LAS COFRADÍAS DEL PODER

LAS COFRADÍAS DEL PODER

Eligio Palacio Roldán

Una cofradía es, según la Real Academia de la Lengua Española, un “Vecindario, unión de personas o pueblos congregados entre sí para participar de ciertos privilegios”. El poder en Colombia y en el mundo ha estado, está y estará en manos de cofradías; ese no es el problema, lo es que estas sean excluyentes al detentarlo, marginen a las demás y a los ciudadanos de a pie que por su condición o convicción no pertenecen a ellas.

La cofradía de mayor trayectoria en la detentación del poder en la historia de Colombia es sin duda la Iglesia Católica, iglesia que por estos días hace un espectáculo mediático de la mano del presidente de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición, el sacerdote Francisco de Roux; show del que no he visto, ni leído, ni escuchado algún acto de contrición de parte de la organización sobre su responsabilidad por acción u omisión en el conflicto interno de nuestro país. Muchos juicios de responsabilidades para unos y otros y ninguno para una iglesia siempre en el poder que poco ha hecho por la paz del país y que se niega a renunciar a sus vicios y privilegios a pesar de que predica la pobreza y el amor al prójimo como esencia de su credo.

Otra cofradía que prácticamente ha estado en el poder en toda la historia del país es el Partido Conservador que se ha mimetizado en cada gobierno para exprimirlo y que ha coaptado otras organizaciones como su aparente oponente el Partido Liberal para no dejar el poder y que tampoco reconoce su responsabilidad en la historia tragicómica del país. Producen risas amargas las cantinflescas razones que esgrimen los dirigentes y los movimientos políticos para pasar, sin vergüenza, de una ideología a otra.

Con el paso de los días las cofradías se multiplican y algunas nuevas llegan a manejar el poder. La más vistosa y folclórica por estos días es la de la izquierda colombiana; una organización (¿si será organización?) ávida de poder y con tan pocos reparos como la que dijo combatir por más de doscientos años y que me temo seguirá actuando como los conservadores, aferrados al poder sin importar sus supuestos principios. También están las de los negros, más racistas que los blancos, y que después de largos años de lucha se incrustan en el mapa del poder y la LGTBIQ, una de las más poderosas de nuestros días, que hacen parte de los gobiernos locales y nacional; esta última, creería ha alcanzado un poder de la magnitud de la iglesia católica en otros días. También están las cofradías de las decenas de iglesias que crecen como mala hierba en cada rincón de Colombia.

¿Cuándo comprenderemos que el bienestar común está por encima del individual y dejaremos de disfrazar el egoísmo en cofradías que dicen luchar por el bien común, común para unos pocos?

ANTES DEL FIN

Se desplomó Caracol. Se dedicó a producir para las plataformas digitales y abandonó la televisión nacional; ya lo había hecho RCN. Como la radio de los años ochenta se rindió ante la televisión, esta lo hace hoy frente al streaming.

Continúa el invierno haciendo estragos a lo largo y ancho del país. Las autoridades civiles no son capaces de hacer frente al deterioro de las carreteras.

Las basuras en nuestros océanos, la basura en los ríos, la basura en carreteras y caminos, la basura en las calles. La basura nos devora y parecemos no darnos cuenta.

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LOS MISMOS CON LAS MISMAS

LOS MISMOS CON LAS MISMAS

Eligio Palacio Roldán

“15 altos funcionarios de Duque vienen del gobierno Santos” tituló el portal de internet “La Silla Vacía”, el pasado 20 de agosto, mostrando como la transición entre los gobiernos entrante y saliente “no había sido tan brusca”. Y si eso sucede entre los altos funcionarios, mucho más ocurre en los mandos medios y bajos, que pasan de una a otra posición sin que casi nadie lo perciba, sin que casi nadie se pregunte por sus idearios políticos. Esta característica de los gobiernos colombianos se origina, sin duda, en El Frente Nacional.

El Frente Nacional fue una extraña fórmula de alternancia en el poder entre los partidos Liberal y Conservador para “poner fin” a la violencia de mitad del siglo XX, en Colombia. Operó entre 1958 y 1974,  y sentó las bases de la repartición de la burocracia en las ramas del poder público  y, obvio, de la corrupción que nos agobia.

Desde los inicios del Frente Nacional Colombia ha sido gobernada por una misma clase política que se “renueva”, con el pasar natural de los años, con los descendientes de unas pocas castas políticas. Por eso es normal ver como en los medios de comunicación e incluso en la plaza pública los dirigentes de los “diferentes” partidos políticos se enfrentan en intensas e interminables discusiones para luego verlos trabajando juntos, sin importar la supuesta ideología de los gobiernos de turno.

