Ser: Haber, existir; Parecer: Tener determinada apariencia o aspecto; dos variables constitutivas del hombre se enfrentan hoy como siempre; quizás, en la sociedad del siglo XXI, toma demasiada ventaja el parecer.
Al comienzo de nuestra era, los humanos, carentes de recursos, desnudos y hambrientos solo eran, sus posibilidades de parecer escasas, su única estrategia la supervivencia. Con el devenir del tiempo, los descubrimientos originados en las necesidades primarias, al comienzo, y superfluas, con el pasar del tiempo, fueron transformando al hombre hasta convertirlo en un ser misterioso y oculto para los demás y para sí mismo. No obstante, muchos sueñan con simplemente ser.
En la obra cumbre de la literatura hispanoamericana, El Quijote, se narra la historia de un hombre que decidió ser a pesar del marginamiento de la sociedad por su decisión; el personaje construye su vida a partir de la lectura de los libros de caballería y, a través de ellos, encuentra su identidad, su razón de ser y de estar, su principio y su fin; sin embargo, fue tal la presión de la sociedad que, al final de su existencia, tuvo que renunciar a ser, para parecer. Terminada la aventura por su real, murió.
Con la evolución del mercadeo y la publicidad, el hombre se convirtió en un producto más, un producto que se comercializa como cualquier mercancía, una mercancía que exagera sus cualidades y oculta sus defectos. En ese marco, se encuentran los políticos, una de las mercancías más importantes en la sociedad de hoy. Esos políticos, hacen lo que sea por mostrarse atractivos, desde lo físico, lo humano y/o lo intelectual.
Los políticos colombianos y, claro, los de todo el mundo, son expertos en mimetizarse, en parecer lo que no son (ver columna ENTRE LAGARTOS http://wp.me/p2LJK4-ip), en desarrollar marketing político; pero pareciera que algunos exageran tanto, que los ciudadanos perciben su falta de identidad, por la utilización de un exceso de maquillaje, usado para esconder sus pequeños grandes defectos, la ausencia de ideas o un gran temor a exponerlas. La percepción de esta falta de identidad, se traduce en poca credibilidad y desgano, entre la mayoría de electores.
Son tan desesperados y descabellados los planes de mercadeo político que rayan en lo ridículo; en especial el del actual presidente-candidato. Su campaña hace circular en los diferentes medios de comunicación fotografías “casuales”, en piyama en una casa que no habitaría ni en sus peores pesadillas, cayendo de una bicicleta que tampoco debe usar, “haciendo de tripas corazón” para comer chontaduro, jugando golosa o bailando en las plazas públicas, entre otras.
Es tan diferente la forma de comportarse de Juan Manuel Santos a lo que ha sido su vida pública, son tan poco sutiles sus estrategias, que no se puede creer que sus cambios surjan desde su esencia y más bien denotan un temor a ser descubierto tal como es; pero si son radicales los cambios en su comportamiento, lo son más en su manera de pensar, de acomodarse según las circunstancias; no en vano su fama de traidor y la antipatía que su nombre produce entre los colombianos.
ANTES DEL FINUna de las críticas más frecuentes a Santos candidato, hace cuatro años, era que nunca había sido elegido popularmente; sigue en las mismas, hace cuatro años al que reeligieron fue a Uribe y ahora quizás el candidato presidente sea elegido, no por los colombianos, sino por la mermelada, la corrupción y la burocracia; bueno, también por las Farc.
Como se plantea al inicio del texto, al comienzo de nuestra era lo mas importante era la supervivencia. El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define esta palabra de modo un tanto interesante: «Acción y efecto de sobrevivir». Si relacionamos dicha definición con el ámbito político podremos encontrar que aunque somos hombres naturalmente políticos; el ser político implica estar en una constante supervivencia defendiendo sus ideas, enfoques, creencias ideologías, pensamientos etc.Y nuestras acciones de sobre-vivencia por ello se convierte en politiquería. Esto lleva a permanentes debates y discusiones los cuales la mayoría del tiempo se pasan de tono hasta el punto de discriminar y odiar al otro porque no comparte una posición o porque pertenece a otro grupo.
Otra de las definiciones dadas por la RAE es aun mas interesante que relacionándolo con los politiqueros podemos darnos cuenta de que los conceptos de política, supervivencia, politiquería y sobrevivencia combinados entre si da como resultados la mayoría de los políticos que encontramos en nuestro país hoy. El segundo significado para esta palabra es «Gracia concedida a alguien para gozar una renta o pensión después de haber fallecido quien la obtenía».si profundizamos en esta definición nos damos cuenta de que como es tan grande el afán de sobrevivencia de los políticos, incurren en acciones deshonestas que desangran la economía del país para obtener por fin y de forma anticipada esa gracia para gozar una renta o pensión. Con sus acciones corruptas se apropian de miles de recursos que son del pueblo pero que como necesitan sobrevivir, las depositan en sus cuentas en el extranjero para asegurar sus vidas de una vez.
afortunadamente no son todos los políticos los que se mueven en esta linea de supervivencia, aun existen aquellos quienes si desean trabajar por el país, son mas honestos y tienen grandes deseos porque nuestra nación salga adelante.
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