CABAL

CABAL

Eligio Palacio Roldán

“1. adj. Ajustado a peso o medida.

2. adj. Dicho de una cosa: Que cabe a cada uno.

3. adj. Excelente en su clase.

4. adj. Completo, exacto, perfecto.”

Mi percepción, construida vagamente entre las redes sociales y los medios de comunicación, de María Fernanda Cabal, correspondía a la de una vieja loca, lunática, sectaria; percepción similar a la que tengo de muchos personajes de nuestra tragicomedia nacional.

Esa imagen comenzó a cambiar al escuchar una entrevista suya con la periodista Vanessa de La Torre, en Caracol Radio. Así comenzaba:

VDLT: ¿Dígame una cosa, eso de su precandidatura presidencial es real?

MFC: ¿Y esa pregunta suya es seria?

Puede ver https://www.facebook.com/watch/?v=593885051766756

La manera ágil e inteligente como la dirigente política bajó “de la torre” a la arrogante periodista me hizo fijar la atención en ella, en sus palabras y conceptos, en lo “cabal” que era; hasta decidir darle mi voto para el congreso. Para ese entonces escribí: En las elecciones del trece de marzo votaré, entonces, para el Senado por una persona del mismo perfil de Robledo, pero de derecha; esa persona debe tener los “calzones bien puestos” así sea una mujer; una mujer clara, frentera, sin pelos en la lengua y dispuesta a luchar por lo que hemos logrado a lo largo de la historia, sin dejarse manipular por el gobernante de turno y que pueda ser vocera del pueblo colombiano ante organismos internacionales.”

Puede ver ¿POR QUIÉN VOTAR PARA EL SENADO? https://eligiopalacio.com/2022/02/17/por-quien-votar-para-el-senado/

En una reciente entrevista con La Luciérnaga dio una vez más muestra de inteligencia, de coherencia, de cabalidad. Es posible que no se compartan sus ideas, pero es claro que no las cambiará por un plato de lentejas como lo hacen los demás políticos cuya única idea de democracia es la “conservación” del poder para el beneficio particular.

Políticos como Cabal son pocos en Colombia, ya lo había dicho en la misma columna en la que indiqué mi intención de voto, el 17 de febrero de este año: “…en cuanto a los congresistas, ¡pobre Colombia! son coaptados por el presidente de turno a cambio de prebendas; es más del candidato de turno con la simple expectativa de la triste, amarga y pegajosa “mermelada”.

No me ha defraudado. Su comportamiento frente al nuevo gobierno, sus reflexiones, sus posiciones indican que no me equivoqué y que, sin duda, “pondrá a pensar al país” en los próximos años.

Aquí algunas de las ideas expuestas por María Fernanda Cabal en el citado programa de Caracol Radio, https://alacarta.caracol.com.co/audio/1664237875154/:

“Hay que respetar la libertad sexual de las personas, pero no permitir que se imponga ninguna ideología con la excusa de la inclusión”

“La izquierda, con la excusa de la inclusión, está colonizando escenarios y está cambiando su lenguaje”

“Es que cuando uno analiza la complejidad de una sociedad violenta como la colombiana, uno se da cuenta que hay causa y efecto: cuando no hay un Estado que te proteja, hay una reacción”

“Un joven no es libre con la historia del libre desarrollo de la personalidad. No es libre, es un esclavo y su familia está destrozada con un niño drogadicto”

ANTES DEL FIN

Muy significante y esperanzadora la reunión entre el presidente Petro y el expresidente Alvaro Uribe. Ojalá, Colombia sea un territorio de Paz Total, este puede ser un gesto de que ésta es posible. No en vano Uribe había propuesto algo similar.

Puede ver: ¡DE ACUERDO! AMNISTIA GENERAL https://eligiopalacio.com/2021/08/19/amnistia-general/

“Entre Sombras” quedó Caracol Televisión con su programación de la noche. No pudo alzar vuelo después de su barrigazo https://eligiopalacio.com/2022/08/25/el-barrigazo-de-caracol/

www.eligiopalacio.com cumple diez años. Gracias por acompañarme en este proyecto.

Anuncio publicitario

LO QUE LA PANDEMIA SE LLEVÓ

LO QUE LA PANDEMIA SE LLEVÓ

Eligio Palacio Roldán

Cuando pienso en lo que la pandemia se llevó no lo hago trayendo a la memoria la gran película enmarcada en la guerra de secesión “Lo que el Viento se Llevó”; llega a mí la última escena de Cien Años de Soledad cuando Aureliano descifra los pergaminos de Melquiades en los mismos instantes en que Macondo es arrasado por el viento.

