VENTINO, FRACASO HISTÓRICO DE CARACOL
Eligio Palacio Roldán
El primer síntoma del fracaso fue el nombre de la novela. Ventino no tiene ningún significado, es una palabra creada para nombrar un grupo musical, de algún reconocimiento entre los jóvenes, que normalmente no ven telenovelas, y extrañamente al grupo musical que es uno de los ejes de la telenovela no le dieron ese nombre sino el de Calipso, el otro nombre que pensaron ponerle al grupo sus creadores, lo que generó descontextualización.
Como si lo anterior no fuera suficiente para desorientar a los televidentes se inventaron unas historias para las integrantes de Ventino o Calipso propias de las telenovelas del siglo pasado, jugaron a la telenovela clásica con un exceso del mundo light de los jóvenes de hoy, algo similar a lo que ocurrió con La Nieta Elegida de RCN. Sin cambiarles sus nombres reales y con unas historias lejanas a su realidad lograron desorientar aún más al televidente.
Otro error craso fue el reality show como punto de encuentro para los personajes centrales de la obra, error porque en el canal Caracol abusan hasta el cansancio de los concursos musicales y entonces a los televidentes les pareció más de lo mismo, máxime cuando pusieron a Carolina Gómez a imitar a Amparo Grisales haciéndole daño a una y otra y a uno y otro producto del canal mostrando una cara de maldad en los jurados que, sin duda, los desprestigia ante el espectador.
Se le suma a todo lo anterior la sobreexposición del actor venezolano José Ramón Barreto, una especie de Carlos Vives del presente siglo sin la belleza ni el ángel del samario, aunque si con alguna similitud en sus pocas capacidades histriónicas. Barreto se ve poco creíble y su papel resulta siendo el de un bobalicón desesperante. Igual de poco creíbles lucen los extraordinarios actores Ernesto Benjumea y Katherine Vélez.
Los factores descritos hicieron que Ventino fracasara y se desperdiciara un gran argumento, un tráiler de suspenso como pocos en la historia de la televisión colombiana enmarcado en la maldad, cercana a la locura, de la verdadera protagonista de la historia, Martina, en una interpretación de antología de Carolina Gómez, como una de las más malas de la historia de la televisión colombiana, que no quedará en el registro de los televidentes por el fiasco que fue la telenovela.
Se abona a Caracol el respeto por los televidentes al conservar el horario de la producción a pesar de sus malos resultados, al igual que el de Los Medallistas, otro mega fracaso del canal que sigue los pasos de RCN. Estos dos canales debieran dejar la producción industrial de las telenovelas y volver a las de autor, bueno al menos RCN lo está intentando con Ana de Nadie, la adaptación de Señora Isabel, aunque la primera versión de la historia supere ampliamente a la segunda. A propósito, la original, se está transmitiendo por Señal Colombia, todas las noches, interesante verla, además, desde el punto de vista sociológico para palpar la evolución de las formas de ser y de vivir de los colombianos.
ANTES DEL FIN
Se venía venir el fracaso de la izquierda en Chile, la inconformidad crece en el país del sur, se palpa en sus calles, en el miedo de los habitantes de Santiago, en el temor de los comerciantes y en las calles vacías.
Puede ver: ESTALLIDO SOCIAL EN CHILE, TRES AÑOS DESPUÉS (VIDEO) https://eligiopalacio.com/2023/02/17/estallido-social-en-chile-tres-anos-despues-video/
Crece, crece la inconformidad en Colombia, ahora son los sectores de derecha los que protestan. Las protestas llegaron para quedarse y serán la constante en los gobiernos por muchos años.