PETRO: DEL SILENCIO OBLIGADO A LA MENTIRA

PETRO: DEL SILENCIO OBLIGADO A LA MENTIRA

Eligio Palacio Roldán

En los mandamientos de la Ley de Dios, del Dios de los colombianos, se tiene en el número 8: no mentir. Y aunque no sea a propósito lo violamos a diario con los silencios obligados por convicción, conveniencia o necesidad.

Esta semana circuló en redes sociales una caricatura donde se muestra al presidente Petro aterrorizado al, supuestamente, enterarse de la pena de muerte que existe en China para quienes consumen o trafican con drogas ilícitas.

Imagen tomada de redes sociales

Más allá de lo simpático de la caricatura, de tildar al presidente de drogadicto, la publicación tiene una vertiente poco explorada en el mandatario y en los demás seres humanos: el silencio obligado, que raya con la mentira.

El silencio obligado se mantiene por conservar privilegios o defender intereses personales, por lealtades mal entendidas, por supuestamente no dañar relaciones, en fin, por mantener el statu quo. Ese silencio se convierte en doble moral cuando se habla en un escenario y se calla en otro, sin siquiera sonrojarse. Este es muy propio de nuestros dirigentes.

En el caso de Gustavo Petro son grandilocuentes sus discursos atacando las tiranías y más dicientes aún sus silencios en casos como los de Venezuela, Cuba y Nicaragua, unos silencios que resultan siendo cómplices.

Otro caso es el de su opinión frente al tráfico de las drogas ilícitas: mientras el mandatario es amplio en disertaciones sobre su legalización y el papel que en el problema juegan países como Estados Unidos con su prohibicionismo, se va calladito a China y no cuestiona la pena de muerte para los consumidores en ese país. En la práctica, lo que está indicando es que es válido endurecer las políticas sobre el control de las drogas, olvidando su supuesto criterio liberal.

Pero las verdades a medias, las mentiras, así como la corrupción, no son solo características de la clase política, en los sitios de trabajo, por ejemplo, los empleados guardan silencio ante las injusticias del quehacer diario de sus jefes por miedo a una represalia, a un despido, solo murmuran en pasillos, pero nadie es capaz de enfrentarse al dictadorzuelo de turno. En las familias pasa lo propio hasta que se desatan los lazos de unión y entonces emergen amarguras cocinadas por años.

Por el solo hecho de tener una adecuada salud mental, el ser humano, debiera tener el valor de defender sus conceptos, más allá de conveniencias egoístas.  El presidente Petro debiera dar ejemplo de coherencia.

Mucho pedir, obvio, en una sociedad donde se aplasta al otro por poder, dinero o vanidad sin entender que somos simples mortales.

ANTES DEL FIN

Que caos el de nuestra Colombia, que corrupción, qué afán de demostraciones de poder, qué demagogia en el gobierno, qué inocencia, qué ignorancia entre los colombianos. Nuestra sociedad se equivocó al no formar gente pensante y ahora sufre las consecuencias.

Hablando del presidente Petro, resulta increíble su fervor, su “adicción” por El Papa como figura central de la religión católica.

¿Con los últimnos acontecimientos en Colombia, se abre paso a una dictadura?

Fracasó el proyecto de radio en televisión de Caracol Radio y el Canal 1. Una gran noticia para los amantes de la radio, de la buena radio.

El tiempo pasa y se nos va la vida”, es el momento de vivir a plenitud y de no aferrarse a tablas de salvación limitantes.

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