La pandemia del COVID-19 se llevó familias enteras a pesar de que los científicos dilucidaron con antelación lo que podría suceder. Digo familias enteras porque ante la muerte de varios miembros de un hogar, el resto queda muerto en vida. A esas familias se las llevó la peste por la lentitud en la vacunación, la falta de precaución de unos y otros agravada por la crisis económica y las marchas callejeras, o quizás por las líneas indescifrables del destino.

Pero, en Colombia, el coronavirus no solo se ha llevado la vida de miles de personas, se está llevando también la estabilidad familiar, las relaciones personales, la educación de centenares de jóvenes, las empresas y el empleo de miles de personas, los ahorros acumulados por varios años, la riqueza y hasta el mismo estado se resquebraja ante los embates de la peste. Como Macondo, no estábamos preparados para los fuertes vientos que nos azotan.

El encierro, la falta de contacto con el otro y hasta de las mismas caricias, la crisis económica y la inminencia de la muerte ha desembocado en una sociedad desesperada, que se aleja cada vez más de la razón y el entendimiento y se sumerge en las profundidades del oscurantismo donde son atrapados por cazadores de ignorantes.  Esa sociedad es la que les ha tocado dirigir a los gobernantes actuales y por ello es lógico su desprestigio; además, ellos mismos no han sabido cómo reaccionar ante el dramatismo de la situación que los desborda. De prolongarse la crisis, creo estará en peligro la misma colectividad, la democracia y la misma integridad de las personas tal como ha venido sucediendo en varias oportunidades. Para salir adelante, se requiere cabeza fría, sentido común y el autocuidado por el tiempo que falta para superar la pandemia, que según expertos será alrededor de tres años. Faltarían 18 meses.

La pandemia se llevó, además, cosas que seguro ayudarán a los colombianos a ser personas más estructuradas:  se evidenció el problema educativo del país, la crisis de las ciudades, se redescubrió la zona rural como un excelente hábitat y se le dio el valor al campo como generador de alimento para la población. En la parte humana se rompieron paradigmas impuestos por la sociedad como el trabajo en las oficinas, con cientos de trabajadores compartiendo el mismo espacio, la necesidad de estar de parranda en parranda y en especial que el ser humano también puede vivir sin los excesos de la sociedad de consumo en vestuario, perfumería, cosméticos y toda clase de artículos innecesarios.

ANTES DEL FIN

La pandemia deja atrás también la avidez por el consumo de información. Cada vez se ven y se escuchan menos los noticieros y se leen menos periódicos y revistas. Las audiencias migran hacia el entretenimiento.

Ojalá este año se pueda incrementar el turismo en Colombia. Recomiendo disfrutar de La Magia de Caño Cristales https://eligiopalacio.com/2021/02/26/la-magia-por-cano-cristales/

LAS NUEVAS GUERRAS POR EL PODER

LAS NUEVAS GUERRAS POR EL PODER

Eligio Palacio Roldán

Guerra y poder van de la mano. La primera es el sendero que conduce al segundo. Por alcanzar el poder la historia de la humanidad está plagada de muerte, la muerte de los más débiles.

El origen de la guerra está descrito en la mítica historia de Caín y Abel, en la que el primero mata al segundo por la envidia que le produce ganar en el afecto de Dios. Un privilegio. ¿Y qué es un privilegio? Una ventaja especial que te hace superior al otro. En síntesis, eso es el poder: un privilegio que no tienen los demás. Ser superior. Parecería que los humanos fueran incluso peor que la mayoría de los animales pues ellos, en muchos casos, no tienen esas luchas, por la dominación, entre miembros de la misma especie. Es más, algunos como las hormigas son ejemplo de solidaridad.

Las guerras han evolucionado enormemente desde el cuerpo a cuerpo de Caín y Abel hasta  las con armas mortales, sustancias químicas, bombas atómicas y las más sofisticadas estrategias de dominación sicológicas. Antes, la exterminación de unos cuantos enemigos generaba el temor en los demás que conducía a su dominación. Hoy, esa dominación es más sutil y aunque tiene los mismos efectos que la anterior genera menos víctimas mortales, aunque mayor alienación. Se podría decir que estamos llegando a la era de la esclavitud mental, generada por mensajes manipuladores en medio del desarrollo inimaginable de las tecnologías de la información.

El ejemplo más claro de guerra sicológica, en la búsqueda del poder, es la que se libra en Estados Unidos, en la era Trump: las Fake News, el desconocimiento de las reglas, el creerse poseedor de la verdad y la manipulación velada de la realidad son ejemplos claros de los peligros que se ciernen sobre la humanidad, en la primera mitad del siglo XXI.  Hoy fue elegido Joe Biden como presidente de ese país pero, como en Colombia, la guerra no termina y seguro le será muy difícil gobernar al nuevo mandatario en la era de la desinformación, así como le ha ocurrido a Duque en Colombia.

