LA IZQUIERDA COLOMBIANA Y LOS ESTADOS UNIDOS

LA IZQUIERDA COLOMBIANA Y LOS ESTADOS UNIDOS

Eligio Palacio Roldán

La Real Academia de la Lengua Española define la palabra izquierda, en una de sus acepciones como “Conjunto de personas que profesan ideas reformistas o, en general, no conservadoras”. “En política, la izquierda es el sector del espectro político que defiende la igualdad social y el igualitarismo, frecuentemente en contraposición a las jerarquías entre individuos”, dice Wikipedia.

Formado en la Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín, en la década del ochenta, y en la Universidad de Antioquia, en la década del noventa, siempre estuve muy cerca a la izquierda. Algunas de las imágenes más presentes en mi memoria se refieren al tres de diciembre de 1982 cuando el presidente de los Estados Unidos, Ronal Reagan, visitó a Colombia, por cinco horas, era la primera vez que presenciaba una protesta universitaria: se quemaba la bandera del país del norte, en un improvisado “altar” donde reposaba junto a algunas botellas de Coca Cola y unas cajetillas de cigarrillos Marlboro, algunos estudiantes comenzaron a lanzarle piedras a los soldados y ellos se abalanzaron tras nosotros, en el barrio Carlos E. Restrepo los habitantes cerraban las puertas de los pequeños edificios. Imperaba el terror.

Desde entonces, percibí que izquierda era sinónimo de rechazo a los gobiernos de los Estados Unidos, pero “Cambia, todo cambia” como cantara Mercedes Sosa y repitieran los militantes de la izquierda colombiana una y otra vez en esos años de universidad. Y sí que todo cambió.

Colombia tiene el primer presidente de izquierda de su historia, Gustavo Petro, y no solo no rechaza al gobierno de los Estados Unidos, sino que lo busca como aliado de su mandato y de su estrategia para normalizar la situación de Venezuela, donde hace más de dos décadas la izquierda mantiene al pueblo en la ruina. Bueno, son parte de las estrategias de los juegos de poder, dicen algunos y tal vez tengan razón, los que no tienen razón son los militantes de la izquierda colombiana que han inundado las redes sociales pletóricos de alegría porque se reunieron Petro y Biden y comparan la reunión con la frustrada entre el presidente de Estados Unidos e Ivan Duque cuando ocupó el primer cargo de la nación.

Años después de haber egresado de las dos universidades públicas que se asentaban en Medellín, a finales del siglo XX, mis excompañeros de izquierda se convirtieron en adinerados hombres de derecha a los cuales se les olvidaron los principios de igualdad y de justicia social, obvio, también, su resistencia contra los Estados Unidos, incluso muchos pasan largas temporadas allí. ¿Les estará pasando lo mismo a los militantes de la izquierda?, ¿su rechazo a los Estados Unidos estaba amparado en celos por no ser los preferidos del gobierno americano, algo así como los celos por el padre, el profesor o el jefe, es decir falta de afecto? ¿será que ahora la derecha colombiana se sentirá abandonada y emprenderá protestas contra el gobierno americano?.

Por un día, el M19 no celebró su aniversario 53 con la visita de uno de sus combatientes a la Casa Blanca. Definitivamente Julio Numhauser, compositor de “Cambia, todo Cambia” y fundador del Grupo Quilapayun, además de ser un gran artista, fue un verdadero profeta sobre la realidad actual de la izquierda colombiana.

ANTES DEL FIN

La reforma a la salud, todas las reformas, terminarán siendo aprobadas por el Congreso, a punta de “mermelada. En este aspecto, en Colombia nada cambia.

Parques del Río es un verdadero oasis en al convulsionada Medellín, ya llegaron los vendedores ambulantes con su música estridente, pero por ahora no se inunda de basuras como el resto de la ciudad.

Fracasa la telenovela Ventino de Caracol por prefabricada.

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LAS COFRADÍAS DEL PODER

LAS COFRADÍAS DEL PODER

Eligio Palacio Roldán

Una cofradía es, según la Real Academia de la Lengua Española, un “Vecindario, unión de personas o pueblos congregados entre sí para participar de ciertos privilegios”. El poder en Colombia y en el mundo ha estado, está y estará en manos de cofradías; ese no es el problema, lo es que estas sean excluyentes al detentarlo, marginen a las demás y a los ciudadanos de a pie que por su condición o convicción no pertenecen a ellas.

La cofradía de mayor trayectoria en la detentación del poder en la historia de Colombia es sin duda la Iglesia Católica, iglesia que por estos días hace un espectáculo mediático de la mano del presidente de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición, el sacerdote Francisco de Roux; show del que no he visto, ni leído, ni escuchado algún acto de contrición de parte de la organización sobre su responsabilidad por acción u omisión en el conflicto interno de nuestro país. Muchos juicios de responsabilidades para unos y otros y ninguno para una iglesia siempre en el poder que poco ha hecho por la paz del país y que se niega a renunciar a sus vicios y privilegios a pesar de que predica la pobreza y el amor al prójimo como esencia de su credo.

Otra cofradía que prácticamente ha estado en el poder en toda la historia del país es el Partido Conservador que se ha mimetizado en cada gobierno para exprimirlo y que ha coaptado otras organizaciones como su aparente oponente el Partido Liberal para no dejar el poder y que tampoco reconoce su responsabilidad en la historia tragicómica del país. Producen risas amargas las cantinflescas razones que esgrimen los dirigentes y los movimientos políticos para pasar, sin vergüenza, de una ideología a otra.

