MADRID- HELSINKI -ROVANIEMI
Eligio Palacio Roldán
A las seis de la mañana, muy noche todavía, en Madrid te encuentras un amable taxista que te habla del problema de Barcelona y manda a su comunidad al carajo, después de tratarlos de malagradecidos.
Unas cuatro horas de vuelo hasta Helsinki y otra más hasta Rovaniemi, destino final para llegar a ver la anhelada aurora boreal, por encima de las nubes, te recuerda el viaje a Ushuaia – Argentina: Un vuelo absolutamente sereno, abajo las nubes de algodón cual mar tranquilo y en el horizonte un sol dando los colores del atardecer. De repente, atraviesas la densa niebla y abajo la vegetación cubierta de nieve. Difícil aterrizaje y luego el calor de un aeropuerto con calefacción.
En Rovaniemi te sorprenden los árboles que maquillas en el trópico para navidad y un recibimiento que te acerca a la mejor época del año, así sea febrero.