchos personajes ayudan bastante a este tipo de periodismo con sus actuaciones, pero la verdad es que las informaciones positivas no venden.

Hablar bien del presidente Duque seguramente no generará ninguna posibilidad de lectura, a no ser para destilar odio hacia mí por hacerlo; porque, ya lo he escrito, estamos inmersos en la cultura del odio. (LA CULTURA DEL ODIO https://eligiopalacio.com/2021/04/23/la-cultura-del-odio/)

El presidente Duque es un hombre técnico, distante de la clase política pero elegido por ella. Esto genera, obviamente una dificultad – quizás la más grave de su gobierno – pero encarna el sueño de cualquier sociedad, de este siglo: ser gobernado por alguien que piense en el país, en su gente y su desarrollo y no supedite su agenda a los intereses de los políticos de turno.

Colombia estuvo dieciséis años en manos de gobiernos cuyo propósito principal era la reelección y/o imponer una línea de gobierno. Uribe y Santos se dedicaron, por dos periodos consecutivos, cada uno, a hacer campaña para recibir el favoritismo de los electores y la clase política y todos los colombianos se acostumbraron a ello. Duque tiene claro que no está en juego su futuro político, sino el del país.

Esas dos aristas hacen que el presidente Duque gobierne de manera diferente y esa diferencia no lo hace malo; es más, lo hacer mejor.

Varios hechos van en contra de ver, en el de Duque, un buen gobierno: la incorporación de la izquierda, antes armada, a la vida política nacional y su vehemencia para obtener el favoritismo de los electores, la diáspora venezolana hacia Colombia y la peor crisis en la salud física y mental de la población y en la economía, de nuestra historia, desatada por la pandemia del coronavirus.

Esta mañana escuché al presidente Duque en una entrevista, con la emisora W Radio, y volví a entender la claridad de sus conceptos y la sana intención de sus ideas, opacados en las redes sociales por una oposición sectaria y destructiva  y por la prensa colombiana que tiene como norte los números del rating y de los ingresos, y concluí que la criticada reforma tributaria es solo un proyecto del ejecutivo que se lleva al escenario natural de la democracia, para la aprobación de las leyes: el congreso. Claro, repito, como esas formas de legislar son extrañas, luego de 16 años de “mermelada”, es “normal” que la ciudadanía creyera que el proyecto ya estuviese aprobado.

En fin, Duque es un excelente presidente en un tiempo, país y/o sociedad equivocados. ¡Qué vaina!

Toca decirlo, también… Como ser humano íntegro Duque está lejos, muy lejos, de sus principales opositores.

ANTES DEL FIN

Hay razones para protestar, la situación del país es muy compleja; pero es notoria una organización estructurada para hacer daño y generar el caos; combatirla es otra difícil tarea para el gobierno Duque y para la todos los colombianos de bien.

¿Cómo hacer para encontrar oportunidades, generar ingresos para la comunidad, disminuir la insatisfacción por la falta de empleo y no caer en el asistencialismo?

DE LA ETICA DE LOS RESULTADOS A LA TRAGEDIA DE LOS FALSOS POSITIVOS

DE LA ETICA DE LOS RESULTADOS A LA TRAGEDIA DE LOS FALSOS POSITIVOS

Eligio Palacio Roldán

A veces me leen. A veces me felicitan. A veces me critican. Quien escribe y opina está expuesto a los juicios de quienes lo leen. Eso es normal y, obviamente, lo respeto. La pasada columna URIBE ES INOCENTE (https://eligiopalacio.com/2021/03/11/uribe-es-inocente/) dio para todo tipo de alabanzas y críticas. Una de las críticas hacía referencia a que no menciono, siquiera, la tragedia de los falsos positivos, de los cuales culpan al expresidente Uribe sus más férreos enemigos.