Con el paso de los días las cofradías se multiplican y algunas nuevas llegan a manejar el poder. La más vistosa y folclórica por estos días es la de la izquierda colombiana; una organización (¿si será organización?) ávida de poder y con tan pocos reparos como la que dijo combatir por más de doscientos años y que me temo seguirá actuando como los conservadores, aferrados al poder sin importar sus supuestos principios. También están las de los negros, más racistas que los blancos, y que después de largos años de lucha se incrustan en el mapa del poder y la LGTBIQ, una de las más poderosas de nuestros días, que hacen parte de los gobiernos locales y nacional; esta última, creería ha alcanzado un poder de la magnitud de la iglesia católica en otros días. También están las cofradías de las decenas de iglesias que crecen como mala hierba en cada rincón de Colombia.

¿Cuándo comprenderemos que el bienestar común está por encima del individual y dejaremos de disfrazar el egoísmo en cofradías que dicen luchar por el bien común, común para unos pocos?

ANTES DEL FIN

Se desplomó Caracol. Se dedicó a producir para las plataformas digitales y abandonó la televisión nacional; ya lo había hecho RCN. Como la radio de los años ochenta se rindió ante la televisión, esta lo hace hoy frente al streaming.

Continúa el invierno haciendo estragos a lo largo y ancho del país. Las autoridades civiles no son capaces de hacer frente al deterioro de las carreteras.

Las basuras en nuestros océanos, la basura en los ríos, la basura en carreteras y caminos, la basura en las calles. La basura nos devora y parecemos no darnos cuenta.

QUÉ ESPERAR DEL NUEVO CONGRESO

QUÉ ESPERAR DEL NUEVO CONGRESO

Eligio Palacio Roldán

Con poca expectativa, cada cuatro años, se renueva el Congreso de la República de Colombia con la instalación de la legislatura, en una ceremonia que resulta histórica dada la última intervención del presidente de turno ante el legislativo. Este año, 2022, la modificación del Congreso es importante: son 181 legisladores nuevos y 113 “repitentes”; es decir, más del sesenta por ciento llega por primera vez a dirigir los destinos del país en un gobierno con una tendencia de izquierda que gana la presidencia de la república rompiendo una tradición política de más de doscientos años.

Se destaca en el Congreso 2022-2026, la alta participación de las mujeres, 86 en total: 32 Senadoras y 54 Representantes a la Cámara y la presencia de 6 miembros de la comunidad LGTBIQ, Esta nueva realidad resulta esperanzadora pero poco lo son las coaliciones de partidos de diferentes tendencias que, como es tradicional en Colombia, se doblegan sin vergüenza ante el ejecutivo a cambio de burocracia y canonjías. Esa forma de actuar de los movimientos políticos los ha deslegitimado ante la opinión pública; el caso más aberrante es el del Partido Conservador que perdió su norte por estar tras “un plato de lentejas”; en esa forma de hace política le sigue con honores el otrora “Glorioso Partido Liberal” hoy en las manos de un político que ha manejado a su antojo y conveniencia los hilos del poder por más de treinta años: Cesar Gaviria. También hacen lo propio el Partido de la U y Cambio Radical.

Aunque la corrupción es una tradición colombiana, de las más dañinas, no deja de entristecer que el Congreso que se elige para trazar las líneas que permitan al convivencia entre los ciudadanos sea un ejemplo de malas prácticas para la democracia y para esa misma convivencia y que allí aflore la mayor perversidad para apoderarse de los recursos con que cuenta la nación para salir adelante; también es paradójico que el presidente de turno tenga que aliarse con los congresistas para lograr sacar adelante las iniciativas de su gobierno. Es decir, nuestra democracia, legislativo y ejecutivo, se trenzan en un contubernio difícil de romper que mancha de oprobio la democracia.

Por las razones descritas, es poco lo que se puede esperar del Congreso de la República que se acaba de instalar; salvo la presencia de las figuras nuevas que se desearía no estuviesen contaminadas pero que es sabido, gran parte de ellas, actúa en cuerpo ajeno pues representan personas cuestionadas en la historia política del país.  

Poco que esperar de un Congreso que se inaugura agrediendo verbalmente al Presidente de la República y tratando de impedir su rendición de cuentas, cual verduleras de plaza de mercado, en un espectáculo grotesco.

En Colombia solo un hombre pudo transformar el Congreso: fue Alvaro Uribe Vélez y no lo logró por rendirse ante él buscando su reelección; el otro gran líder de la historia reciente del país, Gustavo Petro, no lo podrá hacer porque no tiene el respaldo popular suficiente como lo tuvo el presidente de comienzos de siglo.

En una democracia es importante la oposición; no la oposición cerrada con que contó el presidente Duque sino una que sepa interpretar las bondades del gobierno de turno para apoyarlas y sus desaciertos para denunciarlos, difícil tarea la que le espera al Centro Democrático dado el desprestigio que tiene y su soledad en esa tarea. Claro que comienzan a vislumbrarse líderes de la oposición como el excandidato Enrique Gómez, que hace una cruzada por rescatar el conservatismo de las garras de sus dirigentes entregados al mejor postor, y el próximo expresidente Iván Duque que aún tiene mucho por escribir en la historia de Colombia.

