PABLO ESCOBAR, FARC: GUERRAS PERDIDAS

PABLO ESCOBAR, FARC: GUERRAS PERDIDAS

Eligio Palacio Roldán

Recorriendo la Hacienda Nápoles, tres mil hectáreas de tierra exuberante, en el ardiente Magdalena Medio  Antioqueño, donde construyó su reino; observando los restos de lujo y ostentación presentes en los animales exóticos, que el narcotraficante trajo al país desde diferentes rincones del mundo, en los lujosos vehículos ahora destrozados por las armas y el tiempo, en la pista aérea desde donde se despacharon miles de toneladas de drogas ilícitas y donde arribó lo más granado de nuestra sociedad, la plaza de toros testigo de faenas y fiestas de fantasía y las caballerizas donde una exposición fotográfica, de las atrocidades cometidas por el delincuente, hace que se agolpen cientos de turistas de Colombia y el mundo, tratando de descubrir y palpar una realidad quizás mágica, no hay más que concluir que Pablo Escobar logró su cometido: se hizo inmortal, casi un Dios.

Y es que Pablo Escobar es una leyenda en Colombia y el mundo; solo así se entiende la fiebre por el personaje: series de televisión, películas, disfraces para el día de los niños y hasta muñecos recuerdan al personaje (Ver http://www.revistaarcadia.com/noticias/articulo/el-exito-economico-de-netflix-y-narcos/57119, http://www.semana.com/vida-moderna/galeria/netflix-lanza-un-pablo-escobar-de-juguete/495623  y http://www.semana.com/cultura/articulo/javier-bardem-y-penelope-cruz-haran-una-pelicula-de-pablo-escobar-en-colombia/495808).

¿Qué sentirían, qué pensarían Guillermo Cano, Rodrigo Lara Bonilla, Luis Carlos Galán, y los cientos de seres inocentes inmolados por Pablo Escobar si estuvieran de regreso a la vida y descubrieran que ese ser, que consideraron la personificación de la maldad, con el tiempo, se convertiría en un mito?

Desilusión, dolor, amargura e impotencia al saber que los esfuerzos fueron vanos, que la partida se perdió: La batalla y la guerra. Que triunfó el mal sobre el bien, que sus muertes fueron inútiles. Presenciarían una Colombia más corrupta, con una cultura traqueta predominante, con el narcotráfico expandido como ni siquiera el mismo Escobar lo soñó. Y, ¿Qué sentiría Escobar? Felicidad inmensa, creo yo.

En fin. La guerra la ganó Pablo Escobar, la ganó el narcotráfico. Se la ganó a Colombia, a los colombianos de bien, a los Estados Unidos y al mundo. (Ver https://eligiopalacio.com/tag/pablo-escobar/).

Pues bien, lo mismo que sucedió con Pablo Escobar está sucediendo con las Farc. Incluso, hasta el Comité Noruego tuvo entre sus candidatos para el Premio Nobel de Paz a Timochenko, el líder de la organización criminal. Ya se construye, también, el parque temático para que miles de turistas rindan culto a la guerrilla de las Farc, haciéndole contrapeso al de Escobar. (Ver http://elperiodico.com.do/internacionales/09/23/colombia-farc-construyen-parque-inician-turismo-guerrillero/)

¿Qué sentirían, qué pensarían   los muertos de Bojayá, los muertos del Club el Nogal, los diputados del Valle del Cauca, lo militares asesinados  y los cientos de seres inocentes inmolados por las Farc si estuvieran de regreso a la vida y descubrieran que esa organización que consideraron la personificación de la maldad, con el tiempo, se convertiría en un mito? Desilusión, dolor, amargura e impotencia al saber que los esfuerzos fueron vanos, que la partida se perdió: La batalla y la guerra. Que triunfó el mal sobre el bien, que sus muertes fueron inútiles.  Y, ¿Qué sentirán las Farc? Felicidad inmensa, creo yo.

¿Qué sentirá, qué pensará el expresidente Alvaro Uribe Vélez y los militares que han dedicado su vida a luchar contra la narco guerrilla?

A las Farc y a Pablo Escobar los une el mismo principio económico: el narcotráfico como fuente de enriquecimiento. El dominio del estado y la sociedad colombiana. El ánimo de vencer la oposición del gobierno norteamericano al comercio de drogas ilícitas.

Y triunfaron. Doblegaron a Colombia, a los colombianos y al mundo. Quizás para el país, ante las Farc, lo mejor sea hacer lo que se debió hacer con Pablo Escobar, lo que hace tiempo hicieron las autoridades de Medellín  frente a la delincuencia, lo mismo que pretende hacer el presidente Santos: Claudicar.

Entendiendo que no hay nada que hacer para derrotar a los delincuentes es mejor dejarlos que manejen las rutas del narcotráfico y del microtráfico y la “seguridad” de las regiones y mientras tanto invertir en la comunidad y en especial en las nuevas generaciones, como  lo han hecho los alcaldes de Medellín, para ver si algún día, lejano, la guerra termine.

ANTES DEL FIN

De mostrar, de disfrutar y de poner como ejemplo los desarrollos de los parques acuáticos de la Hacienda Nápoles. Una excelente posibilidad de entretenimiento y diversión.

¿Para qué los administradores de la Hacienda Nápoles piden a los empleados que no generen ruido alrededor de la historia de Pablo Escobar? No sean ingenuos. No se hagan los tontos. Todos los turistas van tras la historia del narcotráfico, por bonita que tengan la hacienda y por atractivos que resulten sus parques recreativos.

Anuncio publicitario
A %d blogueros les gusta esto: