LA MUJER DEL AHOGADO

LA MUJER DEL AHOGADO
Eligio Palacio Roldán
Presentación1
 

Un día, el antiguo acólito regresó al pueblo, revestido de autoridad, era el Señor Cura. El Ahogado, dispuso ir a su encuentro en una cabalgata hasta el puente del río, donde años más tarde acabaría con su vida; allí se vio a los dos hombres abrazarse con afecto, con “mucho afecto” dijeron maliciosamente algunos. La Mujer, en el pueblo, era la encargada de las viandas para el recibimiento.

La Mujer aprovechó esa misma tarde para pedirle al Señor Cura la recibiera en confesión. A los pocos días le dijo: “han sido muchos años de dolor, me siento avergonzada con lo que le voy a decir pero es que no tengo con quien hablar; mire Señor Cura, me casé por seguirle la corriente a mi familia, siempre he querido a otro hombre, lo he deseado, le he idealizado y nunca he podido estar en sus brazos; pensé que el matrimonio calmara mi avidez, pero no fue así. La verdad, Señor Cura, tengo muchas dudas con mi marido, casi no logra engendrarme un  hijo, no le gusta besarme, ni tocarme, ni acariciarme, hace muchos meses, quizás años, no hacemos el amor, ya no sé qué hacer, los años pasan…

Y los años, habían pasado.

La Mujer y El Ahogado se vieron siempre juntos, desde niños. Todos dijeron en el pueblo que eran el uno para el otro, desde antes de nacer. Sus progenitoras eran amigas y los esperaron al tiempo; primero nació El Ahogado, a los dos meses La Mujer; se ponían de acuerdo para sus vestidos, sus fiestas de infancia, su colegio.

Aún se conservan fotos, en  sepia, donde se les ven risueños, siempre juntos. En una de ellas, cuando tenían unos siete años de edad, en una procesión de Viernes Santo, en medio del humo del incienso, muchos dicen ver claramente  como La Mujer y un niño,  de tez morena y dientes muy blancos, se miran amorosamente: ella acompañada de El Ahogado, como siempre,  y éste, cruzando miradas de deseo, con uno de los acólitos, que acompañaba al sacerdote.

Hicieron la primera comunión juntos; él le obsequió a ella un hermoso  anillo, que hoy conserva una de sus bisnietas, ella a él un par de mancornas que, algunos dijeron, entregó a un chantajista. Ese día, también, hicieron la primera comunión, el niño moreno y el acólito. En la casa de la mujer se ofreció el desayuno para todos; La Mujer obsequió al niño moreno un libro de oraciones, que  conservó junto a él hasta la muerte; El Ahogado felicitó al acólito con un estrechón de manos, que pareció electrizarles.

El acólito se fue al seminario, no se le veía en el pueblo sino en las vacaciones, era muy bien recibido en la casa de El Ahogado porque “siempre es bueno estar cerca a los futuros Ministros de Dios”, La Mujer le tenía mucho cariño y agradecimiento porque, mientras él estaba con El Ahogado, ella escapaba a verse con el niño, ahora joven, moreno.

Las madres prepararon el matrimonio, tan pronto terminaron la educación secundaria. La boda se recuerda, como una leyenda; nunca antes se vio en el pueblo tanto lujo, dicen. La víspera El Ahogado estuvo más nervioso que nunca; dijeron que era por su afán para que todo saliera bien: los mariachis, los alimentos y las flores traídos desde la ciudad; las mesas, los manteles, los músicos, los arreglos para la iglesia, para el gran patio de piedras blancas que brilló como nunca.  Alguno dijo, en medio de mofas, que el nerviosismo “es por otra cosa”.

La mujer había llorado mucho desde semanas antes; unos dijeron que era el temor al matrimonio, otros, que lloraba por un amor imposible; el joven moreno estuvo borracho durante más de un mes, el día de la boda, se le vio también llorar.

Al regreso de la “luna de miel” a la pareja no se percibió feliz, más bien preocupada; la empleada dijo que se hicieron muchos brebajes, para que pudiera venir al mundo el primogénito, cinco años después de la boda.

La Mujer siguió mirando a lo lejos al muchacho moreno que se fue haciendo mayor; lo percibió así, un día, cuando, a lo lejos, le descubrió una redonda barriga. El joven moreno envejeció solo, esperando un milagro; se le veía en el bar del pueblo, borracho, o en la iglesia rezando.

