UNA MIRADA DE BEIJING

UNA MIRADA DE BEIJING

Eligio Palacio Roldán

Más que conocer las ciudades me gusta sentirlas, por eso no busco mayor información sobre ellas antes de viajar, prefiero mirarlas, observarlas, asimilarlas, sentirlas y hacer videos de lo que mi cámara captura, para que cada espectador se forme una idea más allá de Wikipedia. Ahora, por problemas de la internet con China, no puedo subirlos a la red, entonces toca acudir al limitado mundo de las palabras para tratar de transmitir lo que mi ser percibe, al estilo de Marco Polo en Las Ciudades Invisibles, de Italo Calvino, con el perdón de los lectores por el abuso en la comparación.

Beijing es la capital del extenso territorio de China, antes conocida como Pekín.

Desde la ventanilla del avión parece verse un territorio clavado de agujas cuya imagen te lleva a la tradición milenaria de la acupuntura, pero no hay tal, son cientos de postes con sus hélices para generar energía eólica. A la llegada, un inmenso aeropuerto evoca el de Barcelona por su tamaño y el sistema de trenes internos, después una gigantesca y colorida ciudad, plana, con avenidas amplias y rectas con vegetación y flores bien cuidadas, llena de edificios que compite en desarrollo con las grandes metrópolis del mundo, alejada del bullicio y el desorden de Roma y las urbes latinoamericanas.

Contrario a lo que pensaba, por las calles de Beinjing transitan pocas motocicletas por restricciones en su uso en varios horarios, se ve gran cantidad de autos y bicicletas que quedan como herencia de su uso como medio de transporte oficial de los habitantes de la ciudad hasta la década del setenta y que se sigue utilizando en gran medida. Se cuenta, además, con catorce líneas de metro subterráneas, buses eléctricos y el servicio de tren para otras regiones del país.

En las avenidas por esta época el año, primavera, gran variedad y cantidad de árboles en su máximo esplendor y miles de flores naturales y artificiales que engalanan el paisaje, flores que me retornan a mi pregunta de otras ocasiones del porqué a Medellín se le dice la ciudad de las flores cuando estas casi no se ven, máxime después del gobierno Quintero que dejó en el abandono la vegetación de parques y avenidas. “Medellín ciudad de las Flores” tiene más de cantinflesco que de real.

Por las calles que recorrí encontré muy pocos mendigos y ninguna persona consumiendo droga como ya es común en otras ciudades del mundo, eso sí, mucho cigarrillo en contradicción con una nueva cultura ajena al tabaco.

La música y la danza, en parques y vías peatonales, habla de espiritualidad más allá de religiosidad. La religión principal, el budismo, pasa más por la industria del turismo que por otra cosa, las gentes en su mayoría no son practicantes. El budismo, como las demás religiones en el mundo tiene sus seguidores fanáticos y similitudes en las ceremonias y en los líderes espirituales.

Al lado del hotel donde me hospedo una amplia vía peatonal para la gente, el arte y los artistas me recuerda Parques del Río en Medellín, Hollywood en Los Angeles y por qué no la ya mítica carrera 45 en Manrique, en los días anteriores al Metroplus. Los parques de la ciudad, inmensos, llenos de gente en su mayoría de la tercera edad con ganas de compartir, de alejarse del encierro en sus pequeños apartamentos. Me descresta la realidad virtual en una pantalla gigante para el disfrute de los caminantes por la vía.

Más información sobre Beijing en https://es.wikipedia.org/wiki/Pek%C3%ADn

ANTES DEL FIN

La llamada guerra entre oriente y occidente por el dominio del mundo la van ganando las multinacionales, los gobiernos se rinden ante su poder. Se nota en la fuerza de la economía de mercado, en las grandes marcas de alimentos, bebidas y de vestuario.

La cultura de ccidente penetra más en China que la China en occidente, se ve en el uso del inglés simultáneamente con el mandarín como lenguas obligatorias y en los letreros y mensajes publicitarios, en el consumo de bienes y servicios, de alimentos y prendas de vestir. Los tenis se imponen como calzado universal.

China tiene la misma preocupación del resto del mundo, el envejecimiento de la población y la dificultad para sostenerla por parte de los jóvenes trabajadores

El sistema político chino fracasó en la repartición de la riqueza, hay mucha concentración del poder económico en Beijing, la fábula de que las políticas de izquierda buscan la igualdad son “cuentos chinos” que se inventan los dictadorzuelos del tercer mundo.


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