CONFLICTOS DE INTERÉS

CONFLICTOS DE INTERÉS

Eligio Palacio Roldán

Esta semana la prensa estuvo pendiente de la pugna entre el Grupo Empresarial Antioqueño – GEA y el Grupo Gilinsky y de un posible conflicto de interés de un miembro de la junta, que representa el segundo grupo, por haber sido parte de la junta directiva de un proveedor, competidor y cliente de Nutresa. Este comportamiento poco ético es el día a día de las organizaciones públicas y privadas en Colombia y en el mundo entero a pesar de los códigos de buen gobierno, que resultan convertidos en letra muerta.

Los conflictos de interés describen uno de los comportamientos más frecuentes y criticables en la historia político-económica nacional y consiste en que los directivos y/o funcionarios deambulan de una empresa o entidad a otra del sector público o privado, sin declararse impedidos para participar en decisiones definitivas en la relación entre las partes. En algunas oportunidades, en un ataque de dignidad y fingiendo una falsa ética, se declaran impedidos para tomar una decisión, al momento de votar, a sabiendas de que sus opiniones han sido definitivas en la misma. Un amigo, afirma que estas situaciones se presentan cuando aparece “el lado oscuro del humano” y que en la intervención prima la ambición por el poder y/o el dinero.

Los conflictos de interés hace mucho daño al interior de las organizaciones y quienes participan en ellos juegan una partida doble, de manera perversa, tratando de hacer daño, buscando réditos económicos o ejecutar pequeñas grandes venganzas. ¿Cómo hacer para que las corporaciones salgan avante ante estos personajes maquiavélicos? Difícil. Sólo con unos estatutos fuertes, bien pensados, con restricciones serias y firmes para la ocupación de los cargos sería posible. Obviamente, también, pruebas de comportamiento ético estrictas que impidan la llegada de personajes oscuros a cargos importantes en estas organizaciones.

La semana anterior se desató un debate en mi Facebook por un cuestionamiento que hice a una señora que era integrante de la Junta Directiva de una Cooperativa y del equipo directivo de otra, por un negocio entre ambas. En esa red social para defender al mencionado personaje decían que a la citada señora era “una persona que ha dedicado su vida por el cooperativismo…” y me atacaban diciendo que “el que carece de ética es usted”. Esa misma semana me preguntaban que como contribuía yo a la ética y decía que tratando de ser coherente.

La falta de coherencia está estrechamente ligada a los conflictos de interés y obviamente a la carencia de ética, ¿cómo hago para defender una idea o una posición en una organización a sabiendas que beneficia a otra de la que también hago parte?

En el humano del siglo XXI hay una verdadera desconexión con la ética y con la moral cristiana que dicen defender muchos con la oración y el recogimiento. El que no tiene coherencia, no tiene ética y obviamente tampoco moral. Bueno, moral si tiene, pero doble.

La ética no se da por el ejercicio diario, tal vez eficiente, de una función; surge con un ejercicio diario de pensar y repensar nuestro transcurrir por la vida.

ANTES DEL FIN

¿Donde quedaría la solidaridad y el cooperativismo de ayer?

Es importante estar abierto siempre a la crítica, eso permite enderezar el rumbo. Claro si no me lleno de soberbia.

Después de un arranque lánguido se fortalece la serie de televisión “Entre Sombras”.

El precio del dólar no permitió que los adornos de navidad deslumbraran en el comercio. Eso me recuerda los relatos de las navidades en Cuba, sin luces y decoraciones que a pesar de lo superfluas alimentan el espíritu de la época.

No se pierda nada de mi página NAVIDAD https://eligiopalacio.com/navidad-2/

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SUBSIDIOS: ENTRE LA AYUDA Y LA ALCAHUETEARÍA

SUBSIDIOS: ENTRE LA AYUDA Y LA ALCAHUETEARÍA

Eligio Palacio Roldán

“En el tiempo del coronavirus hubo mucha comida para los perros, sobre todo arroz. Es que no nos gustaba lo que nos daba el gobierno y pues cocinábamos los alimentos para los animales”, escuché decir a alguien.

“… el Congreso de la República en conjunto con el Gobierno nacional elevó a $68,2 billones el Presupuesto de Inversión para el 2022, monto superior en un 16% frente al del presente año.

Así quedo contemplado en el Presupuesto General de la Nación del 2022, el cual ascenderá a $350,4 billones…

Los aumentos de los recursos de inversión se concentran en los sectores de Inclusión Social (21,1% del total incrementado), Minas y Energía (16,4%), Transporte (8,3%) y Vivienda (7,5%).

La partida para inclusión social y reconciliación fue reforzada en $1,3 billones, lo que permitirá irrigar recursos adicionales para Familias en Acción y Jóvenes en Acción, así como a los programas de Obras para la Prosperidad, Compensación del IVA, entre otros. Con estos recursos, el presupuesto de inversión del sector ascenderá a $21,3 billones lo que evidencia el compromiso con la política social.”

Mientras en Colombia la inversión social y la política de subsidios crece como espuma, la percepción de que el gobierno está de espaldas a las clases menos favorecidas hace lo propio. La idea de que el estado tiene que brindar cada vez más a los ciudadanos obedece a las exigencias propias de una sociedad más educada, con las necesidades básicas satisfechas y con una idea creada desde la formación familiar de que se merece todo a cambio de poco o ningún esfuerzo, idea reforzada por la cultura traqueta del dinero fácil que nos envuelve desde hace ya más de cuarenta años.