ANTES DEL FIN

Con el paso del tiempo y la izquierda en el poder, se marchitarán la mayor parte de los medios de comunicación en Colombia que han vivido de la crítica a los gobiernos de derecha y brillarán en el escenario algunos otros; es el caso de El Colombiano que comienza a hacerlo de manera callada pero contundente; quizás en los próximos años sea lo que otrora fue El Espectador o la Revista Semana.

La guerra de hace doscientos años, la misma de hoy, enmarcada en la ambición, la corrupción y la violencia sin fin es fielmente retratada en la telenovela “Las Villamizar”, ¡qué buen relato televisivo!

GANAR Y PERDER EN LAS ELECCIONES PRESIDENCIALES 2022

GANAR Y PERDER EN LAS ELECCIONES PRESIDENCIALES 2022

Eligio Palacio Roldán

Terminó una de las elecciones más trascendentales del presente siglo; la más importante de nuestra historia dijo el presidente electo, Gustavo Petro, en la celebración de su victoria. En esta oportunidad, como siempre, se gana y se pierde. Veamos:

Gustavo Petro: Triunfó después de varios intentos y lo hace de manera transparente y con un gran respaldo popular. Su discurso logró convencer una sociedad esquiva a los discursos de izquierda. Su historia apenas comienza y tendrá que ser un buen gobernante por obligación, su oposición a los gobiernos democráticos del país desde 1.970 le implica un gran reto. Ahora está del otro lado y es de esperarse que sepa tolerar la oposición que seguramente será implacable con sus acciones y con su pasado.

La izquierda: Ganó por primera vez en la historia del país. Ese triunfo al igual que el de sus líderes, Petro y Francia Márquez, son la retribución a un esfuerzo de muchos años y un compromiso que marcará el futuro de la tendencia política. Al igual que Petro estará del otro lado y tendrá la oportunidad de demostrar que sus teorías son las acertadas para el bienestar de los colombianos. Gana la izquierda latinoamericana e internacional, especialmente el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela.

La derecha o el antipetrismo: Ganó con más de diez millones de votos a su favor. Esa cifra permite pensar que con estrategias coordinadas pueden volver al poder fácilmente. Obvio, con una figura unificadora que hasta el momento no se perfila en el horizonte porque la edad de Rodolfo Hernández no le ayuda. Perdió el poder, lo dejó ir de las manos por no saber administrarlo, por usarlo y abusarlo, por la corrupción. En la oposición tendrán la oportunidad de reinventarse y reivindicarse aunque seguramente se mimetizarán en el gobierno para hacer de las suyas de nuevo. No en vano, el presidente electo tendrá que «conquistarlos».

Campañas políticas: Pedieron el rumbo, se extraviaron en la forma de hacer política, en la bajeza de sus acciones.

Los marginados: Triunfan indígenas, negritudes, población Lgtbiq, las víctimas de los “falsos positivos” y la población de la Colombia alejada del centro del país. Su representación en el ejecutivo crecerá aún más, porque ya la tiene.

Julián Bedoya, Roy Barreras, Piedad Córdoba, Iván Cepeda, Ramiro Suárez, detenidos de La Picota, entre otros: A pesar de ser cuestionados por la opinión pública, su apoyo no opacó el triunfo de Gustavo Petro y ahora están en el poder. Seguramente continuarán en él y serán los directos beneficiarios del gobierno Petro.

Fecode: La Federación Colombiana de Trabajadores de la Educación, el poderoso sindicato de los profesores, que poco ha hecho por la educación en Colombia, ganó. Su discurso continuado, de muchos años, en contra del estado dio sus frutos. Sería deseable que ahora si trabajen ya que no tendrán que dedicarse a la oposición política.

Redes sociales: Ganaron como herramienta de propaganda política y estrategia electoral a pesar de las falsedades que difundieron y la mezquindad de los manipuladores de la opinión pública que las utilizaron.

Jóvenes: Impusieron su visión de país, cargada de mucho optimismo, en ocasiones ilusoria y con el desconocimiento generalizado de la historia de Colombia. Los mayores de cuarenta años perdimos y nuestra visión ya es retrógrada.

La democracia: La gran triunfadora de la jornada.  Se le demostró a Colombia y al mundo que se puede elegir libremente y en paz y que la izquierda ha tenido y tuvo todas las garantías para llegar al poder. Se desploma la falacia de que el poder era solo para las élites.

La Registraduría: A pesar de los cuestionamientos previos a las elecciones, demostró que tenía la capacidad de respuesta al compromiso con Colombia y el mundo.

El gobierno Duque: Perdió porque entregó el poder a la izquierda por primera vez en la historia de Colombia; ganó por lo mismo: demostró que tan democrático fue. Pasada la presión de la oposición, con el pasar de los días, ganará el reconocimiento nacional e internacional.

Álvaro Uribe: Estas elecciones, su edad, desgaste y el rechazo por parte de una juventud mal informada hace que realmente su retiro sea el camino más seguro para el exmandatario. Ganó porque la presión sobre él disminuirá un poco. Su audiencia, ahora en la oposición, crecerá.

Alcaldes de Bogotá, Cali y Medellín: Otros triunfadores de la jornada electoral. La coincidencia de su tendencia política con el nuevo mandatario facilitará el desarrollo de sus iniciativas.

El periodismo: Su parcialización, ya conocida, lo dejó al desnudo. Se desmoronan figuras como Daniel Coronell, aunque su candidato llegue al poder, ahora se le pierde el filón con el que ha vivido los últimos veinte años: el Uribismo. Bueno, ya está encontrando otro: Jaime Gilinski. Igual suerte core María Jimena Duzán.