Sea lo primero, decir que estoy seguro Uribe no tuvo nada que ver en el exterminio de jóvenes inocentes para hacerlos pasar por guerrilleros y no porque crea que el alma del exmandatario sea casta y pura, sino porque no es tan tonto para caer de esa manera en las manos de un enemigo o de algún “amigo”. Tampoco creo los hayan propiciado Juan Manuel Santos, Marta Lucía Ramírez o algún otro Ministro de Defensa. El interés de unos y otros era obtener resultados positivos en la lucha contra la guerrilla y, obviamente, con esos resultados ganar el aplauso y el favoritismo de los colombianos, para sus propósitos políticos.

Los falsos positivos son la más dura y triste tragedia de nuestra historia, tal vez solo comparable con la conquista española cuando los invasores masacraron a nuestro pueblo indígena. Eso está claro, no hay discusión posible, y si algún colombiano los defendiera es porque está más enfermo que quienes los propiciaron. Ahora bien, el origen de ellos no es el estímulo dado a los militares sino la forma turbia como esos militares quisieron mostrar al gobierno y a la sociedad una victoria sobre la guerrilla de las Farc. Ahí la génesis del problema.

La sociedad consumista del siglo XXI es la sociedad de los resultados: resultados académicos, deportivos, empresariales, económicos, etc. Somos esclavos de esos resultados. El éxito es cuantificable, medible a partir de ellos. Un buen gerente los exige siempre y si él mismo no los genera, pues se va. A los niños se les reclaman desde la más tierna edad y si no los tienen son tachados de fracasados.

Si por algo se ha distinguido Uribe, en su vida pública, es por exigir resultados. Son ya míticos sus “Consejos Comunitarios” donde ponía en la picota pública a quienes no los dieran. Y esa presión fue la que habría llevado a los militares a los “falsos positivos”, porque era imperativo tenerlos.

Pero no son solo los resultados para Uribe, son los resultados para la sociedad en general los que están estrangulando la vida en el planeta. De ahí fenómenos como el cambio climático, o la explotación laboral en regiones de China, Latinoamérica y África, o la esclavitud virtual que amenaza a la humanidad. Resultados tenemos para anunciar al mundo; pero ¿Cómo se obtienen? ¿A qué costo? ¿A costa de qué o de quiénes? Nos está matando, literalmente, la falta de ética en los resultados. 

Es tan desafortunada nuestra ética en la obtención de los resultados y tan poca la evolución de la sociedad que estamos repitiendo la terrible premisa de Maquiavelo, de hace 500 años: “El fin justifica los medios”. Esa misma falta de ética en los resultados está minando la credibilidad en la JEP y por ello sus cifras de los falsos positivos deben ser demostrables y creíbles porque pareciera, también se están usando como herramienta política.

Pero no solo nos exigen resultados, los exigimos a diario, los imponemos. No importa si estamos en pandemia, si el otro puede lograrlos, si existen los recursos para obtenerlos. Nada importa, solo los resultados. Y, después, nos quejamos de los falsos positivos que nosotros mismos propiciamos.

Se creía que la pandemia del coronavirus cambiaría el paso del hombre por la tierra. No hay tal: Seguimos en las mismas: tras los resultados.

ANTES DEL FIN

Si algo trajo la pandemia es la conciencia de lo mortales que somos y la irresponsabilidad frente al otro que sí cuida su vida.

Segunda Semana Santa sin las ceremonias religiosas y los encuentros propios de la época. Bueno, quizás nos vamos acomodando a esta nueva forma de vivir. Nuestro paso por la tierra continúa.

URIBE ES INOCENTE

URIBE ES INOCENTE

Eligio Palacio Roldán

Álvaro Uribe es inocente. Estoy seguro. Estoy seguro, porque desde cuando asumió el reto de liberar a Colombia, de la opresión de la delincuencia armada, los colaboradores directos e indirectos de la guerrilla de las Farc, muchos de ellos agazapados en la clase política, el periodismo y el mismo gobierno, emprendieron otra lucha: la de liquidar al presidente Uribe. Y se agazaparon a su alrededor, como en el caso de Juan Manuel Santos, para darle una estocada final y así cumplir con un sueño “revolucionario” de muchos años atrás.