Hasta para las mentes más creativas de nuestros mayores sería inimaginable la cantidad de ayudas que ofrece el gobierno actual; veamos algunas: Alimentación y lucha contra la malnutrición, Recursos naturales y gobernanza de los bosques, las tierras y el agua, Innovación social y tecnológica para sistemas agroalimentarios sostenibles, Agricultura familiar y mercados inclusivos, Gestión del riesgo y rehabilitación de medios de vida; además de subsidios familiares, de vivienda, concurrente, de desempleo, Familias en Acción, Jóvenes en Acción, Ingreso solidario, devolución del IVA y Colombia Mayor. Sin embargo, ahora, como nunca, crecen las protestas y la insatisfacción de la población; toma fuerza la teoría de que el ser humano es desagradecido por naturaleza.

El desagradecimiento o las exigencias desmedidas frente a la realidad económica del estado son aprovechados por los politiqueros de turno para alimentar el resentimiento de clases y generar audiencias que les permitan llegar al poder. Ya en el poder, quienes alimentan las bajas pasiones de los colombianos la tendrán difícil para satisfacer los monstruos que han ayudado a crear; les quedará una sola opción: la represión que tanto dicen combatir. Los ejemplos son muchos, véanse Cuba o Venezuela.

Los gobiernos, los líderes, los educadores y los padres deben tener la medida hasta qué punto es subsidiar, ayudar, y hasta dónde es alcahuetear; de lo contrario los perros de toda Colombia serán alimentados con los subsidios que genera el gobierno con los impuestos que pagamos todos; labor bien compleja en la sociedad del menor esfuerzo porque, aún sin un gobierno de izquierda, nos parecemos cada vez más a la Cuba de hoy, con generaciones perdidas entre el desgano por hacer algo, el ron, la mendicidad y la prostitución.

El próximo gobierno, si es responsable, deberá limitar los subsidios y entregarlos a quienes realmente los necesiten, labor bien compleja si se tiene en cuenta su manejo amañado, con fines electoreros, de los gobiernos locales.

ANTES DEL FIN

El hombre, o al menos el colombiano, es desagradecido, negativo y criticón por naturaleza.

Hablando de desagradecimiento, el año pasado Colanta dio unos bonos a los productores de leche para contrarrestar el incremento de los insumos; los asociados nunca entendieron y siempre dijeron tener el precio del lácteo por debajo de la competencia; se les olvidó sumar.

¿Cuándo entenderán los de izquierda que cuando se habla de hombre se incluye a la mujer y a todos los demás seres humanos? Ni a la Real Academia de la Lengua le hacen caso, el lenguaje incluyente que dicen usar es más cansón que sus discursos setenteros inspirados en unos hechos y unos paradigmas que la historia ya derrotó.

POPULISMO

POPULISMO

Eligio Palacio Roldán

Pasando por un pequeño y atrasado pueblo, en el oeste americano, un turista de la región austral de América decía: “este parece un pueblo argentino con diez años más de gobierno de kirchner”. Néstor kirchner gobernó Argentina entre 2003 y 2007, su esposa Cristina Fernández entre 2007 y 2015 y lo hace desde 2019 hasta la fecha como vicepresidente de Alberto Fernández. A eso hacía referencia el entristecido viajero y a un gobierno que dice seguir los ideales de Juan Domingo Perón, ideales populistas que se atribuyen indistintamente líderes de derecha e izquierda y que tienen al país del sur sumido en el atraso de las economías tercermundistas cuando a comienzos del siglo pasado estaba a la par con los países más ricos del mundo.

Pero, ¿qué es el populismo? La Real Academia de la Lengua Española lo define como “Tendencia política que pretende atraerse a las clases populares”. Entre las características del peronismo, populistas por excelencia, se tienen: redistribución de la riqueza, reducción del aparato estatal y estatización de los servicios públicos; y entre sus pilares: soberanía política en oposición a las políticas imperialistas o hegemónicas, justicia social en búsqueda de la reivindicación y la independencia económica para alcanzar la dignidad de los trabajadores y defensa de los intereses nacionales”. (https://www.caracteristicas.co/peronismo/)

Características y pilares muy bonitos que tienen a las grandes ciudades de Argentina con racionamiento de energía, inflación del 51 por ciento y según el turista de esta historia con tres generaciones de argentinos perdidas por cuanto no quieren hacer nada, solo recibir subsidios por parte del gobierno a costa de quienes ponen todo de su parte para generar alguna riqueza.

Y como los gobiernos populistas tratan de atraer las clases populares, son frecuentes las manifestaciones de apoyo al gobierno de turno, así sean pagadas como la que presencié en Buenos Aires el 25 de mayo de 2014 y que me cuentan es el diario vivir de esa democracia.

Puede ver: MARCHAS, TELENOVELAS Y “CORRIENTAZOS” https://eligiopalacio.com/2015/03/11/4724/

Y si por Argentina llueve, por Cuba no escampa tal como lo pude ver en octubre de 2019 y en Venezuela ni se diga.

