EL ESPACIO QUE NOS CONTIENE

EL ESPACIO QUE NOS CONTIENE

Eligio Palacio Roldán

San José de la Montaña

El domingo pasado recorrí las calles de San José de la Montaña, un pueblo donde alguna vez estuvo, por escasas horas, quien más he amado en la vida. La imaginaba en medio del frío, la neblina y la llovizna recorriendo la plaza hacia la iglesia con una alegría melancólica. No pude evitar que la nostalgia invadiera mi espíritu y visibilizar como lo hago con frecuencia, los miles de seres que han ocupado el espacio en el que irrumpo en un momento determinado. Los veo cargados de emociones en un lapso tan corto como la misma existencia, tan corto que ni siquiera les permite percibir cómo evolucionan los sitios que los contienen, la tierra misma. Y es que como cantara Gardel “Veinte años no es nada”, la vida misma tampoco.

Normalmente son las sensaciones las que me impulsan a escribir y entonces en ese momento decidí hacerlo sobre el espacio, ese que nos abriga y sobre esos pequeños lugares que en conjunto forman la tierra, diminuto espacio contenido a su vez en la inmensidad del universo.

Ya había tocado el tema en “LAS COSAS EN EL ESPACIO Y EL TIEMPO” (https://eligiopalacio.com/2019/05/02/las-cosas-en-el-espacio-y-el-tiempo/) o en “LEVE BRISA DEL AYER” (https://eligiopalacio.com/2022/01/16/leve-brisa-del-ayer/) pero vuelvo a hacerlo porque sobre este asunto siempre habrá algo más que pensar, que sentir, que decir. Por ejemplo, que la tierra hace las veces de vientre materno para los humanos, los animales y las cosas y que nosotros, los humanos en especial, la agredimos continuamente con el uso y el abuso de sus recursos, con las basuras que la asfixia y nos asfixia.

El espacio que habitamos, que recorremos a diario, pasa desapercibido para el humano; pocas veces nos detenemos a admirarlo, sentirlo y menos quererlo. Pareciera que la única posibilidad de observación es la mirada de turista y no como herramienta de comunicación con el entorno sino como uno de los goces de la sociedad del consumismo. Dada la globalización de la economía, la apertura de fronteras y la masificación del transporte aéreo, en este siglo es más fácil ocupar diferentes espacios en la tierra y creo pronto en otros planetas. Ahora todos los espacios, todas las maravillas del planeta están a nuestro alcance ya sea física o virtualmente.

Cabe preguntarse qué de nuestro ser queda impregnado en los lugares que ocupamos a modo de memoria universal, quizás de energía, y que posibilidad de reconocerse en esos espacios existe a pesar del paso del tiempo y de la vida misma.

Dada la globalización, cada rincón de la tierra es impregnado cada vez más por las energías de miles de humanos con condiciones de razas y credos diferentes; es decir hay una homogenización en la cantidad y variedad de las energías que impactan el planeta. Una amalgama de esas energías en una sola; quizás acercándose al concepto de Dios.

ANTES DEL FIN

García Márquez definitivamente se quedó corto con la descripción de Macondo: esta semana se celebró el aniversario de las marchas que más daño le han hecho al país.

Más allá de cualquier encuesta electoral está el voz a voz en las calles, y, allí, crece como espuma Rodolfo Hernández; él podría darle la sorpresa a Fajardo y al país.

Desastrosas las carreteras en el norte de Antioquia. Las dejaron acabar.

¿Es idea mía o Anibal Gaviria sigue detenido? Desapareció el gobernador de Antioquia.

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“A DIOS LO QUE ES DE DIOS Y AL CESAR LO QUE ES DEL CESAR”

“A DIOS LO QUE ES DE DIOS Y AL CESAR LO QUE ES DEL CESAR”

Eligio Palacio Roldán

A la distancia la tierra se debe ver como un gran queso consumido por las ratas, obvio, las ratas somos nosotros.

Hace algunos años fui el jefe de una persona que hacía parte de una secta cristiana. Esa persona dedicaba varias horas de la jornada laboral a actividades propias de su organización. Yo lo observaba y trataba de indicarle, por todos los medios, que no estaba cumpliendo con su deber. Él parecía no entender el mensaje. Fue entonces que decidí acudir a la biblia que él tanto leía y predicaba. Le dije:

  • Sabes hombre, yo vivo muy alejado del tema religioso pero me parece que hay un pasaje bíblico que dice algo así como “A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del Cesar”, ¿Es eso verdad?

Mi interlocutor, muy emocionado, seguramente pensando que tendría un nuevo seguidor, afirmó:

  • Claro jefe. Se trata de una frase de Jesús (Mateo 22, 15-21) donde le preguntan a nuestro señor si está permitido pagar impuestos al César y él contesta que sí, que una cosa es lo que tiene que ver con Dios y otra con los gobernantes. Es decir, con lo terrenal. Esa es una enseñanza muy bonita de nuestro señor e indica que hay que respetar lo de cada uno; es decir, lo del otro y parte de ese otro pues son los impuestos que hay que pagar.
  • Si eso es así hombre, le dije, ¿Por qué vos, que crees tanto en Dios, no le das al César lo que es del César? Por lo que veo te entregaste a tus creencias religiosas y ni siquiera cumples con el trabajo por el que te pagan…

El tema viene a cuento porque en la aplicación de la frase pronunciada por Jesús está el secreto, el remedio y la cura para el cáncer que carcome nuestra sociedad: la corrupción.

Pero no es recitarla como lo hacía mi compañero de trabajo o como lo hacen los sacerdotes o los pastores en sus ceremonias religiosas o como la hacen todos los políticos por estos días de campaña o nosotros mismos que nos creemos merecedores de todo y obligados a nada;  es comprendiendo y asimilando su real significado y actuando en consecuencia. Es dar a Dios lo que es de Dios y al César representado en el estado, en el prójimo y en el universo mismo lo que le pertenece.

Todos nos quejamos, nos alarmamos pero no hacemos nada. ¿Qué tal el problema de corrupción que nos acecha? Un problema que se traduce en no respetar los bienes ajenos: se roban tiempo, insumos o mercancías en los trabajos, dinero en los sectores públicos y privados. Son los tiempos del más avispado, del ¡deje de ser bobo!, del ¡Aproveche! Y, después, a misa o al culto.

Algo similar sucede con el tema ambiental. Los humanos hemos abusado tanto de los recursos renovables y no renovables, para bienestar, riqueza y desarrollo económico de las sociedades, que tenemos al planeta al borde del colapso con problemas como los altos índices de polución y el calentamiento global. El creernos reyes del universo nos ha hecho olvidar la frase bíblica y no le damos a los demás seres lo que les pertenece. A la distancia la tierra se debe ver como un gran queso consumido por las ratas, obvio, las ratas somos nosotros.

Nuevas generaciones se abren paso en el mundo, generaciones con mayor conciencia ambiental que las anteriores, ojalá también ética. No obstante su deseo de protección del medio ambiente y sus regaños por lo que hicimos nosotros, no se ve que renuncien a los placeres consumistas de la sociedad capitalista.

ANTES DEL FIN

Por estos días participo en el Taller Construyendo País, una prueba de que la democracia existe y de que un gobierno se construye desde las bases. Muy bien por el presidente Duque.

Y vienen las elecciones locales y otra vez, si otra vez, votaremos por los mismos. Por los que antes de gobernar ya han vendido su alma al diablo, porque el diablo de este siglo está vestido de corrupción.

Puede leer: CORRUPCIÓN –  ERASE UNA VEZ… https://eligiopalacio.com/2016/06/01/6853/

¿CUÁL ES EL SENTIDO DE LA VIDA?

¿CUÁL ES EL SENTIDO DE LA VIDA?

Eligio Palacio Roldán

Hay que darle un sentido a la vida, por el hecho mismo de que carece de sentido.
HENRY MILLER

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¿Cuál es el sentido de la vida?

  1. “Nacer, crecer, multiplicarse y morir”. Demasiado animal para ser verdad.
  2. “Purificarse para llegar a Dios”. Demasiado derrotista e incierto.
  3. “Servir al prójimo”: Demasiado sacrificado.
  4. “Gozar”. Demasiado hedonista.
  5. “Aprender para trascender a otra escala de la evolución”. Demasiado optimista.

Atendiendo estas teorías una inteligencia superior podría pensar para cada una de las posibilidades:

  1. ¿Cómo otra especie animal, quizás más similar a las ratas que a las demás: dañan, destruyen y devoran sin importar acabar con el propio espacio que habitan?
  2. ¿Unos “bobos” que no viven en el más acá por pensar en el más allá?
  3. ¿Unos tontos que no viven su vida por vivir la de los demás?
  4. ¿Al estilo de un drogadicto?, ¿El placer por el placer?
  5. ¿Haciendo un esfuerzo quizás inútil?, ¿Cómo aves tratando de alcanzar el sol?

¿Cuál es el sentido de la vida? Difícil una respuesta.

¿Cuál es el sentido de la vida de los demás seres vivos? ¿Su “vida” girará alrededor del hombre así como alguna vez, antes de Copérnico, se creía el sol lo hacía alrededor de la tierra, o será al contrario. Un día tal vez descubramos que el hombre gira alrededor de ellos?

El sentido de la vida debe ser, creo, una mezcla de los que he enumerado. Amalgama en diferentes proporciones dependiendo de la esencia de cada ser, esencia que nos hace únicos. Eso sí, debería estar enmarcada en principios universales como no hacerse daño a sí mismo y no hacerlo a los demás; entre ellos, nuestros semejantes humanos, los animales y la naturaleza misma. La tierra en particular y el universo en general.

Difícil hacerlo: La alimentación es necesaria, el vestido también. Y eso, precisamente eso, nos hace más semejantes a los animales y más cercanos a la definición número 1 del sentido de la vida.  Los otros sentidos son más espirituales pero cada vez más alejados de la realidad del día a día, salvo el 4.

Una combinación de los sentidos de la vida enumerados con el 1. y el 4. están poniendo en peligro el planeta y obvio la vida de los seres que contiene: la cantidad de basuras incrementadas por el exceso en consumo de bienes, la contaminación atmosférica originada en las grandes industrias y en los combustibles, utilizados para movilizar los vehículos, generaron el cambio climático que hace estragos en todos los rincones de la tierra.

La conciencia ecológica crece a un ritmo muy lento en comparación con el de la contaminación. Es difícil controlar la situación y al final, al final, pareciera que el sentido de la vida del hombre fuera acabar con ella,

La única salvación, como lo diría un religioso, está en pensar en el prójimo o en el más allá. Por lo menos, esas concepciones (2,3,5) limitan el consumo, impulsado por las grandes corporaciones a través de la publicidad y el mercadeo.

El hombre debe hacer un alto en el camino, preguntarse que hace acá, cuál su futuro en la tierra y actuar en consecuencia.

No siempre es bueno vivir de espaldas a la realidad, como si no nos importara.

ANTES DEL FIN

Los conductores del servicio de transporte público (No poseo vehículo) son mis informantes más importantes.  Esta semana uno se refería en malos términos al alcalde de Medellín por no construir vías y, a cambio, peatonalizar muchas del centro de la ciudad. A él no le importa el cambio climático como no nos importa nada que pueda afectar nuestra situación económica, por dañino que sea para la sociedad. ¿Algún parecido con el narcotráfico?

LOS DIAS GRISES DE MEDELLIN Y ANTIOQUIA

LOS DIAS GRISES DE MEDELLIN Y ANTIOQUIA

Eligio Palacio Roldán

Pareciera que la pujanza paisa es cosa del pasado y que ahora solo nos caracteriza el gris del cielo, de sus dirigentes, sus empresas y de cada uno de sus habitantes.

