MARÍA… MARÍA…

MARÍA… MARÍA…

Eligio Palacio Roldán

María, mi guía

María es mi guía por estos días en Beijing, China, María habla de grandes batallas, de la construcción de las murallas y otras edificaciones imponentes con el fin de proteger a  la población civil ante amenazas externas; de los emperadores chinos y de sus historias familiares cargadas de tragedia y dolor, de finales desgarradores luego de hacer daño a su pueblo, inmersos en el fango de la corrupción, cuenta la historia oficial, la que le enseñaron, calla algunos pasajes como el de los muchachos de la Plaza de Tiananmén.

Detrás de cientos de historias que ya son mito, la mujer, deja entrever su propia desdicha. María no entiende muy bien mi soledad y se preocupa, se pregunta qué será de mí en la vejez que no tarda en llegar, le hablo de un hogar para mayores y se estremece, “aquí en Beijing se han denunciado casos de maltrato”, dice; en Colombia y en todo el mundo también, le respondo. Detrás de las preocupaciones de María, por mí, se esconden las de ella, por ella, en el futuro.

María tiene 39 años, ocho de casada, y no aparece un hijo, un hijo que seguramente le saque de su soledad y la acompañe en la vejez. Ella y su esposo han estado donde el médico y aunque el galeno afirma que no tienen ningún problema de salud el primogénito no aparece, su pequeña gran tragedia la empeora la suegra que insistentemente la presiona para que nazca su nieto.

Le cuento que una sobrina tuvo un hijo a los cuarenta años y en su mirada aparece la felicidad de un sueño que quizás se realice, renace una efímera esperanza que se desvanece en una melancólica sonrisa.

María es mi guía exclusiva porque no hay más turistas en mi ruta, María no almuerza conmigo porque dice estar a dieta, yo también, pero presiento que no se lo permiten por razones obvias de costo para la empresa. En mi último día, acá en Beijing, me acompaña en un almuerzo delicioso: “Olla al fuego”.

María es el ejemplo de la guía que debe tener cualquier empresa de turismo, cualquier país que aspire a desarrollar esta industria sin chimeneas, que marca en gran medida el futuro de la economía mundial.

MÁS DE MARIA

En un recorrido por la ciudad de Beijíg la guía muestra unos apartamentos “muy antiguos” construidos por el gobierno en la década del sesenta. En esos años nací yo, le indico.

Dice María:

En Beijing un hombre (varón) tiene que tener tres condiciones para casarse, condiciones que varían con los años:

En los setenta: bicicleta, máquina de coser y un reloj

En los ochenta: televisor a color, lavadora y nevera

En los noventa: aire acondicionado, equipo de sonido y videograbadora

En la actualidad: apartamento, coche y viaje

Sin poder cumplir esas condiciones muchos hombres se han tenido que quedar solteros, viviendo con sus padres.

¿Y en Colombia?

En las zonas rurales de China los padres prefieren tener hijos varones para que ayuden en las labores de la tierra.

Una respuesta a “MARÍA… MARÍA…

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  1. Que sueño de viaje, considero que viajar solo da la ventaja de que no hay que decidir con otros los lugares, ni las comidas , ni horarios ni nada, se hace lo que una quiere o no se hace nada y no hay problema.

    Perdón por los que prefieren los grupos, es de gustos

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