Pude ver: LA REPRIMIDA AMARGURA DE LOS CUBANOS https://eligiopalacio.com/2021/07/16/la-reprimida-amargura-de-los-cubanos/

¿Y Colombia?, pues en nuestro país los gobernantes son cada vez más populistas, el asistencialismo crece y los ciudadanos exigen cada vez más al gobierno y trabajan menos y eso que hemos tenido gobiernos “de derecha” desde hace más de cincuenta años. Este año, es año de elecciones y el populismo hace presencia en las diferentes campañas políticas y los electores ingenuos parecen caer en las redes de los vendedores de ilusiones de tal manera que, en pocos años estaremos, contando la misma historia del turista argentino o quizás la de un cubano o un venezolano.

ANTES DEL FIN

Hablando de asistencialismo, un ejemplo a seguir es la que se cuenta en la telenovela Arelys Henao, Canto para no Llorar, qué manera de luchar contra la adversidad, contra el desempleo, contra la desesperanza. ¡Qué buena serie!  ¡qué buen ejemplo a seguir!

Pude ver: ARELYS HENAO LA TELENOVELA https://eligiopalacio.com/2022/02/05/arelys-henao-la-telenovela/

Una semana para pensar y encontrar buenos candidatos para el Congreso. Difícil pero posible. No bote su voto.

¿POR QUIÉN VOTAR PARA EL SENADO?

¿POR QUIÉN VOTAR PARA EL SENADO?

Eligio Palacio Roldán

Nacido en un hogar humilde, en las montañas de Antioquia, me he hecho un lugar en el mundo gracias a mi esfuerzo y persistencia y al apoyo de mi familia y del estado colombiano; no en vano, fui formado en las dos mejores universidades públicas del país (Nacional y de Antioquia) y he trabajado para el gobierno colombiano toda mi vida. Fruto del trabajo he podido realizar algunos viajes por el mundo; los dos últimos La Habana–Cuba y Alaska–Estados Unidos; en esos viajes he aprendido a diferenciar entre la estrambótica alegría de los norteamericanos, la sonrisa cálida de los latinoamericanos que pretenden salir adelante en el país del norte y la trágica amargura de los cubanos en su país y de los venezolanos que inundan las calles y los campos de nuestra Colombia.

Esa percepción ratifica mi creencia de que es mejor una democracia imperfecta como la colombiana o la de Estados Unidos a una dictadura como la de Cuba o Venezuela. Colombia comienza a repetir la historia del vecino país, pero como expresa el dicho “nadie experimenta por cabeza ajena” y todo indica que las próximas elecciones presidenciales cambiarán el rumbo de nuestra patria.

Hace veinte años cuando Colombia se rindió a los pies de Uribe, como lo hace hoy con el candidato Gustavo Petro, decidí votar por Jorge Enrique Robledo para el Senado de la República; lo hice, porque creí que en unas mayorías unánimes como las que existían alrededor del pensamiento del presidente era necesaria una voz recia, contundente y clara en la oposición. No me equivoqué, su labor ha sido muy buena en estos veinte años de la era Uribe y aunque ha tenido dos o tres salidas en falso su trayectoria es de admirar.  A pesar de las bondades del candidato Robledo, esta vez, no votaré por él y no lo haré porque ideológicamente está en el mismo lado del posible nuevo presidente de Colombia.

Siempre se ha dicho que en Colombia un gobierno de izquierda no podrá ser radical porque no tendría el apoyo de las Fuerzas Armadas y del Congreso. No hay tal, las primeras se dividieron en el gobierno Santos con la firma de los acuerdos de paz y es fácil seleccionar comandantes afines con el gobierno de turno y en cuanto a los congresistas, ¡pobre Colombia! son coaptados por el presidente de turno a cambio de prebendas; es más del candidato de turno con la simple expectativa de la triste, amarga y pegajosa “mermelada”.

En las elecciones del trece de marzo votaré, entonces, para el Senado por una persona del mismo perfil de Robledo, pero de derecha; esa persona debe tener los “calzones bien puestos” así sea una mujer; una mujer clara, frentera, sin pelos en la lengua y dispuesta a luchar por lo que hemos logrado a lo largo de la historia, sin dejarse manipular por el gobernante de turno y que pueda ser vocera del pueblo colombiano ante organismos internacionales.

ANTES DEL FIN

Muy triste la parcialización de los medios de comunicación en Colombia: mientras persiguen implacablemente a unos se hacen los de la vista gorda frente a los otros. Denigrante el publirreportaje que le hicieron esta semana a Piedad Córdoba en Caracol Radio.

Con récord de sintonía la telenovela sobre la vida de Arelys Henao demuestra que se puede utilizar este género televisivo para contar historias constructivas de gentes comunes y corrientes que son un ejemplo a seguir por las generaciones actuales y la demostración de que en Colombia se puede salir adelante. Gracias a Caracol Televisión.

Puede leer: ARELYS HENAO LA TELENOVELA https://eligiopalacio.com/2022/02/05/arelys-henao-la-telenovela/

LA REPRIMIDA AMARGURA DE LOS CUBANOS

LA REPRIMIDA AMARGURA DE LOS CUBANOS

Eligio Palacio Roldán

Reprimida amargura que, como el hombre que me encontré aquella noche, en la Ceremonia del Cañón, encontró cientos, miles, de personas que elevaron su voz al mundo para ser escuchados.

