LA MINA

LA MINA

Eligio Palacio Roldán

Estaba sorprendido por la vida debajo de las calles, de las construcciones en los sótanos de los edificios y las vías, bajo tierra, incluso le habían organizado una habitación para pernoctar, de vez en cuando, en la ciudad subterránea. Era otro mundo de verdad, fantástico.

Lo que no imaginó fue que la mano invisible de un ser inescrupuloso estaba removiendo sus propios cimientos.

Algunas señales indicaban que lo expiaban y que en un pequeño o gran descuido iban sacando la tierra, allá en lo profundo. Un presentimiento le indicaba que algo se movía allá adentro, pero no lograba determinar qué, cómo y porquê.

Una mañana gris, fijó su mirada en los alrededores y descubrió el gran socavón: maquinaria amarilla de todos los tamaños retiraba tierra y roca para luego ser triturada, arriba, al borde de un abismo estaba su casa haciendo de techo de la mina. No había nada que hacer, los dueños de su suelo y subsuelo estaban amparados por la ley.

Comenzaba a caer mucho polvo y arena desde allí, arriba. En pocos segundos su casa iba a sucumbir y a hacerse trizas en el aire.

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