Medios de comunicación: Ganó el periodismo amarillista de las revistas Semana y Cambio, desafortunadamente. Perdió la radio que se quedó por debajo de las redes sociales; ganó la televisión, específicamente Caracol. La prensa quedó al margen.

Las Farc: Ganaron al igual que la izquierda. Bueno, siguen ganado desde el comienzo de las negociaciones del proceso de paz.

La corrupción: Quedó demostrado que los colombianos están “mamaos” de la corrupción y que hay una decisión de combatirla; claro, a la de la clase política solamente. Aunque hay muchos corruptos celebrando la llegada de Petro al poder, creo que no les será fácil reincidir.

La economía: Una incógnita. Por ahora pierde el sector minero energético por las decisiones del nuevo presidente sobre el sector.

Medio ambiente: Gana por la posición del presidente electo sobre el tema. No solo gana en Colombia sino el mundo entero.

Expresidentes: Ganan Samper y Santos -SANSAM-, pierden los demás.

Partidos políticos: Fueron borrados del mapa de Colombia. Tendrán que hacer un gran esfuerzo para resurgir.

Sergio Fajardo:  Ahí, como siempre, con su tibieza esperando una oportunidad dentro de cuatro años cuando llegue su cumpleaños número setenta.

Colombia: Al igual que Fajardo, ahí, aunque ganó con la limpieza de la jornada electoral; perdió por la radicalización de las tendencias políticas y la división del país.

Yo: Igual. A la expectativa por las promesas del presidente electo para el campo y de que no me expropien. Madrugando a las tres y treinta de la mañana a ordeñar las vaquitas.

ANTES DEL FIN

La mejor de las suertes para Colombia y los colombianos en esta nueva era, la era de la izquierda, la era Petro.

SUBSIDIOS: ENTRE LA AYUDA Y LA ALCAHUETEARÍA

SUBSIDIOS: ENTRE LA AYUDA Y LA ALCAHUETEARÍA

Eligio Palacio Roldán

“En el tiempo del coronavirus hubo mucha comida para los perros, sobre todo arroz. Es que no nos gustaba lo que nos daba el gobierno y pues cocinábamos los alimentos para los animales”, escuché decir a alguien.

“… el Congreso de la República en conjunto con el Gobierno nacional elevó a $68,2 billones el Presupuesto de Inversión para el 2022, monto superior en un 16% frente al del presente año.

Así quedo contemplado en el Presupuesto General de la Nación del 2022, el cual ascenderá a $350,4 billones…

Los aumentos de los recursos de inversión se concentran en los sectores de Inclusión Social (21,1% del total incrementado), Minas y Energía (16,4%), Transporte (8,3%) y Vivienda (7,5%).

La partida para inclusión social y reconciliación fue reforzada en $1,3 billones, lo que permitirá irrigar recursos adicionales para Familias en Acción y Jóvenes en Acción, así como a los programas de Obras para la Prosperidad, Compensación del IVA, entre otros. Con estos recursos, el presupuesto de inversión del sector ascenderá a $21,3 billones lo que evidencia el compromiso con la política social.”

Mientras en Colombia la inversión social y la política de subsidios crece como espuma, la percepción de que el gobierno está de espaldas a las clases menos favorecidas hace lo propio. La idea de que el estado tiene que brindar cada vez más a los ciudadanos obedece a las exigencias propias de una sociedad más educada, con las necesidades básicas satisfechas y con una idea creada desde la formación familiar de que se merece todo a cambio de poco o ningún esfuerzo, idea reforzada por la cultura traqueta del dinero fácil que nos envuelve desde hace ya más de cuarenta años.

Hasta para las mentes más creativas de nuestros mayores sería inimaginable la cantidad de ayudas que ofrece el gobierno actual; veamos algunas: Alimentación y lucha contra la malnutrición, Recursos naturales y gobernanza de los bosques, las tierras y el agua, Innovación social y tecnológica para sistemas agroalimentarios sostenibles, Agricultura familiar y mercados inclusivos, Gestión del riesgo y rehabilitación de medios de vida; además de subsidios familiares, de vivienda, concurrente, de desempleo, Familias en Acción, Jóvenes en Acción, Ingreso solidario, devolución del IVA y Colombia Mayor. Sin embargo, ahora, como nunca, crecen las protestas y la insatisfacción de la población; toma fuerza la teoría de que el ser humano es desagradecido por naturaleza.

El desagradecimiento o las exigencias desmedidas frente a la realidad económica del estado son aprovechados por los politiqueros de turno para alimentar el resentimiento de clases y generar audiencias que les permitan llegar al poder. Ya en el poder, quienes alimentan las bajas pasiones de los colombianos la tendrán difícil para satisfacer los monstruos que han ayudado a crear; les quedará una sola opción: la represión que tanto dicen combatir. Los ejemplos son muchos, véanse Cuba o Venezuela.

Los gobiernos, los líderes, los educadores y los padres deben tener la medida hasta qué punto es subsidiar, ayudar, y hasta dónde es alcahuetear; de lo contrario los perros de toda Colombia serán alimentados con los subsidios que genera el gobierno con los impuestos que pagamos todos; labor bien compleja en la sociedad del menor esfuerzo porque, aún sin un gobierno de izquierda, nos parecemos cada vez más a la Cuba de hoy, con generaciones perdidas entre el desgano por hacer algo, el ron, la mendicidad y la prostitución.