Desde la llegada, al aeropuerto José Martí de La Habana en Cuba, hasta la salida diez días después, observé gentes hablando duro, expresando su satisfacción por los resultados de la revolución: “Este es el único país del mundo con salud y educación gratuita, con seguridad. Aquí no roban ni atracan a nadie, no hay narcotráfico…”, decían.

Luego, en voz baja, muy baja, casi en secreto, con tan solo murmullos, iban contando que eso no era cierto, que la educación se había quedado en el pasado por el aislamiento, también, del conocimiento y las nuevas tecnologías y que el transporte a los centros educativos era complicado por la falta de gasolina; que la salud era gratuita pero que no había medicinas para curar las enfermedades; que el tráfico de drogas ilícitas pululaba por las calles de la ciudad y que tuviera cuidado porque “te pueden atracar y robar todo”. Que las familias se hacinaban en construcciones que amenazaban derrumbarse como de hecho ocurría con alguna frecuencia.

De la alegría del primer momento se iba pasando a una amargura reprimida que crispaba los gestos y contenía las lágrimas. Luego hablaban de sus frustraciones; de la pobreza y la escasez de alimentos, vestuario y elementos para el aseo; de la corrupción de los miembros del gobierno, que resultaban siendo la mayoría de los habitantes de la ciudad; y del peligro que representaba para ellos expresar lo que pensaban y sentían. Por eso, permanecían callados y cuando veían a alguien que los pudiera delatar elevaban el tono de la voz y repetían una y otra vez las bondades de la revolución.

Era tanto el temor a hablar que hasta, quien escribe estas notas, de turista en octubre de 2019, se sintió intimidado. Vigilado. Una noche, en la Ceremonia del Cañón, en la Fortaleza de San Carlos, un cubano con su pequeña hija de la mano, me indagaba sobre Colombia mientras sus ojos brillaban de emoción: soñaba con un futuro mejor para su niña, había venido desde el interior del país y con sus ahorros comprado una pequeña casa junto al embarcadero de la fortaleza, esperaba la llegada de algún turista para quizás alojarlo allí, pero estos eran escasos por el bloqueo americano.  “Por difícil que sea la situación en su país, por lo menos hay esperanza, acá no la hay…” decía, mientras Iba levantando la voz en medio del murmullo: “Esta dictadura es perversa, tiene el país entero aguantando hambre, la situación es mucho peor que la que usted ve en La Habana…” y alzaba la voz y se desahogaba casi a gritos. Fue entonces necesario tratar de calmarlo: mire acá hay vigilancia, le dije, no se meta en problemas. Entonces, comenzó a llorar…

Y así, las gentes del común, los “alegres” cantantes y hasta los funcionarios del gobierno, uno a uno, poco a poco, iba sacando a flote su reprimida amargura. Reprimida amargura que, como el hombre que me encontré aquella noche, en la Ceremonia del Cañón, encontró cientos, miles, de personas que elevaron su voz al mundo para ser escuchados. El de esta semana que termina, fue un grito desgarrador de auxilio que seguro les hará bien como seres humanos, para desahogarse, pero que requiere ser oído por toda la humanidad.

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¡JÓVENES! ¡JÓVENES! ¡JÓVENES!

¡JÓVENES! ¡JÓVENES! ¡JÓVENES!

Eligio Palacio Roldán

“La juventud anuncia al hombre como la mañana al día”

John Milton

¡Jóvenes! ¡Jóvenes! ¡Jóvenes! Jóvenes de todas las formas, bellezas y colores hay por doquier ahora en Colombia. Se hicieron visibles con las protestas y parecen ser todos víctimas de un sistema injusto que no fue capaz de crear las condiciones necesarias para su crecimiento personal y profesional. Pero no hay tal, o no para todos.  

Los 11.5 millones de jóvenes que hay en Colombia, un 26% de toda la población, al igual que el resto de los humanos, se pueden clasificar de diversas maneras, más allá de su apariencia física. Los hay fuertes, arriesgados y triunfadores con o sin adversidades en su historia personal; derrotados sin apenas comenzar la batalla; vencidos en la guerra injusta del capitalismo o atrapados en un socialismo innato en el que pretenden que todo se los den pues se consideran merecedores de lo humano y hasta de lo divino. ¿Qué puede marcar la diferencia entre unos y otros? Sin duda la formación.

Hablo de la formación desde el hogar, el colegio o desde el mismo medio social que los abriga. Formación que indefectiblemente ha cambiado, a grandes pasos, de generación en generación; esos cambios conducen cada vez más, o al menos en Colombia, al dinero como símbolo de grandeza y a la pérdida de otros valores como el sacrificio, la solidaridad o la espiritualidad. Obviamente, esto se potencializa con una sociedad de consumo muy influyente, unos medios de comunicación poco conscientes de su responsabilidad social y una educación cada vez más precaria.

En la formación de los jóvenes tiene mucho que ver, desde luego, el estado. Un estado que ha dejado gran parte de la responsabilidad en un magisterio que, también, ha perdido en gran parte sus valores y olvidó su responsabilidad frente a las nuevas generaciones. En deuda quedaron además los padres que sucumbieron ante la misma sociedad de consumo que privilegia el parecer sobre el ser.

