DIAN. UNO VUELVE SIEMPRE… 30 AÑOS DE PEQUEÑAS COSAS.
Eligio Palacio Roldán
DIAN. UNO VUELVE SIEMPRE… 30 AÑOS DE PEQUEÑAS COSAS.
Eligio Palacio Roldán
GRATITUD
Eligio Palacio Roldán
Cuando Douglas me pidió que representara a los estudiantes, en este acto de graduación, pensé que más que unas palabras, yo debía expresar un sentimiento. Para expresar ese sentimiento, acudo a un viejo proverbio chino: “Cuando bebas agua, recuerda la fuente”
Graduandos Diplomado TICS para Periodistas
GRATITUD
A Orlando Cadavid Correa. Luz Amparo Gil. Carlos Andres Pineda. Humberto López López – Club de la Prensa – Douglas Balbín. Juan Fernando Perez. Manuel Molina – Hoteles DANN Medellín. Patrocinadores Diplomados. Guillermo León Bolivar – Facultad de Ingeniería de Telecomunicaciones, Universidad Santo Tomás, sede Medellín. Profesores – Compañeros.
En la segunda mitad de la década del 60 del siglo pasado, en las montañas de Antioquia, un niño con limitaciones visuales descubría un cubo rectangular, de frente plateado, laterales y respaldo en cuero negro, dos botones y unos sonidos que marcaron su existencia, para siempre. Era un radio.
Con la percepción de los sonidos y una imaginación desbordada, este niño fue construyendo sus ídolos. Ídolos de la niñez, de la juventud, de la edad adulta, del antes y el después. De siempre.
Luego llegaron imágenes borrosas en la televisión y después, envolviendo alguna verdura, El colombiano. Se amplía el número de ídolos.
Unos años más tarde, su habilidad por los números lo llevaron a ser ingeniero y lo extraviaron del camino. Un poco tarde quizás, se hizo periodista.
Llegó a su vida el maestro Orlando Cadavid. Gratitud eterna. Se hizo realidad su sueño de estar en Caracol con algunos de sus ídolos. La remuneración, tan escasa para los periodistas, lo hicieron de nuevo abandonar el camino.
Llegaron Luz Amparo Gil y Carlos Andrés Pineda. Gratitud eterna, por su apoyo.
Y ese hombre siempre sonriente, con este servidor. Cálido, amoroso, persistente, terco, emprendedor. Un Quijote defendiendo a los periodistas y trabajando por ellos: por su bienestar, por su educación, por su remuneración, por su desarrollo como profesionales y como seres humanos: El Maestro Humberto López. Gratitud Eterna. De su mano he podido compartir, durante los últimos 11 años, con mis héroes de ayer, de hoy y de siempre: Mis amados colegas, mis amados periodistas.
Jota Enrique, Jaime Tatis, don Jesús, Jorge Luis, Carmen, Jorge Eusebio, Martha, Yolanda, Azael, Waldir, Douglas, Olga Lucía… Todos ustedes, queridos compañeros: CIPA; Círculo de Periodistas de Envigado. En fín…
Muchos minutos compartidos. Muchas cosas hermosas aprehendidas. Muchas sonrisas. Varios chistes flojos. Algunos enfados. Una que otra discusión. Muchos conocimientos adquiridos. Infinitos instantes de grata compañía.
Gracias a Humberto, al Club de la Prensa, a su junta Directiva, a Douglas, a Manuel Molina, al Hotel Dann. A varias empresas patrocinadoras: UNE, BANCOLOMBIA, COTELCO, COMFAMA, entre otras. A Uniremington, Esumer, Universidad de Antioquia, Universidad de Medellín, Universidad Pontificia Bolivariana, Fundación Universitaria Luis Amigó, Universidad Eafit, y a la Universidad Autónoma Latinoamericana.
Este servidor ha podido adquirir conocimientos en Periodismo Económico, Comercio Internacional, Ciencias del Derecho para Periodistas, Administración de Empresas, Economía Social, Periodismo Turístico, Banca y Finanzas y Seguridad Social.
Después de varias insinuaciones de Juan Fernando Pérez, mi sicoanalista, Gratitud Eterna, llegan Guillermo León Bolivar – Universidad Santo Tomás y Douglas Balbín – El Club de la Prensa, a abrir un camino: Un camino para el periodismo independiente, para el periodismo libre, para el periodismo sin límites y sin limitaciones: El Diplomado en TICS para Periodistas: Gratitud Eterna.
Espero recorrer este camino y los invito a todos ustedes, queridos compañeros, a que lo recorramos llenos de entusiasmo, con la dedicación y el esfuerzo que les he conocido en su trabajo diario en los medios de comunicación, con la fraternidad y la camaradería que los caracteriza, con la fuerza del espíritu, el profesionalismo y la responsabilidad de los hombres que nacieron para relatar la historia del mundo, de un mundo quizás invisible para los humanos sin nuestra presencia.