DON NICOLAS, EL PORTERO

DON NICOLAS, EL PORTERO
Eligio Palacio Roldán
“Eso de ser portero es muy duro, hay que soportar el genio de la gente y el maltrato.”

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De las historias para contar, en Historias Debidas, la de Don Nicolás debiera ser la más conocida; sin embargo, si no fuera por este blog, quizás jamás me hubiese enterado de ella.

Don Nicolás me ha despedido todas las mañanas y me ha recibido todas las noches, durante los últimos veinte años, en el edificio donde resido. Siempre una sonrisa cálida y la repetición de uno de mis dichos, tal vez para congraciarse conmigo: “Don Ligio, la vida no es fácil, ¿Quién dijo que era fácil?”. Una sonrisa de mi parte y todo un drama, en el alma de este hombre.

Don Nicolás no recuerda a su padre, murió a los pocos meses de su llegada a este mundo. Lo dejó con su madre y seis hermanitos indefensos. Los otros seis, hijos del matrimonio, habían muerto de hambre mucho antes, dice.

Conmovido narra que su mamá tuvo que repartirlos entre algunas familias del municipio de Salgar, 97 kilómetros al sur de Medellín. A él le correspondió una familia conformada por una madre soltera, con trece hijos; conmigo éramos catorce, afirma, “nos levantó, a todos, a punta de morcilla,”

La pobreza de su familia impidió una educación, más allá del quinto año de primaria; a los once años comenzó a deambular de finca en finca, echando azadón, cogiendo café. Vivía donde le dieran trabajo. Trabajaba por la comida.

A los veinte y tantos años partió para Medellín buscando un mejor futuro, tenía una hija de un año y otra por venir. Su mujer ya no le interesaba.

“Llamé a mi mamá y le dije que no quería terminar en el campo… que el campo no era sino miseria y hambre. Ella me dijo que me viniera. Ella trabajaba con un señor muy rico y vivía con mi hermana. Entonces me trajeron para acá…”, dice conmovido, don Nicolás.

“Yo trabajaba celando por Prado Centro, con el pito, como tres años, y reemplazaba a don Reinel, un amigo de mi mamá, hasta que a él lo echaron de este edificio, porque se lo pidió a una muchacha. Entonces me contrataron a mí y ya llevo 20 años.”

“En Salgar tuve una mujer que me dejo dos hijas… Un día me entrego a Erika de un año y estaba en embarazo de Cindy; a ella me la entregó como a los ochos años. Entonces me dediqué a cuidarlas con mi mamá”.

Hoy, don Nicolás tiene dos hijas y seis nietos: “Erika está bien casada, pero Cindy tiene un esposo muy irresponsable. Erika tiene 24 años y Cindy 22. Cindy resultó en embarazo a los 13 años, la niña tiene ocho añitos, la tuvo a los 14. Vivió con un tipo y tuvo otros dos hijos… Ahora vive, con otro muy irresponsable, en La Avanzada Santo Domingo Savio. Eso es un barrio muy pobre, don Ligio. Erika ha tenido dos esposos, el papa del niño mayor lo mataron en Manrique. Esos si han sido muy responsables”

Para don Nicolás la mayor felicidad de su existencia está en el saber que tiene a la mamá, todavía: “No siento rencor a pesar del abandono… Yo la busqué y ella me dio apoyo a mí y a mis niñas… también hay días muy felices, como los de la navidad porque en el edificio me dan muchos regalos…. Y cuando compré mi apartamento propio.

Los momentos más tristes, cuando mataron al marido de Erika, era muy buen muchacho… Y cuando se murió doña Nora, la administradora de este edificio… ella me apoyaba mucho con las niñas y me decía que me iban a llenar de nietos… y así fue.

Eso de ser portero es muy duro, hay que soportar el genio de la gente y el maltrato.”

Don Nicolás sueña con tener un negocio propio, para cuando el trabajo se acabe y con el regreso de su novia de Estados Unidos: “Ella tiene familia en este edificio y me dice que vendrá en diciembre a quedarse conmigo, en mi apartamento. Claro, don Ligio, que eso está muy peligroso, en La Aurora, el domingo pasado, de amor y amistad, hubo tremendo pelea y degollaron un vecino”.

Una llamada telefónica suspende la conversación; una de las inquilinas del edificio investiga a qué horas y con quien salió su marido, si lo recogió alguien. Don Nicolas no sabe que contestar.

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Autor: epalacior

Un ser que busca compartir sus visiones.

4 opiniones en “DON NICOLAS, EL PORTERO”

  1. don ligio…se miolvidó decile que soy paisano diuribe, diallá de Salgar semos todos.

    Vacano Eligio…personas «insignificantes» como para vender prensa, pero para todos, la historia propia es la historia de todos…recordé cuando dirigías «Entrerríos al Día» cómo a cualquier fallecido le dabas el rótulo de noticia…buen detalle.

    Norman

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  2. Muy buena la historia de este señor, me parece muy interesante que para usted todos somos iguales, en el caso de que entrevistas a todo el mundo sin importar la raza, ni el color, me da mucha alegría al saber que para usted somos todos importantes, ya sea de clase baja, media o alta, no discriminas a nadie, es mi parecer. un abrazo

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