SELECCIÓN COLOMBIA
Al final la vida sigue igual…
Eligio Palacio Roldán
Creo que el próximo viernes, en la noche, luego del partido entre las selecciones de fútbol de Colombia y Argentina, todos los colombianos cantaremos la canción, grabada en la década del 70, La Vida Sigue Igual del, legendario cantante, argentino Sandro de América, porque todo seguirá igual para nuestro fútbol: una derrota más, otra ilusión frustrada.
La programación neurolingüística, el psicoanálisis, el análisis transaccional y cuanta teoría sicológica o de crecimiento personal existen, se enfrentan a la dificultad del ser humano de cambiar sus formas de ser y de actuar, formas aprehendidas durante los primeros años de vida como consecuencia de su interrelación con el Otro.
En psicoanálisis “La repetición es un concepto que Sigmund Freud definió para intentar dar un fundamento al impulso de los seres humanos a repetir actos, pensamientos, sueños, juegos, escenas o situaciones desagradables o incluso dolorosas”.
En Programación Neurolinguística “La repetición de ciertas palabras o mensajes frecuentes, crean un programa. Estos programas ya instalados producen emociones que dirigen nuestras conductas y nuestras reacciones”.
Generalizando, con excepción de García Márquez, Fernando Botero, Shakira y otra decena de compatriotas, podríamos decir que lo más repetitivo entre los colombianos es el fracaso. Dirían los psicoanalistas que “gozamos” fracasando, los de programación neurolingüística, seguramente, identificaran varias palabras que inexorablemente nos conducen al fracaso y los de análisis transaccional que tenemos un guion que seguimos inconscientemente. Y todos, lograremos algunas mejoras, tendremos algunos éxitos y luego regresaremos a lo de siempre, porque las marcas están grabadas en lo más profundo de nuestro ser.
El más claro ejemplo de lo que trato de explicar es la Selección Colombia de Fútbol. Ha tenido momentos brillantes, pero luego siempre regresa a lo de siempre: La mediocridad.
En 1993 hizo historia con el mítico 5-0 frente a su similar de Argentina y permitió hacer creer a todos los colombianos que saldría triunfadora en el Mundial de Estados Unidos, en 1994. El resultado, un doloroso fracaso.
En el año 2014 la Selección volvió a hacer historia, en el Mundial de Brasil, y hoy, un año después, nos sumerge de nuevo en la tristeza y la desilusión. Bueno, avanzamos. Por lo menos no hemos asesinado ningún jugador. Hasta ahora.
Y, como antes, pasamos de tener ídolos a pésimos jugadores y de un excelente director técnico (Maturana, Pékerman) a un tipo «rosquero» y “enamorado” de dos o tres jugadores.
La realidad está en que seguimos repitiendo los mismos comportamientos: sobrados ante los débiles, que siempre nos terminan eliminando, y medio decorosos ante los grandes. A, veces, muy pocas veces, brillantes.
Lo que deja, entre los colombianos, la Selección de Fútbol, en su participación en La Copa América, hasta ahora, es una amalgama de sentimientos que van desde algún momento feliz hasta impotencia, rabia y desilusión. En mi caso, por ejemplo, llegué a desear fervorosamente que Venezuela empatara con Brasil y nos eliminara. La verdad, creo se merecía más la clasificación, a cuartos de final, la selección de fútbol del vecino país que la nuestra.
Quizás, este viernes, la Selección Colombia de Fútbol, nos sorprenda y vuelva a brillar. No lo creo. Es muy difícil dejar de repetir la historia y nuestra historia o nuestra programación o nuestro guion es el fracaso en el fútbol. Claro, también en muchas otras cosas.
Una vez eliminada la Selección Colombia volveremos a cantar, también, “Otro año otro año que pasa y yo esperando yo esperando…”. ¿Quién dijo que esta canción era exclusiva del Deportivo Independiente Medellín?
ANTES DEL FIN
Si de repeticiones y fracasos vamos a hablar, ¿Qué tal los diálogos con la guerrilla? ¿Qué tal la capacidad de convicción de nuestros gobernantes con sus contrincantes en las mesas de diálogo? ¿Qué tal el cinismo de las Farc? Ante todo esto, los colombianos tenemos una mezcla de sentimientos peor que la observada frente al desempeño de la Selección Colombia. No hay nada que hacer.
Los diálogos de paz del gobierno Pastrana, por lo menos, nos dejaron un ejército bien organizado, armado y fortalecido. ¿Que nos dejará el proceso de paz de santos?