LA VENEZOLANIZACIÓN DE LA ECONOMIA COLOMBIANA
Eligio Palacio Roldán
En Medellín hay cada vez más desempleo o subempleo, incluido el narcotráfico y la prostitución. Cierta estabilidad del agro, afianzada en el sector lechero, parece desmoronarse.
Miércoles 27 de febrero de 2013
“Bogotá- Ayer el Banco de la República publicó los resultados del comportamiento de la economía para el cuarto trimestre del 2012. Las cifras arrojaron un crecimiento de 5,6% respecto al 2011, pero dicho avance está sustentado en el comercio y las importaciones pues la industria nacional se debilita y apenas avanza 1,8% en el año.
El Producto Interno Bruto (PIB) de la manufactura arrojó para el IV trimestre del 2012 un crecimiento ligero de apenas 1,1%. El dato demuestra una desaceleración en el sector, pues en el III trimestre el avance fue de 2,9%; mientras que cuando se toma en cuenta el total del 2011 la manufactura experimentó un crecimiento de 3,8%.
Para los economistas las estadísticas son una muestra de la desindustrialización de Colombia. «Hay una evidente pérdida de peso de la manufactura en la economía, una desindustrialización relativa en el país», comentaron los analistas.
Agregaron que este es un mal en las economías que crecen a través de las exportaciones de commodities, que con el flujo de dólares importan bienes para el consumo interno en detrimento de la industria nacional. «Es un mal que se agudiza en Colombia».
Explicaron que ante una economía que creció en 5,6%, impulsada por un boom de consumo que se alimenta con el gasto oficial, y con relativa baja inversión en producción, la contracción industrial se traduce en problemas de oferta en el mercado.
En la medida que el consumo siga avanzando por encima del crecimiento de la industria, y no haya un incremento de los ingresos por la vía de los commodities, los problemas con la oferta se agudizarán.”
Jueves, 18 de julio de 2013
“Venezuela ha venido experimentando un proceso de desindustrialización a través del cual su relación Valor Agregado Industrial/PIB ha venido descendiendo de niveles del 24% hace tres décadas, a uno del 15% hace una década y actualmente se perfila hacia tan sólo un 9%ó12% en dicha relación en el período 2012-2020. En términos de generación de empleo, la industria aportaba cerca del 25% del total del empleo hace 30 años, aportaba el 23% hace diez, pero actualmente sólo contribuye con el 13%. Detrás de este proceso usualmente están las llamadas “fuerzas seculares” que explican que, una vez completada la primera fase de “industrialización de manufactura simple”, se da un proceso de expansión del sector terciario de servicios, comprimiendo entonces las participaciones del sector agropecuario y manufacturero dentro del PIB.
Sin embargo, en el caso de economías que crecen principalmente a través de las exportaciones del petróleo, el descenso en dichos aportes del sector industrial a la economía tiende a acelerarse. Esto como resultado de los efectos de la conocida Enfermedad Holandesa (EH), donde la abundancia de divisas de dichas exportaciones de petróleo trae aparejada una apreciación cambiaria real y persistente que tiende a comprimir el valor de las exportaciones de los productos industriales y agroindustriales, precisamente los que eran intensivos en mano de obra. Este ha sido el caso de Venezuela.”
Estos dos párrafos de El Universal de Caracas y La República de Colombia fueron modificados ligeramente con el intercambio del país y de petróleo por commodities y la conclusión es la misma: las economías de Venezuela y Colombia recorren igual camino. El de la desindustrialización.
Lo paradójico de esta historia es que quienes más temen la venezolanización de Colombia son los Uribistas quienes, desde su gobierno, de ocho años, a través de la confianza inversionista y los tratados de libre comercio, hicieron todo lo posible para que nuestra economía abandonara la industria y la agricultura y recorriera el camino de la minería, deslumbrados por las exportaciones de commodities.
En el gobierno de Uribe se firmaron Tratados de Libre Comercio con países como Estados Unidos, Chile, Canadá y regiones como Centroamérica y la Unión Europea, a pesar de la preocupación del sector productivo y de la probada desprotección en que quedaba la industria nacional en contraposición con los subsidios y el apoyo estatal en los países con los cuales se firmaban los tratados. El gobierno santos continuó aplicando la misma estrategia.
Y, ahora, estamos desprotegidos, sin industria, sin agricultura y con los precios del petróleo en niveles mínimos inimaginables tratando de controlar una inflación atada al valor de un dólar que crece exponencialmente, encareciendo los víveres que ya no producimos.
Que la economía va bien, que el índice de desempleo es de solo un dígito, dice el gobierno (ver LOS GOBIERNOS DE LOS FALSOS POSITIVOS http://wp.me/p2LJK4-AH). Mi realidad, dice otra cosa: En Medellín hay cada vez más desempleo o subempleo, incluido el narcotráfico y la prostitución, y cierta estabilidad del agro, afianzada en el sector lechero, parece desmoronarse. (Ver RECESIÓN EN EL SECTOR LECHERO http://wp.me/p2LJK4-1hC).
Es verdad que, todavía, no llegamos a los niveles de desabastecimiento de Venezuela, pero vamos por el mismo camino, y a nadie parece importarle.
ANTES DEL FIN
Y llegan las elecciones locales, ¿qué candidato a Concejo Municipal, Alcaldía, Asamblea, o Gobernación ofrece alguna posibilidad de mejorar la economía de su pequeño “reino”?.