CRÓNICA DE UNA TRAICIÓN, DE UN ROBO

CRÓNICA DE UNA TRAICIÓN, DE UN ROBO

Eligio Palacio Roldan

El 29 de noviembre de 2022, en las horas de la noche, ocurrió un hecho que generó un gran dilema en mi existencia: por un lado, dejar en la intimidad de mi familia, mis amigos y los implicados lo sucedido y por el otro mi vocación de periodista que indicaba que lo debía revelar como un devenir nefasto de la realidad de la Colombia de hoy. Había decidido inclinarme por la primera opción, pero una publicación en mi contra en Facebook, donde la familia del comprometido hacía alusión a lo sucedido, me llevó a la segunda.

Lo conocí siendo un bebé, sus cabellos dorados y su tez morena creaban un contraste llamativo y por ello le colocaron un remoquete con el cual siempre lo he nombrado. Después, muy niño, lo vi llevando de cabresto una bestia, trabajaba con mi primo Antonio. Algún día lo voy a ayudar, pensé. Ese día llegó hace unos 25 años cuando comenzaba el proyecto de mi finca y después cuando llegó de vecino ayudándole para la construcción de su casita y al indicar, a quien trabajaba conmigo por esos días, que le dieran leche para sus niños pequeños, unos meses después, en marzo de 2014, comenzó a trabajar a mi lado.

Desde el principio me advirtieron sobre su falta de honestidad, pero los argumentos no me parecieron creíbles. Después, observé algunos detalles que parecían darle la razón a sus críticos y lo cuestioné: hay que respetar lo ajeno, tenga en cuenta las ventajas que tiene al trabajar conmigo, le decía. Le cumplí como empleador, siempre, incluso disponía de mi salario para pagarle cuando la finca no producía lo suficiente para cumplir con mis obligaciones laborales, le daba ventajas como el tener terneras de levante y varios sembrados donde yo siempre salía perdiendo. Hace un mes tenía cuatro semovientes en mi propiedad.

Los rumores se hicieron más fuertes desde que terminó la pandemia: algunos potreros se veían sin abonar, un vehículo llegaba en las tardes y salía cargado de la finca, decían. Mi hermana, desde una finca lejana, me llamaba algunas noches para indicarme la presencia de luces extrañas, entonces decidí poner cámaras de seguridad. Porqué, me preguntaba. Están robando mucho en la zona, le contestaba.

El primero de diciembre me sometí a una cirugía, convaleciente, en la noche, en mi celular, comencé a mirar las cámaras, las de ese día, las de la noche anterior y las del 29 de noviembre.  En la última fecha, a eso de las 20 horas apareció una pequeña luz, cual luciérnaga, que avanzaba hacia la casa, luego iba creciendo, por un momento recordé las historias de brujas y de fuegos fatuos, pero no había tal, era la placa resplandeciente de un turbo que ingresaba a mi propiedad con las luces apagadas y que se acercaba hasta la bodega de los insumos agropecuarios, donde lo esperaba mi trabajador para  comenzar a cargar, aunque el vehículo tenía las farolas apagadas se veían pequeñas centellas provenientes de las placas y de algunas láminas metálicas. Luego las investigaciones me llevaron a identificar el propietario del vehículo, su dirección y su actividad económica.

En la escena final de esta historia, con abogada abordo, testigos y la presencia de la policía, como medida de protección, un vacío se apoderó de mi ser: allí estaba plasmada la realidad de las advertencias de las gentes y la inutilidad de mi ejemplo, de los consejos que le di, de mi apoyo incondicional, mis advertencias de la presencia de cámaras, de mi confianza. Todo fue inútil, en el video estaban las evidencias y en el rostro pálido y trémulo, de mi protegido de tantos años, la prueba de que ser bueno con el otro no sirve de nada.

ANTES DEL FIN

¿Cuándo Colombia y los colombianos entenderemos que la corrupción y la ambición por el dinero fácil no son el camino?

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LA LUCHA CONTRA LA CORRUPCIÓN COMO ESTRATEGIA ELECTORAL

LA LUCHA CONTRA LA CORRUPCIÓN COMO ESTRATEGIA ELECTORAL

Eligio Palacio Roldán

El martes titulé este escrito como la síntesis de lo que quería decir esta semana y el miércoles me encontré una estupenda columna sobre el mismo tema de Alfonso Gómez Méndez, en el diario El Tiempo: Combatir la corrupción: ¿gancho electoral? https://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/alfonso-gomez-mendez/combatir-la-corrupcion-columna-de-alfonso-gomez-mendez-678405.

