CARTA ABIERTA AL ALCALDE DE MI PUEBLO, A LOS ALCALDES DE TODOS LOS PUEBLOS.

CARTA ABIERTA AL ALCALDE DE MI PUEBLO, A LOS ALCALDES DE TODOS LOS PUEBLOS.

Entrerríos, abril 08 de 2023

Apreciado señor alcalde:

No le escribo para criticar su obra de gobierno que como toda obra tendrá aciertos y desaciertos propios de la actuación humana y en su caso, obvio, de presiones de ese oscuro mundo de la política, no lo voy a criticar no porque no lo merezca sino porque decidí no opinar sobre la Administración Municipal de Entrerríos, hace ya más de veinte años.

Le escribo, porque tengo una enorme preocupación por su actuar no sé si por acción o por omisión frente a las dos tradiciones más importantes de mi pueblo: le hablo de la Semana Santa y del “día de las velitas”, en diciembre.

El ocho de diciembre de 2021, la primera Navidad en su alcaldía, sin aislamiento, decidió hacer un espectáculo público, en el parque, que dio al traste con lo mejor de la Navidad en el pueblo. En esa fecha, usted lo sabe, se reunían las familias en los barrios junto al rito de las velitas y esa noche se constituía en la mejor fiesta del pueblo, en mi caso, la más hermosa que haya presenciado mi ser en lo corrido de la existencia. Después de la pandemia del Covid-19 se esperaba un renacer de la tradición y no un marchitamiento y, bueno, el año anterior no tuvo que hacer ningún esfuerzo porque, paradójicamente, esta vez fue la empresa de mayor producción de velas en el país la que desdibujó la celebración.

Este año, en Semana Santa, el mayor encuentro  de entrerríeños y amigos de Entrerríos en todo el año, muy superior al de la Fiestas del Paisaje, autorizó el montaje de unas casetas de ventas de productos de origen chino, la mayoría, y posiblemente de contrabando que, además de afear el parque, impidieron el tránsito tranquilo de los visitantes y de las procesiones, en el centro geográfico por excelencia de las actividades religiosas, eso sin contar la falta de control del parqueo de automotores en las vías que también fueron obstáculo físico y visual para el desarrollo de los eventos.

Hago un paréntesis para advertirle a usted y a los lectores que estás dos tradiciones hacen parte de mi esencia, a tal punto que en mis sesenta años de existencia no he faltado a ninguna y no le digo de la religiosa, tema en el cual soy escéptico, sino de la cultural porque esas dos tradiciones trascienden lo religioso y, estoy seguro, hacen parte de la impronta de todos los entrerrieños.

Sé que no profesa la misma fe de la mayoría de los habitantes de la región y me alegra porque está rompiendo paradigmas. Sin embargo, creo, ese hecho no es una patente de corso para generar estrategias para acabar o al menos diezmar el desarrollo de las dos tradiciones más importantes de nuestro pueblo, la Navidad y la Semana Santa, quiero creer que ese no es su ánimo y que son errores involuntarios que espero corrija.

Sin embargo, me preocupa mucho que esté confundiendo su autoridad civil con prácticas propias de los pastores de las sectas religiosas que pululan en estos tiempos de angustia existencial, del siglo XXI.  En ese caso, no estaríamos hablando de un error humano sino de una falta de ética reprochable y condenable.

Las tradiciones son los pilares fundamentales de la existencia de los pueblos y acabarlas por caprichos o intereses oscuros es acabar con el pueblo mismo. Cuidado señor alcalde, está en juego el futuro de la comunidad que lo eligió como líder.

Antes de terminar debo advertirle que con los obstáculos a las tradiciones del pueblo se está afectando el turismo y por ende la economía.

Un abrazo,

Eligio Palacio Roldán

C.c. 3.469.936 de Entrerríos.

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EL DECLIVE DE LA TRADICIÓN NAVIDEÑA

EL DECLIVE DE LA TRADICIÓN NAVIDEÑA

Eligio Palacio Roldán

Después de dos años marcados por el aislamiento, la angustia y el dolor que generó el coronavirus, se esperaba que la Navidad del año 2022 tuviera el color, el sonido y el sabor de otros tiempos e incluso con mayor intensidad, sin embargo, no fue así. Entre las causas de este nuevo escenario de la época más feliz del año, se contemplan la crisis económica, la escasez de adornos novedosos por la limitación en las importaciones por el alto precio del dólar, el invierno, un cambio en el comportamiento de la sociedad postpandemia que es más afín con la tecnología que con los mismos humanos, y la que se pretende dilucidar en unas cuantas líneas: la tendencia a acabar con las tradiciones.

Para la Real Academia de la Lengua Española, tradición es la “Transmisión de noticias, composiciones literarias, doctrinas, ritos, costumbres, etc., hecha de generación en generación”, hay tradiciones dañinas que sería bueno acabar, pero hay otras que reconfortan el alma como la Navidad y que, extrañamente, desde hace algunos años, las autoridades civiles de pueblos y ciudades colombianas parecieran querer erradicar.

Ya lo había dicho en una columna anterior Hay una tendencia a destruir lo construido, a pensar que lo viejo es anticuado y hace daño, a vivir con intensidad y desconocer la historia, tendencia peligrosa porque acabar con ella, con la cultura, es acabar con los pueblos, con las naciones.”

Ese deseo por acabar con la tradición de la Navidad estuvo manifiesto, este año, en los alumbrados de Medellín con los inspirados en la película Encanto, donde no hubo ni una alusión al nacimiento del niño Dios, en Sabaneta con los de la fauna y la flora de la selva y en Bello con un dinosaurio como personaje central de la iluminación, en un hecho que ralla con lo ridículo y que generó más de un chiste. Se dice que los alumbrados inspirados en la película encanto fueron un éxito por la afluecnia de turistas y que hay que pensar en un mercado global, pero se olvida que lo local y autóctono también vende.

Lo cierto es que el espíritu de la Navidad no encajó en diciembre de 2022, esta vez no sucedió que “desde agosto se siente que viene diciembre” porque la oferta comercial de adornos navideños estuvo diezmada, las ciudades se vieron menos iluminadas, con decoraciones más pobres y menor tiempo de exhibición, las gentes menos dispuestas a celebrar y aunque el comercio tuvo un respiro, afirman los comerciantes, que las aglomeraciones se debieron más a la búsqueda de mejores precios que a una verdadera capacidad de compra.

Lamentable que una tradición que une las familias y a una nación generalmente dividida se marchite y más lamentable aún que las administraciones locales dirijan sus esfuerzos a debilitarla.

Puede ver: EL DINOSAURIO DE BELLO https://eligiopalacio.com/2023/01/06/el-dinosaurio-de-bello/

ANTES DEL FIN

El alto precio del dólar y una inflación que parece incontrolable marcan el inicio del año 2023, en un escenario que no parece ser el mejor para Colombia y los colombianos.

Vuela el tiempo mecido en ráfagas de viento, el temido año 2000 ya es una historia lejana. También, lo es, el 2022 y la llegada de la izquierda al poder en Colombia que en el gobierno comienza a sembrar lo que cosechará en un futuro que también pronto será pasado, como nuestro propio paso por este planeta.

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