SEMANA SANTA, DOBLE MORAL Y MOCKUS.

SEMANA SANTA, DOBLE MORAL Y MOCKUS.

Eligio Palacio Roldán

Así de simple, Mockus violó las normas, por decir lo menos.

En los días de la infancia me llamaba mucho la atención lo que sucedía en las ceremonias de Semana Santa: las gentes estrenaban ropas y trataban de mostrar su mejor presencia y acudían a los diferentes escenarios como quien va a presentar su mejor función. Mientras hacían larguísimas filas, el Jueves Santo, para recibir la comunión, se escuchaban todo tipo de comentarios y el público aprobaba o reprobaba a los demás, en medio de críticas y comentarios sobre su vida, obra y milagros. Más que un encuentro religioso,  era un evento social. Bueno, muchos dicen que sigue siendo igual. Van al teatro, dice mi hermana.

La historia viene a cuento porque es una muestra de la doble moral que impregna todos nuestros aconteceres. Nos decimos buenos, nos creemos buenos y para cerciorarnos  señalamos al otro, criticamos al otro, condenamos al otro. Y como cantara Alberto Cortez (Q.E.P.D.), “Y olvidamos que somos, los demás de los demás”.

Impera la doble moral y doble moral es, también, pasar de largo las faltas de quienes queremos o seguimos. Es así como un uribista no acepta una falla de su líder por evidente que sea, un seguidor de Petro hace lo propio y así sucesivamente. Y ellos mismos, juzgan según sus conveniencias: Una protesta contra Maduro es buena para Uribe y mala para Petro; una contra Duque es mala Uribe y excelente y hasta propiciada por Petro. Y ni hablar de la posición del exalcalde de Bogotá frente al paramilitarismo en el vecino país de Venezuela.

Son problemas de las extremas, dirán los que se creen de centro. Pero los de centro caen en lo mismo: El caso más reciente, el de Antanas Mockus, a quien quieren declarar inocente descalificando a quienes los denunciaron.

En diferentes escenarios y con bastante frecuencia explico que no conozco la verdad, que la verdad no existe, pero que, por eso mismo, los seres humanos llegamos a acuerdos mínimos que nos permiten entendernos. El más complejo de ellos es el lenguaje y a partir de allí, cientos de pactos. Eso son las leyes: acuerdos mínimos para establecer fronteras para lo legal y si se traspasan esos límites pues se está faltando a la ley, por bien intencionado que sea.

El editorial de El Espectador, afirmaba el pasado domingo que “La Sección Quinta del Consejo de Estado “canceló” la credencial que acreditaba a Antanas Mockus como congresista. Según el tribunal, su elección está viciada de nulidad. Esto se debe a que Corporvisionarios, entidad que el excongresista fundó y del cual fue representante legal, celebró un par de contratos con el Estado a menos de seis meses de las elecciones de Congreso. Eso significa que el régimen de inhabilidades le aplica a Mockus y no podía participar como candidato”.

Así de simple, Mockus violó las normas, por decir lo menos. Lo demás es que el exalcalde es un político más, proclive a la mermelada con la que en gran medida ha sostenido su fundación Corpovisionarios.

“Pero el contrato entre Corpovisionarios y el ICBF no es el único contrato directo entre la mencionada corporación y el gobierno Santos. El contrato directo más costoso celebrado entre el gobierno Santos y Corpovisionarios fue realizado en 2016. Este contrato fue realizado entre el Ministerio de Vivienda y la Corporación de Mockus. El costo de este contrato fue de COL  $2.281.580.000”  (Ver https://es.panampost.com/panam-staff/2017/03/27/politicos-fundaciones-corporaciones-y-contratos-en-el-gobierno-santos/?cn-reloaded=1)

A todas estas, ¿la activa campaña de Mockus a favor del Plebiscito sobre los Acuerdos de Paz con las Farc, serían la causa o la consecuencia de los contratos de Corpovisionarios con el gobierno Santos?

