LHASA MISTERIOSA
Eligio Palacio Roldán







Por fin, desde la ventanilla del avión, alcancé a ver las majestuosas montañas del Himalaya, montañas que creí pobladas de vegetación como las de nuestros Andes pero que son esteparias en esta zona. Abajo, en el valle, un pequeño hilo verde que se fue ampliando en la medida que un taxi me transportaba, en un lapso de una hora aproximadamente, por una moderna carretera desde el aeropuerto hasta la zona urbana de Lhasa.
Los chinos sacaron este verde de las estepas, pensé, así como los israelíes lo hicieran con el desierto, pero no era tan cierto, la razón del verde era que recorríamos las orillas del mítico río Brahmaputra, obviamente a su alrededor se ve la transformación hecha por hombres y maquinaria para hacer la zona productiva y ofrecer a la vista bellos paisajes cargados de verde, con las montañas rocosas como telón de fondo.
Volviendo al viaje en avión, Susana me despidió de Xi’an al ingresar a la sala de embarque, una vez en el aeropuerto de Lhasa nadie salió a recibirme, fue entonces cuando llegaron a mi mente las angustias de mi estadía en Alice Springs en el comienzo de mi viaje por el desierto australiano. Otra vez solo, sin conocer el idioma, sin saber para donde iba. Mi salvación fue Susana a la que llamé para hacer la gestión y fueran a trasladarme al hotel.
Puede leer:
DE VIAJE POR EL DESIERTO AUSTRALIANO (Parte i) https://eligiopalacio.com/2015/11/27/5703/
DE VIAJE POR EL DESIERTO AUSTRALIANO (PARTE II) https://eligiopalacio.com/2015/12/03/de-viaje-por-el-desierto-australiano-parte-ii/
Esta historia en Lhasa fue diferente, como todas las historias, a la del desierto, encontré una pareja de españoles y un holandés que conoce el español que me ayudaron bastante.
A primera vista Lhasa es una ciudad moderna, bonita, con grandes avenidas, edificaciones no muy altas, poco contaminada y llena de verde y flores de los jardines, pero la ciudad tiene una parte histórica central que data de varios siglos atrás cuando se convirtió en el centro más sagrado del Tíbet para el budismo tibetano y la sede tradicional de Los Lamas. Esta parte histórica es lo más cercano que he visto en China, a los tradicionales comercios populares de las ciudades colombianas: estridencia, desorden, motocicletas haciendo ruido y mercancías apiladas en las puertas de los almacenes. Muy al estilo de barrio se venden verduras y semillas sin ser empacadas.
Lhasa es ante todo una ciudad de fe budista, pero en especial de la industria del turismo religioso, los santuarios son el estandarte de la ciudad y en ellos se emplean gran cantidad de personas en especial del sexo masculino de todas las edades que hacen de monjes, se educan para ello, viven de ello. Y qué no decir del comercio que está volcado hacia la práctica del budismo, son almacenes llenos de instrumentos y vestuarios para el culto religioso.
El atractivo principal de Lhasa, desde luego, son los templos budistas, entre los que se destacan Potala Place y Jokhang y los Monasterios Drepung y Sera. Estos templos están cargados de toda la creatividad china que ofrece contenidos cargados de formas y colores en las edificaciones y en su amueblamiento, casi todos están ubicados en las partes altas de la ciudad lo que hace su ingreso bástate dificultoso, dada la cantidad y calidad de centenares de gradas. Adentro decenas de salas esperan al turista con cientos de budas, cada uno con su historia y una aflicción humana por resolver, y en cada sala un monje vigila para que no se tomen fotografías y supongo para que no se roben uno de los miles de objetos que se exhiben. Ese monje está encargado, además, de contar y contar el dinero que van entregando los fieles como ofrenda a Buda.
Para el turista de occidente resultan impactantes las formas de vestir de la mayoría de habitantes de la ciudad y, en especial las prácticas religiosas como la de acostarse en los pisos sucios a las entradas de los templos pidiendo la protección de buda, también. claro, la agilidad de los fieles que aún ancianos se estiran por el piso como si nada. Suenan sabroso los murmullos y cánticos religiosos y huele rico cuando queman incienso.
ANTES DEL FIN
María y Susana, mis guías en Beijing y Xi’an dicen que en el budismo nunca se pide a Buda dinero, más bien prosperidad, pero dinero no. Sin embargo, en el budismo como en la religión católica hay ostentación en los templos y se recibe dinero de los fieles a manos llenas.
Anécdota
En la fila de ingreso al templo Jokhang regañaron a una de mis acompañantes por cuanto su pantalón iba a media pierna y dejaba ver sus tobillos. A mí me llamaron la atención todo el tiempo por tratar de tomar una que otra fotografía y la advertencia clara que la policía podía borrar todo el material de mi celular,

Excelente relato. Me transporte a través de este escrito a Lhasa y conocí un poco la vida común del lugar, la energía que allí se tiene y la devocion se los lugareños al Buda, no solo en lo espiritual, sino también como medio para obtener recursosy vivir la vida.
Me encantó…incrementó mi imaginación.
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