En medio de una crisis económica y social como la que afronta el país, desatada por el coronavirus y la acumulación de frustraciones en parte de la juventud, el gobierno debe enfocar sus esfuerzos en fortalecer la educación y rescatarla de las manos de Fecode, una organización sindical que ha hecho más mal que bien de acuerdo con los resultados que saltan a la vista, y en la generación o consolidación de proyectos productivos, de emprendimientos. La estrategia de ingresos solidarios nos acerca peligrosamente a las políticas de otras naciones como Cuba donde los jóvenes, adultos y ya adultos mayores se acostumbraron a no trabajar porque el estado les brinda todo, aunque sea poco, y a eso, precisamente a eso, juegan ahora muchos colombianos que pretenden que el gobierno les cubra todas sus necesidades y deseos sin hacer el mayor esfuerzo.

Con la cultura del odio, como estrategia política, cimentada desde los centros educativos e incluso desde el hogar, los jóvenes colombianos serán más desgraciados que sus mayores. Es hora de invertir, también, en la salud mental de toda la sociedad.

ANTES DEL FIN

Escribiendo estas notas recuerdo a Reymington Rojas, guía en Caño Cristales y La Macarena, y en la difícil situación que afronta él y el sector turístico del país. Cuando la pandemia cese es un deber de colombiano recorrer los rincones de Colombia y resarcir en algo estos momentos difíciles. También pienso en quienes transformaron su vida alrededor del turismo en la Comuna 13 de Medellín y por la pandemia retrocedieron varios años en su camino hacia la prosperidad. Es necesario apoyarlos desde el emprendimiento.

“Juventud, divino tesoro, ¡ya te vas para no volver!”

Rubén Darío

LA IGNORANCIA, LAS PROTESTAS Y LA POLÍTICA

LA IGNORANCIA, LAS PROTESTAS Y LA POLÍTICA

Eligio Palacio Roldán

“Nada hay en el mundo tan común como la ignorancia y los charlatanes.”

Cleóbulo de Lindos – (s. VI a. C.-s. VI a. C.) Filósofo griego. Uno de los siete sabios de Grecia.

Decían los críticos de los gobiernos colombianos, tal vez, de los últimos cien años, que a la clase política no le convenía tener un pueblo educado porque así sería más complejo manipularlo. Creo que esos críticos, casi siempre de izquierda, tenían la razón; lo que no se esperaban era que esa ignorancia, con el transcurrir, de los años, iba a favorecerlos. Lo que tampoco conocían los de la derecha, que casi siempre gobernaron al país, era que el no invertir en educación y sostener unos profesores funestos, protegidos por Fecode, y mantener el oscurantismo entre las gentes, era entregar el país a los charlatanes.

La ignorancia es “falta de conocimiento” y de capacidad para dilucidar alguna parte, aunque sea mínima, de la realidad. Charlatán es un embaucador; alguien que “engaña o alucina, prevaliéndose de la inexperiencia y el candor del engañado”; es decir, del ignorante.

Esta semana, en alguno de los informativos radiales de la mañana, entrevistaban personas comunes y corrientes sobre las motivaciones para continuar protestando; algunas exponían causas que lo justificaba, pero otras hacían gala de su ignorancia. Decían, por ejemplo, que seguían marchando porque estaban en contra del proyecto de reforma tributaria, proyecto abortado desde el tres de mayo, unos ocho o diez días antes.

Ignorancia y manipulación por parte de charlatanes.

Pero si es hasta jocoso pelear contra algo que no existe, como el Quijote contra los molinos de viento creyendo eran gigantes; deplorable resulta hacerlo porque el gobierno nos quiera ayudar con subsidios. Y es que, el proyecto de reforma tributaria, favorecía a los que protestaban y era adverso a quienes se tienen que resguardar hoy de quienes protestan (la clase media). Paradojas de nuestra Colombia.

Singularidad, también, que los medios de comunicación y la ciudadanía renieguen de la clase política; pero cuando llega un técnico a la presidencia como Duque, luzcan desconcertados y asustados con la situación. Es decir, prefieren seguir en manos de los políticos tradicionales… de los charlatanes.

Ahora, cientos, miles de colombianos, esperan con ansias el triunfo de la izquierda en las elecciones presidenciales de 2022. Muchos ya se ven viviendo en una Cuba o en una Venezuela imaginarias que tienen como símbolo, a pesar de las dificultades que atraviesan. Sueñan con maná cayendo del cielo. Otra vez la ignorancia y los charlatanes vendiendo una realidad que solo existe en sus calenturientas cabezas.

Puede leer y ver RETAZOS DE LA HABANA – CUBA https://eligiopalacio.com/2021/01/29/retazos-de-la-habana-cuba/

ANTES DEL FIN

“El tiempo pasa y se nos va la vida…” ya llevamos más de un año en los Tiempos del Coronavirus”. Muchos aprendizajes que pareciera no conducirán a ninguna transformación positiva de la sociedad. Más bien los años pasan, se va la vida y el tiempo se pierde en luchas de poder estúpidas.

Dolorosa pero excelente oportunidad para investigar sobre la trasmisión de coronavirus, en las aglomeraciones por las protestas. ¿Será que alguien saca alguna conclusión positiva en medio de tanta tragedia?

LA CULPA EN LOS TIEMPOS DEL CORONAVIRUS

LA CULPA EN LOS TIEMPOS DEL CORONAVIRUS

Eligio Palacio Roldán

La culpa condena, la culpa libera. Entre estos dos extremos se mueve el ser humano. Por ella, muchos han llegado hasta el suicidio y otros al asesinato de cuerpos o almas. La culpa es la “imputación a alguien de una determinada acción como consecuencia de su conducta.”