En nuestro país, la guerra por el poder se agrava cada día. Se miente por todo lado, se manipula y los movimientos políticos se convierten en sectas más peligrosas que las satánicas, que tanto temor despertaron en el pasado. La tolerancia se perdió y el contrincante es el enemigo. No se quiere ni ver, ni comprender y menos concluir dentro de la sana discusión, dentro de la lógica. Solo hay una realidad, la del líder que manipula a sus seguidores, también por medio de informaciones falsas que no se cuestionan y se asumen como ciertas, en la era de las redes sociales y con unos medios de comunicación cada vez más perdidos en el espectáculo de las noticias.

ANTES DEL FIN

Noviembre era el mes dedicado a la memoria de los seres que ya murieron, el mes de las ánimas. Noviembre ahora solo parece durar tres o cuatro días aplastado por la cada vez más extensa Navidad.

Puede ver historias y reflexiones sobre la muerte en https://eligiopalacio.com/tag/muerte/.

A propósito de la Navidad, como será la que nos espera. ¿En aislamiento? ¿Y el comercio y los tradicionales alumbrados y celebraciones navideñas? Todo un desafío para las autoridades. Todo un desafío para la cultura occidental que celebra está tradición.

EL ESPECTÁCULO DE LAS NOTICIAS…

EL ESPECTACULO DE LAS NOTICIAS…

Eligio Palacio Roldán

“Quizás la historia descifre, algún día, el daño que los medios de comunicación, la justicia colombiana y los políticos le están haciendo al país…”

Hace algunos años, un prestigioso periodista, saludaba a los oyentes con la frase: “Bienvenidos al espectáculo de las noticias”. Desde entonces, me pregunto qué hay de información y qué de espectáculo en una noticia. Sin duda, la noticia crece cada vez más como espectáculo, como industria del entretenimiento y menos como información. Ahora hay mayor preocupación por la puesta en escena, se trata como mercancía y entre más amarillista más se vende. 

Dos hechos, ocurridos esta semana, refuerzan esta teoría: el primero la medida de aseguramiento, dictada por la Fiscalía General de la Nación, contra el Gobernador de Antioquia, Anibal Gaviria, y una información, de hace 18 años, sobre la condena, por narcotráfico de un hermano de la Vicepresidente, Marta Lucía Ramírez. Ambas noticias consumieron horas de radio, televisión y páginas de prensa y se escribieron miles de mensajes en twitter a favor y en contra, de los personajes, en medio de polémicas inútiles y hasta tontas.

El caso Gaviria, hace parte, también, del espectáculo de la Justicia Colombiana, que desde hace años, al igual que el periodismo erró su rumbo: Hay que investigar si; hay que controlar la delincuencia, entre ella la de cuello blanco, por supuesto. Pero, esa recurrente manía de estar haciendo un escándalo mediático, por cualquier investigación, hay que frenarlo y los medios de comunicación deberían evitar ser usados para generar reconocimientos fatuos, a los administradores de la justicia. Lo he dicho varias veces: llevo treinta años de mi vida investigando contribuyentes y si algo hace bien la entidad para la que trabajo, la DIAN, es la reserva de los procesos que administra. Lo normal, en nuestro país, es la posibilidad de una investigación, pero la verdad de los hechos es muy difícil establecerla, incluso los vividos por uno mismo. Entonces condenar, como se hace a partir de las informaciones preliminares de la rama judicial, desde los medios de comunicación, es un error en medio de una sociedad enferma, que parece no saciarse de ánimos de venganza,  enmarcada en una polarización creciente entre los diferentes sectores que la conforman.

Va siendo hora de acabar con la detención de las personas involucradas en investigaciones judiciales. Esta se debe dar solo después de una condena. Las cárceles se llenan de inocentes por medidas preventivas, ¿No habrá otra manera de evitar el riesgo de una fuga?.

Algo similar ocurre con lo del hermano de la vicepresidente: Primero, Colombia es un país permeado por el narcotráfico y resulta obvio que todos podamos tener un familiar involucrado en el delito: “El que esté libre de pecado tire la primera piedra”; lo que resulta inverosímil es que le reclamen  a la dirigente por ello, que lo hagan después  de 18 años y lo peor de todo que los medios de comunicación lo conviertan en noticia del día. Inaudito, diría, yo. Ella no ha tenido respaldo del narcotráfico como muchos otros políticos a los que se les perdona todo. Ahora, si la crítica es por no haberlo revelado, en su debido momento, hay que recordar que todos los seres humanos tenemos derecho a una vida privada y que un líder debe ser juzgado solamente por sus actuaciones públicas.

