LEALTADES MAL ENTENDIDAS
Eligio Palacio Roldán
Y yo que leía, en la Constitución Nacional, que “Son Ramas del Poder Público, la legislativa, la ejecutiva, y la judicial”. Faltaba algo, el poder de la “lagartería”, de las lealtades mal entendidas.
Una persona leal es aquella “Que guarda a alguien o algo la debida fidelidad” y fidelidad es la “observancia de la fe que alguien debe a otra persona”. La lealtad malentendida es aquella que sacrifica la verdadera lealtad por temor a ser rechazado e incluso sancionado por expresar lo que se piensa sobre un hecho o una idea determinada, de la persona a la que supuestamente se le es leal. La lealtad mal entendida se va traduciendo en hipocresía, “lagartería” o complicidad. Obviamente gran parte de la culpa de la lealtad mal entendida la tienen los líderes que no aceptan críticas o posiciones en contrario a las suyas.
Ver GERENCIA DEL TALENTO HUMANO https://eligiopalacio.com/2016/07/13/talento-humano/
Lo peor de las lealtades mal entendidas es que son aprobadas por la sociedad en pleno; incluso desde el hogar, donde se originan, en su gran mayoría, por la dificultad de los mayores para aceptar que un menor pueda tener la razón. Se considera como una falta al principio de autoridad. Y esta situación se traslada, de igual forma, a la escuela, al trabajo y a la sociedad.
Esta semana medio país censuró al magistrado de la Corte Constitucional, Carlos Bernal, por que votó en contra de los intereses del gobierno Santos, en una demanda interpuesta por el Senador Iván Duque, del Centro Democrático, contra el método fast track para aprobar en el Congreso los acuerdos de paz con las Farc. Se criticó la decisión del magistrado Bernal porque “había sido ternado por el Presidente”. Y lo dijeron los generadores de opinión independientes de este país, los que luchan contra la corrupción. Es decir, el magistrado no podía pensar, solo hacer lo que dijera Santos: Lealtad mal entendida.
Obviamente son miles de ejemplos. ¿Qué tal la lealtad del exministro Juan Manuel Santos apoyando las ideas y las formas de gobernar de Uribe cuando este era presidente? Puro lagarto, como todos los que resultan alrededor de quienes ostentan, algo o mucho, poder. Y esos son precisamente nuestros dirigentes: los del partido de La U, los conservadores, los liberales y hasta los de izquierda. ¿Qué tal Vargas Lleras con Santos? Y ¿Clara López? Obvio, la lealtad llega hasta cuando dura el poder, ¿O no, Senador Uribe, usted qué opina?, ¿Cómo ha sido su experiencia con sus amigos leales de los tiempos de la presidencia?
Ver COHERENCIA https://eligiopalacio.com/2016/11/30/incoherencia/
Entonces resulta que estamos gobernados por gentes leales al presidente de turno, con lealtades mal entendidas o lealtades cómplices, complicidad que se agravó con la reelección presidencial y que no da cabida a discusiones enriquecedoras al interior de nuestro Congreso, ni al interior de nuestro país porque, obviamente, muchas de esas lealtades se consiguen a punta de “mermelada”.
En hora buena el magistrado Carlos Bernal votó a conciencia. Aplausos.
Es tiempo de educar con el ejemplo, con los sinsabores y la aceptación de que nuestros seres queridos, nuestros seres leales puedan opinar diferente a lo que opinamos nosotros. Ese es el verdadero respeto por la diferencia.
ANTES DEL FIN
Y yo que leía, en la Constitución Nacional, que “Son Ramas del Poder Público, la legislativa, la ejecutiva, y la judicial”. Faltaba algo, el poder de la “lagartería”, de las lealtades mal entendidas.
Sí, pensé en usted, alcalde de Entrerríos, mi pueblo, cuando escribí esta columna, en sus antecesores y en todos los alcaldes de mi país, inmersos en un lago repleto de lealtades mal entendidas, de “lagartos”.
Sí, pensé en ustedes jefes, de todos los tiempos de mi vida laboral, cuando escribí esta columna, en la soledad de su pequeño reino, rodeados de súbditos.
Sí. Pensé en ti, cuando escribí esta columna. Gracias por los “wassapasos” que me pegas cuando no estás de acuerdo conmigo.
De Eligio he leído todas sus columnas, pero ésta a mi juicio es la mejor, pues desnuda una de esas características que tenemos por nuestra condición humana…tal vez a Eligio le faltó traer al escrito aquel detalle de Pedro negando a nuestro señor…
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Hoy volví a leer esta supercolumna…y sigue siendo más que vigente…
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