EL NOBEL, OTRO IDOLO HECHO TRIZAS

EL NOBEL, OTRO IDOLO HECHO TRIZAS

Eligio Palacio Roldán

Posiblemente, un día, el propio Santos haga gala de su apellido y los demás humanos le rindan culto en las iglesias, al estilo de la Santa Madre Teresa de Calcuta.

Un ídolo es una “persona o cosa amada o admirada con exaltación” (http://dle.rae.es/?id=Kv2nxNm). “El proceso de idealización lleva a la perfección de las cualidades y el valor del objeto que se idealiza. Este objeto es engrandecido y exaltado psíquicamente sin que se cambie su naturaleza”. (http://psicologia.laguia2000.com/general/los-idolos#ixzz4Mk1BT4of).

Cuando el ser humano percibe que esa perfección no existe y que es más bien fruto del imaginario, ese ídolo se desploma, se rompe, se hace trizas. Dos ejemplos de infancia: El Zoológico Santa Fe, en Medellín, y Moresco – El Mejor Refresco que idealicé de niño. El primero era el sueño de los chicos de los pueblos que escasamente viajaban a la capital del departamento. Era hermoso. Mágico: Los animales solo vistos en láminas estaban allí, de frente. Ese sueño terminó, de grande, cuando enfrenté la cruda realidad del encierro de esos seres, los malos olores, etc. El Moresco un líquido “mancha tripas” era el refresco o la gaseosa de esos tiempos de limitaciones económicas, en las montañas de Antioquia. Era el premio para calmar la sed o para celebrar un pequeño gran logro. Muchos años después, lo encontré en Almacenes Éxito, corrí a comprarlo y que desilusión.

Con las experiencias vividas tomé la decisión de no cuestionar jamás a los pocos ídolos que conservo (¿Si conservo alguno?). Dejarlos ahí, en un rincón del alma… pero eso no es posible, agentes externos se encargan de “volver trizas” los ídolos. El más reciente, el Premio Nobel de Paz.

Cuenta la historia que los premios Nobel se deben al remordimiento de Alfred Nobel, un importante hombre de ciencia sueco, inventor de la dinamita, entre otros, quien dejó su herencia para crear premios para acciones nobles en literatura, física, química, fisiología o medicina y paz y remediar, de algún modo, el daño que hubiese podido hacer a la humanidad con sus inventos.

Pues bien, premios Nobel de Paz han recibido, entre otros, seres humanos de la talla de Lech Walesa, fundador del Sindicato Solidaridad (https://es.wikipedia.org/wiki/Lech_Wa%C5%82%C4%99sa); Desmond Mpilo Tutu (https://es.wikipedia.org/wiki/Desmond_Tutu#Premios) y Nelson Mandela por sus luchas contra el apartheid (https://es.wikipedia.org/wiki/Nelson_Mandela); y la Madre Teresa de Calcuta por su lucha contra la pobreza (https://es.wikipedia.org/wiki/Teresa_de_Calcuta#Premios_y_honores).

Comparar a Juan Manuel Santos y ponerlo al mismo nivel de estos seres humanos podría ser un chiste, pero es una realidad. Una ofensa para ellos y para el intelecto, digo yo. En la historia del Premio Nobel para Santos hay algo que no encuadra: Quizás una exitosa y costosa campaña de relaciones públicas y lobby, tal vez consecuencia de intereses de los integrantes del Comité Noruego o bueno a lo mejor ocurre lo mismo que con Pablo Escobar (PABLO ESCOBAR,  ÍCONO DE LA TRANSFORMACIÓN LATINOAMERICANA. https://eligiopalacio.com/2014/06/03/pablo-escobar-icono-de-la-transformacion-latinoamericana/)

¿Cómo otorgar el Premio Nobel de Paz al hombre que ha sido simpatizante, por muchos años, de la guerrilla más violenta de Colombia (Ver EL «COMPLOT» DE SANTOS https://eligiopalacio.com/2016/05/19/el-complot-de-santos/)?, ¿Cómo otorgar el Premio Nobel al exministro de Defensa de la Administración Uribe, uno de los protagonistas de los falsos positivos? (Ver LA REELECCIÓN DE LOS FALSOS POSITIVOS https://eligiopalacio.com/2014/02/20/la-reeleccion-de-los-falsos-positivos/)? ¿Cómo otorgar el Premio Nobel de Paz al hombre que ha utilizado el poder, desde la presidencia, para borrar y desacreditar a su antecesor, dividiendo a los colombianos?

