DESFILE DE SILLETEROS PARA ELITES Y TURISTAS
Eligio Palacio Roldán
En las tierras pobres y campesinas del norte de Antioquia, de las décadas de los 60 y 70 del siglo pasado, antes de que Colanta de la mano de su gerente Jenaro Pérez transformara la zona en una región próspera y promisoria, había una costumbre bien particular: Lo mejorcito de la comida era el huevo que producían las gallinas caseras, cuando llegaba una visita se le daba huevo con arroz y muy constantemente no alcanzaba para el resto de la ralea. Lo importante era atender bien a la visita, mientras que los integrantes de la familia se resignaban a comerse el arroz, sin el huevito.
Puede leer: COLANTA – JENARO PEREZ https://eligiopalacio.com/2015/02/04/colanta-jenaro-perez/
Pues bien, la anécdota viene a cuento porque lo mismo ocurre con el Desfile de Silleteros, en Medellín, que de ser una fiesta del pueblo para el pueblo pasó a ser un espectáculo para las elites y los turistas. Ellos son los que se “comen el huevito” mientras los habitantes de la ciudad se quedan con el arroz, representado en uno que otro espectáculo gratuito.
Recuerdo al alcalde de la ciudad Sergio Fajardo, 2004 y 2007, mostrando como un gran logro para Medellín el ingreso con boletería paga, a palcos, para observar el Desfile de Silleteros: Más ordenado sí, más cómodo para verlo, también, pero inalcanzable para la mayoría de los antioqueños, que se ven obligados a observarlo, con el pecho erguido, frente al televisor.
A modo de ejemplo consideremos una familia de cuatro personas: son $432.000 pesos ($108.000 por persona) para el ingreso, el taxi ida y vuelta $30.000, algo de comer y de tomar $60.000. Es decir, la asistencia al evento de una familia normal tiene un costo superior a $500.000, el 60 por ciento del salario mínimo. En un país, como Colombia, donde ganarse el mínimo ya es un privilegio.
Obvio que la Feria de las Flores requiere financiación, su realización es muy costosa, pero el Desafile de Silleteros, ese que llega a sus 62 ediciones y se ha convertido en ícono de la antioqueñidad debiera ser gratuito. Un punto de encuentro y de unión entre todos, un tributo al trabajo de nuestros campesinos, lo más puro de nuestra esencia.
Financiación por parte del empresariado local, por parte de las empresas con asiento en la ciudad, por parte del sector hotelero y turístico, cobro de entradas a algunos de los múltiples conciertos que se realizan en la ciudad, entre otras, son iniciativas para volver a hacer del Desfile la fiesta del pueblo antioqueño.
El Desfile de Silleteros es la mejor y más hermosa y pura tradición paisa, el “huevo” del almuerzo de ayer. Una tristeza que sea para las élites y los turistas, solamente. Una paradoja más del mundo capitalista: el esfuerzo para los pobres, el placer para los ricos. Todo en una misma fiesta de origen campesino.
ANTES DEL FIN
Siempre es y será un placer recorrer los barrios de Medellín que salen adelante a pesar de su historia de pobreza, violencia y muerte. La Comuna 13 y Santo Domingo Savio son ejemplo de ello.
Recorrer la Medellín de las avenidas jardín, el metro, el tranvía, el metroplus y Parques del Rio, entre otros, reconcilian con la institucionalidad. Es la presencia del Estado en cada rincón de la ciudad. Es la recompensa por el pago de nuestros impuestos. “Ay! que orgulloso me siento de haber nacido en mi patria.”
Hoy hablaba con una prima sobre la situación económica del norte antioqueño antes de Colanta: ¡POBREZA INMENSA!, la de esos tiempos. Gratitud eterna Jenaro Pérez.