También se ve, como los presidentes al iniciar sus mandatos recortan burocracia y despiden contradictores, para sintonizarse con el querer popular, pero que poco a poco van reubicando en otras instituciones estatales, en una repartición obligada de favores. Favores que generan una especie de clase social zángana que solo se dedica a vegetar mientras logra su jubilación, en un desgreño administrativo que carcome las instituciones públicas.

Lo que fue una solución para lograr la paz entre liberales y conservadores se convirtió con el tiempo en un hecho generador de exclusiones, debilitamiento de la democracia y de muchas otras formas de violencia similares y aún peores que las que se pretendían evitar. Como consecuencia de ello surgieron las guerrillas de izquierda Farc, ELN y EPL y el movimiento paramilitar de derecha. Esta fue una lección que no se aprendió o no se tuvo en  cuenta en las negociaciones de paz entre el gobierno Santos y las Farc y cuyo desconocimiento generó nuevos fanatismos y confrontaciones que, seguramente, desembocarán, otra vez, en la muerte de centenares de colombianos, repitiendo otra historia sinfín de nuestra Colombia.

Terminado el Frente Nacional, los liberales, conservadores y alguno que otro personajillo   tecnócrata o de izquierda en el poder, no fueron capaces de dejar de depender del estado  y entonces se fueron camuflando, gobierno tras gobierno, con la manida teoría de que “La política es dinámica”

ANTES DEL FIN

Terminado el Frente Nacional, en el comienzo de la era del camuflaje entre uno u otro partido, un conocido personaje de Entrerríos – Antioquia afirmaba: Yo soy el más liberal de este pueblo, pero el pueblo solo va hasta “vuelta bonita”. En Medellín trabajaba con un gobernante conservador, partido contrario al suyo, del que denigraba constantemente.

Lo mismo que le sucedía a mi paisano, le ocurre a centenares de colombianos que viven denunciando los gobiernos por corruptos, posan de decentes, organizan marchas anticorrupción y a la vez reciben ingresos de esos mismos gobiernos, que critican, por desarrollar costosos proyectos cuyos efectos nunca se hacen tangibles.

Las embajadas del gobierno Duque, al igual que las de Santos, Uribe y todos los demás son otra prueba de que siempre son los mismos con las mismas. No importa que se dediquen a negocios particulares o las reciban como un premio por su “lealtad” con el gobierno de turno y le aporten poco o nada al país.

LA PAZ DE LAS ELITES

LA PAZ DE LAS ELITES

Eligio Palacio Roldán

En el año 1956, se llegó a un acuerdo entre las élites de los partidos liberal y conservador para terminar con la violencia partidista en Colombia y tratar de frenar el movimiento político del exdictador populista Gustavo Rojas Pinilla. Incluía la alternancia en el poder de las dos vertientes políticas, en gobiernos de coalición, entre 1958 y 1974, pero excluía al pueblo colombiano.  Se trataba del El Frente Nacional.

Esta historia no parece tan lejana para los colombianos…

En el año 2016, se llegó a un acuerdo entre las élites del gobierno Santos, incluidos los partidos liberal y conservador, con las Farc, guerrilla surgida como consecuencia de la exclusión del Frente Nacional, para terminar con la violencia en Colombia y “tratar de frenar el movimiento político del expresidente populista Alvaro Uribe Vélez”. No incluye la alternancia en el poder, en gobiernos de coalición, pero si su perpetuación en el mismo. Este pacto, excluye, también, al pueblo colombiano.

La situación de Colombia, luego del acuerdo de paz con las Farc, guarda similitudes, además,  con lo sucedido tras la muerte de Pablo Escobar o la disolución del Cartel de Cali. En esas ocasiones se habló, al igual que hoy, del fin de la guerra y de los carteles de la droga, del cese de la violencia y la llegada de una nueva era para Colombia; sin embargo, las organizaciones criminales fueron sustituidas por otras que se multiplicaron y extendieron por todo el país.

A diferencia las cúpulas de  los carteles de Medellin y Cali, que fueron derrotadas, condenadas o eliminadas, los integrantes de la de las Farc alcanzaron lo inimaginable: ser perdonados, sanear sus fortunas y hacer parte de jet set nacional e internacional.

Cada día es más evidente que el acuerdo con las Farc fue solo un acuerdo entre élites (ver LA PAZ DE LOS VIEJITOS https://eligiopalacio.com/2015/09/29/la-paz-de-los-viejitos/). Los recientes disturbios en Tumaco, que incluyeron la muerte de varias personas es una prueba fehaciente de que la paz está muy lejos de Colombia.

