EL PRESIDENTE Y LOS DEMÁS DROGADICTOS DE COLOMBIA
Eligio Palacio Roldán
Eso le pido al presidente Petro. Él, que está inmerso en la adicción a las drogas, debe tener el valor civil para aceptarlo, para someterse a terapias de sanación y regeneración y, con su ejemplo y estrategias de carácter social, propias de su dignidad, emprender una gran cruzada para hacer frente a este problema de la sociedad actual.
A mi regreso, después de 43 años, a vivir de tiempo completo en Entrerríos – Antioquia, municipio ubicado a 60 kilómetros al norte de Medellín, me encuentro con decenas de posibilidades de desarrollo intelectual, artístico, psicosocial y económico para los habitantes de la región, jalonados por la administración municipal. También una migración importante desde otras zonas del país y algo muy grave: el incremento de la inseguridad y la adicción a las drogas ilícitas.
La inseguridad que vive la región y el país es ampliamente difundida por los medios de comunicación, pero el problema de la drogadicción pasa de agache, de chisme de corrillo, que fulanito o zutanito está inmerso en ese mundo, que lo tuvieron que echar de la casa, que los padres no cesan de llorar, que recorren las calles buscando a sus hijos en esas legiones de habitantes de la calle, en pueblos y ciudades. Y si no tienes un caso cercano de drogadicción, los miras entre incrédulo y temeroso.
Esta semana mientras el país debatía sobre la adicción a las drogas del presidente Petro y sus dificultades para atender sus obligaciones ante este hecho, el alcalde de Medellín, Federico Gutierrez, alertaba a la comunidad sobre el incremento del número de habitantes de la calle en la capital antioqueña, que pasó de cuatro a ocho mil personas en los últimos cuatro años, como consecuencia de la drogadicción.
Según el Ministerio de Justicia, los colombianos comienzan el consumo de drogas ilícitas a los 13.7 años en promedio. La misma fuente indica que “en el rango de edad de 12 a 65 años, 8 de cada 10 personas han consumido bebidas alcohólicas y que alrededor de 8.000 se inyectan drogas ilícitas en ciudades como Armenia, Cúcuta, Cali, Medellín, Bogotá y Pereira”
En el mundo “alrededor del 5.5% de la población de entre 15 y 64 años ha consumido drogas al menos en el último año, mientras que 36.3 millones de personas, es decir, el 13% del total de personas que consumen drogas, padecen trastornos por consumo”. En Colombia, el consumo de drogas ha aumentado hasta el 10.3%.
En mi pueblo, en Medellín, en Antioquia, en Colombia, el “virus” del consumo de drogas ilícitas se expande en la misma medida que las bandas dedicadas a la producción y al tráfico de estupefacientes y a su paso quedan tendidas en la calle centenares de personas y, a los largo y ancho del país, violencia, hogares destruidos y una expansión de la pobreza y de la delincuencia que parece no tener límites. Son millares de personas que no producen o solo la hacen para generar los ingresos necesarios para satisfacer su dependencia, eludiendo responsabilidades personales y/o familiares.
Puede leer: OTRO HABITANTE DE LA CALLE https://eligiopalacio.com/2014/08/13/otro-habitante-de-la-calle/
Al inicio del narcotráfico, en la segunda mitad del siglo XX, los capos expresaban su indiferencia ante el consumo de drogas en el mercado de Estados Unidos y las autoridades colombianas se hacían los de la vista gorda, ahora el uso de drogas ilícitas al interior del país es quizás el problema más grande al que se enfrenta la sociedad colombiana.
Para salir victoriosos en esta guerra que nadie declara, se requiere valor, entereza y decisión. Eso le pido al presidente Petro. Él, que está inmerso en la adicción a las drogas, debe tener el valor civil para aceptarlo, para someterse a terapias de sanación y regeneración y, con su ejemplo y estrategias de carácter social, propias de su dignidad, emprender una gran cruzada para hacer frente a este problema de la sociedad actual.
Es mucho pedir me dicen los conocedores del mundo de la drogadicción, pero se supone que el presidente Petro es un líder en nuestro país y eso conlleva una gran responsabilidad.
ANTES DEL FIN
Estamos cumpliendo cinco años de la pandemia del coronavirus y nadie parece recordarlo o se hacen los de la vista gorda para desdibujar la historia de un gran gobierno, el del presidente Duque.
Arrecia el invierno en Colombia y, como siempre, no estamos preparados para enfrentarlo.
La noción del tiempo cambia en tiempos de jubilación. Igual no alcanza.
Hola buenas noches, voy a dejar mi humilde opinión.
La experiencia como auditor me ha enseñado que uno debe tener las pruebas conducentes, pertinentes, eficaces y necesarias para poder llegar a una conclusión de cualquier situación, los abogados dicen: “dame la prueba y te daré el derecho”.
Es preocupante que en el ejercicio del periodismo en Colombia se difame sin tener las pruebas necesarias para afirmar y publicar noticias que no son veraces.
Me di a la tarea de preguntar a la inteligencia artificial ChatGPT lo siguiente:
¿Hay pruebas que indiquen que el presidente Petro sea un drogadicto? y esta fue la respuesta:
“Hola, gracias por tu pregunta. Hasta la fecha, no hay pruebas o evidencias confiables que indiquen que el presidente Petro sea un drogadicto. Es importante basar nuestras opiniones en hechos verificables y no en rumores o suposiciones. Si tienes alguna otra duda o necesitas información adicional, estaré encantado de ayudarte”.
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