La columna hace un recorrido por la historia de la lucha contra la corrupción en  Colombia desde Simón Bolívar hasta nuestros días y destaca el fracaso de las diferentes iniciativas para derrotarla y yo agregaría para “Reducirla a las justas proporciones” como dijo alguna vez el presidente de finales de los setenta Julio Cesar Turbay Ayala.

Así como en el caso de los candidatos presidenciales, el tema más recurrente en mis columnas es el de la lucha contra la corrupción (https://eligiopalacio.com/tag/corrupcion/). He dicho que es la herencia de Pablo Escobar y el narcotráfico y hoy toca rectificar porque como lo dice el doctor Gómez Méndez es desde la constitución de la nación; sin embargo, esta se ha ido agravando con el pasar de los años, desde los tiempos de Pablo Escobar, o como dijera yo en alguna de las columnas anteriores, se ha democratizado. Más bien, la corrupción se ha extendido como plaga incontrolable a lo largo y ancho del país.

La pregunta que quería tratar de dilucidar en esta reflexión era: ¿por qué ese deseo de elegir a los que dicen encarnar la batalla contra la corrupción a sabiendas de que no emprenderán ninguna lucha contra ella una vez elegidos, conociendo que han incurrido en hechos de corrupción y de que, nosotros mismos, en la vida diaria, asumimos conductas non sanctas?

Podría pensarse que ese deseo de que un presidente acabe con la corrupción sin ninguna colaboración de nuestra parte obedece a otro de los paradigmas heredados de la moral cristiana: todo depende de un ser superior y yo no tengo que hacer ningún esfuerzo para lograr el objetivo, “es la voluntad de Dios”, de un ser superior; en este caso el presidente de turno.

También es esa doble moral la que nos acecha y que se ejemplariza como nunca en las campañas electorales: el malo es el otro, el corrupto es el otro y por lo tanto hay que derrotarlo y si lo derroto pues las gabelas serán para mí, para mis amigos o para mis seres queridos. Es decir, el egoísmo rampante.

La doble moral que nos caracteriza hace imposible que nos acerquemos a la realidad de lo que ofrecen los candidatos presidenciales y de ellos mismos como posibles gobernantes. No se analiza ni la hoja de vida, ni la trayectoria, ni las ejecutorias de los personajes en disputa por el poder y sin discernimiento nos atrevemos incluso a retar a nuestros pares por ser poseedores de la verdad y encarnar al igual que nuestro candidato la lucha contra la corrupción; obvio, la corrupción de los demás.

ANTES DEL FIN

Las estrategias de los movimientos políticos para acceder al poder en Colombia quedaron al desnudo con las revelaciones de los videos de una de las campañas: fango nauseabundo es el que se esparce sobre Colombia y los colombianos ahí como idiotas útiles.

Si de idiotas útiles vamos a hablar que tal Alejandro Gaviria y pensar que fue rector de la Universidad de los Andes. Con razón estamos como estamos.

Gran producción la serie de televisión Las Villamizar. Las locaciones son tan espectaculares que creo muchos turistas vendrán a Colombia a descubrir esos rincones de la geografía nacional.

LLEGÓ LA HORA DE ELEGIR

LLEGÓ LA HORA DE ELEGIR

Eligio Palacio Roldán

“Escoger o preferir a alguien o algo para un fin”

RAE

“Hacerse elegir es entonces el arte de mentir y de lograr que esas mentiras sean aceptadas como verdad.”

Como bien lo define la Real Academia de la Lengua Española, elegir es escoger a alguien o algo para un fin. Llegada la hora de hacerlo, lo primero es determinar para qué fin elijo y a partir de ahí determinar qué o quién conviene más a mis intereses y a los de la nación, si tengo algo de sensibilidad social que trascienda los intereses particulares.

Este domingo se desarrollará la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Colombia para el período 2022-2026 Cómo saber, en ese escenario, ¿quién le conviene a mis intereses y a los de mi comunidad? Sencillo, primero definir esos intereses y luego descubrir en cada una de las propuestas de los candidatos las que más se acercan a ellos y votar por quienes los encarnan, no de labios para afuera sino desde su ser interior.

El mercadeo político, desde siempre, así no se le conociera como tal, ha tratado de identificar esos intereses, esos deseos, de la población para los candidatos acomodarse a ellos, convirtiéndose en productos consumibles por los electores cuyo pago es un voto, una elección.