Era obvio que el grueso de la organización guerrillera se iba a desplazar hacia otras organizaciones criminales, incluso, se ha generado mayor desesperanza y resentimiento social: ¿Que pueden sentir estas gentes, acostumbradas a delinquir, sin oportunidades reales para el presente y el futuro cercano, viendo a sus exlíderes haciendo ostentación de los privilegios de su nueva vida, sin pagar por sus crimines y con un futuro definido y halagador?.

¿Qué pueden sentir los miles de ciudadanos que no encuentran un trabajo digno y una manera de subsistir cuando ven a los delincuentes que los doblegaron, por más de medio siglo, exhibiendo su nueva posición? Lo obvio: Que en Colombia los buenos somos más pero que es mejor ser malo que bueno. Que los malos son premiados?.

¿Qué pueden sentir unos y otros? Que en este pacto, como siempre, han sido excluidos, que han sido utilizados por unos y otros para alcanzar un poder en beneficio de unas pocas élites.

ANTES DEL FIN

  • El movimiento del expresidente Alvaro Uribe guarda grandes similitudes con el del general  Gustavo Rojas Pinilla. ¿También se repetirá la historia de las elecciones de 1970?
  • Dice un pequeño comerciante, de un municipio cocalero de Antioquia: “Por mi tienda desfilan los mismos hombres de siempre: los que me exigieron “vacunas ayer”, los que llevan insumos para la producción de coca. Ahora no tienen que ocultarse bajo un camuflado. Es la diferencia. Mi vida, la misma: trabajando para sostener los delincuentes.”

LAS CONTRADICCIONES DEL CANDIDATO LUIS PÉREZ

LAS CONTRADICCIONES DEL CANDIDATO LUIS PÉREZ
Eligio Palacio Roldán

Siempre se ha dicho que en los políticos no se puede confiar: que son mentirosos, que no les importa vender su alma al diablo, que engañan con el único fin de lograr sus ambiciones.

Lo que no se había visto nunca era que un candidato se contradijera en tan solo unos minutos y a unos pocos pasos de distancia, los mismos que separan dos directorios políticos en el pequeño municipio de Entrerríos, al norte de Medellín.  El protagonista, en este caso, fue el candidato a la Gobernación de Antioquia, Luis Pérez Gutierrez.

Estas fueron las palabras del candidato en el directorio político del exdirigente liberal Jairo Ruiz Tamayo:

“Saben ustedes que siento muchísmo muchisimo afecto,  afecto que nace de una gran relación que he tenido con el doctor, Jairo, toda la vida

Comparto con el mi preocupación por los partidos, la política es una ruleta,  a mi  hace cuatro años tampoco me quiso el  partido liberal dar el val y yo también como él solicité que yo haría una consulta interna con Anibal Gaviria para ver quien quedaba pero les daba miedo porque si en Medellín yo hubiera ganado y el doctor Jairo también habría barrido cualquier consulta..

Pero la garra de un político se ve cuando no se disminuye ante los problemas. Ustedes vieron que en Medellín sacaron algunos sectores económicos  a Liliana Rendón del juego y a pesar de que ella es una mujer muy valiente, uno siente que estaba con muy malos pilares porque a uno que le hagan así y lo tiren a un lado y lo dejen ennoviado eso muestra que uno estaba muy muy mal preparado para afrontar la política

Aquí veo por ejemplo al doctor Jairo que quien perdió fue el partido Liberal. Yo no tengo otro tipo de comentario que hacer sino que el perjudicado aquí es el partido liberal. Igual  ocurrió  en Medellín, yo también me enfrenté con firmas, es una cosa costosísima, las pólizas, a mi me tocó firmar una póliza de 240 millones de pesos, eso es impresionante. Pero esa es la forma de tratar de sacarlo a uno a un lado y lo mejor es luchar  y me parece que sacar un triunfo más luchado puede ser mucho más agradable, es mucho más satisfactorio que es lo que yo creo que Jairo va a tener,  va a hacer una alcaldía mejor y va a poder sentarse a esperar que los liberales lo vengan a buscar como alcalde a partir del 25 de octubre…”

(Ver video https://www.facebook.com/jairo.ruiz.1293575?fref=ts)

En el facebook del candidato,  a la alcaldía de Entrerríos, se tiene:

“Con mi gran amigo LUIS PÉREZ seguro Gobernador de Antioquia en nuestra sede, PENSANDO EN GRANDE por Entrerrios y Antioquia!”

JAIRO RUIZ UNO

JAIRO RUIZ

En el facebook de la candidata liberal a la alcaldía de Entrerríos, Diana Teresa Maya Arango, se visualiza:

“Hoy recibimos la visita del Doctor Luis Pérez Gutierrez, candidato a la Gobernación de Antioquia, quien compartió con nosotros sus propuestas y anhelos para Antioquia; así mismo, nosotros le manifestamos nuestras propuestas para el desarrollo de Entrerríos las cuales fueron escuchadas y con las que se comprometió.”