Son muchas las dudas. Es evidente que la realidad, sobre nuestro país, percibida por el Comité Noruego, que le otorgó el premio a Santos, es absolutamente diferente a la que hemos vivido los colombianos en los últimos 50 años. Tanto que, incluso, se habló de la intención de compartir el Premio Nobel con el líder de las Farc, Timochenko.

Y es tan diferente la realidad de todos los seres humanos que, a lo mejor, los demás premios Nobel tienen historias oscuras que el tiempo ya borró y posiblemente, un día, el propio Santos haga gala de su apellido y los demás humanos le rindan culto en las iglesias, al estilo de la Santa Madre Teresa de Calcuta. Tal vez, un día, también, Pablo Escobar sea un santo.

ANTES DEL FIN

¿Qué diría, que sentiría, Alfred Nobel si hubiese tenido la posibilidad de saber la cantidad de dinamita que habrían de utilizar las Farc, en sus atentados terroristas, durante más de medio siglo?

8 respuestas a “EL NOBEL, OTRO IDOLO HECHO TRIZAS

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  1. Comparto totalmente su desencanto frente a éste premio nobel, aunque debo decir: es un reconocimiento que muy fácil lo pudo haber ganado los expresidentes: Belisario, Pastrana, Uribe entre otros, pues que yo sepa todos buscaron acercamientos con las guerrillas para darle fin a tanto sufrimiento, Dolor e impotencia que deja una guerra. Igual a como está pasando hoy con Santos, habrían descontentos y críticas.
    En mi opinión si creo que sea un merecido reconocimiento, no tanto por santos, por nuestros hermanos campesinos que se tuvieron que acostumbrar a caminar sobre la sangre de sus seres queridos, a despojarse de ellos, porque la guerra los requería. Uno de los males mas grandes que puede ocasionar una guerra, es la indolencia que produce y más irónico aún entre quienes no la hemos vivido de frente, sino por un medio de información, en éste país nos acostumbramos tanto a la guerra, que si usted vé un noticiero y no dicen de algún atentado que aya dejado Almenos 20 muertos, ya usted dice: que noticias tan aburridas, no hay nada para ver.
    Concluyendo: pienso que ese reconocimiento que hacen en cabeza de Santos con ese premio, que igual pudo ser para otros en su momento, es y debe ser muy bienvenido, tenemos que empezar a cambiar esa cultura que a fomentado la guerra, tenemos que volver a recuperar la sensibilidad y tantos valores que se llevó la guerra, no podemos seguir tan indolentes frente al sufrimiento ajeno y más los campesinos, personas que trabajan se sol a sol muchas veces para subsistir nada más. Cuando la guerra toca a los ricos como los que se encontraban en ej club ej Nogal ahí si fue y es un hecho que lamentó todo el país, porqué? Todos somos iguales. Me da lástima que el valor de una persona se lo tenga que dar unos pasos de más y éstas personas que tienen ese peso de más tienen que comer las papas, las yucas etc que un humilde hombre o mujer siembra para poderle dar a sus hijos aunque sea un poco de estudio, estudio que muchas veces se vuelve contra ellos.
    Por tanta indolencia, por tantas víctimas, porque el corazón del hombre se recupere, vale la pena cambiar, vale la pena trabajar por la paz, vale que nos hallan dado ese reconocimiento del pleno nobel, aunque estoy de acuerdo con usted Eligio que no debía ser para santos y es que en éste país, para nadie, excepto las víctimas que a pesar de su dolor y por no ver mas horror han decidido perdonar. Para ellas un aplauso gigante.