El producto, candidato, de estas elecciones, si tiene verdadera “ambición” de poder, debe responder, entre otros, a los siguientes requerimientos.

  1. Ser anti uribista: decir que fue el peor presidente de Colombia en toda su historia, que es un criminal y que merece ser condenado.
  2. “Pasar de agache” ante los crímenes de las Farc, decir que no han cometido ningún delito y que si lo hicieron fue para defender a la población de la opresión.
  3. Condenar la clase política, tacharla de corrupta, así se encuentre inmerso en ella y haber sido protagonista de varios hechos de corrupción
  4. Hablar mal de los ricos y de los empresarios, sostener que son los culpables de su pobreza, y prometer que sobre ellos recaerá la carga tributaria.
  5. Prometer satisfacer las necesidades y los sueños de cada uno de los electores, así no existan los recursos necesarios para lograrlo.
  6. Aprovecharse de los resentimientos de todos y cada uno de los que por diversas circunstancias se han sentido excluidos: pobres de dinero y de espíritu, mujeres, campesinos, obreros, negros, población lgtbiq, etc.
  7. No censurar la idiosincrasia actual del pueblo colombiano, lleno de personas que se creen merecer todo sin hacer mayores esfuerzos, al estilo narcotraficante.
  8. Afirmar, que el narcotráfico es problema de Estados Unidos y que como víctimas no podemos hacer nada para combatirlo.
  9. Criticar al presidente Duque, endilgarle todos los problemas del país y no reconocerle ningún mérito.
  10. Decir que a partir del siete de agosto todo va a cambiar y que llegaremos a una etapa de prosperidad. Eso sí, sin dar mayores explicaciones de cómo lograrlo.

Además de responder a estos requerimientos, entre otros, el aspirante a gobernarnos tiene que lograr que le crean, así una vez en el gobierno se olvide de lo prometido o haga todo lo contrario a lo expuesto en campaña; a manera de ejemplo, ¿cuál de los presidentes de la historia reciente de Colombia, cuando candidato, no ha prometido que no incrementará los impuestos? Incluso, Juan Manuel Santos aseguró firmar esta promesa en piedra o en mármol, en un debate con Antanas Mockus, el 25 de mayo de 2010.

Hacerse elegir es entonces el arte de mentir y de lograr que esas mentiras sean aceptadas como verdad. Así que no crea en las promesas de ninguno de los candidatos. Para escoger por quien votar mire otros elementos como antecedentes, trayectoria, coherencia, liderazgo, razonabilidad de sus propuestas; pero sobre todo sus actos de vida.

ANTES DEL FIN

29 de mayo de 2022, una fecha trascendental en la historia de Colombia y de la de cada uno de los colombianos.

CORRUPCIÓN: DEL PERDÓN A LA EXALTACIÓN SOCIAL

CORRUPCIÓN: DEL PERDÓN A LA EXALTACIÓN SOCIAL

Eligio Palacio Roldán

La Semana Santa fue una verdadera Semana de Pasión para el candidato Gustavo Petro luego de conocerse el acercamiento de su campaña a algunos de los personajes icónicos de la corrupción en Colombia, detenidos en las cárceles de nuestro país. Las críticas se acentuaron contra el candidato de “La Colombia Humana” y todo hacía suponer que los hechos descubiertos incidirían en la intención de voto de los colombianos. No fue así.

Las más recientes encuestas reflejan un incremento en la intención de voto por el candidato de “La Colombia Humana”, mientras baja la del candidato Federico Gutiérrez que quiso aprovechar las circunstancias para lanzar su plan anticorrupción.  Y es que, a estas alturas, en Colombia, son muy pocos los que se preocupan verdaderamente por la corrupción, aunque sean muchos los que se rasgan las vestiduras frente al tema.

De una vergüenza por ser señalado como corrupto se pasó a la exaltación de esa conducta. Por ello se reeligen alcaldes, gobernadores, concejales, diputados y congresistas que “a ojos vistos” se sabe se han enriquecido a costa del erario público; es más han compartido algunas migajas del botín con familia, amigos, comunidad o con uno mismo. Ahora el problema no es la corrupción, lo criticable es que yo, mi familia o mi comunidad no sea partícipe de los dineros obtenidos ilícitamente en desmedro del país y de la misma sociedad.

