DOS LIDERAZGOS: PAPA FRANCISCO – ALVARO URIBE
Eligio Palacio Roldán
El liderazgo se define como la capacidad de influir en los demás para lograr un objetivo determinado y, como todo en la vida, se califica según represente y/o ayude a conseguir o no los anhelos individuales coincidentes con los de un importante grupo de la población. Si el líder descubre y canaliza mis intereses digo que es un buen líder, de lo contrario no. Entonces de alguna manera el líder se convierte en prisionero de los deseos del grupo que lidera. El líder, obviamente, es dueño de un gran carisma: atrae, fascina, enamora.
Los dos líderes con mayor carisma y seguidores que he conocido en mi historia son, guardadas las proporciones, Alvaro Uribe Vélez, expresidente de Colombia, y el Papa Francisco, de visita en estos días por varias ciudades de nuestro país.
Por los dos líderes he visto las gentes llorar y vencer todos los obstáculos para tratar de saludarlos o al menos verlos, comprobar su presencia. Por Uribe he visto gente desmayar, también.
El Papa representa hoy, como nunca en la historia de la iglesia católica, la necesidad de la inclusión dada la diversidad en las formas de ser y de estar del ser humano en la tierra. Jorge Mario Bergoglio lo vio, lo comprendió y lo incluyó como política de acercamiento con fieles e infieles, a pesar del sectarismo propio de la organización religiosa que dirige y de una trayectoria de intolerancia que “pesa” sobre la historia de la humanidad. Este hecho le ha generado mayor liderazgo, reconocimiento y seguidores.
Lo mismo le sucedió a Alvaro Uribe en los tiempos de su primera candidatura y de su período presidencial inicial al interpretar el deseo de los colombianos de derrotar la guerrilla, Falló, el hoy expresidente, en interpretar el deseo de todo un país de vencer a los corruptos y de transformar la clase política. Se equivocó y utilizó su liderazgo conestando con los corruptos y de alguna manera traicionando a sus electores. Ese hecho le generó la oposición de grupos de opinión que lo han desgastado al igual que no ver y entender los nuevos deseos de paz de los colombianos. Es decir dejó de interpretar y canalizar los anhelos de sus liderados. No de todos, obviamente, pero si de una gran cantidad, en especial de los demás líderes de opinión. En esta posición Uribe recuerda a los tradicionales líderes negativos de la escuela, imposibles de controlar por la maestra angustiada.
Al igual que el de Uribe, el liderazgo del Papa peca por no escuchar los deseos de una gran parte de las gentes que lo siguen. En el caso colombiano, la necesidad de que los exguerrilleros de las Farc muestren algo de arrepentimiento, algo de reparación y que no lleguen como en la parábola bíblica, citada esta semana por el presidente Santos, como el hijo pródigo: con mayores privilegios que el resto de colombianos que tienen que luchar a diario por sus subsistencia; por que el mensaje que queda al final de esta historia es que ser guerrillero fue mucho más rentable económica y socialmente que ser un ciudadano de bien.
Puede leer
LO TANGIBLE DE LO INTANGIBLE https://eligiopalacio.com/2013/03/13/lo-tangible-de-lo-intangible/
BUSCANDO A FRANCISCO… EL PAPA https://eligiopalacio.com/2017/09/05/buscando-a-francisco-el-papa/
ANTES DEL FIN
Excelentes los “Buenos Aires” que deja el Papa en la sociedad colombiana, ojalá permanezcan por algún tiempo; pero ¿Cuánto costó su venida a las debilitadas arcas de nuestro país?
Increíble la fe de los comunistas de ayer, aquellos para los cuales la religión era “el opio del pueblo”. Increíble, también, el distanciamiento del Centro Democrático en la visita del Papa, los rezanderos de nuestra historia reciente. En ambos casos, es más fuerte el ansia de poder que la religión. Con el paso del tiempo, resultó siendo más opio del pueblo el ansia de poder que la política.