El próximo gobierno, si es responsable, deberá limitar los subsidios y entregarlos a quienes realmente los necesiten, labor bien compleja si se tiene en cuenta su manejo amañado, con fines electoreros, de los gobiernos locales.

ANTES DEL FIN

El hombre, o al menos el colombiano, es desagradecido, negativo y criticón por naturaleza.

Hablando de desagradecimiento, el año pasado Colanta dio unos bonos a los productores de leche para contrarrestar el incremento de los insumos; los asociados nunca entendieron y siempre dijeron tener el precio del lácteo por debajo de la competencia; se les olvidó sumar.

¿Cuándo entenderán los de izquierda que cuando se habla de hombre se incluye a la mujer y a todos los demás seres humanos? Ni a la Real Academia de la Lengua le hacen caso, el lenguaje incluyente que dicen usar es más cansón que sus discursos setenteros inspirados en unos hechos y unos paradigmas que la historia ya derrotó.

PETRO Y LOS DEMÁS

PETRO Y LOS DEMÁS

Eligio Palacio Roldán

Hace dos años escribí una columna donde analizaba como los grupos políticos de nuestro país, tanto los de izquierda como los de derecha, hacían méritos para que en Colombia se instalará un gobierno similar al del vecino país de Venezuela. Con el transcurrir de los días esas tareas se han ido perfeccionando y hoy tenemos como más seguro presidente del país a Gustavo Petro, un aventajado alumno del dictador Hugo Chávez Frías.

Puede ver LAS TAREAS DE LA IZQUIERDA Y LA DERECHA https://eligiopalacio.com/2019/11/03/las-tareas-de-la-izquierda-y-la-derecha/

Y es que además de estar haciendo y haciéndole, los de derecha, una muy buena campaña llena de promesas incumplibles e inexactitudes que tienen eco en una población empobrecida, embrutecida y ambiciosa de poder y dinero sin mucho esfuerzo, los candidatos de derecha y los que se dicen de centro y centro izquierda son desconocidos, desabridos, torpes y pobres de ideas.

Alejandro Gaviria, de quien escribí podría ser el mejor candidato, se desdibujó con las críticas a su labor como Ministro de Salud del gobierno Santos, sus declaraciones erráticas y las negociaciones fracasadas con Cesar Gaviria y el Liberalismo que lo hicieron ver como otro mercader de la política. Sergio Fajardo se derrumbó, como amenaza con hacerlo la Biblioteca España en el barrio Santo Domingo Savio de Medellín construida bajo su gobierno, por su ambivalencia, falta de carácter y por el respaldo del sector político que lidera el expresidente Juan Manuel Santos. La candidatura de Oscar Iván Zuluaga, del Centro Democrático, nació muerta por su cuestionada campaña anterior y porque el Uribismo ya no despierta el fervor de otros días. Rodolfo Hernández, exalcalde de Bucaramanga tiene serios cuestionamientos por corrupción y no tiene reconocimiento nacional. Federico Gutiérrez fue un mal alcalde para Medellín más preocupado por figurar en redes sociales y medios de comunicación que para gobernar, no tiene el suficiente reconocimiento nacional y el supuesto apoyo de Álvaro Uribe no le favorece porque su liderazgo limitado no tiene como hacerle frente al rechazo que produce ese respaldo.

Además de estos candidatos que no llenan las expectativas, que en vez de restarle al candidato Petro le suman, está una veintena más que ni fu ni fa. De ellos podrían tal vez despegar Juan Carlos Echeverry, para mí el mejor de todos, y Alejandro Char, dado que es de la costa y la maquinaria que tiene a su disposición.

En conclusión, mientras que los movimientos democráticos de derecha, centro e izquierda con todos sus matices se encuentran perdidos, tratando de encontrar un candidato, Gustavo Petro hace campaña desde hace muchos años y si hoy fueran las elecciones, estoy seguro, sería el nuevo presidente de Colombia a pesar del temor infundado o no al castrochavismo. La situación a la que nos ha llevado nuestra clase política es la misma de la Venezuela de los años noventa que dio paso al primer gobierno Chávez. Y la verdad, estábamos advertidos y no hicimos nada por evitarlo.

ANTES DEL FIN

La situación del mercado y el transporte mundial, la economía y el desabastecimiento de la población preocupa. También el COVID-6 que, a pesar de las vacunas, no termina.

Ahora sí, con escasez de luces y adornos para el época, llega la Navidad, la segunda en tiempos del coronavirus.

Puede ver: NAVIDAD https://eligiopalacio.com/navidad-2/

LA NUEVA REVISTA SEMANA

LA NUEVA REVISTA SEMANA

Eligio Palacio Roldán

Por estos días la llamada Derecha colombiana está de plácemes por la salida de los tradicionales columnistas, catalogados de izquierda, de la Revista Semana: Daniel Coronell, Maria Jimena Duzán, Antonio Caballero y de algunos periodistas más de la publicación. Hasta algo de razón tienen porque la gran prensa colombiana, a pesar de vivir en medio de privilegios y de la mano del poder político y económico ha construido verdaderos emporios, a la vez que ha desprestigiado la misma oligarquía que los cobija. Obvio, esta llamada oligarquía también ha colaborado cometiendo errores, abusando del poder y sumergiéndose en la corrupción. Y es que como periodista es más fácil venderse de oposición y criticar los errores que se cometen que impulsar el país hacia adelante. Las noticias positivas no venden y eso lo sabemos todos.