Me refiero a que Uribe es inocente de los delitos atroces que la guerrilla, algunos periodistas y la izquierda colombiana han tratado de endilgarle en su vida pública, no al reciente y controvertido proceso por manipulación de testigos que adelantó la Corte Suprema de Justicia, luego la Fiscalía General de la Nación y que hoy sigue su trámite ante un juez de la república. Este delito, en últimas, resulta siendo menor en comparación con los que dicen cometió y de ser declarado culpable sería una pobre victoria para sus opositores.

Por lo único que los enemigos de Uribe han podido llevarlo a los estrados judiciales es por, supuestamente, tratar de conseguir cambiar el testimonio de un testigo, sobre su posible participación en la conformación de grupos paramilitares; una práctica común en todas las investigaciones judiciales y/o administrativas en este país. Me pregunto, ¿Qué implicado en un proceso no busca que los testigos se acerquen a su verdad? Y, ¿Qué acusador no ha hecho lo mismo? El problema no es ese, el problema es que los jueces de la república no tengan la capacidad para dilucidar la verdad a través de los interrogatorios a los “testigos” de los hechos o que sencillamente se nieguen a aceptarla. En toda esta historia quien, verdaderamente se está haciendo el harakiri, es la justicia colombiana y de paso, está “volviendo trizas” la institucionalidad de la nación y a Colombia entera.

Uribe es inocente, estoy seguro, porque alguien con tantos y tan poderosos enemigos no podría estar libre después de veinte años de enfrentarlos, sin que haya aparecido alguna prueba contundente en su contra. Y han sido tantos y tan infructuosos los intentos de vincularlo a algún delito que de aparecer alguno, al cabo de tanto tiempo, ya no sería creíble. Además, ¿Cómo es posible que ni siquiera sus enemigos mimetizados en su gobierno hayan logrado recaudar una prueba en su contra?

A estas alturas ya ni interesa si Uribe es absuelto o condenado por algún organismo nacional o internacional, el expresidente ya pasó a la historia como el hombre más importante de Colombia, en las primeras dos décadas del siglo XXI. Seguro, con el pasar de los años, se convertirá en un mito. Bueno, ya lo es. Sus seguidores seguirán adorándolo y sus detractores odiándolo como ha ocurrido con los grandes líderes de la humanidad. Difícil que otro presidente lo iguale, así haya conseguido un premio Nobel.

ANTES DEL FIN

Nunca fui Uribista, nunca lo seré. Cuando Colombia se rendía a los pies de Uribe, critiqué el manejo que le daba a la economía y la oportunidad perdida de cambiar nuestro sistema político. El expresidente fue el único con el poder de convocatoria necesario para hacerlo y no lo hizo, el único que ha tenido a Colombia dispuesta a participar en una verdadera revolución.

Hablando de revolución, ¿Cuándo harán los partidos de izquierda una revolución similar a la que hizo Jenaro Pérez y Colanta en el norte antioqueño, o el empresario Arturo Calle, o el Grupo Carvajal o tantos otros empresas y empresarios colombianos?… “Mucho tilín tilín y nada de paletas”.

SÍ, OTRA VEZ URIBE

SÍ, OTRA VEZ URIBE

Eligio Palacio Roldán

Si, otra vez. Otra vez a escribir sobre Alvaro Uribe como lo han hecho los principales medios escritos del país, en los últimos veinte años; a hablar de él como también lo hacen la radio, la televisión y el twitter furiosamente, a cada instante, porque quiérase o no es nuestro personaje nacional. Tal vez esté en el inconsciente colectivo de los colombianos como los reyes de España o Inglaterra, Lady Di o como Evita Perón en Argentina; en fin, es nuestra estrella: amada y odiada con el mismo furor.

