EN POLÍTICA, “AL FINAL LA VIDA SIGUE IGUAL”

EN POLÍTICA, “AL FINAL LA VIDA SIGUE IGUAL”

Eligio Palacio Roldán

Cada cuatro años en las elecciones nacionales, cada cuatro años en las elecciones locales, Colombia respira un nuevo aire. Todos los candidatos para el legislativo o para el ejecutivo llegan pletóricos de buenos propósitos, ahora sí se lograrán los sueños aplazados para generaciones enteras porque los gobernantes anteriores estaban cargados de vicios y gobernaban de espaladas al pueblo, de espaldas al país.

Ahora sí se gobernará para el pueblo olvidando los intereses personales y partidistas, ahora sí se tendrán en cuenta todos los sectores de la población sin distingo de raza, sexo o posición social o económica, ahora sí se construirán las obras esperadas por décadas enteras, ahora sí se tendrá un verdadero amigo como gobernante, ahora sí será expulsada la corrupción de la administración local, departamental o nacional, ahora sí los dineros públicos serán sagrados.

Sin embargo, ahora como ayer las campañas políticas se llenan de colaboraciones económicas “desinteresadas”, ahora como ayer se ponen en práctica estrategias para desprestigiar al contendor, ahora como ayer la difamación, el chisme o en términos modernos las fake news hacen su agosto, ahora como ayer los candidatos venden su alma al diablo, para llegar al poder, olvidando que el diablo tarde que temprano cobra y cobra doble.

Ahora como ayer los ciudadanos venderán su voto, ya sea por un tamal o por un jugoso contrato, por una promesa, por el apoyo que tenga el candidato que importa, que ese apoyo este manchado por la corrupción o el narcotráfico, eso es lo de menos, con tal que yo o mi comunidad sean recompensados. Ahora como ayer los candidatos recorrerán las calles con su mano extendida, cargarán niños sucios y feos, se untarán de pueblo así lleguen a su casa a desinfectarse.

El próximo 29 de octubre todo será igual: los candidatos derrotados angustiados por deudas éticas y monetarias dirán que el contendor ganó por sus prácticas deshonestas, por la compra de votos y narrarán cada una de las causas de sus derrotas con amargura, seguramente hablarán de la oposición férrea que ejercerá su equipo. El ganador celebrará en medio del éxtasis colectivo, será cargado en hombros y en su discurso de victoria conmoverá a más de uno, las lágrimas correrán por las mejillas y, obvio, las copas sonarán hasta terminar bebiendo a pico de botella.

Después, también, todo será igual, el ganador sin saber que hacer para complacer a sus electores, la burocracia no alcanzará, tampoco el dinero. Los patrocinadores de la campaña extenderán las cuentas de cobro, también los copartidarios, el sueldo del ganador no alcanzará y por una u otra razón se tendrá que encontrar la manera de pagar los favores recibidos, la única forma los contratos, a través de ellos, también, se coaptará la oposición. Tal vez se verán caras nuevas en las administraciones públicas, pero también cumplirán el mismo propósito: sostener una democracia a punta de corrupción.

El primero de enero, el elegido, cambiará su visibilidad extrema por un carro de vidrios polarizados que impida que «los curiosos», a los que antes abrazó, lo vean. Entre ese día y el 2027 todo será igual, escándalo tras escándalo, decepción tras decepción, corrupción tras corrupción y en octubre de ese año comenzará otro ciclo y así sucesivamente, por siempre, porque “al final, la vida sigue igual”.

Puede leer: CARTA DE UN ALCALDE CORRUPTO https://eligiopalacio.com/2017/11/16/carta-de-un-alcalde-corrupto/

ANTES DEL FIN

Y yo que creía que en mi pueblo, Entrerríos, las cosas eran distintas…

¿Cómo cambiar las costumbres políticas en Colombia?

¿Cómo hacer menos vertiginoso el paso del tiempo?

¿Cómo capturar en el alma los momentos de felicidad?

¿Cómo hacer para que no se repita el estribillo de la canción de Sandro “Al final la vida sigue igual?

Impresionantes en los diálogos, la actuación y la contundencia de las escenas de la novela Romina Poderosa. Otra vez los malos son los protagonistas de la historia.

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