Una señora tiene que entender a su hombre, le dijo el Señor Cura, a La Mujer, y le ordenó rezar un rosario tres veces al día, durante un mes. Los deseos del cuerpo deben ser controlados, el demonio nos tienta, terminó diciendo el sacerdote.

Era otro Viernes Santo, unos cuarenta años después, La Mujer preparaba los ramos de flores para la procesión del sepulcro, que siempre encabezaba con El Ahogado, desde los años de infancia; unas tijeras hicieron falta para cortar las cintas; subió las escaleras de madera con precaución para no despertar a nadie, después del tedioso viacrucis; entre abrió la puerta de la habitación y los vio a los dos, allí, juntos, en la cama, desnudos, amándose… El Señor Cura y El Ahogado no supieron que decir; La Mujer tampoco.

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¿Y AHORA? MATONEO CONTRA URIBE

¿Y AHORA? MATONEO CONTRA URIBE
Eligio Palacio Roldán

Además del rechazo al gobierno Santos y a los diálogos de éste con las Farc, el ex mandatario Uribe tiene un nuevo punto en común con el expresidente Pastrana*, el matoneo por gran parte de la clase política colombiana y de los medios de comunicación que, como siempre, resultan “muy” identificados con el gobierno de turno.

 Ganó Santos y mientras todos trataban de unirse a su victoria, como lo hacen los lagartos al árbol que mejor cobijo les brinde,  el expresidente Uribe afirmaba que la campaña de Santos “forzó a gobernadores y alcaldes a intervenir ilegalmente en la campaña en favor del presidente candidato…

Hubo compra de votos, violación de la ley de garantías, propaganda ilegal con dineros del Estado y propaganda ilegal con personajes que cumplen funciones públicas…

Se dio presión violenta de grupos terroristas sobre los electores para que votaran por el presidente candidato

Colombia necesita un sistema democrático diferente que sea garante de transparencia y que evite los abusos como los cometidos por el Gobierno Santos.

Debemos levantarnos en contra de la pedagogía del miedo convertida en política que pretende que la compra de votos sea institución nacional…”

Esa misma noche, los medios radiales y televisivos, y el lunes los impresos, descalificaron las palabras del expresidente afirmando que lo movía el odio y su ánimo vengativo; y todos, olímpicamente, olvidaron que el expresidente no denuncia nada nuevo; denuncia una triste y cruel realidad de Colombia: nuestra pobre democracia se sostiene a punta de compra de votos, de compraventa de contratos, de auxilios económicos, de la amenaza de los grupos armados y de los narcotraficantes… y de eso, si sabe el expresidente.

Ahora, descalificar a Uribe porque usó los mismos métodos, que Santos, para hacerse elegir es un exabrupto. El expresidente tiene el deber y, diría yo, la obligación de resarcirse con Colombia y los colombianos por los malos pasos de sus ocho años de gobierno; tiene la obligación de luchar contra la corrupción, que propició, avaló o dejó pasar en sus sucesivos mandatos. Lo primero que tiene que hacer, desde ya, es promover en el Centro Democrático una iniciativa para eliminar la reelección y no aprobar la extensión de ningún mandato, ¿para qué más tiempo? ¿Para qué dilatar los proyectos? ¿Para qué frustrar generaciones de dirigentes exitosos?; cuatro años han sido suficientes para buenos gobernantes y demasiados para los malos.

Yo quiero creer en Uribe, en que aprovechará esta segunda oportunidad (http://wp.me/p2LJK4-H4) y por eso no estoy de acuerdo con el matoneo que se ejerce sobre él; el de la clase política es entendible precisamente porque se siente amenazada, son siglos de convivencia con la corrupción, pero el de los medios de comunicación no tiene ninguna razón de ser; estos deberían atender sus denuncias, es más, deberían hacerlas ellos mismos. Nuestros medios de comunicación, han sido testigos y cómplices, en algunas ocasiones, de la corrupción de nuestro país, en especial, a la hora de las contiendas electorales.

Uribe y Pastrana merecen ser escuchados por los medios de comunicación, como obsecuentemente lo hacen con Samper; siendo muy equivocados sus conceptos, tienen mucho más de ético, en su origen, que los del expresidente del elefante y por ese solo hecho, no es justo el matoneo que se ejerce sobre ellos.

