835 km entre Lhasa y el campamento del Everest
GEOGRAFIA, DESARROLLO, RELIGIÓN, POBREZA, GARGAJOS Y MIERDA, MUCHA MIERDA.
“En síntesis, el viaje al campamento del Everest es una “cagada”, una “cagada” maravillosa.”
Sin desconocer la parte económica y las influencias del medio social, las decisiones de los viajes, como todas las decisiones, se toman de acuerdo a lo aprendido en los primeros años de infancia, esas vivencias positivas o negativas marcan la existencia del ser humano para siempre
En mi caso, es muy claro que el deseo de visitar lugares donde haya nieve tiene que ver con la marcada influencia de la Navidad en mi vida, Navidad que me parece triste no se celebre en China por donde me encuentro por estos días, se pierden una posibilidad de estar feliz sobre la tierra, por unos días, cada año. La Navidad es una tradición que cada colombiano y los gobernantes, desde luego, deben preservar
No tuve muy claro por qué la decisión de este viaje al Tíbet hasta cuando, pisando esta tierra escuché las palabras Himalaya, Tíbet, Everest, Lama, Brahmaputra. En uno de los momentos lógicos de que habla el psicoanálisis se retrotrajo mi existencia hasta la infancia, no cuando memorizaba las aburridas clases de geografía o trataba de hacer los imposibles mapas, sino cuando escuchaba Kalimán, el hombre increíble, la ya mítica radionovela del moribundo circuito Todelar de Colombia. A propósito de Kaliman, me preguntaba si Gaspar Ospina, el primer actor de la radio en Colombia que le daba vida al personaje, tendría la oportunidad de conocer estos lugares, mucho más hermosos en su radionovela que presencialmente, cosas de la magia y la fantasía de la radio, claro.
El recorrido de Lhasa al Campamento del Everest y el regreso duraron cuatro días con dos noches alojados en la ciudad de Shigatse y una en el campamento del Monte Everest. El viaje hasta Shigatse se inició por una excelente vía, doble calzada, donde se observa el verde del valle ganado para la producción agroindustrial, para luego dar paso a una estrecha vía de ascenso por la estepa. Antes de incoar el recorrido entrada al baño, limpio, con las tradicionales letrinas que serían el preámbulo de mierda en todo el recorrido.
La primera sorpresa positiva es un pequeño descanso en un parador para divisar el ya lejano valle y conocer los yac, mamífero similar a las vacas cuya leche y carne se usa como alimento. Todo muy bien hasta ir al baño, unas letrinas inundadas de mierda y orín y con un olor nauseabundo, eso sí ni en esta ni en las muchas restantes se veían moscas. Este hecho se repetiría en cada parada, por cuatro días. Ya el oído se acostumbraba a los desagradables gargajos frecuentes en las gentes de la zona.



Bueno, mientras tanto, a disfrutar de un espacio extraño para mí como las estepas, sus bellezas naturales, sus gentes y los compañeros de viaje, todos desconocidos y tan solo tres de habla en español. La segunda belleza natural fue el inmenso lago Yamdrok, muy similar a los que existen en Colombia, pero con el contraste del azul del agua con el café de las montañas carentes de vegetación, igual sensación se tiene con el embalse Mangla. El almuerzo, en carretera, en un restaurante pobre donde la vajilla no se sabía si estaba sucia o era su color natural, los recipientes para servirse parecieran los que dejan el jabón de cocina al usarse y el baño, el baño pues las mismas letrinas con montañas de mierda remojadas con el orín.

Comencé a temer por mi estadía en el Campamento del Everest. ¿Cómo iba a transcurrir mi noche allí compartiendo habitación con otras seis personas, qué hacer con mis necesidades fisiológicas sin agua en las letrinas?
Después vendría el Glaciar Karola, hermoso como todos los glaciares, pero comparativamente muy inferior al Perito Moreno de la Patagonia Argentina.

