19 DE JUNIO DE 2022, EL DÍA QUE PARTIRÁ LA HISTORIA DE COLOMBIA.
Eligio Palacio Roldán
El 19 de junio de 2022 quedará inscrito en el imaginario como uno de los días más trascendentales en la historia de Colombia; tan trascendental como el del “Bogotazo”, 9 de abril de 1948, o como el 19 de abril de 1970 que dio origen al M19, guerrilla surgida a raíz de la derrota, que se consideró injusta, de Gustavo Rojas Pinilla por parte de Misael Pastrana Borrero y de la que hizo parte el hoy candidato Gustavo Petro.
De ganar Petro, sería el primer presidente de extrema izquierda en Colombia en el presente siglo y el único conocido por las actuales generaciones; de triunfar Rodolfo Hernández, sería el primero en llegar a la casa de Nariño sin un partido político que lo respalde directamente y con el menor número de parlamentarios elegidos a su favor. En uno u otro caso, las condiciones políticas, económicas y sociales cambiarán radicalmente, al igual que el manejo del ejecutivo y sus relaciones con el Congreso y de los demás entes del poder en el país, incluido el de la dirigencia económica y empresarial.
De ganar Gustavo Petro, cumplir el compromiso con una ciudadanía cansada de la corrupción y la falta de oportunidades será el gran reto del nuevo presidente, quien en poco tiempo tendrá que sentar las bases y garantizar el escenario para que sus electores logren alcanzar sus expectativas, muchas de ellas desbordadas por lo imaginario y simbólico creado en sus mentes por el mismo candidato y sus promesas electoreras. Tendría el nuevo presidente una férrea oposición encarnada en el uribismo que a pesar de las estrategias para borrarlo del panorama nacional sigue con mucha fuerza y alrededor del cincuenta por ciento de la población siguiendo las ideas del líder más importante de Colombia, en el presente siglo.
Si triunfa el candidato Rodolfo Hernández, su reto será demostrar que gobernará alejado de la clase política tradicional, que efectivamente luchará contra la corrupción y que trabajará para generar posibilidades de crecimiento económico y de disminución de la desigualdad social. Tendría, también, una férrea oposición de los seguidores de Gustavo Petro y de la izquierda colombiana, quizás peor a la que tuvo que afrontar el presidente Duque.
Ambos, pero en especial Petro, tendrán que dejar de lado a algunos de los principales colaboradores de sus campañas signados por la corrupción y sus nexos con el narcotráfico, medida que generaría descontento y oposición de sus mismos seguidores desde los primeros días del gobierno.
El eventual gobierno de Gustavo Petro tendrá que ser intenso y trasformador desde el comienzo porque de lo contrario su credibilidad y favorabilidad se desplomarían rápidamente y gran parte de sus seguidores se transformarían en férreos opositores; el de Rodolfo Hernández será la última oportunidad para la derecha demostrar que el interés general prima sobre el particular y no al contario como es la historia conocida de esta vertiente política.
Se juegan el presente y el futuro los dos extremos del pensamiento político colombiano, este domingo y los próximos cuatro años, es la oportunidad para continuar la senda del crecimiento económico en el que se encuentra el país, enderezar situaciones adversas como la desigualdad y el incremento de la pobreza desencadenada por la pandemia del COVID-19 y no sumergirlo en el fracaso y el atraso.
Dadas las circunstancias de polarización entre izquierda y derecha es esperable un incremento en la participación de los colombianos en las próximas elecciones y, en el mediano plazo, el surgimiento de líderes de centro.
ANTES DEL FIN
Termina el gobierno Duque con bajos índices de favorabilidad, pero con ejecutorias para mostrar en el manejo de la economía, la lucha contra la epidemia del COVID y el desarrollo vial del país. Su lunar, sin lugar a duda, será el mismo de los gobiernos anteriores: la corrupción desbordada. Corrupción, que será el enemigo para vencer por el próximo gobierno pero que creo no logrará dada la idiosincrasia de los colombianos, la ambición desmedida y la falta de escrúpulos de nuestros gobernantes, sin importar su ideología política.
Muy buena columna. Como dice: nos tocó el cambio, pueda ser para el bien de todos, Dios lo permita.
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esperamos que a Petro le vaya bien pero es muy difícil y más viendo que la clase más corrupta está con el, estos no dejarán de desangrar el país por ya seguir a uno de Izquierda
y en cuanto a Rodolfo ojalá no pueda ir al senado (investigaciones enfermedades etc) sería una silla vacía
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