EL ERMITAÑO Y EL AZULEJO
Eligio Palacio Roldán
Esta historia está dedicada a alguien que seguramente no la leerá, que si la leyese probablemente no la entendería y si la entendiese, no le gustaría.
El Viajero recorre el estrecho cañón en donde, El Ermitaño, pasó sus últimos…, bueno, muchos días; ahora le parece tan angosto, tan pequeño, tan cercano a la civilización que no entiende cómo, allí, pudo vivir, alguien, aislado del mundo; es que, definitivamente, todo había cambiado, ya ni serpientes existen en la zona, y mucho menos, claro, azulejos.
Desciende con dificultad hasta el antiguo río que hoy muestra, con desdén, sus inmensas rocas, desnudas a la intemperie, sin líquenes ni musgos adheridos a su superficie; allí El Ermitaño recibía el sol en las mañanas, sin ropas, tranquilo, desinhibido.
La leche de una pareja de cabras, los huevos de unas dos gallinas y un sembrado de verduras, de no…
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