EL OCASO DE CARACOL RADIO… EN LOS TIEMPOS DEL CORONAVIRUS XII

EL OCASO DE CARACOL RADIO… EN LOS TIEMPOS DEL CORONAVIRUS XII

Eligio Palacio Roldán

Siendo instantes muy hermosos, ambos, siempre será mejor ver amanecer que atardecer. Un día, es lo más parecido a la vida de un ser humano, un animal,  una planta, un proyecto o una empresa. Ver como se nace y se crece es gratificante y es triste el declinar, el ocaso. No en vano es el inicio del paso a la muerte. Eso es lo normal y se acepta con resignación, es más difícil de asumir cuando se presenta de manera prematura.

Mi historia personal ha estado ligada a la radio y en especial a Caracol, ahora Caracol Radio. Los más remotos recuerdos de infancia se recrean con las radionovelas y los programas de humor de “La Primera Cadena Radial Colombiana”, allá en las colinas de Entrerríos – Antioquia. Las radionovelas fueron sacadas prematuramente del aire por temor a la televisión, en una decisión que considero equivocada: pienso ese género tiene aún mucho para dar. Ese declinar, de entonces, dio paso con fuerza a la era de la información periodística en la radio colombiana.

Desde 1979 Caracol Radio fue primera en noticias gracias al liderazgo de Yamit Amat y a un equipo periodístico que se consolidó con los años y formó nuevas generaciones de periodistas que, luego, nutrieron las demás cadenas radiales. Ese equipo, fue fundamental para que a la llegada de Darío Arismendi, en 1991, no se generaran traumatismos como los de hoy con Gustavo Gómez.

Gustavo Gómez es un excelente periodista y siempre creí que sería el reemplazo de Darío Arismendi; pero Caracol Radio cometió un grave error al cambiar el equipo de 6AM HOYXHOY, a excepción de Darcy Quinn que trata de sostener el programa, y contratar dos juiciosos e insípidos periodistas: Mabel Lara y Espinosa. Y aunque ha mejorado con respecto a sus inicios, dista mucho de ser el programa bandera de la cadena: Se le ve declinar y no parece haber interés para salvarlo: Ya es hora de llamar a quienes salieron hace un año como Patricia Pardo y Cesar Moreno. A propósito de Moreno, que pobreza en la información internacional en la cadena: atrás quedaron épocas de corresponsales en varias ciudades del mundo y la fuerza de periodistas como Lucía Esparza; y saber, lo fácil que es tener un corresponsal hoy, dadas las herramientas tecnológicas disponibles. No parece que Caracol perteneciera al Grupo Prisa, que tiene  periodistas en casi todo el mundo.

Pero el declive no es solo del emblemático 6AM, a las diez de la mañana, hay un programa, bien hecho, pero que no corresponde a las necesidades del oyente de hoy. El contenido de ese programa se puede integrar más bien al informativo y hacer un bloque hasta las once de la mañana. Además, en Medellín, pareciera un relleno pues lo interrumpen para dar paso a las noticias locales. A las doce, del medio día, se transmite un noticiero, también sin la fuerza de otros días; hasta Juan Gossaín y Margarita Vidal lo presentaron, alguna vez. Bueno, todo tiempo pasado…

A la una de la tarde el declive es total: llega la oscuridad de la noche. Ni Cesar Augusto Londoño ni Oscar Rentería han tenido buena acogida entre los oyentes. Sus comentarios son más desabridos que los de los periodistas de la mañana y el programa se ve tan rebuscado que cae en la dramaturgia barata.

Respira Caracol de dos a cuatro de la tarde con el programa deportivo de Diego Rueda, muy bien hecho, para luego caer en el letargo de la Luciérnaga: Gabriel de las Casas no está para conducir ese programa, tampoco lo estuvo Gustavo Gómez a quien le quedan restos, que lo perjudican en la conducción del programa de la mañana. Falta un conductor con intelecto y estrategia que lleve, de nuevo, el programa  a la ironía política de otros días y lo saque del remedo de Sábados Felices en que se convirtió.

Es mejor la programación de la noche: Hora 20, El Alargue y Lo más Caracol se destacan.

En los tiempos del coravirus se esperaba más de la básica de Caracol. Ha sido tanta la audiencia y tantas las posibilidades de crear para la radio que se siente la pobreza en la parte creativa. No sucede así con W Radio que innova a cada momento. Pareciera existir una decisión empresarial para fortalecer La W y marchitar la básica. Obvio, sus “estrellas” colaboran en este propósito.

Así como Caracol Radio abandonó las radionovelas, hace cuarenta años, por miedo a la televisión, hoy lo hace con la información y el entretenimiento. Aquella vez se transformó, ahora parece morirá. Y considero, de manera prematura.

ANTES DEL FIN

Ningún medio de comunicación tiene la magia de la radio, magia que se está perdiendo por la transmisión de la programación en medios digitales. Es un error hacer radio para televisión.

Mientras a Caracol Radio le llega el ocaso, crecen Blu Radio y La FM.

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JORGE Y CLAUDIA EN LOS TIEMPOS DEL CORONAVIRUS

JORGE Y CLAUDIA EN LOS TIEMPOS DEL CORONAVIRUS

Eligio Palacio Roldán

Jorge y Claudia, además de grandes amigos y excelentes personas, son un par de revolucionarios del siglo XXI: alejados de la economía de mercado, del capitalismo salvaje, han construido una vida desde lo esencial. Una vida en una relación maravillosa  con la naturaleza y con los seres que la habitan; incluidos, desde luego, los humanos.

