MANRIQUE… UNO VUELVE SIEMPRE

MANRIQUE… UNO VUELVE SIEMPRE

Eligio Palacio Roldán

“Sueño con el pasado que añoro, el tiempo viejo que lloro y que nunca volverá.”
Carlos Gardel

La calle larga, inmensamente larga, de piedritas menuditas, en la que se fijaron los deseos por una vida diferente a la de las desoladas y pobres montañas antioqueñas, de otros días, a la que se vuelve siempre en sueños, desemboca en una pequeña plaza, que en perspectiva no se distingue, y una pequeña iglesia al fondo.

Puede leer COLANTA – JENARO PEREZ https://eligiopalacio.com/2015/02/04/colanta-jenaro-perez/

“La 45” de Manrique, la famosa carrera que cruza el barrio de sur a norte, en la ciudad de la eterna primavera, no corresponde propiamente a la de la fantasía onírica creada con los restos de recuerdos, ilusiones e imaginaciones de un niño campesino. Sin embargo, tiene mucha magia, tanta como la de aquellos años que precedieron a una historia violenta en los tiempos de Pablo Escobar y el Cartel de Medellín.

Recorrer la 45 de Manrique es regresar a la infancia, redescubrir los almacenes y las escenas del recuerdo: La ilusión por un juguete, un helado o, tal vez, por una muda de ropa. Un niño, llorando, aferrado  de la mano de su madre  que contiene las lágrimas, en una lucha eterna por el bienestar de su hijo, el padre ausente quizás sumergido en el licor o en una de las drogas alucinógenas de la modernidad, acaso asesinado por la violencia que ha marcado nuestra existencia. También es vivir la magia de la bohemia; pero, sobre todo, ver correr la vida de norte a sur y en sentido contrario: la gente que lucha por salir adelante, los que se rebuscan el diario sustento, los pillos y los que controlan a los pillos. Muy poca autoridad, pero el estado presente con el sistema Metroplus, la iluminación y las calles limpias y asfaltadas.

 

 

El amor por el tango, ese que marcó diferencia y convirtió el género musical en símbolo del barrio, parece condenado a desaparecer bajo los nuevos ritmos juveniles. Entre las calles 80 y 66, estaciones Manrique, Gardel y Palos Verdes del Metroplus, existen tan solo tres o cuatro sitios dedicados a la música del Rio de la Plata. El más emblemático, Café Alaska, será reubicado en el segundo piso de su dirección actual (Carrera 45 con calle 80) impidiendo la llegada de los abuelos que tertulian, todo el día, alrededor de un café, la buena música y las historias de leyenda del ayer del barrio, Medellín, Antioquia y Buenos Aires, la capital del país austral.

 

 

 

Pero Manrique se niega a perder el brillo de otros días, se observan letreros comerciales que evocan al “Zorzal Criollo”, poniendo en evidencia el amor que se le ha tenido al ídolo o quizás una ilusión de viajar al sur, a Argentina.

 

 

Permanece el monumento a Gardel, donde junto a su estatua y las placas conmemorativas  se enlazan las banderas de Antioquia, Colombia y Argentina. La Casa Gardeliana ha perdido el brillo de otros días aunque trata de preservar la cultura del tango a través objetos representativos y las clases de baile. El último viernes de cada mes se presentan veladas de tango y milonga.

 

 

Unas dos cuadras más abajo de la  45 está la Iglesia de Manrique, mucho más imponente y majestuosa que la de los sueños. Una obra arquitectónica de estilo gótico, para mostrar, al igual que el Convento de los Hermanos Carmelitas Descalzos anexo.

 

 

ANTES DEL FIN

Llegar al Café Alaska es muy fácil, cómodo y seguro. Se toma el Metro hasta la Estación Hospital. Allí se hace trasbordo al Metroplus en un recorrido hasta la Estación Manrique y de allí se camina una cuadra, bajando a mano derecha, hasta la esquina. En su interior está su propietario, don Gustavo, sonriendo, esperándolo.

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DOS LIDERAZGOS: PAPA FRANCISCO – ALVARO URIBE

DOS LIDERAZGOS: PAPA FRANCISCO – ALVARO URIBE

Eligio Palacio Roldán

El liderazgo se define como la capacidad de influir en los demás para lograr un objetivo determinado y, como todo en la vida, se califica según represente y/o ayude a conseguir o no los anhelos individuales coincidentes con los de un importante grupo de la población. Si el líder descubre y canaliza mis intereses digo que es un buen líder, de lo contrario no. Entonces de alguna manera el líder se convierte en prisionero de los deseos del grupo que lidera. El líder, obviamente, es dueño de un gran carisma: atrae, fascina, enamora.

Los dos líderes con mayor carisma y seguidores que he conocido en mi historia son, guardadas las proporciones, Alvaro Uribe Vélez, expresidente de Colombia, y el Papa Francisco, de visita en estos días por varias ciudades de nuestro país.

Por los dos líderes he visto las gentes llorar y vencer todos los obstáculos para tratar de saludarlos o al menos verlos, comprobar su presencia. Por Uribe he visto gente desmayar, también.

El Papa representa hoy, como nunca en la historia de la iglesia católica, la necesidad de la inclusión dada la diversidad en las formas de ser y de estar del ser humano en la tierra. Jorge Mario Bergoglio lo vio, lo comprendió y lo incluyó como política de acercamiento con fieles e infieles, a pesar del sectarismo propio de la organización religiosa que dirige y de una trayectoria de intolerancia que “pesa” sobre la historia de la humanidad. Este hecho le ha generado mayor liderazgo, reconocimiento y seguidores.

Lo mismo le sucedió a Alvaro Uribe en los tiempos de su primera candidatura  y de su período presidencial inicial al interpretar el deseo de los colombianos de derrotar la guerrilla, Falló, el hoy expresidente, en interpretar el deseo de todo un país de vencer a los corruptos y de transformar la clase política.  Se equivocó y utilizó su liderazgo conestando con los corruptos y de alguna manera traicionando a sus electores. Ese hecho le generó la oposición de grupos de opinión que lo han desgastado al igual que no ver y entender los nuevos deseos de paz de los colombianos. Es decir dejó de interpretar y canalizar los anhelos de sus liderados. No de todos, obviamente, pero si de una gran cantidad, en especial de los demás líderes de opinión. En esta posición Uribe recuerda a los tradicionales líderes negativos de la escuela, imposibles de controlar por la maestra angustiada.

Al igual que el de Uribe, el liderazgo del Papa peca por no escuchar los deseos de una gran parte de las gentes que lo siguen. En el caso colombiano, la necesidad de que los exguerrilleros de las Farc muestren algo de arrepentimiento, algo de reparación y que no lleguen como en la parábola bíblica, citada esta semana por el presidente Santos, como el hijo pródigo: con mayores privilegios que el resto de colombianos que tienen que luchar a diario por sus subsistencia; por que el mensaje que queda al final de esta historia es que ser guerrillero fue mucho más rentable económica y socialmente que ser un ciudadano de bien.

Puede leer
LO TANGIBLE DE LO INTANGIBLE https://eligiopalacio.com/2013/03/13/lo-tangible-de-lo-intangible/
BUSCANDO A FRANCISCO… EL PAPA https://eligiopalacio.com/2017/09/05/buscando-a-francisco-el-papa/

ANTES DEL FIN

Excelentes los “Buenos Aires” que deja el Papa en la sociedad colombiana, ojalá permanezcan por algún tiempo; pero ¿Cuánto costó su venida a las debilitadas arcas de nuestro país?

Increíble la fe de los comunistas de ayer, aquellos para los cuales la religión era “el opio del pueblo”. Increíble, también, el distanciamiento del Centro Democrático en la visita del Papa, los rezanderos de nuestra historia reciente. En ambos casos, es más fuerte el ansia de poder que la religión. Con el paso del tiempo, resultó siendo más opio del pueblo el ansia de poder que la política.

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