Colombia ha vivido siguiendo a Uribe desde hace más de veinte años con tanta pasión que desborda cualquier posibilidad de objetividad en la narración de los hechos, sucedidos a su alrededor, e incluso las comparaciones con personajes similares de nuestra historia resultan inocuas. Al comienzo se le quería tocar, sentir e incluso, estoy seguro,  amar. Hubo un enamoramiento colectivo por el personaje que poco a poco se fue transformando en odio, gracias a una cuidadosa tarea de la izquierda y una colaboración diríase que estúpida de la derecha.  Del amor al odio hay solo un paso, dicen.

¿Qué decir de la detención de Uribe? 

A sus amigos, mis amigos, les digo lo mismo que les dije a los del Gobernador Anibal Gaviria: Es normal que el ser humano se niegue a creer en los hechos dolosos que involucren a las personas que quiere y que incluso “meta la mano en el fuego” por ellos. Eso está bien. No lo está, presionar a quienes investigan e imparten justicia para lograr un resultado a su favor. Los fines jamás justificaran los medios. Repito: los defensores de Anibal Gaviria están cayendo en el mismo cuento de guerrilleros, paramilitares y hasta de asesinos como Pablo Escobar: La justica a su medida…”

A sus enemigos, mis amigos, les digo lo mismo que les dije a los amigos del Gobernador Anibal Gaviria: No está bien “presionar a quienes investigan e imparten justicia para lograr un resultado a su favor. Los fines jamás justificaran los medios… están cayendo en el mismo cuento de guerrilleros, paramilitares y hasta de asesinos como Pablo Escobar: La justica a su medida…”

Y vuelvo a repetir también que: he criticado el espectáculo que hacen los encargados  de impartir justicia en Colombia. He pedido la reserva de las investigaciones y he criticado a los periodistas y generadores de opinión  por condenar a alguien con tan solo el comienzo de una investigación…”

Puede leer: MIS AMIGOS, LOS AMIGOS DE ANIBAL GAVIRIA https://eligiopalacio.com/2020/07/10/mis-amigos-los-amigos-de-anibal-gaviria/

No es un tiempo oportuno, bueno ningún tiempo lo es, para avivar las divisiones recurrentes en los más de doscientos años de la historia de nuestro país. Más bien, es el momento para rodear a la Corte Suprema de Justicia para que de manera equilibrada y transparente tome una decisión “justa” y de analizar lo desacertada que es la medida de aseguramiento preventivo: como el expresidente Uribe y el gobernador Gaviria hay miles de colombianos detenidos, quizás injustamente.

De ser condenado Uribe por fraude procesal, sus enemigos tendrían una victoria en una larga guerra de décadas; pero también la tendría el expresidente porque sería una prueba de que la justicia es independiente y que si ha salido inocente de otras acusaciones mucho más graves es porque no es tan perverso como afirman y/o que sus enemigos no tienen pruebas reales.

En el caso Uribe, quien indiscutiblemente saldrá perdiendo será la Justicia colombiana porque por lo menos medio país no aceptará el fallo a favor o en contra, agudizando su  crisis de credibilidad y obviamente perderá el país porque seguirá mucho más dividido que antes, en medio de una guerra política que pareciera no terminar nunca.

ANTES DEL FIN

Y poco a poco va llegando la nueva normalidad. Una normalidad cargada de encierro, aislamiento y limitaciones económicas. Tal vez nos acercamos a la vida en Colombia de los años sesenta… Tal vez…

En Tiempos del Coronavirus, en tiempo de soledad y recogimiento, hay oportunidad de hacer otras cosas, de crear. Recomiendo ver mi página de canciones de los años sesenta: VIDEOS DE CUARENTENA https://eligiopalacio.com/videos-2/

Puede ver:

ALVARO URIBE… CUESTA ABAJO EN LA RODADA. https://eligiopalacio.com/2019/07/14/alvaro-uribe-cuesta-abajo-en-la-rodada/

ALVARO URIBE VÉLEZ https://eligiopalacio.com/2016/04/06/alvaro-uribe-velez/

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