Además de esta entrevista, pueden saber más de ellos en JORGE Y CLAUDIA https://eligiopalacio.com/2012/10/27/jorge-y-claudia/

LA TELEVISIÓN… EN LOS TIEMPOS DEL CORONAVIRUS XII

LA TELEVISIÓN… EN LOS TIEMPOS DEL CORONAVIRUS XII

Eligio Palacio Roldán

En general, los tiempos del Coronavirus han sido un regreso al pasado en cuanto a movilidad, economía, costumbres y hasta en la oferta televisiva. No así internet  que ha sido una solución para el trabajo en casa, el teletrabajo y para fortalecer relaciones familiares y sociales.

En relación con el regreso al pasado, en televisión, ya el canal RCN se había adelantado con la repetición de telenovelas, dada su crisis económica, aunque será pionera, en dramatizados en tiempos del coronavirus, con la producción CONFINADOS, que se estrena este domingo, al tratar el tema y grabar una serie en confinamiento.

Caracol, en materia de producciones dramatizadas, también, pareciera estar en confinamiento desde hace años: repite fórmulas que le funcionan, una y otra vez, hasta cansar a la teleaudiencia. La más manida, la del narcotráfico; pero no sola esa: la novela inmortal de Alejandro Dumas, El Conde de Montecristo, es retomada una y otra vez en versiones modernas. Las más recientes La Reina del Flow y La Venganza de Analía; la primera con bastante éxito y la segunda con alguna audiencia, debido en gran parte a que  hay pocas opciones en la televisión nacional. Versiones del mismo argumento han sido, entre otras: En Cuerpo Ajeno, El Cuerpo del Deseo, La Usurpadora.

Es difícil no sucumbir a la idea de reescribir El Conde de Montecristo; el argumento de volver, a una vida anterior, sin ser identificado, a reencontrarse con los seres queridos y a cobrar venganza por los maltratos recibidos, seduce. Es una especie de resurrección. Yo incluso la utilizo en mis cuentos (LOS CUENTOS DE EL VIAJERO https://eligiopalacio.com/el-viajero/). El problema de “La Venganza de Analía” es haberla transmitido con tan poca diferencia de tiempo con la Reina del Flow y, en especial,  llevar la trama al mundo de la corrupción, en política, en nuestro país; un mundo que asquea. Además, la falta de matices en la personalidad del antagonista y el maniqueísmo con que se maneja su estructura mental cansan. El personaje parece armado con todos los defectos que se le atribuyen a un popular  expresidente de la república. De otro lado, a las escenas les falta emoción, pareciera hay problemas en la dirección de actores; no se les ve creíbles. Esta obra no parece ser una producción de CMO que siempre se ha distinguido por la calidad que imprimen a sus relatos.

En lo que sí han estado a la altura de las circunstancias, los canales de televisión, es en los noticieros: La ampliación de horarios, el despliegue tecnológico, la capacidad para informar, explicar y persuadir sobre los cuidados que hay que tener en estas circunstancias son acertados. Obviamente, en algunas ocasiones, exageran y tienden al amarillismo. Para destacar la presencia de Mauricio Gómez, en Noticias Caracol, uno de los mejores periodistas en la historia de la televisión colombiana.

Obviamente, repetir no siempre es malo. Se destacan los especiales de Los Informantes y Séptimo Día, los partidos de fútbol ya míticos y una que otra telenovela. Sin embargo, esa no puede ser la estrategia más recurrente, ni en ésta ni en ninguna época. La legislación colombiana debiera limitar en tiempo y horario la repetición de telenovelas.

El coronavirus nos tomó a todos por sorpresa pero en la resilencia está el secreto del éxito. Los canales de televisión aún no reaccionan en medio de una gran oportunidad para captar audiencias esquivas.

ANTES DEL FIN

Colombia vuelve poco a poco a la nueva normalidad. Nueva normalidad con más contagios, ojalá pocos muertos y menos pobreza. Una normalidad que no tiene nada de normal pero que ojalá permita superar los problemas económicos, sociológicos y sicológicos que dejan estos dos meses de encierro.

Con el transcurrir de los días de aislamiento unas relaciones crecen y otras se apagan. Se depuran, para ser más exactos. Si algún día se regresa al estado anterior a la pandemia, muchas cosas habrán cambiado en nuestro interior y en nuestra relación con el entorno.

ENTRERRIOS… EN LOS TIEMPOS DEL CORONAVIRUS XI

ENTRERRIOS… EN LOS TIEMPOS DEL CORONAVIRUS XI

Eligio Palacio Roldán

Hace muchos años, cerca de un siglo, Entrerríos se iluminaba, en las primeras horas de la noche,  con la energía producida por una pequeña planta eléctrica. Luego, el pueblo se sumergía en la penumbra y las historias fantásticas salían del imaginario popular: se hablaba de brujas, fantasmas, bolas de fuego surcando los aires y hasta de una mula de tres patas. Esas leyendas ocultaban amores secretos y hasta delitos como el contrabando de tabaco. Como canta José Larralde  “… todo aquello ya pasó. Fue a la orilla de un tiempo en el recuerdo…” (https://www.youtube.com/watch?v=8kCOG2W-Vzc). Sin embargo, parecen estar aquí, de regreso, de la mano del Coronavirus.

Como ayer, pareciera un pueblo fantasma, pero no hay tal. Tras de cada ventana, cada sombra, hay seres humanos que sienten, viven, aman y luchan… Mañana, también, serán parte de los mitos que se contarán sobre  lo ocurrido…  En Tiempos del Coronavirus.

 

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