Y AHORA… VENEZUELA TAMBIEN HUERFANA

Y AHORA… VENEZUELA TAMBIEN HUERFANA
Eligio Palacio Roldán
Hoy los venezolanos buscan un nuevo padre que le permita caminar por “este valle de lágrimas” o por este “valle de gozo” según lo crea cada uno.

Decía en mi columna del seis de marzo, pasado, que no estaba de acuerdo con los sicoanalistas con su teoría de la caída de los “…semblantes del Nombre del Padre. Entendido como el ocaso de la norma, de la ley, de las instituciones, de la familia, entre ellas; para ser reemplazados simbólicamente por un nuevo amo, el mercado, el consumo”.

Decía además que Colombia se siente huérfana de Uribe y que no era “… casualidad que países hermanos como Colombia y Venezuela aten sus vidas a dos símbolos, por excelencia, del Padre: Chávez y Uribe; Ambos varones autoritarios, dominantes, intransigentes, tercos, llevados de su parecer, tropeleros, inteligentes, protectores, cálidos con sus “hijos”.”

En la columna continué hablando del caso colombiano y, hoy, a pesar de los ríos de tinta que han corrido (Gracias a Dios no de Sangre y Dios, también, es el Nombre del Padre por definición), hay que decir que por su seguidores y también por sus contradictores Chávez se convirtió en el hombre más importante de América Latina, en los últimos 50 años, en el Gran Patriarca Latinoamericano, y que quienes poblamos hoy esta tierra no recordamos alguien igual por fuera de los libros de historia: Allende; Perón; Fidel Castro, en sus primeros, años quizás. ¿Cuál más?

Pero bueno, Venezuela quedó huérfana: quedó huérfana esa gran masa, de seres humanos, que encuentra en su líder al Ser que le solucione sus problemas, sin hacer mucho esfuerzo; también a quien culpar por un destino incierto. Quedaron huérfanas esas clases menos favorecidas por la sociedad excluyente de antaño; quedaron huérfanos los nuevos ricos, que como todos los seres humanos dieron rienda suelta a su avaricia, teniendo la oportunidad; y quedaron huérfanos esos ricos tradicionales, casi todos desplazados a Colombia, que se sintieron huérfanos de poder, por que el Gran Padre Chávez no los dejó arrimar, a su seno, para alimentar su avaricia de tantos años.

Claro que no solo Venezuela quedó huérfana con el adiós de Chávez. En Colombia viven su orfandad: Piedad Córdoba, la hija predilecta, sectores del POLO en particular y de la izquierda en general; las FARC y las guerrillas de izquierda, por supuesto; y la ultraderecha y en especial Uribe: Se fue su gran contradictor.

Hoy los venezolanos buscan un nuevo padre que le permita caminar por “este valle de lágrimas” o por este “valle de gozo” según lo crea cada uno. Muy seguramente será Maduro; pero él no podrá llenar el vacío dejado por el Gran Padre y muy seguramente llegue tan solo a padrastro. Claro, también llegarán nuevos hijos que aprovecharán su cuarto de hora, algunos de los hijastros serán desplazados, quizás también a Colombia y la vida continuará por muchos años más para los venezolanos, los colombianos y el resto del mundo que seguirán buscando un padre; así sea una mujer como en el caso argentino.

ANTES DEL FIN: Podríamos decir que la nostalgia del Nombre del Padre es universal y no solo Latinoamericana: Colombia, Uribe; Venezuela, Chávez; Ecuador Correa; Bolivia, Evo; Argentina, Fernández de Kirchner; Lula en Brasil; entre otros. Por la nostalgia del Nombre del Padre, permanecen en la tierra las monarquías y por lo tanto los Reyes. En Europa: España, Reino Unido y sus colonias en Amérca, Dinamarca, Suecia, Los Países-Bajos y sus colonias en América, Luxemburgo, Noruega, Bélgica, Mónaco, Liechtenstein. En Africa: Leshot, Marruecos, Suazilandia. En Asia: Brunei, Bután, Camboya, Japón, Malasia y Tailandia. En Oceanía: Australia, Islas Solomon, Nueva Zelanda, Papúa-Nueva Guinea, Samoa Occidental, Tonga. En Oriente Medio: Arabia Saudí, Bahrein, Emiratos Arabes Unidos, Jordania; Kuwait; Omán y Qatar.

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