ANTES DEL FIN

Yo también hago parte de la doble moral de los colombianos. Bueno, de los humanos. Me voy a Semana Santa a Entrerríos-Antioquia a “Ver, que veo”. Aquí una muestra de lo que se debe ver: https://eligiopalacio.com/tag/semana-santa-entrerrios-antioquia/page/2/

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LA POSTVERDAD, EL LEGADO DEL 2016

LA POSTVERDAD, EL LEGADO DEL 2016

Eligio Palacio Roldán

El año 2016 pasará a la historia de la humanidad, en general, y de Colombia, en particular, por la postverdad, un término que definen los analistas como un escenario donde la verdad y los hechos son reemplazados por emociones y miedos gracias, entre otras, a las redes sociales que los afianzan. Ponen como ejemplo el brexit en Inglaterra, el triunfo de Trump en Estados Unidos y el del No en el plebiscito en Colombia.

Pero la postverdad no es un descubrimiento reciente en la política. Es solo el nombre que se le ha dado a un hecho trivial en el arte de hacerse elegir: Mentir. Aquí algunos ejemplos recientes:

  • Al presidente Santos le otorgan el Premio Nobel por conseguir la paz en Colombia cuando lo que hace es firmar la paz con unos viejitos, a cambio de grandes beneficios para ellos, y mientras tanto ELN, Bacrim y bandas criminales dominan el territorio nacional. (Ver LA PAZ DE LOS VIEJITOS https://eligiopalacio.com/2015/09/29/la-paz-de-los-viejitos/)
  • En debate Santos Mockus, en campaña por la presidencia, el 25 de mayo de 2010, el primero promete no subir la tarifa de los impuestos mientras el segundo no es capaz de mentir. Hoy son tres reformas tributarias aumentándolas y el IVA llega el 19 por ciento. (Ver https://www.youtube.com/watch?v=jX2J89UFRlE).
  • En campaña presidencial Santos promete continuar con el legado de Uribe y antes de posesionarse ya se estaba aliando con los enemigos del expresidente para desprestigiarlo y tratar de borrarlo del escenario político.
  • Santos dice ser el enemigo público del régimen chavista, de Venezuela, tratando de conseguir la aprobación de sus electores, para luego ser su principal aliado.
  • Los falsos positivos, con Santos de Ministro de Defensa y Uribe de presidente, se usaron como mentira ruin para llegar al poder uno y para perpetuarse en el poder el otro, como supuestos ganadores de la guerra. A pesar de ser descubiertos lograron que nadie les cobre por sus responsabilidades.
  • La “Confianza Inversionista” pregonada por Uribe y Santos y los “buenos resultados” de la economía en sus gobiernos fueron solo la consecuencia de un evento internacional, en el que sus iniciativas no tuvieron mayor relevancia: La valorización de los commodities por el desarrollo de la economía China. Ese escenario propició la venezolanización de la economía colombiana. (https://eligiopalacio.com/2015/05/27/la-venezolizacion-de-colombia/)

Ejemplos como estos hay muchísimos en la historia de Colombia y de la humanidad; entre otras cosas por la dificultad del ser humano para encontrar la verdad. (Ver LA MAQUINA DE LA VERDAD https://eligiopalacio.com/2015/04/15/la-maquina-de-la-verdad/). De lo que si hay certeza es que las redes sociales han favorecido la difusión de los mensajes, para bien o para mal, y obvio la política se aprovecha de su velocidad para transmitir el mensaje. Ya, como lo he dicho en otras oportunidades, no son necesarios los gamonales imponiendo gobernantes, con la compra venta de votos o con el chantaje, sino que será el verdadero pueblo el que elija, de acuerdo a sus percepciones. Un peligro para Colombia, desde luego, con una clase política desprestigiada con toda razón. Mucho más temprano que tarde nuestro país va a caer en las manos de un dictador,  de cualquier tendencia política, ante el desespero de los ciudadanos por encontrar un gobernante  que de verdad represente sus intereses.

ANTES DEL FIN

Después de las declaraciones de Juan Carlos Vélez sobre las estrategias del Uribismo para ganar el plebiscito, varios sectores de opinión e incluso el Consejo de Estado afirman que el triunfo del No se debió a un “engaño generalizado” y lo citan como ejemplo de la postverdad. He aquí algunas razones del porqué de los resultados: https://eligiopalacio.com/2016/10/02/los-resultados-del-plebiscito/.

