ENTRE CAPO Y CAPO

ENTRE CAPO Y CAPO

Eligio Palacio Roldán

Publicada en octubre de 2012

“El otro es lugar de afirmación, de identidad y también lugar de proyección y de rechazo…” .

Mario Buchbinder

Si algo tienen claro los legitimadores de opinión es que Pablo Escobar cambió a Colombia. Generó en el colectivo un estilo de vida que algunos denominan narcocultura, estilo de vida presente en la exageración en las formas arquitectónicas, en los vehículos de alta gama y en las mujeres voluptuosas, entre otros; en la extravagancia. Estilo de vida que se alcanza con dinero, con dinero fácil, conseguido trasgrediendo la ética, los valores y las normas de convivencia. Sin escrúpulos.

Pablo Escobar se ha constituido en el Gran Otro de que habla el psicoanálisis y por ello él se desliza entre la identidad y el rechazo: rechazo desde la palabra, dualidad en cuanto a la forma e identificación en el fondo.

Por eso la historia del narcotraficante, Pablo Escobar – El Patrón del Mal, marcó índices de audiencia históricos mientras se mostraba como un líder que vencía las dificultades, con algo de maldad; pero la sintonía se fue resintiendo cuando la serie fue mostrando las atrocidades del capo y las gentes  comenzaron a avergonzarse del lado perverso de cada uno, que lo asemejaba con el del capo. Fue el riesgo, en rating, al que se sometieron los realizadores de la serie, víctimas del narcotraficante y Caracol, tratando de lograr una reflexión sobre el tema, por parte de los colombianos.

Otra cosa sucede con el Capo II, la serie le apuesta  a la identificación del líder, solo toca tangencialmente la maldad  y deja de lado la posibilidad de la reflexión y rechazo. Este hecho hace que la serie se convierta en un peligro para la sociedad y en especial para los niños y jóvenes que no están en capacidad de dilucidar los senderos entre el bien y el mal. También, desde luego, evita el riego en sintonía e incluso es posible que supere  a su enfrentado por  que el televidente no tiene que enfrentar la angustia del cuestionamiento interno.

El problema se agrava si se tiene en cuenta que el canal RCN decidió explotar el lado oscuro del ser humano en su programación: Laura y los espacios dedicados a la llamada telerealidad: Protagonistas de Nuestra Tele y el recién estrenado Mundos Opuestos.

Esperanza la decisión de Caracol, que en contraposición, decidió motivar los valores de los colombianos: Yo me Llamo, El Desafío y La Voz Colombia.

Es urgente que RCN y los demás medios de comunicación sigan el ejemplo de Caracol y propicie espacios que generen valores éticos entre los colombianos; de lo contrario la anhelada paz entre los colombianos será solo una utopía.

Al terminar: Se me viene a la memoria una frase de Galpón de Ayer de José Larralde: “…Nunca faltaba el pesado de la fiesta, el malo que le dicen, título conseguido a costa de haber caído preso alguna vez por amargo y borracho nada más…”

¡Qué nostalgia de los malos de ayer!.

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Autor: epalacior

Un ser que busca compartir sus visiones.

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