DIANA TERESA

ANTES DEL FIN

¿A cuál de los dos candidatos estará engañando Luis Pérez?

¿No está de acuerdo Luis Pérez con el otorgamiento de avales por parte del partido que representa?

¿Los políticos ignoran que existen las redes sociales?

¿Generarán alguna credibilidad las palabras de los políticos?

¿Recuperarán los políticos su credibilidad?, ¿podrán ser coherentes alguna vez?

GANAR ES PERDER UN POCO

A Propósito de las elecciones
“GANAR ES PERDER UN PÓCO”
Eligio Palacio Roldán

Gana Alvaro Uribe Vélez por que confirma su liderazgo político, no hay en este momento en Colombia un líder que tenga más adeptos, creo nunca lo habrá; muy, muy atrás quedaron Jorge Robledo, Horacio Serpa, Antonio Navarro; pierde porque no pudo ser la primera fuerza electoral del país, pierde porque sus resultados no alcanzan a hacer mella en la alianza reeleccionista de Santos, pierde porque sufre en carne propia lo que es hacer política sin las mieles del poder, pierde porque será minoría en el Congreso, pierde porque atrás quedaron las grandes mayorías, que lo veneraban como a un Dios.

Gana Horacio Serpa porque se constituye, nuevamente, en la figura más importante del partido liberal, pierde porque no fue capaz de sacar a su partido “de la parte de abajo de la tabla”, de donde se suponía saldría con la inyección de “mermelada”, que le dio el gobierno Santos. Parece que Uribe y Santos desmantelaron, para siempre, este partido político.

Gana Juan Manuel Santos por que se afianza en la reelección y comprueba la efectividad de la “mermelada”; pierde por que se le crecieron Uribe y los Conservadores; pierde porque los dos millones de votos de Uribe son en su contra.

Ganan, como siempre, los conservadores aferrados a la “mermelada” cual mosquitos al estiércol, ganan porque serán decisorios, como siempre, para acceder o controlar el poder; pierden por su falta de ideas, iniciativa, valores, principios y vocación de poder.

Gana La U por que continúa siendo la primera fuerza electoral del país; pierde por su falta de identidad: no pueden apoyar hoy un conservador como Uribe y pasar tranquilamente a apoyar un liberal como Santos; cada vez más se parecen a los conservadores, sólo “mermelada”.

Ganan Marta Lucía Ramírez y Oscar Iván Zuluaga porque los partidos que los respaldan se fortalecieron y se pueden constituir en una verdadera alternativa de poder; pierden porque se comprueba que sin “mermelada” es muy difícil llegar al poder.

Ganan los partidos Conservador y Liberal porque permanecen en la dinámica de la política colombiana; pierden porque más de doscientos años de historia fueron sepultados por el personalismo de Uribe y Santos.

Gana Cambio Radical por que continuó con su participación en el Congreso; pierde porque continúa siendo un partido minoritario.

Ganan los “caciques” políticos, los paramilitares y los corruptos porque siguen ahí, aunque sea en cuerpo ajeno; pierden porque la mayoría de los colombianos los desprecia, por eso no votan.

Gana la izquierda por que no desapareció del mapa político; pierde porque con sus pobres resultados tendrá que volver a comenzar, después de los fracasos en las alcaldías de Bogotá; ya no se les cree.

Ganan las Farc por que el gobierno tendrá un Congreso mayoritario a su favor; pierde porque se les creció Uribe y porque los partidos de izquierda sufrieron una gran derrota.

Gana la Registraduría Nacional del Estado Civil por su efectividad, a las nueve de la noche ya sabíamos los resultados; pierde por la complejidad del sistema electoral colombiano.

Gana el Congreso porque todavía tiene quien lo elija, aunque sea a punta de “mermelada”; pierde porque la mayoría de los colombianos prefieren la televisión, el cine, el descanso o solo dormir,  a asistir a una concentración electoral, a  apoyarlos.

Gana Enrique Peñalosa la consulta presidencial del Partido Verde; pierde por la pobreza de los resultados de su partido.

Gana el voto amarrado por la burocracia y la compra venta de votos; pierde porque se le escaparon todos los del Uribismo.

Gana Maduro por el triunfo de la coalición que apoya a santos; pierde por el gran apoyo de los colombianos a Uribe.

Gana Colombia porque su democracia continuará siendo “una de las más antiguas del continente”; pierde porque a los ciudadanos no les interesan los partidos, ni las elecciones, ni nada; al abstencionismo sume los votos en blancos y los no marcados; ¿quién dijo que los no marcados o los mal marcados era ignorancia?, ¿no serán, más bien, un rechazo al voto amarrado?

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