DE LA ETICA DE LOS RESULTADOS A LA TRAGEDIA DE LOS FALSOS POSITIVOS

DE LA ETICA DE LOS RESULTADOS A LA TRAGEDIA DE LOS FALSOS POSITIVOS

Eligio Palacio Roldán

A veces me leen. A veces me felicitan. A veces me critican. Quien escribe y opina está expuesto a los juicios de quienes lo leen. Eso es normal y, obviamente, lo respeto. La pasada columna URIBE ES INOCENTE (https://eligiopalacio.com/2021/03/11/uribe-es-inocente/) dio para todo tipo de alabanzas y críticas. Una de las críticas hacía referencia a que no menciono, siquiera, la tragedia de los falsos positivos, de los cuales culpan al expresidente Uribe sus más férreos enemigos.

Sea lo primero, decir que estoy seguro Uribe no tuvo nada que ver en el exterminio de jóvenes inocentes para hacerlos pasar por guerrilleros y no porque crea que el alma del exmandatario sea casta y pura, sino porque no es tan tonto para caer de esa manera en las manos de un enemigo o de algún “amigo”. Tampoco creo los hayan propiciado Juan Manuel Santos, Marta Lucía Ramírez o algún otro Ministro de Defensa. El interés de unos y otros era obtener resultados positivos en la lucha contra la guerrilla y, obviamente, con esos resultados ganar el aplauso y el favoritismo de los colombianos, para sus propósitos políticos.

Los falsos positivos son la más dura y triste tragedia de nuestra historia, tal vez solo comparable con la conquista española cuando los invasores masacraron a nuestro pueblo indígena. Eso está claro, no hay discusión posible, y si algún colombiano los defendiera es porque está más enfermo que quienes los propiciaron. Ahora bien, el origen de ellos no es el estímulo dado a los militares sino la forma turbia como esos militares quisieron mostrar al gobierno y a la sociedad una victoria sobre la guerrilla de las Farc. Ahí la génesis del problema.

La sociedad consumista del siglo XXI es la sociedad de los resultados: resultados académicos, deportivos, empresariales, económicos, etc. Somos esclavos de esos resultados. El éxito es cuantificable, medible a partir de ellos. Un buen gerente los exige siempre y si él mismo no los genera, pues se va. A los niños se les reclaman desde la más tierna edad y si no los tienen son tachados de fracasados.

Si por algo se ha distinguido Uribe, en su vida pública, es por exigir resultados. Son ya míticos sus “Consejos Comunitarios” donde ponía en la picota pública a quienes no los dieran. Y esa presión fue la que habría llevado a los militares a los “falsos positivos”, porque era imperativo tenerlos.

Pero no son solo los resultados para Uribe, son los resultados para la sociedad en general los que están estrangulando la vida en el planeta. De ahí fenómenos como el cambio climático, o la explotación laboral en regiones de China, Latinoamérica y África, o la esclavitud virtual que amenaza a la humanidad. Resultados tenemos para anunciar al mundo; pero ¿Cómo se obtienen? ¿A qué costo? ¿A costa de qué o de quiénes? Nos está matando, literalmente, la falta de ética en los resultados. 

Es tan desafortunada nuestra ética en la obtención de los resultados y tan poca la evolución de la sociedad que estamos repitiendo la terrible premisa de Maquiavelo, de hace 500 años: “El fin justifica los medios”. Esa misma falta de ética en los resultados está minando la credibilidad en la JEP y por ello sus cifras de los falsos positivos deben ser demostrables y creíbles porque pareciera, también se están usando como herramienta política.

Pero no solo nos exigen resultados, los exigimos a diario, los imponemos. No importa si estamos en pandemia, si el otro puede lograrlos, si existen los recursos para obtenerlos. Nada importa, solo los resultados. Y, después, nos quejamos de los falsos positivos que nosotros mismos propiciamos.

Se creía que la pandemia del coronavirus cambiaría el paso del hombre por la tierra. No hay tal: Seguimos en las mismas: tras los resultados.

ANTES DEL FIN

Si algo trajo la pandemia es la conciencia de lo mortales que somos y la irresponsabilidad frente al otro que sí cuida su vida.

Segunda Semana Santa sin las ceremonias religiosas y los encuentros propios de la época. Bueno, quizás nos vamos acomodando a esta nueva forma de vivir. Nuestro paso por la tierra continúa.