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  2. Comparto totalmente su desencanto frente a éste premio nobel, aunque debo decir: es un reconocimiento que muy fácil lo pudo haber ganado los expresidentes: Belisario, Pastrana, Uribe entre otros, pues que yo sepa todos buscaron acercamientos con las guerrillas para darle fin a tanto sufrimiento, Dolor e impotencia que deja una guerra. Igual a como está pasando hoy con Santos, habrían descontentos y críticas.
    En mi opinión si creo que sea un merecido reconocimiento, no tanto por santos, por nuestros hermanos campesinos que se tuvieron que acostumbrar a caminar sobre la sangre de sus seres queridos, a despojarse de ellos, porque la guerra los requería. Uno de los males mas grandes que puede ocasionar una guerra, es la indolencia que produce y más irónico aún entre quienes no la hemos vivido de frente, sino por un medio de información, en éste país nos acostumbramos tanto a la guerra, que si usted vé un noticiero y no dicen de algún atentado que aya dejado Almenos 20 muertos, ya usted dice: que noticias tan aburridas, no hay nada para ver.
    Concluyendo: pienso que ese reconocimiento que hacen en cabeza de Santos con ese premio, que igual pudo ser para otros en su momento, es y debe ser muy bienvenido, tenemos que empezar a cambiar esa cultura que a fomentado la guerra, tenemos que volver a recuperar la sensibilidad y tantos valores que se llevó la guerra, no podemos seguir tan indolentes frente al sufrimiento ajeno y más los campesinos, personas que trabajan se sol a sol muchas veces para subsistir nada más. Cuando la guerra toca a los ricos como los que se encontraban en ej club ej Nogal ahí si fue y es un hecho que lamentó todo el país, porqué? Todos somos iguales. Me da lástima que el valor de una persona se lo tenga que dar unos pesos de más y éstas personas que tienen ese peso de más tienen que comer las papas, las yucas etc que un humilde hombre o mujer siembra para poderle dar a sus hijos aunque sea un poco de estudio, estudio que muchas veces se vuelve contra ellos.
    Por tanta indolencia, por tantas víctimas, porque el corazón del hombre se recupere, vale la pena cambiar, vale la pena trabajar por la paz, vale que nos hallan dado ese reconocimiento del pleno nobel, aunque estoy de acuerdo con usted Eligio que no debía ser para santos y es que en éste país, para nadie, excepto las víctimas que a pesar de su dolor y por no ver mas horror han decidido perdonar y los campesinos, que a pesar del vacío, la rabia y la impotencia, han tenido que entregar su familia a la guerra y hacer como si hubieran muerto, porque la gran mayoría, nunca regresan; por ellos que a pesar de todo siguen adelante y siguen sembrando para que los ricos, los indolentes tengan sus mesas llenas de comida.
    A todas las víctimas, a todos los campesinos un aplauso gigante por su capacidad de perdón, nos dan un gran ejemplo. por ellos, por las nuevas generaciones vale el cambio, vale cualquier esfuerzo de paz.

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  3. Muy de acuerdo con la reflexión sobre la idolatría a la carne…al humano. No vale la pena alimentar sentimientos que nos lleven a creer que hay seres humanos perfectos…no los hay, tampoco nosotros lo somos.
    En cuanto al Nobel para Santos: bueno, a su manera, a su estilo con los recursos de que dispone considero que sí ha aportado al logro de la paz…así el 50.23% de los que votamos el 2 de octubre, hubiésemos considerado que el acuerdo último no era válido.

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  4. De acuerdo! Nada de raro tiene ese premio para Santos, en este momento de división y de grandes desiciones en nuestro país, y digo nada de raro, porque para este premio estuvieron nominados Hitler, Stalin y Mussolini. Lo veo más como un medio de presión, xq jamás se pensó que el NO iba a ganar.

