EL POR QUÉ DE LA NAVIDAD FELIZ

EL POR QUÉ DE LA NAVIDAD FELIZ

Eligio Palacio Roldán

La festividad anual en la que se conmemora el nacimiento de Jesucristo, en el mundo cristiano” trascendió en el imaginario de nuestra cultura a la época más feliz del año, la del renacer, la de una nueva esperanza, la del goce popular.

La tradición de los traídos del Niño Dios, cargada de emotividad, emoción y ansiedad ha sido fundamental en la transición de la conmemoración religiosa a la festividad popular y de la mano de ella la mercantilización de la época con adornos llenos de luz y color, regalos, las celebraciones familiares antaño con natilla y buñuelos y ahora con diferentes manjares en la cena de Navidad, y la música ya clásica de Guillermo Buitrago, Rodolfo Aicairdi y “El Loco Quintero”, entre otros.

En Navidad, en Colombia, hasta el aire que se respira es diferente, las gentes dejan de lado sus dificultades para ofrecer la mejor sonrisa, hay otra actitud, otra forma de estar en el mundo, más positiva, más alegre y se presentan mayores y mejores formas de compartir.

Una de las fechas más especiales, de la Navidad, la que marca su inicio formal es la del siete de diciembre, Día de las Velitas, como preámbulo de la festividad del Día de la Inmaculada Concepción. En esta ocasión, las familias se reúnen alrededor de las velas encendidas en un rito emotivo, espiritual y festivo, para luego recorrer las calles y observar los andenes y antejardines iluminados de los vecinos.

No obstante, la alegría de la época decembrina, siempre hay un dejo de nostalgia, un vacío, por el ayer, por lo que pudo ser y no fue y por los seres que marcaron la historia individual y ya no están sea porque abandonaron la vida terrenal o porque ya son tan solo un vago recuerdo. También, el fin de año genera la incertidumbre de la medición del tiempo, la zozobra por lo que no se hizo y la incertidumbre por lo que vendrá. A pesar de la alegría, en Navidad se tiene mayor conciencia de la finitud de la existencia.

Como dice un clásico de Aicardi “El tiempo pasa y se nos va la vida, hay que vivirla con felicidad, hay que alejar todas las amarguras que la vida es una y pronto se nos va”, entonces que todo el año sea Navidad, a vivir con alegría, con entusiasmo y haciendo cosas por sí mismo y por la humanidad, que la vida es corta, cada vez más corta, no sé si por la llegada de la vejez, por las características de la sociedad actual o por los planteamientos esotéricos que anuncian el final de los días.

ANTES DEL FIN

En una visita a Cuba, hace algunos años, me hablaban con inmensa nostalgia de la Navidad que por las restricciones económicas de la isla se vive solo en el recuerdo melancólico de los viejos.

Que el entusiasmo de la Navidad no le genere compras impulsivas de productos inútiles es lo deseable.

En mi caso personal, la Navidad me genera una gran ansiedad cuyo origen no logro dilucidar pero que con seguridad marcó mi existencia.

Los más bellos recuerdos de la celebración del siete de diciembre en Entrerrios, opacada desde hace algún tiempo, ojalá este año reviva. Igual con el resto de la Navidad que marcó su máximo histórico en los tiempos de Monseñor Ernesto Gómez y Norman Cardona.

A propósito de Rodolfo Aicardi, pocos saben lo buen intérprete de baladas que es. Una muestra en https://youtu.be/AhOu2V7MqJg?si=ZezlwDBeTfYqq4i4.

Navidad Feliz para todos es el deseo de http://www.eligiopalacio.com.

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