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EL ESPECTÁCULO DE LAS NOTICIAS…

EL ESPECTACULO DE LAS NOTICIAS…

Eligio Palacio Roldán

“Quizás la historia descifre, algún día, el daño que los medios de comunicación, la justicia colombiana y los políticos le están haciendo al país…”

Hace algunos años, un prestigioso periodista, saludaba a los oyentes con la frase: “Bienvenidos al espectáculo de las noticias”. Desde entonces, me pregunto qué hay de información y qué de espectáculo en una noticia. Sin duda, la noticia crece cada vez más como espectáculo, como industria del entretenimiento y menos como información. Ahora hay mayor preocupación por la puesta en escena, se trata como mercancía y entre más amarillista más se vende. 

Dos hechos, ocurridos esta semana, refuerzan esta teoría: el primero la medida de aseguramiento, dictada por la Fiscalía General de la Nación, contra el Gobernador de Antioquia, Anibal Gaviria, y una información, de hace 18 años, sobre la condena, por narcotráfico de un hermano de la Vicepresidente, Marta Lucía Ramírez. Ambas noticias consumieron horas de radio, televisión y páginas de prensa y se escribieron miles de mensajes en twitter a favor y en contra, de los personajes, en medio de polémicas inútiles y hasta tontas.

El caso Gaviria, hace parte, también, del espectáculo de la Justicia Colombiana, que desde hace años, al igual que el periodismo erró su rumbo: Hay que investigar si; hay que controlar la delincuencia, entre ella la de cuello blanco, por supuesto. Pero, esa recurrente manía de estar haciendo un escándalo mediático, por cualquier investigación, hay que frenarlo y los medios de comunicación deberían evitar ser usados para generar reconocimientos fatuos, a los administradores de la justicia. Lo he dicho varias veces: llevo treinta años de mi vida investigando contribuyentes y si algo hace bien la entidad para la que trabajo, la DIAN, es la reserva de los procesos que administra. Lo normal, en nuestro país, es la posibilidad de una investigación, pero la verdad de los hechos es muy difícil establecerla, incluso los vividos por uno mismo. Entonces condenar, como se hace a partir de las informaciones preliminares de la rama judicial, desde los medios de comunicación, es un error en medio de una sociedad enferma, que parece no saciarse de ánimos de venganza,  enmarcada en una polarización creciente entre los diferentes sectores que la conforman.

Va siendo hora de acabar con la detención de las personas involucradas en investigaciones judiciales. Esta se debe dar solo después de una condena. Las cárceles se llenan de inocentes por medidas preventivas, ¿No habrá otra manera de evitar el riesgo de una fuga?.

Algo similar ocurre con lo del hermano de la vicepresidente: Primero, Colombia es un país permeado por el narcotráfico y resulta obvio que todos podamos tener un familiar involucrado en el delito: “El que esté libre de pecado tire la primera piedra”; lo que resulta inverosímil es que le reclamen  a la dirigente por ello, que lo hagan después  de 18 años y lo peor de todo que los medios de comunicación lo conviertan en noticia del día. Inaudito, diría, yo. Ella no ha tenido respaldo del narcotráfico como muchos otros políticos a los que se les perdona todo. Ahora, si la crítica es por no haberlo revelado, en su debido momento, hay que recordar que todos los seres humanos tenemos derecho a una vida privada y que un líder debe ser juzgado solamente por sus actuaciones públicas.

Quizás la historia descifre, algún día, el daño que los medios de comunicación, la justicia colombiana y los políticos le están haciendo al país con su manida estrategia de destruir, a punta de escándalos tontos, en vez de construir. Tal vez, para ese entonces, sea demasiado tarde y Colombia esté afrontando situaciones que se pudieron haber evitado guardando un poco de cordura.

ANTES DEL FIN

Poco a poco se da paso a la nueva normalidad, en tiempos del coronavirus. Hay alegría en los semblantes, diría que optimismo. Ojalá salgamos adelante de esta crisis. De la  descrita, renglones atrás, creo no saldremos pronto, es un virus mucho peor.

Repito: Los medios de comunicación, la justicia colombiana y los políticos  se me parecen, cada vez más, a las chismosas de mi pueblo: Solo se reúnen para destruir.

CORRUPCION Y NARCOS – LA HERENCIA DE PABLO ESCOBAR.

CORRUPCIÓN Y NARCOS – LA HERENCIA DE PABLO ESCOBAR.

Eligio Palacio Roldán

Ante el primer puesto de Colombia como el país más corrupto del mundo, en el ranking de la revista estadounidense U.S. News,  basado en índices de percepción, la vicepresidente Marta Lucía Ramírez indicó que “… esta percepción obedece en parte a producciones como “Narcos” o series basadas en Pablo Escobar, que dejan esa imagen en el extranjero”

Tiene razón la vicepresidente al indicar que en parte se debe a las series inspiradas en Pablo escobar. No en vano, son el punto de encuentro con los colombianos en el exterior, en medio de  una sonrisa o una que otra pregunta maliciosa.

