EL CASTROCHAVISMO AL DESNUDO
Eligio Palacio Roldán
La verdad, entristece y preocupa el futuro de Colombia y de los colombianos.
Desde el año 2013 el expresidente Alvaro Uribe Vélez acuñó la expresión castrochavismo para expresar su preocupación por la posible llegada del modelo político económico cubano-venezolano a Colombia, de la mano de los diálogos de paz con la guerrilla de las Farc, en el gobierno Santos.
La expresión fue usada una y otra vez en la pasada campaña electoral por el uribismo para alertar a la sociedad colombiana sobre las amenazas a la democracia con la llegada a la presidencia del candidato Gustavo Petro, quien poco a poco, en una campaña de filigrana, se fue apoderando de gran parte del sector político e intelectual del país dado el desgaste de la derecha, entre otras cosas, por la corrupción imperante y la desatención de importantes sectores de la sociedad.
Esas advertencias no fueron tenidas en cuenta por el electorado y como diría mi referente por estos días, el humorista Hebert Castro, “se le dijo, se le advirtió, se le recomendó…Pero no quiso hacer caso, se pasó el consejo por la faja. Y saben ustedes…” ¿cómo quedaron? Si, así, como estamos ahora en Colombia y como seguramente estaremos en los años por venir: mal. Si, así como Venezuela y Cuba, con una dictadura en el poder y una pobreza generalizada.
Pues bien, lo del castrochavismo en los inicios del actual gobierno parecía pura paranoia del uribismo, pero con el pasar de los días se fue volviendo más evidente hasta la presente semana cuando el profesor y constitucionalista Mauricio Gaona, hijo del inmolado magistrado Manuel Gaona Cruz, le quitó todos los ropajes y lo desnudó frente al país y al mundo, en un debate promovido por el Grupo Prisa con el ministro de Justicia Eduardo Montealegre.
En ese debate el profesor Gaona demostró, entre otras cosas, que el decreto de la consulta popular es un exabrupto jurídico, y se hizo explícito que el actual gobierno quiere borrar de la constitución colombiana el sistema de pesos y contrapesos y dar al traste con la democracia, además de cómo el gobierno se quiere erigir como único poder, sin oposición, en síntesis, como una dictadura al estilo de Cuba y Venezuela, como lo advirtiera tantas veces el expresidente Álvaro Uribe.
A pesar de la desnudez en que quedó el proyecto del castrochavismo en Colombia, hay todavía ilusos que creen que no es así, pero no hay tal, el gobierno Petro ha montado todo un engranaje burocrático y de pagos en dinero y en especie que hace muy difícil su derrota en unas posibles elecciones, valga la redundancia, al estilo de Cuba y Venezuela y de ser derrotado, ya tiene enquistado en el estado toda una red burocrática con la que un posible gobierno de alguna tendencia política diferente, sencillamente no podrá gobernar.
Al igual que el castrochavismo, van quedando al desnudo, los cientos de personajes de la vida pública y privada que desde hace años vienen trabajando por el establecimiento de una dictadura en nuestro país. Para más señas no es sino analizar los que han colaborado en el presente gobierno.
La verdad, entristece y preocupa el futuro de Colombia y de los colombianos.
ANTES DEL FIN
Aún hay tiempo para derrotar el castrochavismo, los líderes de Colombia deben unirse para ello, los políticos trabajar por la sociedad y no por enriquecer sus bolsillos. Bueno, esto es mucho pedir y seguramente seguirán en las mismas.
Preocupa la ignorancia en que está sumergida la población colombiana.
No cede el invierno en Colombia, otra dificultad para el presente gris del país.
Los dramatizados que triunfan en la televisión colombiana son los melodramas originados en Turquía. Caracol y RCN perdieron su norte y parece no importarles.
La radio y la televisión, tal como la conocimos los mayores, va llegando a su fin. Ya son varias las frecuencias radiales que son apagadas, se abre paso el streaming.
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