IGLU – BALTICO – CASTILLO DE NIEVE
Eligio Palacio Roldán
Continuando el viaje tras la Aurora Boreal, que parece no encontraremos. En la mañana abandonamos el hospedaje de los iglús con la nieve tocándonos el cuerpo y el corazón. Tras unas dos horas de carretera cubierta de blanco y con miles de árboles de navidad como paisaje, llegamos a la ciudad de Kemi, para luego arribar al puerto.
Tras la imponencia de la embarcación y la curiosidad satisfecha de quien no conoce ni el navío ni cómo puede funcionar, en medio de rocas de hielo, se da paso a la diversión: nadar en medio de témpanos y caminar sobre el mar son sensaciones inenarrables, por lo fuera de lo común para un habitante del trópico.
Impresionan los molinos de viento como generadores de energía limpia, tecnología de uso común en Europa.
En la noche la sorpresa y el frío son mayúsculos al compartir de la cena en un Castillo de Nieve con las mesas, sillas y todo a su interior construido en hielo, Se puede imaginar, el amable lector, la temperatura ambiente para que el mobiliario no se derrita al igual que la misma edificación. Obviamente los visitantes usan ropas térmicas, pero, además, ofrecen mantas y las sillas están cubiertas de pieles.
En el castillo hay letreros alusivos a todos los países del mundo.
Esta noche tampoco apareció la Aurora Boreal, pero la mañana comenzó hermosamente cargada de nieve.
Es una bella y sensible narración que demuera una vez más lo generoso que sos con tus viajes y aventuras….èsta,la más osada! Doña Aurora te espera, se dejaŕa ver. Adelante y que el frío y la nieve solo sean otro ingrediente de esta fantasìa de viaje. Abrazo
Me gustaMe gusta