Puede ver:
LA INMENSA EXTENSION DE LAS ESTEPAS…. https://eligiopalacio.com/2014/05/17/la-inmensa-extension-de-las-estepas/
En los paraderos, además de las letrinas, se iba viendo cada vez más pobreza, pobreza traducida en locales restaurantes descuidados, desaseados, con cortinas y paredes sucias, en el vestuario de las gentes, pero en especial en sus dientes podridos y en el duro trabajo de las mujeres en las labores de la tierra, tierra que se ve progresa en extensos valles para volverse productiva al igual que lo hiciera Israel con el desierto. La pobreza, también, creo se refleja por el fanatismo religioso de las gentes que ven en su Dios, Buda, la solución a cada una de sus dificultades sin hacer mucho por enfrentarlas. Es la voluntad de Dios, también, dicen los católicos. A propósito, ¿con la escasez de agua en la zona cómo lavar las grandes túnicas que visiten las gentes del común y los lamas?
Las estepas del Tíbet están conformadas por altas e empinadas montañas y extensos valles con sedimentos sobre los cuales se levanta alguna vegetación y en varias oportunidades, por esta época, señales de cultivos en germinación y de la intervención de maquinaria pesada, combinada con los tradicionales bueyes, en la agricultura.


En los extensos recorridos eran frecuentes los retenes de la policía solicitando el pasaporte, al igual que al ingreso a cada región, marcado con gigantescos portones. A esta altura del camino ya las carreteras además de estrechas mostraban franco deterioro que generaba inestabilidad al vehículo y mal humos de mis acompañantes por los brincos del autobús, de mediana calidad, ante los embates del conductor. En mi caso, todo normal dada mi costumbre a transitar por las pésimas carreteras del norte antioqueño.
Bueno y llegó la noche con la espectacularidad del atardecer en el Everest, el campamento estaba compuesto por cerca de cincuenta conteiner, sin puertas, con pesadas y sucias cortinas, en los que se podían acomodar unas catorce personas por habitáculo, en el mío fuimos ubicados seis en acomodación individual por cuarto. Después de llegar fui a las letrinas y estuve a punto de vomitar, desde entonces oriné por fuera del campamento, así como muchos optaban por defecar. Yo me abstuve de “hacer el dos”, como dice me amigo Juan Fernando Zapata, por cuarenta y ocho horas a punto de dieta. Dieta que rompí en la mañana siguiente con un desayuno, no se preparado con qué agua pues no había ni para lavarse las manos. Cada uno fue tomando de un recipiente pan y tortilla, obviamente con las manos sucias, contaminando aún más el alimento.




A pesar del frío de la noche, los jóvenes danzaban alegremente en las afueras bajo el ritmo de la música local. Para dormir dados el intenso frío y la imposibilidad de una ducha había decidido dormir con la ropa que llevaba, no obstante, la existencia de cobija eléctrica me llevó a ponerme el pijama con el consecuente enfriamiento de los pies, casi no pude conciliar el sueño, tenía algunos temores por mi seguridad. No sé a qué horas sentí que me iluminaban el rostro con una linterna, luego se retiraron de mi cuarto, aparentemente no me hicieron nada ni a mí ni a mis pertenencias. Al otro día supe que era la policía en un control habitual que hacen, diría yo, violando la intimidad de os viajeros.
Después del desayuno otras doce horas de regreso hasta la ciudad de Shigatse, aguantando, para poder “hacer el dos” con tranquilidad de un baño decente en el hotel.
Al regreso, dos nuevos monasterios en honor a Buda: Sakya y Tashi Lhumpo, el segundo de ellos el más grande del mundo y en mi concepto el más bonito, menos saturado y limpio de los que visité. Entre Shigatse y Lhasa al comienzo una gran avenida y luego sobre el río Branmaputra una escarpada carretera, en mal estado, la brusquedad del conductor y la vista de imponentes obras civiles para una nueva vía.


Y al final, lo mismo de todas las excursiones con desconocidos, la despedida de gente increíble, que te acompañó en una gran aventura y que seguramente jamás volverás a ver.
Bueno esta es la historia de la expedición en donde las dificultades y el cansancio acumulado se compensa con el espectáculo inolvidable del ascenso del sol sobre el Everest cuando la tarde languidece.
ANTES DEL FIN
Al llegar a Colombia, además de los recuerdos que “ya casi serán historia”, una visita necesaria al médico para que ordene medicamentos para desparasitar un organismo que sin duda ingirió muchos bichos.
Si hubiese sabido con anticipación las circunstancias de la expedición Everest seguramente no la hubiese hecho con la consecuente pérdida de una oportunidad de ver algo maravilloso como el ocaso del sol reflejado en la mítica montaña, la más alta del mundo.
Al final, al final, muy satisfecho con el viaje pero rendido con los budas, los lamas, los viajes en bus, la comida china, el mugre, los gargajos y las letrinas.
En síntesis, el viaje al campamento del Everest es una “cagada”, una “cagada” maravillosa.
Una experiencia fantastica…que oportunidad..felicitaciones
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