Sin embargo ese no es el problema. Lo complejo del asunto es que esa percepción negativa, impulsada por las series sobre narcos, se ve validada con la realidad actual que nos abruma y que no se debe a una ficción si no a la herencia de Pablo Escobar: Lo narco como medio de subsistencia o ascenso social y la narcocultura.

Mientras los campos y ciudades de nuestra Colombia  se inundan de narcotráfico, algunos dirigentes ilusos, como el exalcalde de Medellín Federico Gutierrez, tratan de borrar de la historia el nombre del legendario narcotraficante y los demás colombianos repetimos su forma de ser, actuar y estar en la vida. El dinero fácil y la falta de escrúpulos, en los métodos para conseguirlo, son el pan de cada día sin distingo de clase social, raza, religión o sexo. En eso, los colombianos, si somos iguales, desafortunadamente. En eso, y en la manida teoría de que todos los demás son corruptos y como cantara Alberto Cortez (Q.E.P.D) “Olvidamos que somos los demás de los demás”.

Al observar los comentarios en las redes sociales, los contenidos de los medios de comunicación y las conversaciones habituales pareciera haber un rechazo unánime frente a la corrupción; incluso es la bandera de muchos políticos y generadores de opinión a los que se les cree. Pero, analizando detenidamente esos políticos, esos generadores de opinión y a quienes rechazan la corrupción se observa que también  cometen actos alejados de la ética y de las leyes, que privilegian el bien particular sobre el general.

Inquieta, además, que para muchos hay una especie de patente de corso en los medios de comunicación y entre muchos colombianos. El caso más reciente, el de Antanas Mockus a quien algunos consideran casi un santo y le perdonan todo; incluso, trasgredir la ley al no declararse impedido para participar como candidato al Congreso a sabiendas que había celebrado contratos con el estado.

Esa posición ambivalente frente a la corrupción es la que no nos permite salir de ella. Bien haría la vicepresidente, en particular, el gobierno en general y los medios de comunicación en emprender una verdadera cruzada contra la corrupción y una reeducación de todos los colombianos en la materia.

Es hora de fundar una nueva cultura en el país de cara a este siglo XXI, que comienza su tercera década. Una cultura que recoja lo mejor de los valores del pueblo colombiano con anterioridad a la década del setenta, cuando se sembró la cultura del dinero fácil con el surgimiento del narcotráfico, y los proyecte al futuro. Para ello es necesario reconocer que somos un pueblo corrupto donde reina la narcocultura. Eso se logra enfrentando la verdad y no eludiéndola como trató de hacerlo el saliente alcalde de Medellín y lo hace ahora la vicepresidente Marta Lucía Ramírez, entre otros personajes.

ANTES DE FIN

Los alcaldes de Bogotá y Medellín, Claudia López y Daniel Quintero, con su discurso contra la corrupción y el apoyo a la protesta ciudadana ganaron las elecciones. La protesta se les está devolviendo y haciendo estragos a poco más de un mes de asumir su cargo, ¿Pasará lo mismo, al final de sus gobiernos, con el tema de la corrupción?

EL PRESIDENTE DUQUE

EL PRESIDENTE DUQUE

Eligio Palacio Roldán

Prevenido, como vivo, con la clase política, le presté atención a Iván Duque, por primera vez, en una entrevista en The Suso’s Show, un programa de Caracol Televisión donde su conductor logra entrevistar a “gente de verdad”, sin máscaras. Me pareció un buen tipo: sin los rencores, el sectarismo y las miserias de quienes se sumergen en las turbias aguas de nuestra “democracia”.

Después lo seguí en algunos debates y entrevistas y lo vi defenderse, sin perder la calma, sin dejarse arrinconar por los discursos populistas de sus adversarios  o por el odio contra su mentor, Uribe. Más que sus planteamientos, que pueden ser o son herramientas para despertar los sueños de los ciudadanos y hacerlos creer en lo imposible y, obvio, votar, me convenció su actitud y por eso voté por él, en primera y segunda vuelta. No lo había hecho en la consulta previa porque mi preferencia estaba con Marta Lucía Ramírez.