ANTES DE TERMINAR

No puede ser jocosa, ni folclórica y mucho menos motivo de chanza, de los comentaristas radiales y de los generadores  de opinión, la compra de votos en la Costa Atlántica, mal que se extiende por todo el país; ese hecho hay que denunciarlo, condenarlo y reprocharlo; solo así, algún día, tendremos unas elecciones libres.

*MATONEO CONTRA ANDRES PASTRANA http://wp.me/p2LJK4-mE

615 – DIA DE LA DIGNIDAD COLOMBIANA

615 – DIA DE LA DIGNIDAD COLOMBIANA
Eligio Palacio Roldán
De los cinco que tenía, no me quedan si no dos, dos…
De los dos que yo tenía, no me quedan si no cero… cero…

Los colombianos pudimos escoger entre cinco candidatos y escogimos los dos peores, (¿POR QUIEN VOTAR, EN COLOMBIA? http://wp.me/p2LJK4-Th); ahora en las campañas publicitarias y en los debates electorales cada uno trata de demostrar que el otro es el más malo, el más perverso y, a los dos, la verdad, les sobran argumentos.

La conclusión es obvia: los dos bordean la ruindad, los dos acuden a todas las formas de lucha para llegar al poder, formas legales e ilegales, formas dignas e indignas, formas llenas de mentiras, montajes y fraudes; formas inimaginables por Pablo Escobar, por las mafias del narcotráfico, por las guerrillas de izquierda y por los paramilitares, en su lucha por alcanzar el mismo poder, que hoy se disputan, estos dos pobres personajes. Claro, no tan pobres como los colombianos, que tendremos que padecer un gobierno, de cuatro años, en las manos de alguno de ellos.

Y, los medios de comunicación, ahí, haciendo lo mismo, como idiotas útiles o sacando el mejor partido en mitad de la nada; bueno, de la nada, no; de la miseria de unos candidatos presidenciales indignos. Y en medio de la indignidad, los menos malos, los que podrían ser una esperanza para el futuro, como Clara López, hundiéndose en el fango, tras el fuego fatuo de la paz; porque, ¿cuál paz se podrá lograr pactando con unos guerrilleros viejos, olvidados o desconocidos, por una Colombia que difícilmente enfrenta su tragedia diaria para subsistir, educar a los menores,  salir adelante y liberarse de las bandas ilegales que controlan su existencia y su forma de estar en el mundo.

Mientras tanto, la clase política cada vez más lejana, cada vez más ausente,  cada vez más desprestigiada, cada vez menos creíble; y el ciudadano, ahí, sin esperanza.

Dijo, William Ospina,  en su columna de El Espectador, del 31 de mayo de 2014, (De dos males http://tinyurl.com/kkbd7oj) que votaría por Oscar Iván Zuluaga y los críticos se le vinieron encima; pienso que no solo él votará por el candidato del expresidente Uribe, votarán la mayoría de los colombianos porque como lo decía el escritor colombiano, Zuluaga, representa una nueva clase en el poder, diferente a la que ha construido desde el gobierno un país lleno de injusticias  y desigualdades; una clase permeada por la cultura traqueta (PABLO ESCOBAR, ÍCONO DE LA TRANSFORMACIÓN LATINOAMERICANA. http://wp.me/p2LJK4-U5).

Santos no tiene el carisma para ganar una elección, de hecho no ha ganado ninguna (la de hace cuatro años, la ganó Alvaro Uribe); es un hombre sin credibilidad, carente de pueblo, ausente; la presidencia la logró arrimándose al expresidente, engañando, mintiendo, como lo ha seguido haciendo con los falsos positivos de su administración (http://wp.me/p2LJK4-AH);  durante los cuatro años en el poder su, único, propósito fue borrar lo que había hecho su antecesor.  Ahora, su única posibilidad de acceder a la presidencia de la república es la “mermelada”, bien untada, y ese hecho sería desastroso para el país; otra vez, como en tiempos de Ernesto Samper, en 1994, se lograrían ganar unas elecciones con la compra de votos.

Desafortunado momento para Colombia: elegir entre dos males, el menor. Este dilema me recuerda a los valientes que, ante la posibilidad de escoger entre tratamientos invasivos para combatir una enfermedad letal, prefieren una muerte digna y esa posición liberadora, es la que deberíamos tomar todos los colombianos, el rechazo al horror de lo que representan los candidatos presidenciales, con el voto en blanco.

PABLO ESCOBAR, ÍCONO DE LA TRANSFORMACIÓN LATINOAMERICANA.