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  5. «La afirmación más frecuente, y más falsa, de la jornada histórica del 2 de octubre, en labios de políticos y periodistas, fue que medio país estaba por el sí, y medio país, y un poco más, estaba por el no.
    Pero esa ceguera es una de las causas de la guerra y de todas las violencias que padecemos. Sumados los seis millones largos que rechazan los acuerdos y los seis millones que los aprueban, no se hace un país. Colombia no son 12 millones de personas: queda por saber lo que piensan los 20 millones de ciudadanos que no votaron y los 18 que no pueden votar.
    La anémica democracia colombiana muestra ostentosa sus 12 millones de votos, los ganadores muestran triunfales sus seis millones, proclamando: “esto ha dicho Colombia”, y todos se esfuerzan por ignorar esos 20 millones de ciudadanos que resultaron inmunes a la esperanza, a la propaganda, al soborno y a la amenaza.
    Pero en esos 20 millones no sólo están los problemas del país sino que están también las soluciones. Allí está la sociedad no formalizada, la que no tiene empleo ni propiedades, la que no tiene acceso más que a un sistema enfermizo de salud y a un sistema incompetente de educación.
    Los jóvenes desamparados a merced de la violencia y de la marginalidad, los mayores sin pensiones, los que padecen un sistema de justicia inicuo y siempre postergado, los desplazados de todas las violencias, millones de personas cuya indudable vocación de paz se ve contrariada por la pobreza, la falta de oportunidades, la adversidad y la desesperación, pero que aun así sostienen con su recursividad y su esfuerzo este país paralizado por la burocracia y exprimido por la corrupción.
    Claro que a los políticos de derecha y de izquierda no les importa la gente que no vota, ese no es su negocio. Pero a quien quiera arreglar el país sí deberían importarle, y no como electores sino como conciudadanos, hijos de nuestra historia y padres de nuestro futuro. Si algo es evidente es que el proceso de paz de estos cinco años no fue diseñado para ellos y ni siquiera los tuvo en cuenta.
    Bien merecida tiene Santos la indiferencia de las grandes mayorías de este país, que son las que debían llenar las calles y las plazas el día de la firma del acuerdo, y salir a votar jubilosas el 2 de octubre, pero que ni siquiera se sintieron convocadas. Aquí, como siempre, no se llama a la gente a construir la paz sino a aprobar la paz que los expertos diseñan bien lejos de la vereda y del barrio.
    ¿Quién le dijo a Santos que la firma solemne de un acuerdo de paz en un país desgarrado se hacía en una ceremonia VIP diseñada sólo para la tribuna internacional, en la ciudad más elitista del país, y dejando por fuera no sólo a la gente humilde de la propia ciudad sino hasta a los medios de comunicación nacionales?
    ¿No está pintada ahí la arrogancia de esta aristocracia de medio pelo que no logra diferenciar la paz de todos de un festival elitista? ¿Cómo logra el presidente soslayar el hecho de que ni siquiera el gobierno de España haya venido a respaldar su ceremonia, para no hablar de Barack Obama, que es capaz de visitar por varios días a Cuba, el mayor adversario de su país, y ni se digna acompañar a quien ha sido el socio más fiel de los Estados Unidos en el continente desde el día siguiente de la toma de Panamá?
    ¿Por qué dijo Santos que si perdía el Sí al otro día recomenzaba la guerra? ¿Por qué dijo Humberto de la Calle que no había acuerdo mejor y ahora todos se disponen a mejorarlo? La paz que diseñan nuestras élites y su clase política es una paz para ellas, pero no para el país. Ahora van a intentar montar otra vez el Frente Nacional, y veremos no sólo a Uribe en Palacio sino a lo mejor el renacer de aquella vieja fraternidad que por razones electorales se revistió por un tiempo con los ropajes de la Bella y la bestia.
    Ya están hablando del medio país del Sí y del medio país del No: que Colombia se vaya preparando para quedar una vez más por fuera del acuerdo entre los dirigentes, que cuando se odian es para ponernos a pelear entre nosotros, y cuando se unen es para borrarnos. Todavía están pensando que se puede hacer la paz sin empezar a corregir las tremendas injusticias que dieron origen a la guerra.
    Pero no deja de ser alentador advertir que esta vez no les fue posible polarizar a los colombianos. De los seis millones que votaron por el sí, estoy seguro de que la mitad no cree en Santos, sino que anhela fervientemente la paz. Y de los seis millones que votaron por el no, la mitad, más que adorar a Uribe no quieren a Santos ni a las Farc, y tienen sus razones.
    Es el viejo bipartidismo el que tiene al país como está. Es la vieja dirigencia y su clase política la que se nutre de nuestras esperanzas y de nuestros desengaños. Siempre nos hacen creer que debemos sentarnos a esperar las soluciones que están diseñando, el país feliz que sólo ellos saben cómo construir. Ahora han puesto a las Farc a pedir perdón en cada esquina, y eso está bien, pero los dueños de todo, que son los responsables de todo desde hace 70 años, nunca asumen su responsabilidad. Hay que verlos: ellos son los que acusan y los que perdonan.
    Y el día en que lo tengan todo bien diseñado, preparémonos para otra hermosa ceremonia VIP, a la que sí vendrán el rey de España y el presidente de los Estados Unidos. Otra ceremonia en la que no tendrán cabida esos 38 millones de colombianos que ahora quedaron por fuera, pero tampoco muchos de los que apasionadamente votaron por el Sí y por el No.
    Porque el país de las élites colombianas es muy pequeño. Puede influir con su discurso de promesas y de rencores sobre 12 millones de personas: pero eso no significa que las vayan a dejar entrar en la fiesta».
    Por William Ospina

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  6. Que hermosos comentarios y las columnas espectaculares. De verdad que los felicito y los admire. Ha sido un verdadero placer encontrarme con estos mensajes con los cuales me identifico y los apoyo completamente. Confiemos que esta vez si logremos la paz verdadera 100% y duradera por el bien de todos los colombianos. Dios los bendiga.

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