Hace poco algunos amigos me decían que había que votar por un candidato porque con él mi comunidad se favorecía, “no importa que se enriquezca” decían, “va a traer progreso para la zona” y es verdad, pero a qué precio. Hace 500 años el mundo se escandalizaba por las afirmaciones de Nicolás Maquiavelo en su obra “El Príncipe”, según las cuales “El Fin Justifica los Medios”, hoy es esto lo que pide la ciudadanía. Herencia del narcotráfico, digo yo, o la prueba de que la sociedad no ha evolucionado a pesar de los avances tecnológicos. Fracaso de la religión y de las ciencias sociales y humanas.

Apostarle a la honestidad en la Colombia del siglo XXI no vende, da más réditos negociar con la delincuencia, formalizar sus fortunas, dejar pasar, dejar hacer. En ese orden de ideas, quien está en sintonía con la sociedad de hoy es el candidato Petro y por eso seguramente saldrá electo como presidente de Colombia.

ANTES DEL FIN

Es tanta la corrupción en Colombia, tan desmotivantes sus dirigentes que no vislumbro un porvenir halagador para el país. Creo que ya no me tocó ver una Colombia unida en pro del bienestar de toda la sociedad; quizás lo logren las futuras generaciones, pero ya no estaré para contarlo; creo será imposible lograrlo antes de 50 años.

Impecable producción, macabra producción, la telenovela de Caracol “Las Villamizar”, otra prueba de que los colombianos no evolucionamos; seguimos en la misma horda violenta de hace doscientos años.

Tres meses le queda al incomprendido mandato del presidente Duque, al que espero la historia le dé el lugar que merece; aunque tal vez no lo haga como no la ha hecho con Andrés Pastrana.

LA CORRUPCIÓN, EL NARCOTRÁFICO, LA EVASIÓN DE IMPUESTOS Y EL EGOCENTRISMO DE LOS COLOMBIANOS

LA CORRUPCIÓN, EL NARCOTRÁFICO, LA EVASIÓN DE IMPUESTOS Y EL EGOCENTRISMO DE LOS COLOMBIANOS

Eligio Palacio Roldán

La corrupción, el narcotráfico, la evasión de impuestos son criticadas por todos los niveles de la sociedad de nuestro país, incluso por los mismos corruptos, narcotraficantes y evasores de impuestos. Claro, de dientes para afuera porque en los círculos más pequeños como los de la familia y los amigos cercanos, una y otra, son valoradas como inteligencia, viveza o “malicia Indígena”. Además de esta similitud en la percepción de estos comportamientos, todos, tienen un origen en común: el egocentrismo de cada colombiano.

Egocentrismo está definido por la Real Academia de la Lengua Española como “exagerada exaltación de la propia personalidad, hasta considerarla como centro de la atención y actividad generales” eso somos todos y cada uno de los colombianos: seres que nos creemos merecedores de todo y responsables de nada.

La corrupción, el narcotráfico y la evasión de impuestos no importan si son acciones mías, sin son de los demás son muy graves porque no es justo que otros se enriquezcan a costa de los más débiles. Somos solidarios para reclamar y hacer valer nuestros derechos y absolutamente egoístas para reconocer los de los demás y entender que, esos derechos, propios o ajenos dependen de nuestra responsabilidad con el otro, la sociedad y el país.

En este orden de ideas es necesario retomar la canción del maestro Alberto Cortez, Los Demás, porque a la hora de reclamar “olvidamos que somos los demás de los demás, nos hacemos los sordos, cuando llaman lo demás…”

Para derrotar el egocentrismo de los colombianos y por ende de fenómenos como la corrupción, el narcotráfico y la evasión de impuestos es menester ver, comprender, concluir y asimilar que el universo no gira a nuestro alrededor, no somos ningún “sol” así nos lo creamos, y asumir la propia responsabilidad individual frente a estos fenómenos sin estar echando culpas a diestra y siniestra. Para, ello la única salida es una reeducación individual desde el ser, desde la esencia, para derrotar el egoísmo y lograr algún día construir una verdadera nación. Algo se ha hecho en ese sentido desde el sector cooperativo, pero estas instituciones que predican la solidaridad como base de su organización son islas dentro del mismo estado y allí realmente solo se practica el individualismo colectivo.

Puede leer: COOPERATIVISMO – EL INDIVIDUALISMO COLECTIVO https://eligiopalacio.com/2016/05/12/el-individualismo-colectivo/

ANTES DEL FIN

La muestra más lamentable y trágica para Colombia de egocentrismo es la de los expresidentes de la República. Ellos, los líderes que dirigieron al país durante los últimos treinta años, son los más claros ejemplos de lo que no debe ser un colombiano de bien: engreídos, vanidosos, egoístas. Esperando que cincuenta millones de colombianos giren a su alrededor.