Pero la alegría de los sectores de Derecha, casi todos seguidores del expresidente Alvaro Uribe Vélez, pronto se podría convertir en una tristeza igual o peor a la que viven hoy los sectores de izquierda, porque la revista se convertirá en un producto comercial sin mayores recatos a la hora de vender, como ya ocurre con varios medios de comunicación en el país y como ha ocurrido con Vicky Dávila en diferentes episodios de la vida nacional. Y no es que la señora Dávila sea malintencionada, es que su afán de protagonismo, de sintonía, de like y, desde luego, poder,  pauta publicitaria, y dinero, la hacen caer en errores grandísimos como enfrentarse a sus invitados, cual pelea de verduleras, como en la disputa con Hassan Nassar, o caer en manos de inescrupulosos, como en el episodio de Ányelo Palacio. Estos dos “hit periodísticos” no fueron propiamente un ataque a la izquierda, ambos personajes son claros representantes de la derecha en nuestro país.

Puede leer: TAMPOCO LE CREO A ÁNYELO PALACIO https://eligiopalacio.com/2016/03/15/tampoco-le-creo-a-anyelo-palacio/

Para desgracia de la sociedad del siglo XXI, que recorremos, tendremos que acostumbrarnos a las nuevas formas de hacer periodismo, periodismo más comercial, más ligero, con menos investigación y más amarillista. Ese camino ya lo vienen recorriendo, con mucho éxito comercial y económico,  los diarios populares como Q’hubo, las cadenas radiales, los noticieros de televisión y cada vez más los periódicos, que pasan de agache, como El Espectador (La Pulla, Las Igualadas, etc)

La Izquierda, los periodistas y la comunidad se rasgan las vestiduras porque la Revista Semana se va de frente con la nueva forma de hacer periodismo, la misma de siempre pero más rastrera. A esa publicación, a su dueño y a sus directivos hay que reconocerles la valentía con que lo hacen: sin tapujos.

¿Qué hacer para enfrentar este nuevo reto que se impone a la sociedad?, muy poco realmente: educar más y mejor y quizás el gobierno no adjudicar tanta emisora y fortalecer la Radio Nacional de Colombia y crear canales de televisión fuertes, competitivos y con altos sentido de la ética en su contenido. Esto es mucho pedir, claro, para una muestra el desastre de los manejos politiqueros en los canales regionales de televisión.

ANTES DEL FIN

La nueva forma de hacer periodismo me recuerda “la nueva forma de hacer política” que proclamara Galán. No siempre lo nuevo es mejor.

Muy interesante escuchar a Maria Jimena Duzán y María Isabel Rueda, juntas en La W.

Muy grave la situación del invierno en Colombia.

Y así, calladamente va llegando la Navidad.

Puede leer PERIODISMO PROSTITUIDO https://eligiopalacio.com/2016/02/18/periodismo-prostituido/

EL GOBIERNO… EN LOS TIEMPOS DEL CORONAVIRUS VIII

EL GOBIERNO… EN LOS TIEMPOS DEL CORONAVIRUS VIII

Eligio Palacio Roldán

“…parece estar destinado a ser recordado como el gobierno en el que la izquierda se tomó el país.”

Cada gobierno tiene una impronta que lo identifica, en el devenir de las naciones, de acuerdo con los hechos que enfrenta, la forma en que lo hace y en especial por la percepción de los generadores de opinión y/o de la ciudadanía sobre los mismos. No siempre esa percepción es correcta (ser objetivo es imposible) y mucho menos justa; entonces solo queda esperar que la historia la rectifique, pero casi nunca sucede así.

Bajo mi mirada está el gobierno de Ernesto Samper como el primero en el que se demostró el ingreso de dineros del narcotráfico a una campaña política; fue el del elefante “A mis espaldas” y si la familia del exdirigente Alvaro Gómez Hurtado consigue demostrarlo, el de un asesino. El de Andrés Pastrana, el de “La silla vacía”, como el de un país sometido a las guerrillas de las Farc; olvidando todos los méritos que tuvo al salvar la economía de una de las peores crisis de la historia y el Plan Colombia y la reorganización del ejército como el comienzo del fin de las Farc. Alvaro Uribe pasará la historia por marcar una nueva era: atrás quedaron los partidos políticos para dar paso a uribistas y antiuribistas. Ese hecho impide, hasta ahora, que muchos le reconozcan sus méritos en el exterminio de las Farc y en  devolverles la confianza a los colombianos en el país. Desaprovechó los años de “vacas gordas” de la economía y sobre todo la aceptación del pueblo, durante su primer período, para transformar el país; él como ninguno, en los últimos 50 años de vida política, pudo haberlo logrado.   El de Santos será el del final de las Farc y el del desarrollo vial del país. También el que acentuó la división alrededor de Uribe y el de “me acabo de enterar” que, al igual que Samper, sucumbió ante la premisa de que los fines justifican los medios; esta vez, la corrupción al servicio de Odebrecht.

