LA HISTORIA, LAS HISTORIAS
Eligio Palacio Roldán
“Al explicar cualquier guerra siempre se muestra remiso por explicar claramente quien venció y fue vencido”
Patxy Andión – El Maestro
En mis tiempos de escuela y de colegio había un curso que se llamaba Historia, en ese entonces el estudiante se tenía que aprender de memoria y hasta recitar fechas y nombres de héroes, batallas, guerras, triunfos, derrotas, malos y buenos, ante un profesor que infundía miedo al errar alguna respuesta. Después, en Ingeniería, hice tres o cuatro cursos más de historia, pensando un poco más sobre los sucesos del pasado de Colombia y la humanidad, pero solo fue hasta hace un par de años, quizás, que comprendí que la historia no existe, tan solo existen las historias.
Entre las acepciones de la palabra historia, dados por la RAE, están: narración y exposición de los acontecimientos pasados y dignos de memoria, sean públicos o privados y conjunto de los acontecimientos ocurridos a alguien a lo largo de su vida o en un período de ella, entre otros. El problema es que esos acontecimientos ocurridos en la línea del tiempo de las personas y las naciones, de que habla el significado de la palabra, están relatados por el hombre y éste ha sido incapaz de entenderlos con objetividad porque como lo he expresado en múltiples ocasiones la realidad está permeada por la incapacidad del ser humano de percibir la realidad.
Es por esta razón que, por ejemplo, el célebre maestro de la canción de Patxy Andión no puede explicar claramente en una guerra quien venció y fue vencido. Lo mismo sucede en Colombia donde la dualidad se presenta en cada hecho político, en una confrontación tal que el pensamiento cerrado, terquedad, soberbia y la incapacidad de escuchar al otro han frustrado la posibilidad de entender pasado, presente y futuro de la nación. En Colombia es tan dramática la situación que hasta se nombró una “Comisión de la Verdad” cuya verdad es igual o quizás más sesgada que la que relataban mis profesores de tiempos pasados.
El antagonismo, llevado a los extremos, se traduce en sectarismo y esa precisamente es la tragedia de nuestro país, tragedia que no nos permite ni siquiera leer o analizar los proyectos de ley que se presentan en el Congreso y mucho menos analizar las objeciones que se hacen, una iniciativa no es buena o mala en sí, lo es dependiendo de su origen, de quien la presenta. Prisioneros de esa dinámica, es imposible encontrar el camino para solucionar las dificultades que atraviesa el país, máxime si unos y otros utilizan, sin escrúpulos, las herramientas electrónicas, de mercadeo y publicidad para manipular la opinión pública.
Obviamente, para ver, “analizar y considerar” y concluir se hace necesario reconocer que no se es dueño de la verdad porque, entre otras, esta no existe. La terquedad, la egolatría y la falta de humildad de los gobernantes, en últimas, se traduce en desprecio por sus gobernados y la falta de apertura mental de los humanos hace que la historia no exista y que solo hayan múltiples historias.
ANTES DEL FIN
El tiempo pasa vertiginosamente, esta semana comenzó el mes de mayo y los colombianos se sumergen en las campañas electorales con miras a las elecciones de octubre y, otra vez, las historias amañadas de nuestra realidad se multiplicarán en las voces de los candidatos.
Alboradas y anocheceres cargados de naranja y rojo, que estremecen a los humanos sensibles, parecen ser el preludio del fenómeno del niño, otra tragedia al igual que el invierno, que tendremos que afrontar los transeúntes de la tierra por estos años.