Culmina otro año para www.eligiopalacio.com. Muchas gracias por su acogida y cariño. Fueron cerca de 115.000 visitas de las 317.000 acumuladas. Espero el próximo año continuemos en contacto. FELIZ AÑO 2017, grandes cosas espero para todos los visitantes de mi blog.

¿POR QUIEN VOTAR EN ELECCIONES? (PARTE I)

¿POR QUIEN VOTAR EN ELECCIONES? (PARTE I)
Eligio Palacio Roldán
“… y por eso se repiten, también, los mismos apellidos, los mismos perfiles, los mismos biotipos. Y, los mismos bobos…”
LAPARIO – EL PUEBLO DE EL VIAJERO http://wp.me/p2LJK4-w4

DON CARLOS 047

Esta semana quería retomar mi serie de cuentos que se inició, hace varios años, con las líneas que encabezan esta columna. Sin embargo, el tiempo de elecciones que vive Colombia me lo impidieron; o, más bien, me impulsaron a seguir con el mismo tema desde la realidad.

Colombia cuenta con más de doscientos años de historia, historia de avances, desde luego, pero también de  desigualdades, de injusticias.  El problema no es que ellas existan, el problema es que se repitan de generación en generación y hagamos muy poco por modificar las estructuras que las producen. Una de ellas, obvio, nuestra organización política.

Es bien sabido que nuestra democracia ha servido para elegir siempre a los mismos o a las mismas familias y entonces en la política colombiana y en el gobierno “… se repiten también, los mismos apellidos, los mismos perfiles, los mismos biotipos… “… Allí todos los vivos ocupan el lugar de los muertos, los hijos tienen los mismos nombres de los padres, los mismos gestos, las mismas formas de ser y de actuar”.

Y, claro, también se repiten las mismas circunstancias generadoras de discordia y los mismos protagonistas de la violencia y las mismas guerras (LA GUERRA EN COLOMBIA (VIDEO) http://wp.me/p2LJK4-zE).

27 años de historia lleva en Colombia la elección popular de alcaldes y gobernadores y la tendencia, entre electores y elegidos, es similar a la descrita con el gobierno central: los mismos con las mismas. Situación que se agrava con la reelección de los mandatarios locales, que no prohíbe la constitución, y con la democratización de la corrupción (http://wp.me/p2LJK4-wL).

Y nos quejamos, y nos quejamos, de la falta de renovación de nuestra clase dirigente, sin entender que el problema está en los electores. Cuando surge alguien nuevo en la política lo despedazamos de inmediato con nuestras ácidas críticas: decimos que no tienen experiencia, que no tienen las capacidades necesarias para desempeñar un cargo tan importante, que no pertenecen a una buena familia, que es “querido” pero no para ser alcalde, que los apellidos no le ayudan y, bueno, seguimos eligiendo a los mismos o a uno de sus hijos o de sus nietos por nefasto que haya sido su mandato. Porque, entre otras cosas, no tenemos memoria.

Y, claro, como decía Albert Einstein: “Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”. Y lo mismo es seguir eligiendo a los de siempre, asegurándoles el poder por  los “siglos de los siglos”, no brindarle  la oportunidad a seres diferentes, con otras ideas, con raíces distintas, con otras formas de ser y de estar en el mundo. Es decir, prefiriendo lo malo conocido a  lo bueno por conocer, evitando correr riesgos.

La actitud descrita era propia y lógica de las generaciones que conformaron la vieja clase política. Lo que resulta paradójico, es que los jóvenes persistan en el error. No se ve una evolución en el pensamiento, tal parece que les es imposible apartarse de lo que aprendieron de sus mayores.

Colombia ha tenido algunos casos exitosos de gobierno cuando se eligen personas diferentes a las de los apellidos tradicionales, como el caso de Mockus en Bogotá y Fajardo en Medellín, también cuestionables como el caso de Petro en la capital. No obstante, arriesgarse siempre valdrá la pena.