Sigue conmoviendo el programa de televisión La Voz Senior, todo un rescate de la tercera edad para el talento y la productividad ignorada, en esta época, por la misma sociedad egoísta descrita líneas atrás.

LA TELEVISIÓN… EN LOS TIEMPOS DEL CORONAVIRUS XII

LA TELEVISIÓN… EN LOS TIEMPOS DEL CORONAVIRUS XII

Eligio Palacio Roldán

En general, los tiempos del Coronavirus han sido un regreso al pasado en cuanto a movilidad, economía, costumbres y hasta en la oferta televisiva. No así internet  que ha sido una solución para el trabajo en casa, el teletrabajo y para fortalecer relaciones familiares y sociales.

En relación con el regreso al pasado, en televisión, ya el canal RCN se había adelantado con la repetición de telenovelas, dada su crisis económica, aunque será pionera, en dramatizados en tiempos del coronavirus, con la producción CONFINADOS, que se estrena este domingo, al tratar el tema y grabar una serie en confinamiento.

Caracol, en materia de producciones dramatizadas, también, pareciera estar en confinamiento desde hace años: repite fórmulas que le funcionan, una y otra vez, hasta cansar a la teleaudiencia. La más manida, la del narcotráfico; pero no sola esa: la novela inmortal de Alejandro Dumas, El Conde de Montecristo, es retomada una y otra vez en versiones modernas. Las más recientes La Reina del Flow y La Venganza de Analía; la primera con bastante éxito y la segunda con alguna audiencia, debido en gran parte a que  hay pocas opciones en la televisión nacional. Versiones del mismo argumento han sido, entre otras: En Cuerpo Ajeno, El Cuerpo del Deseo, La Usurpadora.

Es difícil no sucumbir a la idea de reescribir El Conde de Montecristo; el argumento de volver, a una vida anterior, sin ser identificado, a reencontrarse con los seres queridos y a cobrar venganza por los maltratos recibidos, seduce. Es una especie de resurrección. Yo incluso la utilizo en mis cuentos (LOS CUENTOS DE EL VIAJERO https://eligiopalacio.com/el-viajero/). El problema de “La Venganza de Analía” es haberla transmitido con tan poca diferencia de tiempo con la Reina del Flow y, en especial,  llevar la trama al mundo de la corrupción, en política, en nuestro país; un mundo que asquea. Además, la falta de matices en la personalidad del antagonista y el maniqueísmo con que se maneja su estructura mental cansan. El personaje parece armado con todos los defectos que se le atribuyen a un popular  expresidente de la república. De otro lado, a las escenas les falta emoción, pareciera hay problemas en la dirección de actores; no se les ve creíbles. Esta obra no parece ser una producción de CMO que siempre se ha distinguido por la calidad que imprimen a sus relatos.

En lo que sí han estado a la altura de las circunstancias, los canales de televisión, es en los noticieros: La ampliación de horarios, el despliegue tecnológico, la capacidad para informar, explicar y persuadir sobre los cuidados que hay que tener en estas circunstancias son acertados. Obviamente, en algunas ocasiones, exageran y tienden al amarillismo. Para destacar la presencia de Mauricio Gómez, en Noticias Caracol, uno de los mejores periodistas en la historia de la televisión colombiana.

Obviamente, repetir no siempre es malo. Se destacan los especiales de Los Informantes y Séptimo Día, los partidos de fútbol ya míticos y una que otra telenovela. Sin embargo, esa no puede ser la estrategia más recurrente, ni en ésta ni en ninguna época. La legislación colombiana debiera limitar en tiempo y horario la repetición de telenovelas.

El coronavirus nos tomó a todos por sorpresa pero en la resilencia está el secreto del éxito. Los canales de televisión aún no reaccionan en medio de una gran oportunidad para captar audiencias esquivas.

ANTES DEL FIN

Colombia vuelve poco a poco a la nueva normalidad. Nueva normalidad con más contagios, ojalá pocos muertos y menos pobreza. Una normalidad que no tiene nada de normal pero que ojalá permita superar los problemas económicos, sociológicos y sicológicos que dejan estos dos meses de encierro.

Con el transcurrir de los días de aislamiento unas relaciones crecen y otras se apagan. Se depuran, para ser más exactos. Si algún día se regresa al estado anterior a la pandemia, muchas cosas habrán cambiado en nuestro interior y en nuestra relación con el entorno.

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