Quizás la historia descifre, algún día, el daño que los medios de comunicación, la justicia colombiana y los políticos le están haciendo al país con su manida estrategia de destruir, a punta de escándalos tontos, en vez de construir. Tal vez, para ese entonces, sea demasiado tarde y Colombia esté afrontando situaciones que se pudieron haber evitado guardando un poco de cordura.

ANTES DEL FIN

Poco a poco se da paso a la nueva normalidad, en tiempos del coronavirus. Hay alegría en los semblantes, diría que optimismo. Ojalá salgamos adelante de esta crisis. De la  descrita, renglones atrás, creo no saldremos pronto, es un virus mucho peor.

Repito: Los medios de comunicación, la justicia colombiana y los políticos  se me parecen, cada vez más, a las chismosas de mi pueblo: Solo se reúnen para destruir.

…EN LOS TIEMPOS DEL CORONAVIRUS III

…EN LOS TIEMPOS DEL CORONAVIRUS III

Eligio Palacio Roldán

Volver al pasado es un imposible. Tal vez retornemos a sus penurias, pero tenemos la impronta de un futuro, ya vivido, que nos hace distintos a los seres que habitaron el ayer.

Cuando era niño e iba a la finca “El Burro” de vacaciones me afligía el silencio, símbolo de la soledad del campo. Silencio roto por el canto de algún gallo, el cacarear de una gallina… en fin, por los sonidos de los animales. En las noches, tan solo por el soplar del viento, la lluvia o el ladrido desolado de un perro. Por eso, para mí, había una especie de descanso, en las mañanas, cuando a lo lejos, por la carretera, se veía venir “la jaula” que traía no solo el concentrado para las vacas y las canecas vacías para transportar la leche, sino las noticias del pueblo.

El coronavirus trajo para mí el regreso al campo y digo regreso porque venir a una finca, como suelo hacerlo, cada ocho días, no es vivir en ella. Vivir en el campo es gozar o padecer ese silencio inmenso; esa quietud de las horas, sin reloj para descubrir el paso del tiempo; ese maravillarse y agradecer cada amanecer, y estremecerse y temer la llegada de las sombras y la oscuridad de la noche. En el campo, la vida comienza y termina en un solo día.

Regresar al campo, para mí, es regresar a un pasado casi olvidado o llegar a un futuro cercano: La jubilación. Jubilación que parece ser lo único precoz de mi existencia porque a casi todo he llegado tarde. En estos días vivo como, pienso, lo haré cuando llegue ese tiempo, si es que llega.

Entre el campo de hoy y el de ayer, a pesar de las similitudes, hay muchas diferencias. La más importante, la internet que te comunica con el mundo y con las gentes que quieras, en cualquier rincón del planeta. Ahora no anhelo el camión que recoge la leche, en las mañanas, ni siquiera percibo su llegada, ya no trae noticias del pueblo. Ahora las noticias las tengo yo, a tan solo un click.

En el campo, ahora no está la magia de la oscuridad y la conversación alrededor del fogón de leña, cargada de mitos e historias enigmáticas surgidas del imaginario popular. Tampoco la radio narrando amores imposibles (Renzo, El Gitano), aventuras extraordinarias (Kalimán, Arandú, Muribá la Ciudad Perdida) y escenas de terror (El Código del Terror). La luz eléctrica y la televisión dieron al traste con todo esto. También la realidad violenta de cada día y ahora el Coronavirus que insospechadamente hace estragos reales en todo el mundo.

Ir al pueblo, por estos días, por culpa del coronavirus, es algo extraño: las calles vacías; las pocas gentes que ves, lejanas y desconfiadas; la música, cargada de nostalgia y despecho, ausente; el parque sin los ancianos tomando el sol ni los niños con sus juegos alegres. Ahora el pueblo es muy igual al campo, lo habitan el silencio y la soledad. Quizás también la ciudad.

En los tiempos de internet y coronavirus, los seres queridos están tan cerca y tan lejos. La alegría de ver al otro, de sentir al otro, es solo auditiva y visual. El tacto pasó a un segundo plano.

Pareciera que retrocedemos en la historia, pero no es cierto. Se podría decir más bien que se está llegando a un tiempo cargado de incógnitas. Volver al pasado es un imposible. Tal vez retornemos a sus penurias, pero tenemos la impronta de un futuro, ya vivido, que nos hace distintos a los seres que habitaron el ayer.

ANTES DEL FIN

Las cadenas de abastecimiento generan millonarias ventas como consecuencia de la pandemia del coronavirus. Ojalá sean consistentes en el pago de sus impuestos.

Los medios de comunicación, especialmente la televisión, también, vive sus mejores días en cuanto a sintonía. Tiempo de reflexión y de mirar contenidos.

Muy buena experiencia el trabajo en casa. Prodigioso desarrollo informático al servicio de la humanidad. En eso, el futuro también es ya.

A %d blogueros les gusta esto: