EL DECLIVE DE LA TRADICIÓN NAVIDEÑA
Eligio Palacio Roldán
Después de dos años marcados por el aislamiento, la angustia y el dolor que generó el coronavirus, se esperaba que la Navidad del año 2022 tuviera el color, el sonido y el sabor de otros tiempos e incluso con mayor intensidad, sin embargo, no fue así. Entre las causas de este nuevo escenario de la época más feliz del año, se contemplan la crisis económica, la escasez de adornos novedosos por la limitación en las importaciones por el alto precio del dólar, el invierno, un cambio en el comportamiento de la sociedad postpandemia que es más afín con la tecnología que con los mismos humanos, y la que se pretende dilucidar en unas cuantas líneas: la tendencia a acabar con las tradiciones.
Para la Real Academia de la Lengua Española, tradición es la “Transmisión de noticias, composiciones literarias, doctrinas, ritos, costumbres, etc., hecha de generación en generación”, hay tradiciones dañinas que sería bueno acabar, pero hay otras que reconfortan el alma como la Navidad y que, extrañamente, desde hace algunos años, las autoridades civiles de pueblos y ciudades colombianas parecieran querer erradicar.
Ya lo había dicho en una columna anterior “Hay una tendencia a destruir lo construido, a pensar que lo viejo es anticuado y hace daño, a vivir con intensidad y desconocer la historia, tendencia peligrosa porque acabar con ella, con la cultura, es acabar con los pueblos, con las naciones.”
Ese deseo por acabar con la tradición de la Navidad estuvo manifiesto, este año, en los alumbrados de Medellín con los inspirados en la película Encanto, donde no hubo ni una alusión al nacimiento del niño Dios, en Sabaneta con los de la fauna y la flora de la selva y en Bello con un dinosaurio como personaje central de la iluminación, en un hecho que ralla con lo ridículo y que generó más de un chiste. Se dice que los alumbrados inspirados en la película encanto fueron un éxito por la afluecnia de turistas y que hay que pensar en un mercado global, pero se olvida que lo local y autóctono también vende.
Lo cierto es que el espíritu de la Navidad no encajó en diciembre de 2022, esta vez no sucedió que “desde agosto se siente que viene diciembre” porque la oferta comercial de adornos navideños estuvo diezmada, las ciudades se vieron menos iluminadas, con decoraciones más pobres y menor tiempo de exhibición, las gentes menos dispuestas a celebrar y aunque el comercio tuvo un respiro, afirman los comerciantes, que las aglomeraciones se debieron más a la búsqueda de mejores precios que a una verdadera capacidad de compra.
Lamentable que una tradición que une las familias y a una nación generalmente dividida se marchite y más lamentable aún que las administraciones locales dirijan sus esfuerzos a debilitarla.
Puede ver: EL DINOSAURIO DE BELLO https://eligiopalacio.com/2023/01/06/el-dinosaurio-de-bello/
ANTES DEL FIN
El alto precio del dólar y una inflación que parece incontrolable marcan el inicio del año 2023, en un escenario que no parece ser el mejor para Colombia y los colombianos.
Vuela el tiempo mecido en ráfagas de viento, el temido año 2000 ya es una historia lejana. También, lo es, el 2022 y la llegada de la izquierda al poder en Colombia que en el gobierno comienza a sembrar lo que cosechará en un futuro que también pronto será pasado, como nuestro propio paso por este planeta.