Una de las definiciones de la Real Academia de la Lengua de la palabra duque, el mismo vocablo con que se apellida el nuevo presidente, es “comandante general militar y político de una provincia”, y eso es desde el pasado martes en Colombia y lo será por los próximos cuatro años, a no ser que suceda algo extraordinario.

Pero la tarea no es nada fácil: recibe un país, tal vez, más polarizado que el que recibió Samper, a finales del siglo pasado, con dirigentes, en cada uno de los extremos, izquierda y derecha, más sectarios, inescrupulosos, corruptos, manipuladores e incluso sanguinarios. Esa polarización se origina en la ascendente visibilidad de la izquierda en el escenario político nacional y en los medios de comunicación, luego del proceso de paz con las Farc, la creciente desigualdad económica y social entre los colombianos,  y en una obstinada derecha tradicional o recientemente incorporada a la sociedad, por medios non sanctos, que busca, por todos los medios, no perder los privilegios obtenidos en lo corrido de la historia de Colombia.

También, recibe el nuevo presidente, un país con las mayores extensiones en cultivos de coca en su historia y con la presencia de organizaciones terroristas locales, nacionales e internacionales. No se puede negar que la delincuencia ha ido ocupando o fortaleciendo su presencia en las diferentes regiones del país, ante la pobreza y la falta de oportunidades laborales para millones de colombianos y unas autoridades que parecieran haber perdido la iniciativa de otros tiempos.

Capítulo aparte merecen el problema de la corrupción que ha permeado toda nuestra sociedad, las dificultades en los servicios de salud y otros aspectos de la vida nacional como la economía y la educación.

Ante este panorama desolador, más allá de las intenciones, que dice tener, de derrotar estos males y enderezar lo que no está marchando como debiera, lo importante es la decisión de hacer las cosas bien a pesar de las dificultades y sus deseos de unión entre todos los colombianos.

Por ahora le creo a Duque, espero le vaya bien a él, a su gobierno y por ende a todos nosotros.

Y como lo dije hace algunos días, espero que Uribe aproveche su cuarta oportunidad, porque ésta si será la última.

(Ver ELECCIONES 2018 – Y LE SIGUEN LLOVIENDO OPORTUNIDADES AL EXPRESIDENTE URIBE https://eligiopalacio.com/2018/06/17/11055/)

ANTES DEL FIN

Poca objetividad de nuestros medios de comunicación. Muchos más sectarios y sesgados que los  dirigentes políticos, que tanto critican: Observe los noticieros de radio y televisión del pasado martes y verá historias y cifras distintas sobre el nuevo gobierno y sobre las manifestaciones que encabezó el excandidato Petro. Dos hechos, múltiples realidades ¡Que vaina!

27M – RAZONES PARA LA DECISIÓN, A LA HORA DE ELEGIR

27M – RAZONES PARA LA DECISIÓN A LA HORA DE ELEGIR

Eligio Palacio Roldan

Llegó el momento de decidir en la contienda electoral más importante,  en lo corrido del siglo. No en vano ha despertado un interés sin precedentes Por primera vez, en unas elecciones presidenciales, hay cinco candidatos con cualidades suficientes para ocupar el primer cargo de la nación y con defectos tan grandes que atemorizan a más de un elector.

Decidir es enfrentarse al riesgo, la inquietud y el sinsabor de no saber que habría sucedido si se tomara un camino diferente al seleccionado y aunque se trate de utilizar la razón, a la hora de escoger, ésta siempre estará permeada por los sentidos y por las propias barreras intelectuales y mentales.

Analizando los candidatos, siempre habrá razones para votar o no hacerlo por uno u otro. Aquí algunas de las que llegan a mi percepción, subjetiva desde luego, razones alejadas de las promesas y los programas pues, como lo he dicho, cada uno está en plan de conquista y sus planteamientos son acomodados a las aspiraciones de sus seguidores y por lo tanto poco creíbles.

Puede leer SEDUCCIONES ELECTORALES https://eligiopalacio.com/2018/05/18/seducciones-electorales/

IVÁN DUQUE.

NO

  • Porque es el candidato del expresidente Uribe, un hombre a quien no le importan los medios para lograr sus fines, un hombre que pudo transformar el país y se lo entregó a los corruptos por lograr su reelección, un hombre que derrochó la bonanza de los commodities, de comienzo de siglo, que hubiese permitido llevar a Colombia hacia el desarrollo.
  • Por tener entre las coaliciones, que lo apoyan, personajes de mentalidades tan retrógradas como la del exprocurador Alejandro Ordoñez, Viviane Morales y María Fernanda Cabal, entre otros, tan perversos como José Obdulio y siniestros como Popeye.
  • Por sus posiciones arcaicas con respecto a la familia y las libertades individuales
  • Por representar la ultraderecha colombiana e internacional y el neoliberalismo.