PABLO ESCOBAR,  ÍCONO DE LA TRANSFORMACIÓN LATINOAMERICANA.
Eligio Palacio Roldán.
La guerra entre Escobar y el Estado Colombiano, la continuará ganando, esta vez,  Pablo Escobar Gaviria, varios años después de su muerte.

Los viajes son oportunidades para aprender imágenes, paisajes, olores, sabores, colores, maneras de ser, de hablar, de ver; de encontrar similitudes y diferencias con lo ya conocido y de sentirse aceptado o rechazado por extraños…

En un reciente viaje a Argentina experimenté  tres situaciones sobre Colombia, con gentes de diferentes países latinoamericanos: una, el aprecio por los colombianos; dos, la mala imagen de Alvaro Uribe, como mandatario de ultraderecha  y el desconocimiento de Juan Manuel Santos (el presidente sigue siendo Uribe); y tres, la simpatía que despertamos los oriundos de Medellín, por obra y gracia de Pablo Escobar y el éxito de su historia en la televisión, de todo el continente.

Con solo mencionar a Medellín, como  ciudad de origen,  se presenta en el interlocutor una sonrisita cómplice y un deseo inhibido por preguntar; una vez, entrados en confianza, comienzan los interrogantes: ¿La novela si representa la realidad?, ¿Cómo era la Medellín de la época?, ¿Cómo manejaban el temor?, ¿Si es cierto que Escobar ayudaba a los pobres?, ¿Dónde está su tumba?, ¿Qué de él se conserva en al Medellín y en la Colombia de hoy?, ¿Cómo es la situación del narcotráfico en su país?.

Después, vienen las conclusiones:

–          El narcotráfico se extiende por toda Latinoamérica como posibilidad de enfrentar la pobreza, y como oportunidad de liberación del  imperialismo yanqui.

–          Los nuevos ricos, con sus ostentosas fortunas,  han transformado la cultura, la arquitectura y la forma de estar en américa latina; también la estética de los mismos seres humanos; la cirugía plástica florece como industria.

–          Los gobiernos son impotentes ante el fenómeno del narcotráfico, es poco lo que pueden hacer para enfrentar el problema; muchos han sido permeados por la mafia.

–          Las organizaciones criminales han creado ejércitos privados que dominan los territorios y establecen leyes propias, que las comunidades tienen que cumplir, a la fuerza.

–          Se impone el pago de impuestos obligatorios (Vacunas), a las organizaciones criminales, por parte del ciudadano del común.

–          Son cada vez más frecuentes, en las diferentes ciudades, los “ajustes de cuentas” de la mafia; nace y crece el sicariato como oficio.

–          El poder político y económico de las mafias se acrecienta, de la mano de la corrupción, de los diferentes estamentos del poder público.

–          Las viejas élites del poder político y económico están viendo cómo se derrumban sus reinos, con la aparición de nuevos ricos, de origen legal e ilegal; se vive una verdadera revolución donde llegan al poder gentes con un origen y una “hoja de vida” impensables hace algunos años.

–          La guerra en Colombia, en realidad, no fue contra el narcotráfico sino contra un poder emergente diferente al tradicional.

Analizando estas ideas comunes entre ciudadanos de Argentina, México, Ecuador, Perú, y Colombia, tengo que reafirmarme en mis conceptos sobre la situación de nuestro país: Alvaro Uribe significó y significa el acceso de la una nueva clase social al  poder; una clase que emerge con fuerza desde abajo, con riqueza obtenida de forma lícita o ilícita, pero como fruto de muchos sacrificios y riesgos y a pesar del dominio, excluyente, de una clase que nos gobernó por muchos años;  y, entonces, coincido con William Ospina,  en que Zuluaga es el hombre que representa esa clase y agrego que, como esa clase social es mayoritaria en Colombia, seguramente Oscar Iván será el nuevo presidente y que la izquierda colombiana debiera respaldarlo, por solidaridad de clase, siendo consecuente con su lucha contra el poder tradicional, excluyente. La guerra entre Escobar y el Estado, creo, la continuará ganando, esta vez,  Pablo Escobar Gaviria, varios años después de su muerte.

ANTES DEL FIN

Dada la admiración y la intriga que despierta Pablo Escobar, como ícono latinoamericano, es hora de que la ciudad Medellín desarrolle una estrategia de turismo, inspirada en el legendario personaje.

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