ANTES DEL FIN

Son ocho días para analizar, escuchar, ver, oler y desprendernos del karma de elegir a los mismos. Hay que dar la oportunidad a gentes distintas en las JAL, Concejos, Asambleas, Alcaldías y Gobernaciones.

No más corruptos, no más parapolíticos en cuerpo ajeno.

MARCHAS, TELENOVELAS Y “CORRIENTAZOS”

MARCHAS, TELENOVELAS Y “CORRIENTAZOS”
Eligio Palacio Roldán

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Desde los cuatro puntos cardinales y desde todas las transversales marchaban, en dirección a la Gran Plaza, centenares de personas; a veces parecían de fiesta, otras veces en guerra; en cada esquina se escuchaban arengas, también música, incluso pólvora; centenares de globos  de colores se elevaban al cielo.  Después la hora de los discursos, muchos rostros cansados y, más allá, tras el Palacio, centenares de buses, llegados desde las diferentes zonas del país, esperando el regreso. Luego, en pequeños grupos, sentados en el piso, hablando del dinero que les pagaron para asistir a la manifestación, del trabajo que el gobierno les prometió… No, no es  Colombia; tampoco la marcha por la vida que Mockus “organizó” por instrucciones del gobierno Santos, y el dinero, del que se habla, no es el de los contribuyentes colombianos. Las escenas se registran en Buenos Aires, en la Plaza de Mayo y alrededores, en la celebración del Día de la Revolución.

La mujer cambia de canal insistentemente tratando de encontrar algo que llene sus expectativas; bueno, alguna telenovela. Vivió de la fantasía desde que era niña, primero con las radionovelas y luego con la televisión; recuerda cuando todos, en su casa, se reunían para ver, entre brumas, “Candó” y luego Esmeralda, La Abuela, Caballo Viejo, La Casa de las dos Palmas; tantas que no alcanza a nombrarlas y ahora no encuentra una novela que le mueva los sentimientos. En las charlas, con sus amigas, dice que la culpa la tienen los Dagos “García y Salamanca” que industrializaron la televisión; había leído en una revista, que para hacer una telenovela se hacía una escaleta y que a partir de ella, se construyen la historias; cree que la escaleta es ahora la misma y por eso todas las novelas le parecen iguales, “la misma perra con distinta guasca”.

Jhon cumple 30 años trabajando, 30 años almorzando en la calle, 30 años de “corrientazo”; al comienzo se alimentaba donde una señora  que le hacía sentirse como en su casa; luego, el restaurante se fue industrializando y  le cambiaron el menú, de lunes a viernes, a  crema de espinaca o fríjoles. Cambió cientos de veces de restaurante, pero el resultado era el mismo; incluso a veces sentía que los días y las semanas no pasaban y que quizá la espinaca de hoy era la misma de la semana anterior o de la de hace muchas semanas.

¿Qué tienen en común, hoy, marchas, telenovelas y  “corrientazos”? Digamos que la repetición, la monotonía y lo desabridos que son; su industrialización. Pero no es que sean aburridas   per se, es que les falta originalidad, identificación con el cliente, credibilidad, deshomeginización, nuevos planteamientos y, sobre todo, menos manipulación y más y mejores contenidos. La gente no es boba, la gente se cansa e identifica los propósitos de los fabricantes de manifestaciones, telenovelas y «corrientazos».

Es muy diferente una manifestación de hoy a la sucedida tras la muerte de Gaitán, o a la de “No más Farc”, del cuatro de febrero de 2008; eran marchas espontáneas, nacidas del corazón. Lo mismo se puede decir de las telenovelas que paralizaban el país;  que diferencia entre “En Cuerpo Ajeno” y Metástasis, por ejemplo, y que diferencia entre un almuerzo en la casa, por pobre que parezca, al de la industria del «corrientazo».

ANTES DEL FIN

Define la Real Academia de la Lengua Española, la palabra desabrida, como  Dicho de una fruta o de otro alimento: Que carece de gusto, o apenas lo tiene, o lo tiene malo”; eso son ahora nuestras marchas, telenovelas y “corrientazos”, es necesario ponerles, color, alegría, espontaneidad e identificación.

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