El culparse a sí mismo es mirado con compasión, como un problema sicológico a resolver; el culpar a los demás casi siempre es bien visto, como valentía y es apoyado por las mayorías, por las masas. El culpar a los demás, al otro, tranquiliza y libera de la propia culpa y de la responsabilidad consigo mismo y con la sociedad.  Se culpa al otro de la pobreza, la infidelidad, la infelicidad, la enfermedad y los desastres cada vez menos naturales. Se endilgan normalmente las culpas a los padres, los jefes, a quien no nos amó, a los gobernantes y hasta a Dios.

Desde hace ya más de un año la humanidad enfrenta una pandemia que modificó la capacidad productiva, de movilización y hasta la forma del hombre estar en la tierra. Muy poco su forma de ser, desafortunadamente.

Poco sé del autocuidado en otras culturas, en los tiempos del coronavirus. Sé del nuestro y prácticamente no existe. Somos maleducados por naturaleza y nos encanta violar las normas; eso da cierta idea de éxito, de sobradez. El colombiano de por sí es inmaduro, pareciera tener la necesidad de alguien a su lado que lo vigile, lo controle, y eso en medio de una pandemia es un imposible y como es imposible pues entonces se violan las recomendaciones de las autoridades, se llenan los centros hospitalarios de enfermos y los hornos crematorios de muertos… Y, ¿adivinen quién es el culpable? Pues obvio: el gobierno.

El gobierno, en especial el nacional, pareciera ser el culpable de todo lo malo que pasa a nuestro alrededor y todo el esfuerzo que hace por sacarnos de la difícil situación que genera el COVID se queda en eso, en esfuerzo. Somos, también, malagradecidos.

Ningún padre, ningún jefe, ningún gobernante puede sacar adelante una tarea si no cuenta con el apoyo de los seres humanos de su entorno. Es el caso del presidente de Colombia, de todos los colombianos. Si queremos salir de la difícil situación en la que nos puso la pandemia debemos colaborar desde nuestra forma de estar en los espacios donde nos encontremos; esa forma de estar tiene que ver obviamente con la manera de ser, una manera de ser destructiva que solo trata de esconder sus falencias y debilidades culpando al otro.

Obviamente, la tendencia negativa de los colombianos y su manía de culpar al otro por sus propias desgracias es utilizado por los politiqueros de siempre para hacer una oposición que le genere réditos políticos y eso, para desgracias de todos, es lo que ocurre en el país.

ANTES DEL FIN

La cantidad de gente a la espera de ayudas del gobierno y la forma como la sociedad colombiana se dedica a criticar al presidente Duque me trae inevitablemente a la memoria, la imagen de las gentes de La Habana, Cuba. No hacer nada para sobrevivir y/o salir de la miseria y culpar de ello al régimen parece ser el horizonte.

Si algo no me gusta de ser jefe es tener que asumir, en algunas oportunidades, el papel de agente de la policía: estar vigilando lo que hacen mis colaboradores. No hay caso. Falta formación en ética; en los hogares y en las escuelas.

CENTRO HABANA

CENTRO HABANA

Eligio Palacio Roldán

Centro Habana habla nostálgicamente del esplendor de tiempos idos. De la riqueza de ayer y la pobreza de hoy. De un futuro que se llenó de recuerdos corroídos. De construcciones inmensamente bellas a punto de desplomarse.

Centro Habana, en la parte media de la ciudad, es una zona con construcciones tan o más bellas que la de la Habana Vieja, en el abandono. Las fachadas de los edificios muestran el esplendor de un tiempo que ya pasó y la pobreza de las gentes que los habitan. En su recorrido sorprenden los cantos de los gallos y el olor a gallinero. Más tarde comprendo que huele a estiércol de cerdo. Me dicen que en las bañeras de las antiguas mansiones se crían estos animales para proveerse de carne. Hasta ese día consumí carne en Cuba. Centro Habana, al igual que Medellín, tiene fronteras invisibles con lugares a los que no se puede acceder; están ubicados hacia el sur de la ciudad. La Habana Centro habla de vejez, de cuando todo está concluido y se espera solo la muerte. Sus edificios son eso, ancianos con enfermedades terminales cuya vida se desprende a pedazos. En el barrio chino se visualiza algo de progreso. (https://es.wikipedia.org/wiki/Centro_Habana)

RETAZOS DE LA HABANA – CUBA

RETAZOS DE LA HABANA – CUBA

Eligio Palacio Roldán

“Todas las personas sabemos que el capitalismo es un problema, pero el socialismo es peor”

Un cubano.

Cuando salí de cuba, el cuatro de octubre de 2019, después de diez días de vacaciones en La Habana, me despedí de un aeropuerto pobre, muy pobre. Aún, en mi bolsillo,  tenía algunos dólares que dejo para gastar en el último momento y no encontré en que utilizarlos. Solo algunas artesanías y escasos alimentos en las semivacías vitrinas. La terminal aérea fue para mí un símbolo de lo que vi en la capital de Cuba.

