LOS ADULADORES DE MADURO Y DEL RESTO DEL MUNDO
Eligio Palacio Roldán
“Se revenden conciencias
Recompramos la piel
Nos vendemos de cara
Le compramos a usted”
Patxy Andión
Una arista de la tragedia que viven hoy los venezolanos, generada por las dictaduras de Chávez y Maduro, es la de los aplausos a las insensateces y ridiculeces en palabras y acciones de los citados personajes. Pareciera no haber una explicación acorde a las circunstancias de tal despropósito, tampoco la hay para la asistencia masiva a marchas que los han respaldado en sus gobiernos consecutivos, que ya suman un cuarto de siglo.
Como un ciudadano del común me duelen esos aplausos, esas adulaciones, no me imagino lo que sentirán, viéndolas, escuchándolas, los ocho millones de venezolanos desplazados por el mundo y los miles de seres humanos que, en su país, resisten con estoicismo los embates de la dictadura y el hambre que genera el empobrecimiento de Venezuela. En Colombia y en Chile he sido testigo del sufrimiento de los inmigrantes provenientes del vecino país y de la discriminación ante su presencia.
La lógica de estos comportamientos es muy común en nuestro entorno social, familiar y laboral, la he vivido desde siempre, en el trabajo un día descubrí que la fórmula para ascender laboralmente era repetir como un loro las terminaciones de las frases del jefe de turno, así se lo hice saber al director de ese entonces. Afortunadamente, para mí, encontré después seres que se apartaban de ese esquema. Bueno, no todos.
En el ámbito político, mi primer acercamiento al mundo de la adulación lo viví en Argentina, hace diez años, en una manifestación en la que llegaron a Buenos Aires las gentes más pobres de todo el país con la ilusión de conocer la capital y recibir dinero del gobierno de Cristina Fernández que patrocinaba y pagaba la concentración, a partir de ahí lo fui percibiendo, en Colombia, en el apoyo a los candidatos a los cargos de elección popular y con total claridad con la llamada “Primera Línea”. A los manifestantes les pagan, directa o indirectamente, les compran y ellos venden su conciencia por un viaje, algún dinero, o por una combinación de dinero y poder a través de privilegios como los contratos con el gobierno y los nombramientos en cargos públicos, entre otros.
Puede leer: MARCHAS, TELENOVELAS Y “CORRIENTAZOS” https://eligiopalacio.com/2015/03/11/4724/
El dictador, el pequeño reyezuelo, tiene entonces quien le aplauda y acoteje sus estupideces, en un proceso que lo aleja cada vez más de la realidad, por ello se vuelven delirantes y salen a decir cosas incoherentes que los acercan a la locura, como sucede con Nicolás Maduro en múltiples actuaciones. Esos reyezuelos no tienen un polo a tierra, sus cercanos son solamente aduladores o seres que callan por temor a perder lo ganado y si hay alguna voz contraria es expulsada del reino, tal como se ve en cada dictador en la historia de la humanidad.
En Colombia, en la actualidad, sucede lo mismo, claro, pero en menor proporción que en las dictaduras enumeradas, esa menor proporción se debe a que en el país existe una economía con mayor solidez y por ende la dependencia del estado es menor. Cuando la economía se debilita, aumenta el sometimiento y en consecuencia la capacidad de los políticos de comprar conciencias pues la oferta se hace mayor.
La ambición de dinero y poder socava familias, empresas, gobiernos y, obviamente, la democracia en cada una de estas instituciones, por ello se sostienen en el poder dictadores como Maduro, su séquito, así venda su conciencia, tiene asegurados sus objetivos, el más obvio, subsistir. Empobrecer la población paga, es la forma de generar dependencias con el poder de turno, sucede en Cuba y en Venezuela, por ejemplo, y es muy posible suceda de la misma manera en Colombia a mediano plazo.
“Nos vendemos de cara, le compramos a usted” cantaba Patxy Andión en los tiempos de la dictadura del General Franco en España, esa compraventa continúa en nuestra sociedad y mientras esta subsista, perdurarán los dictadores.
ANTES DEL FIN
Continúa la crisis lechera y el gobierno se hace el ciego para tratar de resolverla.
Las brujas existen y no propiamente en la imaginación.
Vuelve Juana Uribe con su estilo a la televisión colombiana, Klass 95 es el regreso de la telenovela para reconocerse y pensarse.
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