El de Iván Duque, muy parecido al de Pastrana, en mi sentir, con un muy buen equipo en la parte económica, tratando de sacar al país adelante, parece estar destinado a ser recordado como el gobierno en el que la izquierda se tomó el país. Ésta con un intrincado engranaje que incluye sindicatos; educadores de primaria, secundaria y universidades que alimentan el rencor de la ciudadanía, con generadores de opinión haciendo eco continuamente, asfixió por medio de protestas los primeros 18 meses de su mandato (Como el de Pastrana con las tomas guerrilleras). A diferencia de las Farc, que volcó al país en su contra, la izquierda de hoy conquistó jóvenes y gentes ingenuas que creen que el estado tiene la manera de atender todas las necesidades de la población, como si Colombia fuese un país rico.

Ahora, este gobierno, enfrenta la peor crisis en la historia del país: La pandemia del coronavirus. Y aunque lo ha hecho con inteligencia, sobriedad, dinamismo y alejado del populismo, los colombianos le pasan cuenta de cobro por el desgreño de varias décadas; el sistema de salud acumula las dificultades de más de veinte años y la corrupción hace metástasis en cada rincón de la patria, con una diseminación mucho más agresiva que la del COVID-19. Y no hago referencia a la corrupción tradicional de los políticos, sino a la de los colombianos de a pie: Los líderes de las comunidades ferian las ayudas que  el ejecutivo y los colombianos entregan solidariamente, los sistemas de información del estado muestran sus falencias y los recursos llegan a gentes que no los necesitan y éstas ni se ruborizan al recibirlas. El hambre cunde, el populismo también, y la izquierda completa su tarea desinformando y pretendiendo que el gobierno nacional cubra las necesidades de una población que se precipita hacia la pobreza.

El panorama es desolador y solo la solidaridad, desde el corazón, puede salvarnos. Mucho pedir, en una sociedad donde el otro no importa.

Puede leer: ¿DUQUE UN PRESIDENTE DISTINTO? https://eligiopalacio.com/2019/04/03/duque-un-presidente-distinto/

ANTES DEL FIN

Inesperado, por completo, este cambio en nuestra existencia originado por la pandemia del coronavirus. Estamos viviendo una etapa inimaginable. Un privilegio para quienes habitamos la tierra por estos tiempos  y si salimos de ella, en el futuro, será un referente obligatorio. Ojalá nos transformemos en mejores seres humanos.

¡POBRE COLOMBIA! ¡POBRES COLOMBIANOS!

¡POBRE COLOMBIA! ¡POBRES COLOMBIANOS!

Eligio Palacio Roldán

En junio de 2018 escribí una columna cuyos argumentos tienen hoy, luego de las protestas sin precedentes en la historia de Colombia, de este noviembre de 2019, quizás más validez que en ese entonces. En ella me refería a las causas de una posible victoria del candidato Gustavo Petro, a la presidencia de la república, así:

““¡Pobres Colombianos! Se les dijo, se les recomendó, se les advirtió, a los dirigentes políticos, que no fueran corruptos, que escucharan la voz del pueblo, que no se burlaran de los ciudadanos, que no los utilizaran para enriquecerse a sus espaldas, que pensaran en ellos aunque fuera en lo mínimo, que no legislaran pensando tan solo en su propios intereses, que hicieran algo por mejorar el sistema de salud, por generar oportunidades de educación y trabajo, que no permitieran ni propiciaran el desplazamiento y el asesinato de miles de paisanos; que si no cambiaban su comportamiento Colombia correría los caminos de Venezuela y al gobierno llegaría un populista estilo Chávez o Maduro, y no quisieron hacer caso, omitieron tan democráticos consejos, se  pasaron la advertencia por la faja, ¿y qué sucederá? ¿Saben cómo queda un país cuando elige un populista como gobernante? Pues sí… Queda así, igual a Venezuela, con las gentes huyendo de la miseria y del hambre… Me acuerdo como si fuera hoy cuando generadores de opinión advertían sobre lo que podría pasar con la corrupción…”

Trato de utilizar las formas del lenguaje del gran Hebert Castro, el mejor humorista que he conocido, para indicar que si Petro es elegido, el próximo domingo, como presidente de Colombia, no será por sus méritos si no por las fallas de la clase política colombiana que hizo todo lo posible para que esto ocurriera…”

Puede ver CLASE POLITICA CORRUPTA ELEGIRÍA A PETRO PRESIDENTE. ¡POBRES COLOMBIANOS! https://eligiopalacio.com/2018/06/13/clase-politica-corrupta-elegiria-a-petro-presidente-pobres-colombianos/

No ganó Petro, pero Uribe y su partido no aprovecharon su tercera oportunidad y siguieron de espaldas al pueblo. Igual sucedió con los demás partidos políticos que solo buscaban continuar en el poder  olvidando, como siempre, a sus electores. La corrupción invadió los sectores público y privado en desmedro de la población. Entonces, mientras  el presidente hacía esfuerzos por cambiar las costumbres políticas, por no seguir esparciendo mermelada entre los corruptos, recibía la desaprobación de un gran porcentaje de colombianos, incluida la prensa. Prensa que en varias oportunidades pareciera hacerle un mandado a la oposición.

Ahora, una izquierda enceguecida por las ambiciones de poder, más cerca que nunca de hacerlas realidad, una ola de protestas en el continente, mínimas respuestas a un complejo tinglado de necesidades insatisfechas, una juventud cada vez más exigente y con mínimas capacidades y decisiones de sacrificio y una delincuencia heredada de las guerrillas de izquierda y derecha y del narcotráfico, se han conjugado para poner en jaque a un presidente, inexperto, lleno de buenas intenciones.