La Habana es una ciudad muy pobre. Me dicen, el resto de Cuba lo es mucho más. La sensación, en especial en Habana Centro, es la misma que se siente al recorrer sectores deprimidos de las costas colombianas o de las ciudades latinoamericanas. En el caso de Medellín, por ejemplo, el del Moravia, pero mucho más pobre, antiguo y hermoso. La ciudad tiene olor a viejo. Aún tiene el encanto de lo antiguo pero se ve desdibujado por el abandono de sus edificios, el desabastecimiento y la frustración y el vestir pobre de sus gentes

La Habana, está dividida en Habana Vieja, Centro Habana y El Vedado. La Habana Vieja es la dedicada al turismo y comprende una serie de edificaciones, casi todas en reconstrucción, de los tiempos gloriosos de la isla. Obviamente, en sus calles se encuentran muchos turistas y gentes dedicadas a atraerlos: músicos, cantantes, artesanos, vendedores de ron y tabaco y mercaderes de sexo y drogas. También mendigos. “En un mercado tan restringido, donde hay tan poco que ofrecer, que solo queda algo para vender: el cuerpo”. (https://es.wikipedia.org/wiki/La_Habana_Vieja).

Centro Habana, en la parte media de la ciudad, es una zona con construcciones de enorme belleza a punto de derrumbarse. Las fachadas de los edificios muestran el esplendor de un tiempo que ya pasó y la pobreza de las gentes que los habitan. En su recorrido me sorprendían los cantos de los gallos  y el olor a gallinero. Más tarde comprendo que huele a estiércol de cerdos. Me dicen que en las bañeras de las antiguas mansiones se crían estos animales para proveerse de carne. Hasta ese día consumí carne. Centro Habana, al igual que Medellín, tiene fronteras invisibles de lugares a los que no se puede acceder; están ubicados hacia el sur de la ciudad. La Habana Centro habla de vejez, de cuando todo está concluido y se espera solo la muerte. Sus edificios son eso, ancianos con enfermedades terminales cuya vida se desprende a pedazos.  En el barrio chino se visualiza algo de progreso. (https://es.wikipedia.org/wiki/Centro_Habana)

El Vedado es el sector más moderno y desarrollado, está habitado por los amigos del régimen. “Desde los comienzos de la revolución, las mejores casas fueron asignadas a los amigos del régimen”. En sus predios se construyen altos edificios para albergar cadenas hoteleras internacionales. Los supermercados están mejor surtidos; pero en todos los casos con mercancías de origen extranjero. (https://es.wikipedia.org/wiki/El_Vedado)

Vea ENCANTOS DE LA HABANA -CUBA https://eligiopalacio.com/2021/01/28/encantos-de-la-habana-cuba/ y fórmese su propia idea.

De recorrer las calles de La Habana, hablar con sus gentes, periodistas y funcionarios del gobierno, y respirar su aire, se concluye lo siguiente:

  • Es cierto que el bloqueo tiene a Cuba en grandes dificultades económicas, pero también lo es que el gobierno socialista ha hecho “trizas” el sistema de producción de la isla y sus habitantes se echaron al abandono. No hay voluntad para producir, solo para esperar que el gobierno satisfaga las necesidades. Eso sí, necesidades cada vez más mínimas.
  • Además de sol, mar y bellezas arquitectónicas, La Habana es pobreza, ron, tabaco, prostitución y hambre. Poca diferencia con los años anteriores a la revolución; tal vez antes había menos hambre y pobreza. Escasea el agua potable. “Acá todo el mundo se la pasa pescando, ya sea peces o turistas que caigan en el anzuelo.”
  • Mucho temor al hablar sobre sus dificultades, en especial con el turista, se sienten tan solo murmullos. “No hablo porque me llevan a la cárcel”. Una conversación con un vendedor de maní casero: “Al gobierno le conviene el bloqueo porque así disfraza el hambre”, “No hay comida. La gente no trabaja en el campo porque solo le pagan en CUC – Peso Cubano Convertible”, “Cuidado, la guía y el conductor son espías”. Tan pronto el vendedor ve que el conductor del vehículo se acerca, manifiesta airadamente: “¡Cuba es el mejor país del mundo. Acá hay salud y educación. Si ahora mismo te enfermas te operan y no vale nada!”.
  • Las carreteras son bastante buenas y por esos días muy poco transitadas.
  • Los problemas de abastecimiento son graves. En especial el de gasolina.
  • En Cuba como en Colombia ser militar paga. Tienen mayores beneficios que los particulares.
  • Se maneja una Libreta de abastecimiento. “Los víveres los entregan mermados, se roban parte del contenido. La corrupción campea. Igual sucede con la pintura y los materiales de construcción. Te los dan pero mermados y el distribuidor se queda con su parte, que luego vende…”.
  • Hay un mercado negro de programas de televisión y videos musicales. “Los programas los graban de internet y se comercializan en la calle”. Muy populares Yo me Llamo y Amparo Grisales. Gusta la televisión colombiana en especial las novelas de narcos. Se recuerda con especial cariño la telenovela Las Aguas Mansas, de Julio Jiménez, cuyo remake es Pasión de Gavilanes.
  • Más capitalistas que los capitalistas. Todo se cobra. Obvia la comercialización de la Revolución y el Che Guevara. Aunque no es legal, la venta de tabaco en las calles es generalizada.
  • “La gente no produce porque para eso está el estado. Se vive, como quizás en ningún país del mundo, de la burocracia”.
  • Sitios de esparcimiento donde solo se venden Cuba Libre, mojito y cigarrillos. El hambre se calma con ron. Un plato de comida básico vale unos 15 pesos. Con ello se compran dos botellas de ron. ¿Será el ron el opio del pueblo cubano?
  • Solo se trabaja media jornada por la restricción en la gasolina. De 9 a 1. En las carreteras de la isla escaso transporte, solo se ve el dedicado al turismo.
  • “El embargo de Estados Unidos sirve como disculpa para no hacer nada y demuestra que los norteamericanos siguen dominando el mundo. ¿Dónde están Rusia y China?”.
  • «Me preocupa mi hijo. La situación es muy grave y no se vislumbra un futuro aciago», Funcionaria del gobierno.
  • En la Casa de las Américas solo una referencia a Colombia: Santiago García.
  • La economía se abre poco a poco. El que tenga dinero puede comprar casa. El dinero proviene de giros de cubanos desde el exterior o de negocios particulares como arriendo de habitaciones a turistas y mercado legal e ilegal de bienes y/o servicios.
  • La seguridad en la isla tampoco es que sea tan cierta: mientras la pregonan en voz alta, en voz baja te piden que no te expongas y que “cuidado con tu celular”.
  • Las playas de Varadero son bonitas y limpias: Los vendedores aparecen de vez en cuando cargados de temor de una organización policial anciana que vigila.
  • La guayaba es la fruta con mayor presencia en hoteles, restaurantes y en los helados. La variedad en los menús es mínima.
  • La música cubana es un fenómeno que desaparece por la fuerza del reguetón, es solo para el turismo. Algo similar a lo que ocurre con el tango en Argentina.
  • La santería es un producto de exportación y generador de divisas, en especial desde México. 
  • Hay mucha población carcelaria y la amenaza permanente de ser detenido.
  • Hay médicos para todos, pero no medicinas. Los profesionales de la salud se ven obligados a recetar remedios caseros.