SI

  • Por representar el futuro, un nuevo liderazgo, y la posibilidad de dejar el pasado atrás
  • Por la forma como enfrenta las críticas. Su empatía, juventud, decencia y sus ganas de unir al país.
  • Porque, creo, superará a Uribe en la política nacional y el expresidente pasará a ser solo un recuerdo.
  • Por ser el candidato de Uribe, el hombre que en su gobierno le devolvió la confianza al país, derrotó a la guerrilla de las Farc y es el líder con mayor número de seguidores en Colombia
  • Por tener una excelente candidata a la vicepresidencia: Marta Lucía Ramírez: Ética, comprometida, inteligente, decente
  • Por su lucha contra la impunidad de los delitos de las Farc
  • Por sus ideas de reconciliación y no polarización
  • Porque me asecha el fantasma del “castrochavismo”
  • Por ser el candidato con mejores ideas para acompañar la Colombia rural, a la que pertenezco

 GUSTAVO PETRO.

NO

  • Porque es el candidato de una izquierda recalcitrante, vengativa, acomplejada. De la que, estoy convencido, hacen parte las Farc.
  • Por su cercanía con los gobiernos de Chávez y Maduro que han llevado al vecino país de Venezuela a la peor crisis de su historia.
  • Por las críticas de sus compañeros de militancia; entre ellos, la del ser humano que mayor admiración me ha despertado en la vida: Carlos Gaviria Díaz. Y otros como Jorge Robledo y Navarro Wolf.
  • Por tener entre las coaliciones, que lo apoyan, personajes perversos como Iván Cepeda, entre otros.
  • Por los malos resultados de su gestión como alcalde de Bogotá.
  • Por su pasado tenebroso como dirigente del M19
  • Por sus ataques a la prensa y los periodistas
  • Por su populismo
  • Porque me asecha el fantasma del “castrochavismo”
  • Porque hace tiempo me pasó la edad de las utopías socialistas

SI

  • Por su inteligencia e ideas innovadoras
  • Por darle una oportunidad a la izquierda colombiana, marginada del poder en mis 50 años de vida.
  • Por su origen modesto
  • Por su labor como congresista, cuando demostró su capacidad para denunciar la corrupción

GERMÁN VARGAS LLERAS

NO

  • Porque es el candidato, por excelencia, de la clase política corrupta de nuestro país
  • Por haber hecho parte del Gobierno Santos
  • Por su arrogancia, antipatía, mal genio y falta de caridad humana
  • Por hacer parte de la rancia oligarquía colombiana.
  • Por sus desplantes a la prensa y a los periodistas

SI

  • Por su preparación para asumir la presidencia de Colombia
  • Por sus ejecutorias para el desarrollo de la infraestructura del país, como vicepresidente de la república
  • Por tener a Jorge Enrique Vélez en su equipo de trabajo
  • Por su lucha contra la impunidad de los delitos de las Farc
  • Porque me asecha el fantasma del castrochavismo”

SERGIO FAJARDO

NO

  • Por su falta de preparación para asumir al candidatura a la presidencia. Evidente su ignorancia en varios temas, como el económico
  • Por creerse el único capaz de luchar contra la corrupción
  • Por sus fracasos en obras públicas, en Medellín, como la Biblioteca España y las Pirámides de la Avenida Oriental
  • Por sus poses de niño lindo e inteligente. Ya está grandecito

SI

  • Por su interés por la educación de los colombianos. Ese es el camino
  • Por su pulcritud en el manejo de lo público. Lo creo honesto a pesar de los cuestionamientos por algunas de sus obras como gobernante local
  • Por su apertura mental para entender al humano que gobierna
  • Por sus ideas de reconciliación y no polarización
  • Por ser el candidato, por excelencia, de los intelectuales

HUMBERTO DE LA CALLE

NO

  • Porque sería perder el voto. No le veo posibilidades de triunfo
  • Por su cercanía con las Farc, pareciera que su convivencia en La Habana, lo dejó sufriendo del Síndrome de Estocolmo

SI

  • Por ser el único verdadero hombre de estado, entre los candidatos. El mejor preparado
  • Por su probada inteligencia. Le he seguido su trabajo y sus ideas, desde hace muchos años
  • Por su apertura mental para entender al humano que gobierna
  • Por sus ideas de reconciliación y no polarización

Tratando de hacer un balance entre los NO y los SI, mi voto será por Iván Duque.

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