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Hubo un tiempo, en los años 60 y 70 del siglo pasado, donde Medellín tenía un clima fresco y saludable que la hizo merecedora del remoquete de “Ciudad de la Eterna Primavera”. También una calidad de vida que generaba orgullo y unos valores de trabajo y honradez donde la palabra empeñada tenía valor.

El cielo comenzó a oscurecerse hasta tomar un color grisáceo del que, a pesar de los esfuerzos de las autoridades y los antioqueños de bien, no logramos salir y la capital del departamento de Antioquia se puede nombrar ahora como “La Ciudad del Eterno Gris”.

“Todo empezó a ir mal…” cuando sus habitantes se dieron cuenta de que el narcotráfico era la manera más efectiva para escalar económica y socialmente. Bueno, comenzó mucho antes, con aquella lapidaria frase de nuestros ancestros “Consiga plata honradamente mijo, y si no puede, consiga plata mijo”.

La llegada de tanta riqueza, originada en el narcotráfico, nos cambió la vida y la forma de ser y de estar en Medellín. Se abandonaron los espacios tradicionales de la ciudad, el centro por ejemplo, buscando lugares para habitar más ostentosos. También, se multiplicaron los vehículos y “tener carro” se convirtió en parte del status.

Y claro, estas circunstancias dieron origen a dos de nuestros problemas más complejos: La violencia y la contaminación, que mirándolos bien son la misma cosa: un aire que no nos deja respirar y una violencia que tampoco lo permite.

Con la victoria del estado, en la guerra contra Pablo Escobar, en la década del 90 del siglo pasado, se creyó que el problema del narcotráfico estaba resuelto, pero no fue así: la semilla del delito germinaba, literalmente, en cada rincón del departamento y, obvio, Medellín se convertía en el centro de distribución por excelencia. Continuó entonces la violencia que las autoridades trataron de aminorar, pero cuyos esfuerzos parecen inútiles.

Hace algunos meses, revivió el conflicto armado en la Comuna 13, un conflicto que también se creyó superado. La extorsión y las famosas “vacunas” que se creían propias de las zonas más deprimidas de la ciudad lo van cubriendo todo, así como el microtráfico. Los homicidios han crecido en un treinta por ciento, en lo corrido del año.

La polución ambiental es de tal magnitud que constantemente se presentan crisis que impiden la vida normal de los ciudadanos y el azul de nuestro cielo se convirtió en un gris que nos traslada  a situaciones similares a las de Ciudad de México o a las de algunas ciudades de China e India, consideradas las más contaminadas del mundo.

Y como si hubiese una confabulación contra el orgullo paisa, ahora, otro de sus emblemas afronta serias dificultades: Se trata del Metro. No hay semana en que sus pasajeros habituales no se vean afectados por algún hecho incontrolable, que genera retrasos y/o la utilización de medios diferentes de transporte público, afectando la ciudad productiva, educativa y social.

Para completar el oscuro panorama, a Empresas Públicas de Medellín, la insignia de la fuerza paisa, de los últimos 50 años,  le llegan también los días grises de la mano de Hidroituango. El retraso de la hidroeléctrica, que se estima en tres años, si todo sale bien, y las pérdidas millonarias por la crisis que enfrenta, necesariamente disminuirá la inversión  de los gobiernos en la ciudad y el departamento.

A los problemas descritos se le unen unos gobernantes: Luis Pérez Gutierrez, en la Gobernación, y Federico Gutierrez, en la alcaldía, dedicados a la vanidad y la farándula, jugando a demostrar, a cualquier precio, cuál de los dos recibe más aplausos.

Pareciera que la pujanza paisa es cosa del pasado y que ahora solo nos caracteriza el gris del cielo, de sus dirigentes, sus empresas y de cada uno de sus habitantes.

ANTES DEL FIN

Las noches de Caracol Televisión se convirtieron en las noches del narcotráfico. Más contaminación para nuestro pueblo.

¿Tendrá algo que ver el apellido Gutierrez en los malos gobiernos de Medellín y Antioquia?

Se está desgastando, sin comenzar oficialmente su gobierno, el elegido presidente Iván Duque. ¡Qué vaina!

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