VOCES

  • “En 1961 con la invasión de Matanzas, en Playa Girón, con Jhon F. Kennedy, comenzó el bloqueo económico. Cuba no pudo comercializar con nadie, excepto México. Entonces busca aliados como Alemania, Rusia y los Chinos. Mandan toda la producción de caña de azúcar para allá y ellos envían todos los demás productos necesarios. Se crea una dependencia que se rompe cuando cae el Muro de Berlín y la Rusia Socialista y a Cuba le toca abrirse al turismo para obtener dólares americanos. Ingresa la inversión extranjera con la cadena hotelera Meliá y en 1994 se crea una polémica porque los cubanos que querían emigrar obtenían los dólares para llevarse algo de dinero. Se crean las casas de cambio para cambiar dólares y no tenerlos en circulación, para el estado pagar sus deudas.
  • El problema cubano es la importación de bienes. Canadá rompe con Cuba y la isla pierde gran cantidad de ingresos por el cese del turismo. De ese país se importaba el pollo. Ahora se importa desde Polonia, encareciendo el producto.
  • Aunque la educación es gratuita el transporte hasta las universidades, donde hay especializaciones,  es muy complejo. Son hasta 24 kilómetros que muchas veces hay que recorrer a pie. Lo mismo sucede con el trabajo, los horarios son flexibles para poder encontrar un medio de transporte. Las escuelas de primaria y secundaria sí están cerca de las casas. Todo está agravado por la crisis en el abastecimiento de gasolina.
  • Trump detuvo los buques de petróleo que llegaban a Cuba. Antes venían cruceros, pero directamente se beneficiaban muy pocas personas: restaurantes privados y vendedores ambulantes.  De resto solo se beneficia el estado. La gente dice que importa si hay o no hay nada, todo es igual.
  • Personas mayores que vivieron los tiempos anteriores a la revolución afirman que antes habían problemas pero no el hambre que se está viviendo. Se tenían carros y casas y no eran ricos. Ahora se trabaja y todo es muy costoso. A un carro moderno solo pueden acceder funcionarios del gobierno.
  • La gente se tira al abandono “a la  borrachera y la perdición”. El cubano era muy fiestero, muy contento. En 60 años ese hombre “Fidel” nos enseñó a hacernos los que estábamos trabajando y él a hacerse el que nos estaba pagando.  Conclusión: muy poco cubano trabaja. Salen del trabajo a hacer lo que quieren o van al trabajo a robar, como todo es del gobierno uno no se siente ladrón, uno siente que está recibiendo lo que él nos está quitando.
  • Lo que todo el mundo sabe de Cuba es educación gratis, salud gratis; lo que no saben es que son gratis porque de lo contrario la gente no tendría como pagarla. Aquí te atienden; pero ahí comienza el problema porque no hay  Rayos X, no hay antibióticos y entonces pasa lo mismo: si tú no pagas por fuera te friegas. Los turnos para atenderte son muy lejanos. La diferencia, con tu país, es que en Cuba no lo puedes decir. No hay medicamentos… Para el oído agua con vinagre, para los hongos agua con vinagre,.. Cualquier problema de salud que tengas ahí mismo es dengue».

ANTES DEL FIN

Hablar con los cubanos, en la isla, era hablar de la desesperanza. Un sonido muy similar al que escucho, en ocasiones, recorriendo las comunas de Medellín.

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