Como en la historia de Macondo parece ser demasiado tarde para comprender lo sucedido. El ejecutivo, parte del Congreso y el expresidente Uribe tratan de calmar con “paños de agua tibia” el descontento generalizado, los empresarios ven como sus negocios se vienen a pique y quienes protestan hacen peticiones imposibles de cumplir.  ¿Cómo obrar con cordura y que cada uno de los colombianos hagan hasta lo imposible para salir de la crisis? No parece encontrarse un camino ni un líder que nos permita hacerlo.

Esta semana recorrí algunos de los Centros Comerciales y el sector El Hueco, en Medellín. Estaban vacíos, “las ventas no arrancan y ya estamos en la temporada Navideña” me dijeron desconsolados.

La angustia se apodera de gran parte de la sociedad y a la distancia se avizora una crisis económica y en consecuencia social difícil de superar. ¡Pobre Colombia! ¡Pobres Colombianos!

ANTES DEL FIN

La situación del país es tan delicada que ni siquiera el espíritu navideño ha podido invadir los corazones de los colombianos.

Invitación: No se pierda NAVIDAD https://eligiopalacio.com/navidad-2/

LAS TAREAS DE LA IZQUIERDA Y LA DERECHA

LAS TAREAS DE LA IZQUIERDA Y LA DERECHA

Eligio Palacio Roldán

Bien se ha dicho que el hombre avanza a pasos agigantados en tecnología pero, muy poco, en filosofía y, por ello,  la humanidad sigue cayendo en las mismas torpezas, por los siglos de los siglos…

Así como en Cuba de los años cincuenta o en Venezuela de los noventa la izquierda colombiana hace su tarea, un poco tarde por la torpeza de la lucha armada de las guerrillas,  involucrando una juventud con una inocencia similar a la del siglo pasado.  Desde la academia, los medios de comunicación, las cortes y el mismo ejecutivo se lucha contra el sistema, se deslegitima con uno y otro escándalo de corrupción, con una oposición sistemática a medidas necesarias para el desarrollo del país como las reformas tributarias o la pensional, aplazada irresponsablemente o por el temor de los diferentes gobiernos.

Los dirigentes de izquierda organizan marchas por todo y contra todo. Se radicalizan cada vez más, afectando el sistema productivo y haciendo exigencias a un estado con recursos limitados, como el colombiano. Y mientras exigen por un lado, rechazan por el otro las medidas que puedan generar los recursos necesarios para atender no solo sus peticiones sino las necesidades de miles de ciudadanos.

Pero si la izquierda colombiana hace muy bien su tarea, la hace mucho mejor la derecha negándose a abrir el escenario político a personas diferentes a las de los apellidos de siempre (Que tal el caso del Centro Democrático en Antioquia: Un hijo del Cacique Liberal Bernardo Guerra a la Gobernación y el del cuestionado Luis Alfredo Ramos a la alcaldía de Medellín); rechazando las formas de ser y de pensar de las nuevas generaciones: el matrimonio igualitario, la adopción gay y el aborto, entre otras; y no haciendo los esfuerzos necesarios para generar oportunidades de crecimiento profesional y/o económico a una sociedad cada vez más exigente.

Y unos y otros: izquierda, derecha, centro o ciudadanos del común se hacen los de la vista gorda antes sus propias fallas, ante la corrupción que nos ahoga, ante sus propias responsabilidades con el país. Y esa actitud hace que los ciudadanos, en especial los jóvenes desconfíen más y no tengan esperanzas. De ahí el crecimiento del narcotráfico, la delincuencia y el incremento del consumo de drogas. ¿Qué puede hacer un joven sino encuentra ni siquiera la forma de tener las condiciones mínimas de subsistencia?

“Mal de muchos consuelo de tontos”: lo mismo que sucede en Colombia ocurre en toda Latinoamérica. Son claros ejemplos los de Chile, Argentina y Brasil, pero si nos descuidamos podríamos recorrer el mismo camino de Venezuela y Cuba. La situación del primero es bien conocida  con la diáspora venezolana cuyos efectos sufrimos todos los colombianos y la del segundo es más lamentable aún: prisioneros en la isla se refugian en el licor, el humo del cigarrillo y también, como en los países capitalistas, el mercado de la cocaína y demás drogas ilícitas y la prostitución.

La Colombia desencantada se manifestó el pasado domingo en ciudades como Bogotá y Medellín con la elección de los alcaldes locales Claudia López y Daniel Quintero, personajes llenos de ideas renovadoras que ojalá les dejen cristalizar para bien no de ellos sino de Colombia. Las esperanzas son muchas pero las posibilidades pocas dadas las razones expuestas en esta columna: tanto la izquierda, como la derecha están haciendo la tarea muy bien para desestabilizar el estado colombiano.

ANTES DEL FIN

Vuelvo a referirme a El Sultán, la telenovela que trasmite el Canal 1, de lunes a viernes a las 10:10 de la noche, que puede ser la obra cumbre de la televisión mundial. Más allá de ser una producción impecable en cuanto a libretos, puesta en escena, actuación, escenarios, vestuario, etc, es una muestra del porqué de las formas de ser y estar del ser humano, en esta tierra que nos tocó vivir. De las relaciones de poder. Aunque la obra se desarrolla en el siglo XVI, su historia, también, es la misma de nuestros días.

EL SULTÁN https://eligiopalacio.com/2019/08/23/el-sultan/

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